Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Si la
Historia, nos han dicho siempre, la escriben los vencedores, no se sabe muy
bien quién escribe las de la Economía. Quizá no haya vencedores ni vencidos en
estas historias. No lo sé. En cualquier caso, parece que los héroes son
cambiantes
En uno
de los blogs del diario 5 Días, me
encuentro el llamativo título "¿Por qué es tan difícil asociar a
emprendedores e inversores?". La pregunta es relevante, aunque me imagino
que no será fácil de contestar. El artículo, como si se tratara de coger
carrerilla para lo que llegará después, arranca así:
El cortoplacismo del inversor queda opuesto
al espíritu soñador del emprendedor. Esto último lo pudimos comprobar la semana
pasada, en un desayuno organizado por Creaventure y MasterCard
España, donde se pudo realizar un following
de los proyectos presentados en la pasada edición del concurso Elevator Pitch
del Salón MiEmpresa.
Finalizado este encuentro, surgen
conclusiones que ayudan a entender por qué es complicado que emprendedores e
inversores completen el puzle perfectamente. Por un lado, encontramos una
mentalidad soñadora, con ilusión de sacar adelante su proyecto y, por otro,
unas ganas inmensas, no sólo de invertir sino de encontrar proyectos que
realmente merezcan la pena. Ambos grupos pusieron en común los errores que,
bajo su punto de vista, cometen los otros a la hora de cerrar un acuerdo entre
inversores y emprendedores.*
Uno encuentra loable que se celebren encuentros con motivos
tan sanos en este mundo rastrero en donde solo entra en discordia ese ser que
ni sueña ni desea encontrar proyectos que merezcan la pena, que se guía
solo por su "espíritu animal", más animal que el de los demás. Me
estoy refiriendo, lo habrán adivinado ya, al "trabajador", causante
de que el beneficio del inversor se retrase más allá del deseable corto plazo y
molesto zumbido en los sueños del emprendedor, que le acaba finalmente despertando,
como los bebés más molestos, a base de gritos de hambre.
Es cierto que el blog se llama "Mi empresa" y que
dentro de ese concepto es sobre todo importante el "Mi", algo que le
debe quedar bien claro a todos, a trabajadores e inversores. Como el
"mi" afloje, se te llena la "empresa" de vagos que además
quieren cobrar, que diría doña Mónica de Oriol antes de disculparse por el
tonillo más que por la teórica dada, con etiquetas insultantes incluidas. Dicen
que la presidenta emprendedora se disculpó por el tonillo, aunque algunos
titulares resaltaban que quien lo hizo fue el Círculo de Empresarios. Piempre
queda bonito que un círculo pida
disculpas porque, por ejemplo, los triángulos nunca lo hacen.
Después de desmenuzarnos los mutuos reproches que los
sectores que verdaderamente cuentan en el mundo económico, los que tienen ideas
y los que tienen dinero, se llega a algunas conclusiones sobre lo avanzado tras
los resultados del concurso Elevator Pitch.
Algunos habrán pensado que lo de Elevator
Pitch es el patrocinador del encuentro. ¡Pues, mira por dónde, no! Nos lo
aclaran en otro lugar, esta vez un espacio para mujeres emprendedoras:
¿Elevator qué? Dirán algunos. Por definición, el
'elevator pitch' es la presentación de tu negocio o empresa a un potencial
inversor en breves minutos. La idea surge a partir de un escenario
hipotético: cómo vender tu proyecto a un posible inversor si te lo encuentras
en un ascensor. Debes ser directo, concreto, trasmitir pasión y lograr hacerlo
en menos de 3 minutos. Esto te servirá para definir en forma clara y
concisa tu negocio o emprendimiento. **
Hay un truco, claro, que es el ascensor estropeado del que no dejas salir al inversor hasta que te
da el "sí", pero se suelen echar para atrás en cuanto que se pone en
marcha de nuevo. No sé cuántos negocios salen de este tipo de procedimientos
mediante los cuales los teóricos del marketing recreativo pretenden arreglar la
economía del país. Realmente no sé si hay datos al respecto.
En estos tiempos en los que reclamamos seis minutos para la
asistencia sanitaria, once minutos —eso nos decían hoy— para atender a los
ciudadanos por parte de las delegaciones de Hacienda, etc., tres minutos para
sacar adelante el país no parece ni mucho ni poco sino todo lo contrario. En
esta web emprendedora dan sabios consejos sobre cómo prepararse para triunfar
en esos tres minutos que conmoverán al
mundo. Sin embargo, en un universo tan competitivo, como en el atletismo o
la Formula 1, la tendencia es a pulverizar los tiempos, a —cronómetro en mano—
entrar en el mundo de los récords y encuentro manuales de estas cosas que
rebajan el tiempo de convencimiento a segundos. Aquí ya no hay metáfora del
ascensor que resista y hay que recurrir a la NASA y a la velocidad de escape de
la desgracia terrenal. ¡Ya nos parece ver al emprendedor alejarse del planeta a
lomos de su idea financiada!
