Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
¿Recuerdan
el caso egipcio de la violación en grupo en el Hotel Fairmont, de El Cairo? El
caso, producido en 2014 e ignorado hasta que grupos en la redes de defensores
de las mujeres y algunos medios independientes que lo publicitaron, involucraba
a una serie de jóvenes de la buena sociedad. Basta con ver el hotel para darse
cuenta de qué nivel de "alta sociedad" estamos hablando; basta con
ver las lujosas habitaciones para darse cuenta del poder detrás de cada uno de
los participantes. Dijimos en su momento que el caso era una prueba para la
justicia egipcia, para su grado de compromiso en estos ataques, ignorado las
más de las veces por la vergüenza y los ataques a las víctimas. Los poderosos
tras este caso lo son mucho y las amenazas de muerte a los denunciantes fue una
de las causas para que algunos medios tomaran el relevo de las denuncias
dándole más trascendencia y, sobre todo, obligando a actuar a un estado que no
mide a todo el mundo por el mismo rasero, donde los que están a cubierto del
régimen saben que pueden llamar a los sitios adecuados para vivir sin
problemas. Solo así se explica el caso escandaloso del joven con cientos de
denuncias por acoso y violación que logró salir sin problemas hasta que fue
imposible parar el clamor popular contra él.
Estos
dos casos han tenido a Egipto (una parte) agitado por lo que supone un
escándalo sobre el funcionamiento del estado y de las corrupción que permite
que estos casos se libren si tienen los apoyos adecuados, lo que da
impunidad las acciones, que son tapadas
presionando muchas veces a las víctimas para que retiren las denuncias o
sometiéndolas a tal trato que prefieren no tener que pasar por el calvario que
supone tener que demostrar ellas su "inocencia".
Los
medios egipcios han dado cuenta de la huida del país de la mayoría de los
acusados, que no han tenido problema alguno en pasar por las fronteras hacia
destinos que no se han comunicado. Pero lo más sorprendente (creo que esto no
ha sorprendido a nadie) es la actitud de la Fiscalía.
En la
publicación independiente Mada Masr podemos leer:
The Public Prosecution announced on Wednesday
that seven of nine men accused in what is known as the “Fairmont case” have
fled the country, according to a statement published on its official Facebook
page. Allegations of a violent gang rape at the Fairmont Nile City Hotel in
2014 first appeared on social media late last month and an official complaint
was filed with the National Council for Women on August 3.
Authorities are still in pursuit of two of the
accused who remain in the country, one of whom is also accused in a similar
case for which prosecutors have received video evidence, the statement said.
The defendants fled, one after the other, at
the end of July, a few days before the plaintiff brought her complaint to the
National Council for Women and before the prosecution started investigating the
case on August 4, the statement said. The prosecutor’s office said it had
placed all of the accused on travel ban and airport watch lists.
The prosecution said that publishing the photos
and names of the accused on social media served to warn them and prompted them
to flee before the official investigation began. The statement urged
individuals to “report complaints and
present evidence to the Public Prosecution and other security agencies and
competent state institutions” and to “avoid circulating it on websites … in a
way that negatively affects the integrity of the investigations.”
Nevertheless, the prosecution indicated that it
is looking into taking steps to investigate incidents that are circulated on
social media and to take “legal measures without infringing on freedoms in the
absence of evidence and after enough information is available to begin such
procedures.”
Allegations of a gang rape at the Fairmont
hotel in 2014 first appeared publicly late last month on Assault Police, a
social media account that ignited a firestorm in early July when it first
reported on dozens of accusations of sexual assault, harassment and blackmail
by Ahmed Bassam Zaki, a 21-year-old university student. Zaki is currently
imprisoned in remand detention on multiple charges of harassment and sexual
assault.*
Es sorprendente la actitud de una Fiscalía que ha tardado
seis años en tomar medidas y estas solo después de que existiera una campaña
social de denuncia de un caso que aportaban todas las pruebas, los datos del
hecho, los autores de la violación, el propio hotel decidiera aportar
información sobre el hecho después de años, etc. ¡Qué curioso el respeto por
las libertades y derechos de los acusados, algunos reincidentes! Del otro lado
los escarnios y las amenazas de muerte contra los que denunciaban los hechos.
Si la Fiscalía hubiera hecho su trabajo en su momento no se habría tenido que
llegar a esa situación, no se habrían escapado y el régimen se hubiera evitado
el sonrojo de estos casos que tienen indignado al país.
La fecha de 2014 es la de la llegada a la presidencia de al-Sisi. La recuperación del poder por el antiguo régimen tuvo por parte de
al-Sisi el gesto de ir a visitar a una mujer agredida y convaleciente en un
hospital. Bonito gesto... para la galería. Las mujeres vieron cómo aumentaban
los ataques desde varios frentes. Unos porque no querían ver perturbado su
control de la familia y otros porque no querían verlas en las calles protestando.
La mujer que se aparta del modelo patriarcal sufre todo tipo
de presiones familiares (desde la presión constante para que se case) hasta los
ataques callejeros, el acoso sexual del que Egipto es uno de los tristes
líderes mundiales. Todo ello queda amparado por un régimen que penaliza a las
víctimas, que ignora sus demandas y que la obliga a retirar sus acusaciones.
Esto no es nuevo. Las primeras denuncias que llegan a los tribunales son de
finales del régimen de Hosni Mubarak.
Hay varias películas importantes —como Mujeres de El Cairo (2009) o El
Cairo 678 (2010)— que dieron cuenta del acoso, de la presión y del proceso
vergonzoso de las mujeres que acudían a denunciar a sus atacantes o violadores.
