Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
espera a que Joe Biden eligiera su compañera para las elecciones presidenciales
ha dado fin. Comienza hora la batalla del descrédito contra Kamala Harris que
Donald Trump ha inaugurado insultando a la candidata demócrata a la
presidencia, algo que se esperaba y ha sido inmediato.
Los
insultos contra Harris van a canalizarse hacia tres factores: es demócrata, es
mujer y es hija de padre jamaicano y madre de India, es decir, de inmigrantes. Cada
uno de esos términos suena diferente en boca de Trump: los demócratas son
"radicales izquierdistas"; los ataques sexistas han sido una
constante desde el primer día, no solo a Hillary Clinton; y, finalmente, la
inmigración ha sido un objetivo con su obsesión con muros y prohibiciones a los
que llegaban de fuera. Trump ha representado la América conservadora y
populista, misógina y antifeminista, e impolutamente blanca. Ese es su presente
y esa será la imagen legada.
Teniendo
en cuenta lo que se juega en esta campaña, al igual que los que le siguen
respaldando, es de temerse que sea de una dureza implacable por parte de Trump,
que ya ha practicado su juego sucio a través del "caso ucraniano",
intentando sin éxito involucrar al gobierno de ese país en una investigación de
los negocios de su hijo para tratar de desacreditarle. El caso sirvió para
comprobar dos cosas, el juego sucio de Trump y el suicidio republicano al
amparar a Trump en el impeachment consiguiente. El presentismo de la política
no puede eliminar el peso futuro de los libros de Historia, en donde quedará
recogido cómo Donald Trump, amparado por el partido republicano, pisoteó los
principios de la política democrática ensuciándolos hasta el hedor.
¿Se puede
llegar más lejos en la suciedad? Por supuesto, Trump no tiene fondo y pondrá
los restos en esta campaña del todo o nada, por lo que se puede esperar
cualquier cosa en estos tiempos restantes hasta las elecciones en el otoño, un
periodo convulso interna y externamente en los Estados Unidos y también en el
resto del mundo.
Un
factor esencial será la unidad del partido demócrata, que debe cerrar filas con
sus candidatos bajo amenaza de dejarle la reelección expedita a Trump, un mal
que nadie en el mundo desea salvo los cuatro amigos, conocidos o escondidos, que
ha hecho en su mandato.
El
fracaso rotundo, absoluto de la gestión de la pandemia es solo una parte. Para
el que ha querido verlo, el mandato de Trump es el de mayor violencia
institucional desde la Casa Blanca contra los propios norteamericanos, dividiéndolos
hasta el extremo del odio, algo que ha buscado deliberadamente para polarizar
al país y asegurarse a los que quieren una América exclusivista y agresiva hacia
el exterior, volcada sobre sí misma, convertida en arbitrario gendarme del
planeta, desde la que se respalda a las dictaduras árabes o a los regímenes
llevados por personalidades autoritarias como un Jair Bolsonaro. Ha sido el
periodo de los abrazos a los dictadores, de Corea del Norte a Egipto, de la
simpatía encubierta por Vladimir Putin, dejando a Europa en medio, queriéndola
desunida y como clientela.
La
llegada de Kamala Harris ha enrabietado a Trump, que ha comenzado por el
desprecio machista de siempre y que irá ascendiendo. La CNN nos cuenta lo
sucedido tras el anuncio por parte de Joe Biden de la compañera en su carrera
presidencial:
Biden seemed to enjoy drawing attention to
Trump's sexist remarks about Harris, such as when the President repeatedly
called her "nasty" shortly after Biden announced her as his running
mate, stating that the President was "whining."
"Is anyone surprised Donald Trump has a
problem with a strong woman? And we know that more is to come," Biden
said. He called on "working people" to defend his new partner.
"Kamala Harris has had your back -- and
now, we have to have her back," he said. "She's going to stand with
me in this campaign, and all of us are going to stand up for her."
During an interview with Eric Bolling from
"America This Week," a Sinclair program, Trump said Harris was not
"liked" -- a gendered criticism that was often used to describe 2016
Democratic presidential nominee Hillary Clinton.
