Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
regreso de Trump a casa tras su gira monoteísta (Arabia Saudí, Israel y el
Vaticano) y mundana (G7 y OTAN) no es para estar demasiado satisfecho. No debe
estarlo ni por lo que le espera en casa —el lío ruso con su yerno Jared— ni por
lo que deja atrás, un reguero de incendios.
Pese a
los intentos de Jean-Claude Juncker de plantear como un error de traducción la
frase "los alemanes son muy malos", lo cierto es que han sido los
alemanes, por boca de su canciller, Angela Merkel, la que armada con un buen
tanque de cerveza y en plena campaña, ha dicho lo que todo el mundo esperaba
escuchar: tras el desastre de la reunión del G7, Europa tiene que plantearse su
destino y olvidarse de 70 años de relaciones con los Estados Unidos.
La
mayor dureza, como era de esperar —dada la situación actual— ha llegado desde
los medios norteamericanos. The New York
Times escribe:
BERLIN — Chancellor Angela Merkel of Germany,
Europe’s most influential leader, has concluded, after three days of
trans-Atlantic meetings, that the United States of President Trump is not the
reliable partner her country and the Continent have automatically depended on
in the past.
Clearly disappointed with Mr. Trump’s
reluctance to publicly endorse NATO’s doctrine of collective defense — or to
agree to common European positions on Russia, climate change or global trade —
Ms. Merkel said in Munich on Sunday that traditional alliances were no longer
as steadfast as they once were, and that Europe should pay more attention to
its own interests “and really take our fate into our own hands.”
Her strong comments were a further indication
that Mr. Trump’s trip did not go down well with major European leaders and
seems to have increased trans-Atlantic strains rather than diminished them.
“This seems to be the end of an era, one in
which the United States led and Europe followed,” said Ivo H. Daalder, a former
United States ambassador to NATO who is now the director of the Chicago Council
on Global Affairs. “Today, the United States is heading into a direction on key
issues that seems diametrically opposite of where Europe is heading. Merkel’s comments are an
acknowledgment of that new reality.”*
Que
Europa, por boca de Angela Merkel, diga que los Estados Unidos de Donald Trump
no son "fiables" (reliable)
es un auténtico bofetón y un portazo a las aspiraciones de Trump de liderazgo.
La
cuestión del liderazgo es esencial porque no solo no ha logrado convencer a
nadie sino que ha echado por tierra una historia que comienza en la Segunda
Guerra Mundial. Para variar, Trump ha entendido mal la Historia. Estados Unidos
ha dejado oficialmente de ostentar el pomposo título de "líder del mundo
libre" para convertirse en la referencia de dictaduras y autócratas, de
países involucionistas y retrógrados. Ha pasado a ser percibido como un matón
de película del Oeste, un gánster ofreciendo
"protección" en nombre de los contribuyentes norteamericanos a la vez
que realiza ventas millonarias de armas a los países a los que habría que
controlar el armamento. Mientras los norteamericanos sufren recortes en
educación, sanidad y Ciencia, Trump los utiliza como excusa para sacar más
dinero a los aliados, como han explicado Rex Tillerson y él en varias
ocasiones.
Se
comprende la cara de circunstancias de Theresa May, que va entendiendo el papel
que le piden que represente. Merkel la ha incluido en el paquete de amigos
distantes al hacer su declaración. Su enfado venía de las filtraciones
instantáneas de información tras el atentado. Es insólito también que un país
aliado diga que suspende el intercambio de información con los Estados Unidos.
Pero con Trump no queda mucha opción.
La
opinión de The Washington Post sobre las declaraciones de Merkel tampoco deja
mucho margen interpretativo y son más crudas. Tras explicar las circunstancias
en las que fueron hechas, el periódico señala:
It was an unusually stark declaration from the
normally cautious head of Europe’s most powerful economy, and a grim take on
the transatlantic ties that have underpinned Western security in the
generations since World War II. Although relations between Washington and
Europe have been strained at times since 1945, before Trump there has rarely
been such a strong feeling from European leaders that they must turn away from
Washington and prepare to face the world alone.
The German leader received a minute-long
ovation for her comments, which came as she seeks to whip up voter support
ahead of September elections. Although her message was partly aimed at her
electorate, it was a measure of how badly relations have deteriorated with
Trump’s United States that hitting Washington might win votes, while working with
it could be perilous.
The remarks were a clear repudiation of Trump’s
troubled few days with European leaders, even as Merkel held back from
mentioning the U.S. president by name. On Thursday, Trump had harsh words for
German trade behind closed doors. Hours later, he blasted European leaders at
NATO for failing to spend enough on defense, while holding back from offering
an unconditional guarantee for European security. Then, at the Group of Seven
summit of leaders of major world economies on Friday and Saturday, he refused
to endorse the Paris agreement on combating climate change, punting a decision
until this week.**
¿Será una rabieta europea? Creo que no. Con Trump en el
poder, Europa debe afrontar la cuestión de su propia defensa e invertir en su
propio desarrollo, dejando de depender del vendedor norteamericano.
Tan importante como la cuestión defensiva es la del cambio
climático. Donald Trump puede convencer a sus electores de que se trata de una
argucia china para frenar la industria norteamericana, pero desde luego los
europeos no tenemos esa capacidad imaginativa. Allá él con sus votantes, pero
los votantes europeos apuestan por el control para evitar el deterioro del
planeta.
De esta forma, Trump además de conseguir que nadie siga su
liderazgo, habrá conseguido convertir a los Estados Unidos en la "potencia
odiosa" que destruye el planeta. El gran aplauso que menciona el diario
tras las palabras de Merkel es algo difícilmente imaginable hace poco tiempo. Es
difícil conseguir tanto en tan poco tiempo. Pero hay que reconocer el esmero
que Donald Trump pone en conseguirlo.
La advertencia de Merkel no es un lamento. Europa también es pragmática y sabe que tiene su camino por delante y su capacidad de diseñar su futuro sin dependencias o condicionamientos. Una vez comprobado que las reuniones con Trump son negativas para los fines europeos, lo mejor es empezar a trazar nuevos planes por separado. No se debe dar la impresión de que el obstruccionismo norteamericano paraliza el mundo. La imagen que todos repiten de Merkel brindando con una buena jarra de cerveza invita más al optimismo que a la depresión. Esa queda para los norteamericanos en su lucha diaria con el monstruo que han creado.
Cuando pisó tierra, la primera pregunta a Trump fue sobre su
yerno y sus canales secretos con Rusia. Su gesto apenas se alteró. No así el de
Melania Trump, que serio hasta el momento, esbozó una amplia sonrisa. ¡No hay como estar en casa!
*
"Merkel, After Discordant G-7 Meeting, Is Looking Past Trump" The New
York Times 28/05/2017 https://www.nytimes.com/2017/05/28/world/europe/angela-merkel-trump-alliances-g7-leaders.html
**
"Following Trump’s trip, Merkel says Europe can’t rely on ‘others.’ She
means the U.S." The Washington Post 28/05/2017
https://www.washingtonpost.com/world/following-trumps-trip-merkel-says-europe-cant-rely-on-us-anymore/2017/05/28/4c6b92cc-43c1-11e7-8de1-cec59a9bf4b1_story.html
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