Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Dos
noticias muy diferentes sobresalen en el anodino panorama informativo egipcio que
queda tras los atentados. Siguiendo las instrucciones de no recrearse en los
efectos del terrorismo y después del solemne vídeo institucional con el
bombardeo de los campamentos terroristas en Libia, Egipto vuelve a sus
preocupaciones. La primera noticia aparece en Egypt Independent con el titular "Appeals court for Urgent
Matters confirms Saudi’s sovereignty over disputed Red Sea islands"* y
vuelve a situar el conflicto de las islas "regaladas" en islas
"devueltas" al reconocer el tribunal su pertenencia a Arabia Saudí.
De nuevo se vuelve a abrir uno de los puntos de conflicto interno más
importantes con nuevos mareos legales a la vista.
La
segunda noticia es de orden muy distinto y entre en los esfuerzos
gubernamentales por devolver el turismo perdido. También procede de Egypt
Independent y su titular es "Egypt drafts new bill to impose fines on
tourist harassers"**. Esta segunda noticia vuelve a incidir en la teoría
general que todo lo explica —todo iba bien hasta 2011— y aporta un punto
positivo para solucionar "el problema".
Lo que
hace la ley que se presenta a sus trámites parlamentarios ahora es multar con
entre 3.000 y 10.000 a los "acosadores turísticos", una figura creada
para todos aquellos que persiguen a los turistas con la finalidad, al menos
inicial, de venderles algo, es especial "recuerdos" y
"antigüedades" encontradas por ellos. El periódico lo describe en estos términos:
Local hawkers of souvenirs in Egypt’s touristic
sites are often seen chasing and nagging visitors at the country’s sightseeing
sites to force them to buy their wares — a practice that annoys many and
blemishes Egypt’s reputation abroad.
“Such practices irritate tourists and send them
a ghastly notion about Egypt and the Egyptian people. That is why this law aims
to curb these perceptions,” El-Anani said.
“We hope that this law, if correctly
implemented, would not just end the constant nagging of shop owners at
touristic sites, but also put an end to sexual harassment that greatly hinders
our touristic reputation abroad,” Reda Halfawi, a member of the Tourism
Investors’ Association said.
“This decision sends a message to the world
that Egypt is actively taking the legal measures necessary to put an end to
widely reported incidents of harassment,” Akawy added.**
Debo reconocer que el giro final de igualar a los que
intentan venderte algo con los acosadores sexuales me ha sorprendido dentro de
la sorpresa general que supone la noticia. El número de acosadores sexuales es
bastante más elevado que el de vendedores de suvenires, a menos que se
considere el acoso como un suvenir en sí mismo, algo que no es tan descabellado,
como se establece indirectamente en el texto.
La preocupación por la imagen
es obsesiva y disparatada. Todo procede de la incapacidad para reconocer la
situación actual, y vivir en una extraña fantasía negadora que se invita al mundo
a compartir. No hay nada en Egipto que no se haga como "a message to the
world" con la pretensión de que sean los únicos mensajes que el mundo
recibe. Pero el mundo tiene ojos y oídos.
Los bloqueos a los medios egipcios, a 21, sigue siendo un
"mensaje" que también le llega al mundo. Hoy se nos da cuenta del
fallecimiento de la víctima número treinta como resultado del ataque y
ajusticiamiento en plena carretera del grupo de cristianos coptos en Minya. Eso
es también un mensaje al mundo. Pero parece que todo lo que ha ocurrido en
Egipto en estos años no existiera, que solo fuera un problema de que vayan más
o menos turistas y no del futuro de un país, de sus libertades, de los derechos
de las personas.
No se trata de acabar con el acoso sexual para que vayan más
turistas; se trata de acabar con el acoso por higiene nacional, por decencia,
por respeto a las mujeres —turistas o no—, por acabar con una hipocresía que
degrada por sus números escandalosos a un país entero. Reducirlo a un problema
de recuperación del turismo muestra que algo falla, de la misma forma que se
consideran los atentados como una molestia
para el turismo o la visita del Papa Francisco como un "mensaje de
seguridad". Es barrer debajo de la alfombra.
La ingenuidad de que la ley contra el acoso turístico vaya a
terminar con el acoso sexual es realmente pasmosa. No acabará ni con uno ni con
otro porque es simplemente un "mensaje" a la galería exterior. Se le
aplicará a algún pobre desgraciado que moleste a alguno menos pobre en su
negocio y poco más.
El final del artículo nos cuenta:
Egypt has an unrivaled wealth of antiquities
dating back to different eras. Egypt’s
tourism industry, a crucial source of hard currency, has suffered in the years
of turmoil that followed the mass protests, as well as from the suspected
bombing of a Russian plane in Sinai in 2015, which killed all 224 people on
board.
The number of tourists visiting Egypt this year
could come close to levels seen before its 2011 uprising, encouraged by
investments in airport security and a cheaper Egyptian pound, the country’s
Tourism Minister said.**
¡"Suspected bombing"! Dos años después, con todas
las pruebas del mundo, nadie se atreve a decir que fue un "atentado",
dejándolo en una "sospecha". Si es posible negar las evidencias de
este tipo, conocidas por todos, ¿cómo se van arreglar muchos problemas reales?
Lo primero para arreglar un problema es reconocerlo. No se va a cambiar nada,
solo "mandar mensajes". Es una fórmula inútil en un estado que solo
manda mensajes. También fue un mensaje,
por ejemplo, "penalizar" la mutilación genital femenina, la ablación,
y las cifras siguen siendo escandalosas. Son muchos mensajes, mucho ruido...
para nada.
El artículo de Souleiman Gouda, titulado "Imagine Egypt
as a tourist!", publicado hace diez días en Egypt Independent, lo explica con claridad. Al turismo ya no le
gustan los paraísos artificiales, las islas hechas a su medidas. La calve está
en la sociedad que acoge:
Until Egyptians can find pleasure in life and
feel proud to share it, then visitors to our country will go elsewhere to find
an authentic, but pleasant, cultural experience.
Citizens’ happiness is the measure of tourists’
happiness, nothing more.***
Es el mejor atractivo para Egipto es ver a sus ciudadanos libres y
felices. No tiene sentido proteger a los turistas del acoso cuando no se hace con los propios ciudadanos, que lo padecen ante la indiferencia oficial. No todo es cuestión de mensajes.
*
"Appeals court for Urgent Matters confirms Saudi’s sovereignty over
disputed Red Sea islands" Egypt Independent 29/05/2017
http://www.egyptindependent.com/appeals-court-urgent-matters-confirms-saudis-sovereignty-red-sea-islands/
**
"Egypt drafts new bill to impose fines on tourist harassers" Egypt
Independent 29/05/2017
http://www.egyptindependent.com/egypt-drafts-new-bill-impose-fines-tourist-harassers/
*** "Imagine Egypt as a tourist!" Egypt Independent 18/05/2017 http://www.egyptindependent.com/imagine-egypt-tourist/
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