Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El caso
del ataque contra los coptos que comentamos hace unos días —"Las autoridades coptas quieren justicia y no apaño" 29/05/2016— sigue sacudiendo
conciencias y la exigencia de las autoridades de que a los responsables se les
lleve ante la justicia se extiende. El rechazo a que todo se salve mediante una
visita de clérigos de Al-Azhar a dar una disculpa o similares acuerdos en los
que la minoría está obligada a tragarse lo que la mayoría le propone para
evitar males mayores es manifiesto.
Recordarán
el hecho, que ha quedado grabado en la mente de muchos egipcios. Ante los
rumores de relaciones entre un cristiano y una cristiana una muchedumbre de
jóvenes asalta la casa familiar, hacen salir a la calle a la madre de más de 60
años, la desnudan y la pasea por el pueblo. Luego, casas quemadas y demás
infame tradición.
El
episodio de la mujer humillada y golpeada, exhibida con total impunidad por el
pueblo tiene una contrapartida en la época de mayor agitación política: el
episodio de la mujer del sujetador azul. La imagen de la mujer arrastrada por
las fuerzas policiales, pisoteada y golpeada cobardemente a la vista de todo el
mundo se convirtió en una marca en la línea de los acontecimientos. Pero la
memoria es flaca y dura poco en Egipto. Lo ocurrido con la madre copta ha
sacudido conciencias, pero está por ver su duración. La mentalidad egipcia es
especialmente sensible a este tipo de acciones contra una mujer mayor humillada
públicamente, pero está por ver realmente cuáles son las consecuencias finales
del incidente en diferentes planos.
Por lo
pronto, el incidente ha logrado que se vea una situación que habitualmente no
sale con esta intensidad a la superficie. Se prefiere vivir en la fantasía de
que los incidentes sectarios de este tipo eran frutos de los Hermanos Musulmanes
y que el actual gobierno es, por el contrario, el paladín de la igualdad y
vigilante de la concordia. Sin embargo, como en tantas otras cosas, el gobierno
de El-Sisi se limita a hacerse la foto para promover un discurso oficial sin
que haya posteriormente respuestas reales a los problemas reales. El-Sisi se ha
hecho fotos con mujeres maltratadas, en las navidades con los coptos, paseando
en bicicleta, etc. sin que eso haya solucionado el maltrato, el sectarismo o el
tráfico. La ineficacia ante este tipo de problemas es patente y constante. También dudosa la voluntad en algunos casos.
Ahram
Online nos trae dos artículos sobre el incidente con los coptos de Minya con
tonos y enfoques muy diferentes. Los dos están escritos desde la indignación
política, aunque sus políticas sean diferentes. Los dos coinciden en la
petición de las autoridades coptas: se debe recurrir a la ley y no al "apaño"
de la mediación entre comunidades, que es una forma de consagrar en sí el
delito como una forma de "tensión" explicable. La mediación aquí y en
muchos otros casos es una forma de tapar la realidad y de escamotear a los
culpables. Es también una enseñanza negativa hacia los que la han cometido y,
especialmente grave, para los que hagan la próxima.
El
primero de los artículos lo firma Mohamed Abul Ghar y es una pieza de
periodismo político demoledora. Abul Ghar siempre se caracteriza por su finura
analítica y dejar al descubierto los males que analiza. En este caso, como si
se tratara de una pieza de literatura científica, comienza exponiendo los
hechos:
In a village in Minya, a group of around 300
young men attacked the house of an elderly Christian lady. They dragged her out
of the house, stripped her naked and chanted around her: "God is
Great."
This incident took place against the backdrop
of a suspected affair between the son of this lady and a Muslim woman from the
same village. I am sharing some reactions from social media on this obnoxious
incident.*
Para pasar, como señala en su última frase, a recoger las reacciones
sobre este incidente citando las palabras primero de 12 personalidades públicas
y de nueve oficiales más dos instituciones oficiales, la propia Ahram y la
Universidad de Al-Azhar. Se limita Abul Ghar a exponer a las palabras de cada
uno, las posturas. Estas son las personas cuyos testimonios
se recogen:
Azza Kamal: What happened in Minya is a crime
against humanity.
