sábado, 16 de septiembre de 2023

El momento adecuado

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


La crisis del futbol femenino es la crisis española. Haber llegado a campeonas del mundo y que en la entrega de medallas se produzca un incidente de cajón sobre lo que son las libertades machistas es una situación que ni al más agudo de los adivinos se le habría aparecido ni al más estratega de todos estrategas se le habría ocurrido. Que con millones de ojos fijos en todos los lugares del planeta a Rubiales le diera el arrebato ante miles de cámaras fotográficas y televisiones es algo que no se le hubiera ocurrido a nadie.

La fortaleza de las jugadoras es la de las mujeres en su conjunto porque esto de Rubiales es algo más extendido que en el deporte. Besitos, azotes, pellizcos y achuchones, vengan a cuento o no, son parte de ese precio que la mujer paga por adentrarse en la pantanosa y empantanada jungla masculina del deporte. La idea de igualdad no entra en la mente de todos, según parece.

Creo que comenté hace unos días la salida de un actor en plena entrevista en directo al decirle las presentadoras que el director con el que trabajan habitualmente iba a hacer una comedia, "¡Qué bien, habrá morreo!" Sí, los peligros del directo. Hay mucho "aprovechado" suelto por estos mundos hispanos.

El acontecimiento en sí —copa del mundo de Fútbol— es un escenario precisamente muy marcado. Si regresamos a la historia cultural del fútbol femenino comprendemos que el hecho es algo más que deportivo. En la historia cultural del fútbol femenino no entran solo los partidos y resultados, sino todo aquello que rodeo a este deporte y se relaciona con las mujeres. Aquí entran desde los gritos obscenos que jugadoras (y árbitras, no nos olvidemos), los insultos, las risas de los que iban a montarla en los partidos. Están los comentarios sarcásticos en los medios de los varoniles profesionales del periodismo, la condescendencia y los nombres cariñosos frente a los serios nombres de los jugadores. Podemos llegar hasta el cine, con aquella película, "Las ibéricas FC" y los planos escogidos por los cámaras de las televisiones en sus inicios. En fin, todo eso con lo que han tenido que guerrear las mujeres que han querido dedicarse a este deporte tan hispano y varonil.

La verdad es que el recorrido del fútbol femenino, como han notado muchos comentaristas, ha sido de cero al infinito. Pero ese cero del que partieron fue sangre, sudor y lágrimas a la española.

Se habla mucho del racismo en el fútbol, pero esos cantos e insultos dedicados a jugadores los han padecido durante mucho tiempo las jugadoras en los campos. Empezaron con los familiares como asistentes y les siguieron los chistosos que iban a echarse una risas con total impunidad. Ahora tienen legión de fans que las respetan y admiran, que las tienen como modelo.

Decía alguien que el caso Rubiales había empañado el gran momento de coronarse campeonas del mundo. No estoy de acuerdo. Creo que una victoria añadida. Han ganado en la prórroga otro partido que se disputaba en la sociedad y del que el expresidente de la Federación Española solo es una pieza. Creo que han dado un gran golpe justo en el momento en que todos miraban y vimos lo que vimos. Era el momento adecuado; inesperado, pero adecuado. Cómo se desarrolle después, está por ver. Este país tiene acumulado demasiado sexismo y solo se pueden realizar avances cuando termina el partido. Ha sido el mejor escaparate.

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