Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En
estas fechas navideñas y de final de año es frecuente que los medios saquen a
la luz los ganadores de los diferentes concursos o similares del año. Se
conceden los títulos diversos con los que nos gusta realizar distinciones y
reconocer méritos. A cada uno lo suyo.
Como
hay de todo, no es de extrañar que en los Estados Unidos exista una competición
para reconocer la "Mentira del Año", en la que busca el embuste con
más estilo, alcance y consecuencias. Nunca se ha hablado tanto de las mentiras
porque probablemente la sociedad veía a sus líderes como portadores de valores
como la verdad. El "¡creedme!" ha sido el comienzo de muchas frases
en las que se prometía de todo, se explicaba todo para las personas que
escuchaban o leían ilusionadas.
Si algo
han dejado claro estos años intensos de mentiras es que cada uno ama su propia
mentira, la que le apetece cree. Vivimos en un estado de semificción que hace
que las mentiras sean importantes en nuestras vidas. Puede que antes
estuviéramos más preocupados porque nos engañara, pero ahora la cuestión es
bastante distinta y se acerca al refrán de "sarna con gusto no pica".
"¡A mí solo me engañan los míos!" proclaman millones de personas cada
vez más adictas al diseño de mentiras pensadas para su disfrute intenso y
gratificante. La cuestión es que uno puede vivir engañado y feliz, pero no
todos podemos hacerlo porque alguien tiene que mantener el volante y la vista
en la carretera, por decirlo así.
El
premio a la Mentira del Año se lo ha llevado —¿había dudas?— Donald Trump,
según confirman la entidad PolitiFact, que como su nombre indica, se ha
especializado en el campo menos riguroso, la Política. Esto implica un montón
de trabajo y un extra desde que está Trump en la Casa Blanca. El seguimiento,
verificación y contabilidad de las mentiras presidenciales se ha convertido
casi en una especialidad con Trump.
La de
este año puede tener serias consecuencias ya que se trata de la mentira que le
ha llevado directamente al "impeachment", la de la ya célebre
conversación con su homónimo ucraniano. Nos explica Chris Cillizza en su
sección The Point, en la CNN:
Every year, the fact-checking service
PolitiFact picks the biggest whopper told by a politician. This isn't the
standard-issue deception or misleading statement; this is a lie that has
implications well beyond just the lack of truth. This is a lie for the ages. As
PolitiFact puts it:
"The distinction is awarded to a statement
that is more than ridiculous and wrong. The Lie of the Year — the only time
PolitiFact uses the word 'lie' — speaks to a falsehood that proves to be of
real consequence and gets repeated in a virtual campaign to undermine an
accurate narrative."
Past winners for lie of the year include 2018's
online efforts to discredit the gun control activism of students of Parkland,
Florida and Barack Obama's false pledge in 2013 that "if you like your
health care plan, you can keep it."
This year's biggest lie? President Donald
Trump's repeated assertions that the Ukraine whistleblower got the story about
his July 25 phone call with Ukrainian President Volodymyr Zelensky all wrong.
"Since the Sept. 26 release of the
whistleblower complaint about his call with Ukraine President Volodymyr
Zelensky, Trump has insisted more than 80 times that the whistleblower's
account is fake, fraudulent, incorrect, 'total fiction,' 'made up,' and 'sooo
wrong,'" reads the PolitiFact piece, later adding: "Despite what Trump
claims, the whistleblower got the call 'almost completely' right."*
¡Ochenta u ochenta mil! Si Trump sale de la Casa Blanca,
algo dudoso, seguirá sosteniendo su versión, que solo pedía información (más
bien compraba) para poder "combatir la corrupción", que es una de sus
tareas como súper héroe americano.
Lo hemos dicho ya en ocasiones: la gran pregunta no es si
miente (algo probado), sino si se lo cree él mismo. Las dudas sobre la
estabilidad presidencial no son de ahora. No se trata de si está enfermo, sino si está bien cuando está normal, algo más profundo y preocupante. Trump no ha dado signos de
empeoramiento, sino más bien de cargar sus pilas con los enfrentamientos.