Raouf Kamel: A totally barbarian scene whereby
an elderly lady stripped of her clothes is forced to stand in the heart of
angry mobs.
Oudette Boules: Everytime there is an attack on
Copts, the state comes to thank the Copts for having exercised self-restraint
in their reaction to the assault. I just hope for once that the Copts would
have a reason to thank the state for having stopped the assailants.
Imbaby: Men from Upper Egypt were in an uproar
because [a cinema producer] spoke poorly of women of Upper Egypt. But they find
it perfectly normal to strip an elderly Christian lady and to assault her on
top of it.
Ahmed El-Khamissi: A nation that was stripped
naked in Upper Egypt.
Samy Aziz: Are we in a state or in a jungle?
Nour Farahat: I wish to tell the lady of Minya
that she is protected and shelled at the hearts of all Egyptians; it was the
regime and its shameless security body that was stripped in Minya.
Souliman Shafik: I say no to any out of court
reconciliation.
Anwar Nosseir: Let us face it: IS (Islamic
State group) kills its victims under the chants of God is Great; the Shia
cleric was killed under the same chants; and the lady of Minya was stripped
naked under the chants of God is Great.
Alaa Al-Aswani: Would the police had left those
assailants had they been demonstrators in an anti-Sisi protest?
Ahmed Megahed: Don’t forgive those who attacked
the lady; deal with them as if they were saying that Tiran and Sanafir are not
Egyptian islands.
Hannah Aboulghar: I wish that the state would
demonstrate equal firmness and strength in dealing with the assailants of Minya
as it did with the demonstrators of Land Friday.*
Por un lado esas voces sociales manifiestan su indignación,
orientan su crítica hacia los perpetradores y señalan la necesidad de que la justicia
actúe con contundencia; expresan la necesidad de igualdad y denuncian la falta
de actuaciones y respuestas ante los hechos. Resaltan la contundencia con que
se trata a los que protestan contra la entrega de las islas a Arabia Saudí,
condenándolos hasta cinco años de cárcel, y la falta de voluntad para perseguir
casos como estos. Resaltan, en suma, la desigualdad ante la ley y la arbitrariedad
de su ejecución según sean los casos de que se trate.
Saltan casos anteriores como el señalado por Imbaby en el
que un presentador de televisión fue condenado por decir palabras "ofensivas"
al conjunto de las mujeres del Alto Egipto y que sirvió para que se rasgaran
las vestiduras y la comparación constante en boca de muchos: la represión de
las manifestaciones anti-Sisi frente a la laxitud de la que se acusa a la
Policía local.
La segunda parte es la de las reacciones oficiales:
The presidency: The president issued directives
to take necessary actions to impose order, protect citizens and properties and
to refer all those behind the attack to a court of law. He asked the governor
of Minya and the armed forces to make sure that all damage done should be
repaired.
The governor of Minya (in a first reaction):
This is not a big deal and we should not blow things out proportion. (In a
second reaction during a TV show he fully denied the incident).
Pope Tawdros: Closely following up on the
incident and received confirmations from officials that assailants would be
arrested … He said that protecting and honour of the elderly lady is a
responsibility to be taken; he also asked for the exercise of self-restraint.
The Minya Bishop: I asked for law to be applied
and refused to bow to any out of court settlement.
Abou Kourkas MP: The lady was not stripped
naked.
Father Rafaeil: What else is the state waiting
for after an elderly lady is stripped naked and kept in the middle of a wild
mob?
The Milli Institute: We need to see the law
applied, the constitution honoured and the dominant social culture faced.
