miércoles, 14 de julio de 2021

El negacionismo COVID, de la ignorancia a la arrogancia

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Hoy es difícil decantarse por un tema, pero creo que es necesario fijarse en lo señalado por el gobierno andaluz al hacer repaso de los datos sobre los ingresos en su comunidad. En estos días se multiplican los mensajes intentando convencer a los jóvenes de que tengan en cuenta alguna restricción, tampoco muchas, pero sí alguna que frente los datos, que se han disparado astronómicamente espantando al turista europeo que le sigue dando al botón de cancelar para desesperación de los sectores implicados que, por una cosa o por otra, acaban siendo todos, porque el que no se queda con los chiringuitos playeros desiertos ve que no se visita su catedral o no se le llena la plaza de todos ni vende suvenires en la Puerta del Sol.

RTVE.es nos da un titular escandaloso "El 72% de los que ingresan por COVID en las UCI andaluzas son "negacionistas" de la vacuna de entre 50-60 años".  

 

El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, ha alertado este martes de que "el 72%" de las 122 personas que actualmente se encuentran ingresadas en unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de hospitales de Andalucía con coronavirus son "negacionistas", es decir, "gente que no se ha querido poner la vacuna", de "entre 50 y 60 años" de edad.

Así lo ha indicado el vicepresidente de la Junta en la rueda de prensa posterior a la reunión semanal del Consejo de Gobierno, en la que ha comparecido junto al consejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior y portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo.

Al analizar la situación de los hospitales andaluces como consecuencia de los nuevos ingresos que está provocando la Covid-19, Juan Marín ha indicado que resulta "muy atípico que gente que ya estuviera vacunada, con entre 50 y 60 años" de edad, "estuviera ingresando en UCI", y al respecto ha puesto de relieve que "el 72%" de los actuales pacientes en unidades de críticos son "negacionistas" de la vacuna, tras lo que ha realizado un llamamiento a favor de la vacunación.

Por su parte, el portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, ha detallado que el 64% de las 102 personas que han ingresado este pasado fin de semana en hospitales de la comunidad por Covid "no estaba vacunado".*

 


Conforme se va extendiendo la vacunación por grupos de edad, nos encontramos con los datos que muestran, como señala el Vicepresidente, que hay gente que ha ido quedando al margen pero que no pueden escapar del destino final, la UCI.

Se puede ser negacionista de muchas maneras. Están los que "niegan el coronavirus" que según ellos es un "invento" para controlar el mundo, hacer que te pinchen y no se sabe muy bien qué ocurre después en su historia. Puede que a algunos no haya ocasión de preguntarles más porque se quedarán en la UCI. Luego están los que no niegan el virus, pero "niegan las vacunas"; son los tradicionales "anti vacunas", unos que vienen de lejos y a los que la pandemia ha servido para relanzar sus mensajes sobre "autismo", etc. Luego puede estar los que simplemente tienen miedo a que les pinchen, es decir, son más emocionales que irracionales, como los dos primeros grupos.

Como los virus no entienden de todas estas explicaciones, unos acaban asintomáticos, otros con síntomas leves, otros ingresados y finalmente los que terminan en las UCI les guste o no. De esos últimos, algunos no sobreviven.



En distintos países se está planteando la cuestión de la "vacunación obligatoria", como ocurre en la Francia de Macron. Hace ya mucho tiempo hablamos aquí sobre el carácter social de la pandemia. Es absurdo que se esté debatiendo sobre el derecho a la eutanasia y algunos se nieguen a ponerse una vacuna que afecta a la vida de los otros. No se trata ya solo de la vacuna; se trata básicamente de un conjunto de medidas que tratan de evitar que te contagies, sí, pero también que si estás contagiado puedas contagiar a otros. Esto no es algo individual sino social, afecta a todos. Vivimos en esta paradoja desde el principio de la enfermedad, esta falta de comprensión del fenómeno en su dimensión social y su reducción a la decisión individual: yo decido si me pongo mascarilla, yo decido si guardo la distancia de seguridad, yo decido si realizo la cuarentena, etc. Y a esto algunos lo llaman "libertad". En este sentido, "libertad" es poder ir pegando tiros, donde yo decido quién vive y quién muere, como en esas matanzas. Yo también puedo matar contagiando a otros por imprudencia, ignorancia o arrogancia, según el grado de conocimiento. Ha habido algún caso de intento de contagio intencional, como hemos tenido ocasión de ver en los medios. Pero la inmensa mayoría entra en las categorías de la ignorancia y la imprudencia interesada, que es un estado intermedio camino de la arrogancia.



Estamos asistiendo a las solicitudes masivas citas para vacunarse por parte de jóvenes. Adelantar las vacunaciones a los jóvenes suscita un debate ético y estratégico. Por un lado, son los que favorecen los contagios por su vida social intensa; pero por otro son los que tienen síntomas más leves y hay menos muertes. Por decirlo llanamente: ellos se contagian y los demás ingresan y algunos mueren. Ahora mismo, los noticiarios nos avisan de que se están retrasando cirugías para poder atender a los enfermos de COVID, es decir que está afectando al sistema sanitario en su conjunto, retardando la atención, además de aumentando el riesgo de contagios en el personal sanitario.