Carente de objetivos claros, que tenga que explicar, le es más fácil un estado
a la defensiva en el que queda enfrentado a sus opositores.
La misma CNN sitúa en lugar preferente el titular "Ex-GOP
congressman says Trump 'unfit for office'", lo que está en el pensamiento
de muchos:
A former GOP congressman who retired earlier
this year says President Donald Trump is "psychologically, morally,
intellectually, and emotionally unfit for office" and that he will
consider voting for a Democrat in 2020.
Dave Trott, who represented suburban Detroit
for two terms until he declined to seek reelection last year, made the comments
in a letter to The Atlantic and went on to say Congress should remove Trump
from office.
"High unemployment, a stagnating economy,
and massive debt for a few years are better than alienating the rest of our
allies, getting into a nuclear war with Iran, or allowing 10,000 Islamist
soldiers to be set free in Syria," Trott wrote. He was responding to an
article published in The Atlantic in September quoting military officers who
were critical of Trump.**
La "política" de Trump es la conversión de su
pobre sentido de las empresas al país. Lo que le recuerda Dave Trott es que un
país es más que su "economía". El coste de las acciones de Trump para
los Estados Unidos es incalculable. Lo que representa no es posible ponerlo en
cifras; es más profundo. Si bien los representantes republicanos no se han
separado de la disciplina en el voto del impeachment, sí es cierto que hay una
serie de congresistas que han dicho que no volverán a hacer campaña, que se
retiran. Es una forma de expresar el malestar que Trump les está causando. A
veces, la disciplina de partido es demasiado para personas con un mínimo de
vergüenza.
Decía un estudio reciente que en los mentirosos hay una alta
conexión entre el lenguaje y la memoria, necesitan recordar y dar consistencia
a sus fabulaciones. Explicaban en el diario Público (en 2016) recogiendo otros
trabajos de investigación que " [...] las personas que mienten
frecuentemente parecen acostumbrarse a ello, según otro estudio que refleja que
su actividad cerebral indica que las emociones se implican cada vez menos en la
decisión de seguir mintiendo."*** La descripción del cuadro es muy
interesante. Por eso decíamos que probablemente irá a más y si sale de la Casa
Blanca se dedicará a hacer giras contando todo tipo de conjuras contra él, el
mejor presidente del planeta de todos tiempos.
Hay republicanos, colaboradores incluso, que ya se están desmarcando de los desastres de Trump. En estos días el es asesor John Bolton ha criticado fuertemente su política sobre Corea del Norte. Otros lo hacen sobre Oriente Medio o aspectos parciales. Hemso visto cómo David Trott no se callaba nada.
Surge una pregunta: ¿hasta dónde se dejarán arrastrar los republicanos por Trump?
Que él se crea sus mentiras no significa que los demás deben hacerlo. La situación
se habrá hecho insostenible para algunos, como hemos visto en las declaraciones
del impeachment en el Congreso. Pero hay muchos otros, ¿cómo explicar a los
demás que se dejaron llevar, sin oponerse a alguien que está destruyendo, pieza
a pieza, el orden internacional existente, de clima al comercio, solo por
quedarnos en la "c", además de la credibilidad de los Estados Unidos?
* Chris
Cillizza "Donald Trump told the 'lie of the year'" The Point CNN
18/12/2019
https://edition.cnn.com/2019/12/17/politics/donald-trump-politifact-lie-of-the-year/index.html?iid=ob_article_footer_expansion
**
"Ex-GOP congressman says Trump 'unfit for office'" CNN 24/12/2019
https://edition.cnn.com/2019/12/24/politics/dave-trott-donald-trump/index.html
*** "El escáner cerebral es el mejor detector de
mentiras" Periódico 14/11/2016 https://www.publico.es/ciencias/escaner-cerebral-mejor-detector-mentiras.html
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