Father Makarios: I declined to attend a meeting
of [a joint Coptic-Muslim official institute's council] and I declined to meet
the governor of Minya; I decline to do this before the law is applied and the
assailants are brought to justice.
Then there was a series of Muslim statements:
Al-Ahram: The leading Islamic figure of Minya
said that the Muslims of the village where the lady was attacked are willing to
reconcile.
Al-Azhar sent a delegation of 40 clerics to
extend apologies to the lady.*
La simple lectura de las reacciones gubernamentales o de
miembros del aparato oficial causa sonrojo. La firmeza del padre Makarios, el
delegado de las autoridades coptas para el caso, es clara: se niega a reunirse
con nadie antes de que los culpables sean remitidos ante la justicia y sus
nombres hechos públicos, detalle este último importante aunque no sea citado
aquí. No quiere ser utilizado para una nueva foto que pueda ser usada para
hacer ver que se está haciendo algo cuando no se hace nada.
El estado egipcio se encuentra en un momento en el que no
hace, tapa. Su función principal acaba siendo, ante su inoperancia, tapar sus
propios errores. Las respuestas del Gobernador de Minya son elocuentes para
verificar la ineficacia y la chapucería.
La vía del acuerdo es la tapadera de una situación que actúa
siempre en la misma dirección: contra los coptos. Por eso se rechaza firmemente.
Las denuncias de la situación, como se ha visto entre los citados en primer
lugar, son unánimes y la propuesta inequívoca. No son "tensiones",
son delitos contra las personas. No se trata de reconciliar, sino de juzgar
y castigar a los responsables. Es
algo a lo que todos tienen derecho excepto si son coptos. En ese caso, sus casa
pueden ser quemadas, expropiadas o sus mujeres humilladas y maltratadas al
grito de "¡Dios es grande!".
Señala
Mohamed Abul Ghar:
This was an incident that prompted wide public
attention and anger because it is an incident that hit a very sensitive nerve
in Egyptians in general and in the people of Upper Egypt in particular. But the
fact of the matter is that on the ground there is a systematic attack on the
lives and properties of Copts, especially in Upper Egypt. There is also the
degrading and annoying treatment to which Copts are subject by some radicals.
And had it not been for the wisdom of decent
Muslim people who truly appreciate the concept of citizenship, we could have
well been seeing daily attacks on Copts.*
Es en el concepto de ciudadanía y de igualdad ante la ley
donde reside el problema. En estos días, alguna prensa ha recogido la
iniciativa de un parlamentario de eliminar del carnet de identidad egipcio la
referencia a la religión profesada por la persona. Esto ya fue una iniciativa
que se lanzó hace tiempo, como efecto colateral del impulso de la revolución.
Algunas personas comenzaron a tapar la parte del carnet que mostraba su religión.
No solo se trataba del derecho a que apareciera o no, sino de evitar las
discriminaciones en el caso de ser una minoría cristiana o judía. Las demás
religiones no son consideradas como tales por la propia constitución egipcia,
siguiendo la tradición coránica.
El concepto de ciudadanía, de igualdad de todos ante la ley,
es desde esa misma perspectiva coránica una "aberración" y así lo
entienden muchos que consideran que "toleran" o "protegen"
a los cristianos dentro de sus comunidades siempre y cuando se mantengan dentro
de un orden. La iniciativa de emitir carnets sin especificar la religión
profesada es un reto a una situación difícil de cambiar porque se transmite
diariamente y los radicales (como les llama Abul Ghar) asumen de forma clara. Una
vez más, la piedad mal entendida.
El segundo artículo de Ahram Online, con título "Egypt's
sectarian tensions: causes and possible solutions". Lo firma Ziad Bahaa-Eldin,
otro ilustre articulista, ex primer ministro. Incide Bahaa-Eldin precisamente
en la necesidad de la idea de "ciudadanía", además de entrar en las
causas y en los efectos. Para él también, de forma clara, la mediación es una
forma fallida y es necesario llevar ante la justicia a los responsables:
The perpetrators must be brought to justice,
those responsible for deplorable dereliction of duty held accountable, and
customary reconciliation, which tends to come at the expense of the victims,
avoided.
