Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Que una
persona realice una travesía política personal dedesde FRAP (Frente Revolucionario
Antifascista y Patriota) al PP pasando por el PSOE, y que lo único que se le
mantenga constante son sus tendencias al mangoneo, no deja de resultar sorprendente
para cualquier estudioso de la naturaleza humana. Evolución exterior,
constancia interna.
Leo el
artículo con la trayectoria política del señor Blasco, ahora milagrosamente condenado,
y me quedo verdaderamente anonadado. Lo de milagrosamente
no es una ironía, porque el señor Blasco tiene la suerte de que no le pillen
como otros tienen la suerte de que les toque varias veces seguidas la Lotería,
desafiando las leyes de la probabilidad. Seguro que si se pusiera a ello,
también desafiaría las de la gravedad, la genética, tal como ha desafiado las
relativista de la Economía. No desespero de que poco después de su ingreso en
prisión nos llegue la noticia de que, como un globo, se lo llevó el viento
flotando sobre la cárcel en la que podrá descansar al fin o, si lo prefieren,
seremos los demás los que descansemos de él. Dicen que le llamaban "el
conejo"; no sé si por el "de la suerte", por lo
tenía en la chistera o porque era dentón.
Nos cuenta
el diario El País, a modo de resumen
de lo que más que una "carrera" política es un "Gran Slam" lleno de trofeos, conseguidos a fuerza de coraje, persistencia, desfachatez y un aprovechamiento
por parte de los demás de su cualidad innata para la supervivencia:
Blasco dirigió casi todas las consejerías de
la Generalitat. Fue un estrecho colaborador de tres presidentes valencianos, y
se especializó en asesorarles en materias delicadas. Alcanzó su cima de poder
cuando el expresidente Camps se vio amenazado por su implicación en el caso
Gürtel. El expresidente lo nombró entonces portavoz parlamentario y titular de
las carteras de Solidaridad y de Justicia.
La carrera política de Blasco ya pareció
acabada hace 25 años, cuando los socialistas lo expulsaron del Gobierno
valenciano y del partido entre sospechas de que había aceptado sobornos a
cambio de facilitar negocios urbanísticos.
El veterano político (acaba de cumplir 69
años) fue, sin embargo, absuelto tras la anulación de los pinchazos telefónicos
que sostenían la acusación. Después de un periodo de ostracismo, Blasco fue
reclutado por Eduardo Zaplana, elegido presidente valenciano en 1995, para la
causa popular. Zaplana explotó la habilidad política de Blasco, así como el
profundo conocimiento que tenía de la estructura autonómica y de su gran rival,
el PSPV-PSOE.
El presidente de la Generalitat, Alberto
Fabra, lo destituyó como portavoz en las Cortes Valencianas en 2012, después de
que fuera imputado en este caso. Fabra no forzó, sin embargo, su salida del
Grupo Popular en el Parlamento autonómico hasta que la juez lo sentó en el
banquillo de los acusados, hace un año, y el propio Gobierno valenciano, personado
en el procedimiento, solicitó para él 11 años de prisión.*
Me
gustaría saber, ya puestos, a qué llama el redactor "materias
delicadas", aunque algunas se han sabido, porque no estamos ya para tanto eufemismo. Estos señores, que han pasado
por tantos sitios y han tomado tantos carajillos después de comer, atesoran
información, que es lo que les hace tan valiosos, porque no es posible que
pasen de esta manera por los distintos puestos como el gorila ese del test de
atención, que te pasa por delante y no se da cuenta nadie.
Creo
que el señor Blasco reúne todos los requisitos para que se comprenda lo qué no
debe ser un político en este país (ni en ninguno) y que sin embargo ha podido ser gracias a que los que no
ingresan en prisión siguen cortando cintas (ahora menos) y haciendo discursos
entre aplausos o silbidos, según toque. Treinta años, dos partidos, cuatro presidentes.. es demasiado. Para la historia queda un sonrojante álbum
fotográfico de paseos, sonrisas y achuchones con todos los políticos y
prebostes de la región infinita y más allá.
Rafael Blasco
es el cántaro que va a la fuente; el lobo ignorado que gritan los pastores, no que viene sino que se va; el mal samaritano que se queda con lo destinado a los
que necesitan más ayuda. En fin, el compendio vivo de lo que no debería haber
en política.
No sé que
hacía con los del FRAP, pero seguro que se ocupaba de comprar algo, desde detonadores a chalecos salvavidas por si tenían que lanzarse a un río después
de un atentado. Lo que hizo con los socialistas se quedó en el aire por una
escucha indebida que algún juez anuló como prueba, nos dicen. Pero un cosa es
que se anulen unas conversaciones y otras que tengas la obligación de volverte
sordo. Lo de los sobornos mal escuchados debió quedar como musiquilla de fondo, pero, como la gente es como es, seguro
que alguien vio en estas cosas cierto atractivo.
Los
gobiernos cambiaban de signo, pero él no cambiaba de costumbres y no sé si de despacho.
Quizá se quedaba sentado esperando a que llegaran los otros y ya se quedaba. No
sé, me resulta inexplicable que este señor, con este historial, haya sido capaz
de manejar los fondos de una consejería llamada "solidaridad" y que
de más de un millón de euros solo lleguen a Nicaragua unos pocos miles. Pero,
nada, ahí está.
Luego
se quejan algunos de que la gente esté enfada con el bipartidismo. Blasco ha sido el político bipartidista por excelencia; se llevó a dos manos con dos gobiernos
y cuatro presidentes. "El bipartidismo c'est moi". Tener durante 30
años a un señor así al lado y que nadie se dé cuenta, no dice nada bueno de
nuestros bipartidistas ni de su vista,
oído u olfato. Ojo clínico, cero. Algunos le han llamado un "animal
político"; sí, pero parásito y carroñero.
El problema no es que haya dos partidos; es que acepten a gente como esta.
* "Ocho años de cárcel a un exconsejero de Camps por fraude en ayudas al desarrollo" El País 27/05/2014 http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/05/27/valencia/1401210511_911218.html
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