Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Si ayer
calificábamos el planteamiento de las autoridades egipcias como una cuestión de marketing al considerar que
los problemas políticos, sociales, etc. se resuelven con enfoque provenientes
de esta disciplina comercial, hoy nos lo confirman. Cualquier desastre se
considera como una cuestión comunicativa,
como la necesidad de modificar la percepción del acontecimiento por parte de
los públicos o mercados. La tendencia de las autoridades —que salen ya de las
escuelas de negocios— a aplicar consideraciones de mercado a todo lo que ocurre hace que se piense que cuestiones
políticas se resuelven en términos de comunicación positiva o de estímulos de
mercado.
Evidentemente
hay muchas cosas para las que la mercadotecnia es muy útil. Pero no lo es para
otra, siendo incluso contraproducente en muchas. Esto ocurre tanto por la
naturaleza de las cuestiones como por la de tipo de solución que requieren. La
mercadotecnia está haciendo mucho daño a la política (y por ello a la verdadera
dirección de los países) porque se convierte en un sistema de equivalencias que
trabaja más sobre las actitudes que sobre las realidades. La "creación de
imagen" no puede ser un sustituto de la creación de realidades
satisfactorias, es decir, la solución de los problemas reales, que es de lo que
se debe ocupar la política. Los enfoque comunicativos, en cambio, acaban
poniendo más énfasis en la intensidad retórica de la comunicación antes que en
la solución. Se parte de que estamos en una sociedad mediática y que todo se
acaba convirtiendo en discurso, usando los mecanismos retóricos posibles para
alcanzar un efecto sobre los electores considerados como
"audiencias". Pero el arte de la política no puede ser solo el de los
discursos, las presentaciones, sino del de los hechos. Cuando los problemas
están resueltos, usen toda la retórica y colorines que quieran; pero si los
problemas no se resuelven, los discursos son solo música celestial, puro
trompeteo vacuo.
El
diario Egypt Independent nos trae un
ejemplo de lo que hablábamos ayer sobre las cuestiones de marketing, es decir,
del enfoque comunicativo de la política. No se plantea la solución de los
problemas en sí; solo se trata de paliar sus efectos negativos con acciones
positivas comunicables. El
titular del artículo es "Tourism Ministry eyes increase in Japanese
tourists with flights starting in April". Se conecta con el que
ayer veíamos, que señalaba la caída del 90% del turismo italiano (entre otros)
después de la desaparición, tortura y asesinato (no hay que olvidar ningún
momento del crimen) del estudiante italiano Giulio Regeni, del que nos estamos
ocupando estas últimas semanas. A los datos negativos hay que responder
inmediatamente con los mensajes positivos. En la primera parte de la noticia se señala:
Egypt hopes to increase the number of Japanese
tourists visiting the country with flights between Cairo and Tokyo beginning on
April 23, according to the Tourism Ministry.
Meetings have been held over the past 72 hours
with companies operating in the Japanese tourism market to resume the inflow of
tourists to Egypt, according to Mohamed Abdel Gabbar, head of international
tourism at the ministry’s Tourism Promotion Authority.
“There are 12 companies operating in the
Japanese market (jointly run) by Egyptian and Japanese partners,” Abdel Gabbar
told Al-Masry Al-Youm, describing Japan as a “promising” market of potential
tourists to Egypt.
"The most important subject of the current
talks is the need for flights between Tokyo and Cairo, and one company is
already providing a private flight between Egypt and Japan with a 300-passenger
capacity,” he said.*
Hasta aquí se nos muestra la "esperanza" de
conseguir que lleguen turistas japoneses después de que se han retirado,
voluntaria u obligatoriamente al suspender los vuelos, los rusos, británicos,
etc. tras la voladura en el aire del avión con turistas rusos. Lo que se nos
muestra bajo esa esperanza, que se traducirá en realidad o en frustración si no
se cumplen los objetivos (es decir, convencer a los japoneses), es la actividad
frenética de los responsables del turismo frente a un desastre de proporciones
monstruosas: el hundimiento del turismo.
Pero es en la forma de resolver el problema en donde se
abren las posibilidades de actuación. Como todo problema, la forma de su
enfoque delimita las posibilidades de su resolución. Y es aquí donde reside el
interés de la noticia:
A visit by President Abdel Fattah al-Sisi to
Japan at the end of February will also be used to promote tourism to Egypt,
according to Abdel Gabbar.
Tourism Minister Hisham Zaazou is scheduled to
hold a news conference on February 23 that will be attended by 150 travel
organizers, representatives from the World Tourism Organization and foreign
ambassadors where he will convey “positive messages” concerning Egypt’s tourism
destinations.
Egypt’s tourism sector, a main source of
national income and foreign currency, was negatively affected by political and
security instability resulting from two popular revolts in 2011 and 2013. The
October 2015 crash of a Russian passenger plane in Sharm el-Sheikh and the
mysterious murder of Italian student Giulio Regeni in January added to the
industry’s woes.