But although the extraordinarily offensive
nature of that crime enraged public opinion, the incident itself is not,
unfortunately, an anomaly.
It’s an expression of the increasing bigotry,
sectarianism, and tension in society, the roots of which we must understand if
we are to deal with this grave situation.
I think we can best come to grips with the
larger framework of this bigotry and resentment by considering how the state
has marshaled all its resources and energies to combat terrorism and violence
using a security approach while throttling all intellectual, cultural, and civic
instruments that could combat prejudice, sectarian culture, violence and
hatred.
Moreover, it has denied society political
engagement, which is vitally important to foster pluralism, dialogue, and
anti-extremism of all kinds.
So while enforcing the law and bringing the
criminals to account is absolutely necessary, it’s not enough. The reality of
the intolerance and resentment rife in society must be recognised and the
factors creating such a fertile climate for its growth addressed.**
Las ideas expresadas por Bahaa-Eldin son la constatación de
que no se trata de una "anomalía" y que no debe ser tratada de forma
excepcional, sino la confirmación de un estado peligroso en el que el
radicalismo crece.
El argumento lo hemos expresado aquí muchas veces: la
persecución a los elementos más liberales porque critican al poder está
sirviendo para desarmar a la sociedad, que queda en manos del radicalismo sin
contestación. Lo incomprensible de la política de El-Sisi es no darse cuenta
que el golpe de Estado que le llevó al poder se basaba en un rechazo a la
política islamista sectaria prometiendo una "apertura", mientras que
los resultados hasta el momento son las cárceles llenas de opositores liberales
y el poder de la Universidad de Al-Azhar.
La sociedad civil está siendo desmantelada, cerradas las
ONG, encarcelados los disidentes, lanzándose en brazos de Arabia Saudí, la cuna
del wahabismo retrógrado en el que se formaron los trabajadores egipcios que
fueron al Golfo en los 70 y que trajeron a casa radicalizando a la sociedad.
Hasta el momento, El-Sisi está recreando lo peor de Mubarak y lo peor de Morsi.
Es lógica la preocupación de muchos intelectuales que se
resisten al deterioro constante de la situación nacional e internacional, con
decenas de frentes conflictivos abiertos. Las repuestas pueden ser más
fantasías con las que negar la realidad o enfrentarse a ella. Tiene mucho
mérito levantar el espejo como lo hacen los autores en sus artículos ante una
sociedad y especialmente un poder que no quiere ser cuestionado. Los nervios
causados por una encuesta que decía que la popularidad del presidente había
bajado al 79% han hecho que de forma casi instantánea vuelva a ascender al 91%.
Misterios egipcios.
El incidente de Minya ha sacudido las conciencias y plantea
una serie de interrogantes que la sociedad egipcia no puede evitar hacerse y
que determinarán su futuro. Es una prueba del deseo de evolución hacia otras
posturas. La idea presidencial de que estas
cosas son necesarias para obtener beneficios a largo plazo es absurda hasta niveles ridículos. No frenar el
sectarismo y la radicalización y, por el contrario, encarcelar o silenciar a
los que pueden aportar ideas valiosas tiene sus consecuencias.
De seguir así, de no
castigar justamente a los culpables, se estará extendiendo un mensaje claro,
como se ha estado extendiendo hasta el momento y denuncian los autores de ambos artículos.
* "The
shameful Minya incident and the need to apply the law" Ahram Online
5/06/2016
http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/219243/Opinion/-The-shameful-Minya-incident-and-the-need-to-apply.aspx
**
"Egypt's sectarian tensions: causes and possible solutions" Ahram
Online 4/06/2016
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/4/0/219269/Opinion/0/Egypts-sectarian-tensions-causes-and-possible-solu.aspx
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