Hay personas a las que todo esto deja indiferente. Les escuchamos su descaro cuando son preguntadas. No están dispuestas a renunciar a lo bien que se lo pasan en la vida porque los demás se infecten. Y si se mueren, pues es problema suyo. Mala suerte.



Los datos del consejero andaluz son interesantes. Sería interesante, más allá del porcentaje, y si están en condiciones de contestar, conocer su perfil social, político, religioso, etc. Sería saber si confiaban en algún dios protector, en algún líder político (en los Estados Unidos, los datos hablan de un elevadísimo porcentaje de votantes republicanos que se han negado a vacunarse) o si confiaban en su cuentas bancarias para protegerse. Es el perfil que animo al CIS a realizar porque sería instructivo para todos conocerlo.

Conforme se vaya avanzando en el proceso de vacunación, irán quedan esos huecos negacionista por cualquier de los motivos señalados. Hemos visto que esos núcleos resistentes se irán formando, me imagino que por distintos motivos, en las diferentes franjas con el consiguiente peligro de seguir contagiando y de producir o ser sensibles a las nuevas mutaciones. 

La otra noticia que se nos da desde ayer es que hay gente que, con las dos dosis de vacuna, se están recontagiando. Las explicaciones que nos dan a este "extraño fenómeno" son que las vacunas no son eficaces al 100%, lo que significa también que no todos los virus son débiles ante la vacuna, que sus cambios actúan de forma de selección, sobreviviendo a las defensas producidas por las vacunas. Es ahí donde radica el auténtico problema y no en la ocupación de las camas o la economía, que no son más que efectos colaterales del verdadero problema, que el virus gane terreno a través de sucesivas mutaciones. RTVE.es habla de miles de recontagiados y de cómo las autoridades nacionales y autonómicas no dan los datos sobre estos casos.


De no reducirse estas cifras, nos veremos abocados a mantener una vacunación renovada de forma constante para enfrentarnos a las nuevas variantes. Esto es aprovechado también por los antivacunas y negacionistas del COVID. Les viene bien para desprestigiar los efectos de la vacunación y avanzar en sus campañas.

Mientras se mantengan las enormes diferencias en vacunación entre países ricos y pobres, surgirán nuevas variantes allí donde se vacuna poco o nada, y aparecerán en nuestros ricos lugares de diversión, de ocio nocturno o diurno, en lujosos locales o en botellón callejero. Uno se contagia igual en una fiesta que en una biblioteca si no se mantienen las medidas de seguridad. Seguimos sin entenderlo pese al tiempo transcurrido y las muertes en todo el mundo. Seguimos interpretando en términos de intereses humanos lo que es un problema biológico. Como advierten los científicos desde antes de que esto comenzara, a) la presión sobre la naturaleza favorece la transmisión de virus de los animales a los seres humanos, directamente o mediante algún animal intermedio; b) es la enorme movilidad alcanzada modernamente lo que favorece su dispersión, lo que dificulta su control y crea nuevas variantes.



Ayer se preguntaba a los sectores de hostelería y ocio si había que exigir en la entrada de los locales el "pasaporte COVID", el que servirá para mostrar si estamos vacunados o no. Curiosamente, se mostraban reacios. El negocio es el negocio. Según sus cálculos, si los que están vacunados no tienen miedo a ir, ¿por qué prescindir de los que no se vacunan? Cálculo erróneo y, sobre todo, demagógico. Puede que los que están ya vacunados, ante el fenómeno del recontagio, dejen de ir a lugares donde se deje entrar a cualquiera. Volvemos así el uso bastardo de la idea de "libertad", del tú te vacunas porque quieres y yo tengo la libertad de no querer vacunarme. A algunos les habrá parecido curiosa esta reacción empresarial de los mismos que hasta hace poco esgrimían el concepto de la "seguridad" para no perder clientela y pedían algún tipo de certificación. Pagaremos con creces estos "cálculos", estos cambios interesados de un día para otro. 



Esto es una gran guerra. Por eso, este exceso del yo, de los intereses locales, de la creencia en que la Ciencia vendrá a salvarnos pese a que no destinamos más recursos a las investigaciones en estos campos, etc., lo convierte en una lucha doble, contra el virus y contra nuestra propia negligencia, por no decir otra cosa.


 

* "El 72% de los que ingresan por COVID en las UCI andaluzas son "negacionistas" de la vacuna de entre 50-60 años" RTVE.es / Agencias 13/07/2021 https://www.rtve.es/noticias/20210713/andalucia-72-ingresan-covid-uci-son-negacionistas-vacuna/2128421.shtml

 





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