Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Es
probable que nadie en la historia reciente del mundo haya logrado tantos
titulares como Donald Trump. En las páginas digitales de los principales
periódicos se amontona su nombre y su imagen como si se trataran de números monográficos. Ninguna estrella del rock, ninguna estrella del cine, ningún
político ha logrado jamás esta avalancha de noticias, reflexiones, análisis, etc. Solo él lo ha logrado. No significa éxito, sino preocupación.
La gran
pregunta ahora, la que muchos se hacen, es cómo librarse de Donald Trump.
La gran
prueba de la democracia no son los desafíos de las dictaduras, sino los
demagogos que aspiran al poder pervirtiendo el camino que pisan y haciendo que
en el futuro se desconfíe de él. En el fondo, hay que dar gracias porque sea un
bocazas, no sepa tener las manos quietas y tenga varios trastornos visibles.
Hay que dar gracias.
Pensar
que un individuo como este tiene en vilo a los Estados Unidos y a medio mundo
en ascuas por si algún golpe de suerte, alguna desgracia ajena —¡cómo se vivió
el desmayo de Hillary Clinton!— le llevan a la Casa Blanca, alguna indiscreción
fatal, algún "hackeo ruso", cualquier cosa... le hacen caer de pie.
The Washington Post, como los demás medios, analizan las
posibilidades de Trump señalando que son muy bajas. Todos recogen las presiones
desde el partido republicano para que haga una retirada y deje a su
vicepresidente luchar y mantener el honor perdido del partido. Señala Aaron Blake
en el periódico:
[...] Trump isn't going without a fight. Other
candidates might have done some real soul-searching after their party disowned
them en masse and basically gave up on them having any chance to win. The odds
against Trump appear longer than ever — without any polling to back that up, of
course — but he's clearly not reevaluating himself or his approach. He's
quadrupling down.
Trump clearly doesn't view the rest of this
campaign as an attempt to salvage his good name or to quietly fade away; he
views it as a war in which he's not going to unilaterally disarm when it comes
to Bill Clinton.
And lastly, it shows that we might be embarked
upon one of the nastiest, angriest and most passionate moments in presidential
campaign history. The prospect of Trump unleashing a torrent of attacks on Bill
Clinton — or even labeling him a rapist, as the Broaddrick account does — is
hard to compare to anything we've seen in recent political history.*
Creo que es acertado. No va con la personalidad de Trump
retirarse sino dejar que el mundo se hunda si así se le conceden sus últimos
minutos de gloria. Levantará con orgullo sus manos llenas de sangre y hará un
gesto de desprecio al mundo.
El coste social del experimento Trump para los Estados
Unidos es inmenso. También para una parte importante del mundo, que ha vigilado,
ha sido insultado desde la escalerilla de su avión. Trump ha sido usado por los
medios de Oriente Medio interesados en sembrar el desconcierto como ejemplo de que
"Occidente" (el todo por la parte) sigue políticas xenófobas e islamófobas.
Ha hecho sentir la amenaza del poder americano a pueblos de medio mundo si él
llegara a la presidencia.
La fractura de los Estados Unidos, que él no ha creado, se
ha agrandado y profundizado al hacer retroceder las cuestiones que mantenían a
los norteamericanos conviviendo. Trump ah usado la estrategia de la división,
creando un sistema de odios entre grupos y personas, atacando de forma infame a
todo lo que no encajaba en su visión del mundo, algo que no merece la pena ser
llamado "programa". Su mensaje sobre recuperar "la grandeza de
América" ha jugado con la obscenidad del racismo cuando ha tenido ocasión.
Lo ha hechos además sobre un fondo de crispación creado por los disturbios
causados por las muertes injustificadas de ciudadanos afroamericanos en
distintas localidades del país. Le ha importado poco contribuir con sus
insinuaciones, groserías y bravuconadas a crear un pésimo ambiente.
El desastre tiene unas consecuencias muy concretas: el hundimiento
del partido republicano tras el respaldo de Trump. Es sorprendente que los
republicanos carezcan de un fondo capaz de producir un liderazgo en
condiciones. Trump ha jugado con ellos, políticos profesionales, en las
primarias y se ha deshecho de ello de forma humillante. Es el resultado de un
movimiento que ya tuvo en la época de G.W. Bush su comienzo. Ahora se recoge la
falta de liderazgo y la presencia de los grupos que se han ido haciendo con las
bases.
Entiendo por un "liderazgo en condiciones" una
propuesta "ejemplar", es decir, competencia, valores y flexibilidad.
Trump carece de las tres condiciones: es incompetente políticamente, carece de
valores que puedan ser asumidos por otros, y es egocéntrico y narcisista.
Que haya destrozado a los políticos profesionales en las
primarias no significa que tenga una competencia política. Las primarias no son
política en un sentido real, sino competición, que es otra cosa diferente.
Su carencia de sentido real de la política se ha puesto en evidencia cada vez
que ha planteado sus enfoques, desde prohibir la entrada de musulmanes en
Estados Unidos hasta hacer construir un muro con México y hacérselo pagar. Su
incompetencia se ha demostrado en su desconocimiento de las más elementales
cuestiones, como sus meteduras de pata con los artículos inexistentes de la
Constitución norteamericana. Con sus "virtudes" no se gobierna un
país.
La observación del columnista Aaron Blake en The Washington
Post sobre lo que le queda por delante a Trump tardaremos muy poco en verlo. Su
reacción y la de su entorno próximo ha sido atacar a Bill Clinton y —señala el
autor— realizar 10.000 camisetas con la cara del ex presidente y el rótulo
"violador". Cada uno hace lo que sabe hacer.
El editorial de The New York Times, tras preguntar directamente
a algunos prominentes republicanos que le apoyan si es el modelo para sus hijos
o a quien sentarían a cenar en familia, concluye:
We elect our presidents in the hope that they
will do their best for us, including to try — whatever their flaws and ours —
to represent the best in us. There is no such hope for Donald Trump.**
Trump morirá matando. Es la satisfacción que le queda por
experimentar, el placer final. Tendrá
toda la vida para contarlo. Hasta puede que vaya a contárselo a Vladimir Putin cuando la pesadilla termine.
El editorial de The New York Times recoge la frase de Trump que le servía como explicación de sus habilidades en el trato con las mujeres, “And when you’re a star they let you do it". No hay mayor "estrella" que el presidente de los Estados Unidos. Que alguien se crea con derecho al abuso por ser poderoso es muy peligroso para todos.
*
"Donald Trump just tweeted about Juanita Broaddrick calling Bill Clinton a
rapist. All bets are now off" The Washington Post 9/10/2016 https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/10/08/donald-trump-just-retweeted-juanita-broaddrick-calling-bill-clinton-a-rapist-all-bets-are-now-off/
** "The Sleaziness of Donald Trump" The New York Times 7/10/2016 http://www.nytimes.com/2016/10/08/opinion/the-sleaziness-of-donald-trump.html
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