"She's not a person who's liked. I think
people will fall out of love with her very quickly. Very quickly," Trump
told Bolling. "She campaigned, and she campaigned very hard. Whenever
people heard her open her mouth, she went down."*
No se podía esperar menos de Trump en sus vaticinios e
insultos. Es su línea y no va a cambiar. Los que tenían la esperanza de que
Trump se moderaría al llegar a la Casa Blanca se dieron cuenta pronto que esto
no iba a ser posible. Esto es importante porque, a diferencia de lo que ocurrió
la primera vez, en la que se vencieron muchas resistencias pensando que
cambiaría la actitud y las formas si ganaba, la experiencia clara de estos
cuatro años en la presidencia han mostrado que esto es imposible y, peor aún,
que la violencia se ha incrementado en todos los planos. Trump no ha tenido
reparos en atacar o insultar a los que se le pasaban por la cabeza, ya fueran
opositores, ex colaboradores, instituciones o países enteros a los que no ha
tenido reparo alguno en llamar "pozos de mierda" o
"delincuentes".
Todo aquel que se le oponía, aunque fuera de las filas
republicanas, el que destacara frente a su protagonismo, era inmediatamente
fulminado. Podemos mencionar el caso del fallecido senador republicano John McCain,
insultado hasta saciedad. McCain dejó dicho que no quería que Trump se acercara
por su funeral. Lo mismo ha hecho con otros.
La pareja Biden-Harris está expuesta a todo. El problema no
será solo el de los insultos de Trump. Es de prever que, como ya ocurriera
contra Hillary Clinton, empiecen a detectarse movimientos extraños en redes
sociales y redacciones de medios, intentos de difamación en este periodo preelectoral.
En cuanto suba la presión sobre Trump —y la cuestión de la apertura de las
escuelas será decisiva—, este se lanzará al ataque tuiteando, retuiteando y lo
que haga falta. Lo mismo harán las fuerzas que hay tras él, las que le han
mantenido en la Casa Blanca, grupos perfectamente organizados y que saben que
se juegan mucho.
El caso Trump va más allá de las ideologías. Afecta a las formas, que
son esenciales en una democracia. La mayoría de los países democráticos están
sufriendo un enorme desgaste político e institucional desde que los grupos
populistas de cualquier signo convirtieron la arena política en la de un
coliseo romano donde vale todo con tal de conseguir el poder. Todo es lícito y
Trump es la demostración más clara de cómo se puede pervertir un sistema.
Hoy hay en el mundo muchos ejemplos de este avance del
autoritarismo populista, de esta forma destructiva de hacer política. España no
es ajena a este movimiento y la democracia se resiente en el descrédito de los
que remueven todo con tal de avanzar un poco. La democracia es civilización
pero algunos prefieren convertirla en la selva de la agresividad.
Estados Unidos tardará muchos años en recuperarse
internamente, al igual que ocurre con su imagen exterior, pisoteada por las
acciones del propio Trump, que lo ha convertido en un país impredecible,
arbitrario, interesado en sus propios asuntos que impone a los demás por una
vía o por otra.
Veremos cómo es la respuesta del equipo Biden-Harris y si
son capaces de sortear las trampas que sembrarán en su camino. Estados Unidos
necesita ver una luz en el horizonte después de esta oscuridad chillona que
Trump representa. La necesita el mundo entero, con focos de conflictos, con
retroceso de los acuerdos internacionales tan necesarios en estos tiempos
críticos en los que la cooperación y no la competencia es lo que hace falta.
Hay que dedicar todas las energías a reconstruir el mundo y
no a acabar de hundirlo. En el deseable caso de que ganen Joe Biden y Kamala Harris, ahora
candidatos del mundo sensato, tendrán una enorme tarea por delante. La elecciones norteamericanas se han convertido en un asunto planetario porque nos afectan a todos como nunca lo han hecho. Ni ellos ni nosotros podemos permitirnos más dosis de Trump.
* Maeve Reston "Kamala Harris just showed why Biden chose her as his running mate" CNN 13/08/2020 https://edition.cnn.com/2020/08/13/politics/kamala-harris-joe-biden-running-mate-choice/index.html
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