He visto esta técnica del "ascensor" en alguna
película romántica en la que algún personaje sosainas trata de congeniar con
alguien en plan maratón. Hay versión presencial, en local al efecto, o versión
virtual por teleconferencia. Tienes apenas unos minutos —no sé si tres— para
convencer a la inversora de turno de que
eres un emprendedor galante competente, que merece la pena invertir en ti,
aunque sea de forma cortoplacista. Mucho enredo, pero al final lo de siempre.
En este juego del ascensor virtual para emprendedores e inversores,
el galanteo lo tiene que hacer el
emprendedor, ya que es mediante este cortejo de pavo real como intenta llevarse
al huerto al capital necesario para que pueda cumplir su papel de soñador que
la Naturaleza le ha asignado. Los trabajadores, por supuesto, no pintan nada en
este juego —tres son multitud— y lo mejor es que vayan por el ascensor de
servicio, el montacargas o por la escalera si no hay otra cosa. Esto es cosa de
dos.
Veamos qué conclusiones sacaban nuestros blogueros de 5 Días sobre lo que ocurría tras los
encuentros en los ascensores:
Entre las conclusiones expresadas por
emprendedores españoles, encontramos una visión cortoplacista sobre
los inversores, dado que según expresan buscan una rentabilidad casi
inmediata o incluso un exit del proyecto, sin
proponerse mantener una financiación a la vez que las compañías crecen en
volumen.
Asimismo, echan en falta una
generación de “inversores emprendedores” que rescaten su antigua
esencia y apuesten por la creación de créditos flexibles y financiación de
proyectos, donde prime el crecimiento global frente al beneficio inmediato que
comentábamos anteriormente. No menos importante consideran la falta de
rondas de inversión más “valientes”, que permitan lanzar sus compañías de
forma segura, sin tener que seguir buscando permanentemente financiación.
Los emprendedores destacan como negativo la
posición defensiva de algunos inversores frente al camino elegido por los
fundadores y en base al contrato firmado tras su aporte de capital, puesto que
legalmente puede desvirtuar el proyecto o incluso adueñarse de él. De la
misma forma, expresaron que algunos inversores se preocupan más por disolver la
unión con el proyecto para recuperar su inversión que por la aportación de
valor a la compañía cuando ésta atraviesa momentos difíciles.*
Tras el
divertido juego del Elevator Pitch,
la dura realidad. A los inversores solo les importa de los bonitos sueños de
los emprendedores que les den rápidamente el mayor dinero posible. Si el
emprendedor sueña, el capitalista es
un insomne crónico, no cierra el ojo
ni abre la mano. Ni la depravada jerga de los cursis del marketing — ¿un exit
del proyecto? ¿un following?— logra
esconder la naturaleza despiadada del prestamista. Se va porque encuentra otro más
beneficioso y punto; porque es infiel por naturaleza y a mucha honra, deberían
de decir los manuales. Ni siquiera te dice que se va a comprar tabaco.
El
divertido juego —¡hay gente para todo!— de los ascensores no garantiza la
recuperación, ni el crecimiento, ni la estabilidad, ni nada de nada; solo es un
ritual, tirando a tonto, mediante el cual no solo la economía tiene que ser divertida sino también el acto de
rechazar proyectos.
Cuando
las cosas se ponen difíciles, los que hacen su agosto son los vendedores de
consejos. Este viejo negocio nunca falla, porque la materia prima es muy barata
y la demanda elevada por la angustia. Todos están ávidos de consejos sobre cómo
venderse a sí mismos, con la buena idea dentro, que viene a ser el consejo
final para ganar ese precioso tiempo. ¡Que le
pongas pasión!, te dicen; ¡que no
seas un brasas!, te advierten. Y finalmente:
Si la oportunidad no llega; ¡generala tú! Si tienes claro a quién y
dónde quieres hacer un 'elevator pitch', propicia esa ocasión. Sé consciente de
que en los foros de inversión y en los encuentros puedes encontrar inversores,
pero estarán muy solicitados y te será difícil captar su atención. Crea
momentos que resulten menos obvios.**
¡Como
si fuera tan fácil! Pero al final se trata de decirte que no mereces la
atención del inversor si no eras capaz de hacer tu propio Elevator Pitch. Tienen respuestas para todo.
La
pregunta que se hacían en 5 Días —"¿Por
qué es tan difícil asociar a emprendedores e inversores?"— solo tiene un
respuesta: van a pisos diferentes. Pedirle al inversor que ame la idea es
contraproducente, pues otros le enseñan que ese amor ciega. Por eso prefieren
escoger a los menos manirrotos de los soñadores. Ellos no están para
romanticismos.
* "¿Por qué es tan difícil asociar a emprendedores e
inversores?" 5 días Blog Mi empresa 12/05/2014
http://blogs.cincodias.com/miempresa/2014/05/asociar-emprendedores-e-inversores.html
** "Consejos
Para Hacer Un Elevator Pitch" Blog Mujeres Emprendedoras 26/6/2013
http://mujeresemprendedorasamerica.com/portal/herramientas-para-tu-negocio/507-consejos-para-hacer-un-elevator-pitch#.U3FH8Pl_sdg
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