Los testimonios de todo orden y los estudios dan cuenta de esta situación.
Ellas eran las responsables de excitar o provocar a los hombres al presentarse
solas en la calle o en el trabajo. El sistema se inhibía si además los que
habían participado tenían lazos de algún tipo con el régimen en cualquiera de
sus niveles, políticos o económicos. En el caso del Hotel Fairmont, estos lazos
han sido denunciados desde el principio.
Lo dicho por el fiscal es realmente penoso. Echa la culpa de
la huida de los violadores a la publicación de los datos en Internet ¡después
de seis años! Creo que solo una autoridad egipcia es capaz de llegar a este
grado de descaro. Es más amenaza a los que publiquen denuncias en las redes porque
son personas con "derechos". Este peculiar sistema de defensa de la
"presunción de inocencia" choca con la "culpabilidad" de
las denunciantes o la cuestión de las amenazas de muerte a los que han
recurrido a hacer públicos los delitos ante la indiferencia, cuando no ocultación
oficial.
Este tipo de actitudes, de una hipocresía infinita, son
frecuentes en la administración, especialmente en los casos de denuncias de violencia
sobre las mujeres. Los denunciados se han escapado un par de días antes de que
se iniciaran los trámites o, ¿fue quizá al contrario, se iniciaron los trámites
cuando ya se habían escapado?
Las mujeres siguen siendo las mayores víctimas de unos y
otros. De unos porque las quieren sin salir de su hogares, sumisas; de otros
porque no las quieren en las calles protestando. En ambos lados, el régimen y
los islamistas, las quieren calladas dado su perfil patriarcal, que es su idea
de la familia.
No es sorprendente que, con este panorama, el diario estatal
Ahram Online dé cuenta del cambio en la cabeza de la institución encargada de
la lucha contra la corrupción. Allí
leemos:
According to Egyptian presidency spokesman
Bassam Rady, El-Sisi appointed Ahmed as the new ACA chief starting 30 August by
presidential decree. Ahmed is replacing Sherif Seif El-Din Hussein, who was
appointed as the head of the authority in August 2018.
The ACA, the state body responsible for
enforcing laws and regulations within state institutions, has been waging a
national campaign against corruption in recent years.
Last week, the ACA said it arrested two officials
from Matrouh’s Dabaa municipality on bribery charges, the latest in a number of
arrests of state officials on similar charges.
The regulator said on Tuesday that it had
“caught red-handed” the head of the engineering department at the municipality
and a legal researcher in the same city receiving EGP 500,000 ($31,450) in
bribes from a representative of real estate company El-Nasr Housing and
Development in exchange for services related to a resort managed by the company
on the North Coast.
The arrest came days after the head of the Old
Cairo district was arrested for allegedly accepting an EGP 400,000 ($21,160)
bribe from a garbage collection contractor in return for not terminating a
contract with several contractors and allowing them to receive late financial
dues.**
La huida de los acusados de la violación (y a algunos de
otros casos) es un escándalo anunciado y los "consejos" del Fiscal
son vergonzosos en un sistema en el que las "conexiones" son
esenciales para poder tener impunidad. La lucha contra la corrupción es una
lucha contra el propio sistema que la genera, algo difícil de sostener. Muchas
veces, los casos que se denuncian son dentro de las propias luchas internas por
hacerse con el soborno antes que un movimiento de honestidad.
Desde el caso Fairmont, en 2014, la sensación de impunidad
ha ido creciendo pues cuando no te pasa nada, no tardas mucho en repetir. El
caso del violador múltiple es otro escándalo de no atención a las mujeres que
sufrieron sus ataques. Es el clamor popular, la protesta contra el derecho de
los privilegiados a hacer lo que quieran, lo que ha hecho saltar las alarmas.
El relevo en la cabeza de la lucha anti corrupción es una
señal clara de que no funciona. La huida con un par de días de diferencia, uno
tras otro, de los acusados de la violación es escandalosa. Da igual que se
hayan cursado órdenes a la Interpol. Lo importante es que salieron de Egipto
con total tranquilidad y que a las víctimas se les sigue diciendo que se callen,
echando la responsabilidad sobre los que denuncian.
Los parches cuando ya todo estaba dicho sirven de muy poco.
Los que se han atrevido a denunciar han recibido amenazas de muerte que, dadas
las circunstancias, se tomaron en serio. Solo algunos medios dieron la cara
para que este círculo de silencio se rompiera. Como ya ocurriera en otras
ocasiones, es la parte consciente de la sociedad, esos jóvenes a los que se
teme, los que tienen que crear foros de autoprotección y denuncia para evitar que la
impunidad siga agravando la situación.
Hace poco menos de una hora, saltaba la noticia de que las fuerzas de seguridad libanesas han detenido a tres de los huidos en su territorio. No era tan difícil. ¡Quién sabe, a lo mejor es un nuevo problema para la fiscalía! Dijimos que este caso sería una prueba para la justicia y así va a seguir. Veremos qué pasa.
* "Public Prosecution: 7 of 9 defendants in Fairmont rape case fled the country before complaint filed" Mada Masr 26/08/2020 https://www.madamasr.com/en/2020/08/26/news/u/public-prosecution-7-of-9-defendants-in-fairmont-rape-case-fled-the-country-before-complaint-filed/
** "Egypt's Sisi appoints new head of anti-corruption authority" Ahram Online 29/08/2020 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/378880/Egypt/Politics-/Egypts-Sisi-appoints-new-head-of-anticorruption-au.aspx
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