According to a report released by the
government’s Central Agency for Public Mobilization and Statistics in January,
Egypt recorded a 43.7 percent drop in incoming tourists during December 2015 to
440,000 visitors, down from 781,600 in the same month of 2014.*
Como leal súbdito de El-Sisi, el señor Mohamed Abdel Gabbar —responsable
ministerial del turismo internacional— está convencido de las virtudes milagrosas de su presidente.
Cree que Japón se va a rendir ante la
llegada del carismático presidente. Sin embargo, la experiencia dice lo
contrario. Lo que ocurre en los diferentes países que el presidente El-Sisi va
visitando son reacciones negativas acordes con la situación egipcia. Puede que
las autoridades sean muy educadas, como manda el protocolo. Pero no es eso lo
que moviliza al turismo. La corriente negativa que aflora en la prensa es
abrumadora y salen a la luz todos los males de Egipto. Donde se esperaba
comunicación positiva se encuentra la lista de encarcelados, desaparecidos,
muertos por la represión, condenas a muerte, arbitrariedades judiciales,
liberación de los condenados del régimen anterior por corrupción, etc. y calificativos
de "dictador", "golpista" y aplicados al presidente El-Sisi.
Pronto se descubre que la visita no ha generado esos "mensajes
positivos" de los que habla el ministro de Turismo, sin lo contrario. Ha
servido para poner en primer término informativo (la visita lo fuerza) lo que
ocurre en Egipto y que al gobierno y su presidente no le gusta que se diga.
Puedes llenar el mundo de bellos anuncios, pero eso no oculta la realidad de lo
que ocurre.
La ingenuidad egipcia sobre el "carisma" y el
respeto internacional a su presidente es realmente sorprendente. Nadie comparte
la "sisimanía". El mundo no ve un "Nasser" sino un
"Pinochet". Por más que los egipcios besen sus retrato (como lo han
hecho con los otros), el resto del mundo no tienen ningún interés en ello.
Cuando se repasan babosos artículos de aduladores que no querían que el
presidente saliera por si se lo robaban
los envidiosos países a los que iba o escritos sobre cómo quedaban deslumbradas
las naciones cuando El-Sisi hablaba en la Asamblea General, se tienen serias
dudas sobre ciertos fenómenos y mentalidades.
Se comprende entonces el valor totalitario del aislamiento,
porqué a los dictadores les gustan tanto los muros y los silencios solo rotos
por los clarines que anuncian la presencia del gran hombre, su despertar cada
mañana para alegría del universo y felicidad de sus vasallos devotos. Pero eso
le importa un bledo al resto del universo, al que le gustaría que los
dictadores no salieran de la cama y, como bellos durmientes, siguieran hasta el
fin de los tiempos. Desgraciadamente no ocurre así.
La reunión con empresas del sector y embajadores para
transmitirles "mensajes positivos" tiene como objetivo, sobre todo,
llegar a los egipcios más que a los japoneses o demás extranjeros. Cuéntemelo
como pueda, que yo lo entenderé como deba. No creo que salga mucho de los discursos positivos en Japón o en la
conferencia. Pero saldrá el mensaje de "eficacia" que es el que le
interesa al político en el otro plano, el personal y de la política interior.
Si no funciona, no será culpa de ellos, que han hecho todo
lo posible. La culpa la tendrán los conspiradores, nacionales e internacionales,
por difamar al acogedor Egipto que este gobierno está creando para disfrute del
turismo mundial.
Las explicaciones que el periódico da son interesantes en su
selección. Se echa la culpa a la "inestabilidad" provocada por las
"dos" revoluciones, 2011 y 2013. Es interesante esta forma de
presentarlo porque había varias formas posibles de presentarlo según la
tendencia. Las opciones son:
a) la inestabilidad viene de 2011, de la Primavera árabe. Es
la repuesta típica de los más conservadores y partidarios de los viejos regímenes.
Con los dictadores se vivía mejor.
b) la inestabilidad proviene de 2013. es decir, por el golpe
de estado de El-Sisi. Es la tesis islamista. Egipto iba camino de la democracia
con los Hermanos Musulmanes y el "liberal" Morsi al frente, cuando
los militares cambiaron el rumbo. En esta tesis es importante decir que los
islamistas eran los partidarios de la Primavera Árabe y que fueron ellos los
que pidieron la democracia para Egipto. Esta idea última le gusta también a los
de la primera opción, a los más reaccionarios, porque así reafirman lo negativo
de la revolución.
c) la inestabilidad viene de 2011 y 2013, como se señala en
el artículo. Aunque parezca salomónico, es una fórmula indirecta para criticar
el golpe de estado sin que lo parezca y a los políticos en general. 2013 llega
porque no se sabe resolver 2011 y la inestabilidad resultante crece. El
artículo señala que el turismo se ha visto afectado "negatively affected
by political and security instability resulting from two popular revolts in
2011 and 2013". Por política se entiendo a los que salen a la calle y por
seguridad el terrorismo. A la calle salían todos, pero las bombas solo las
ponen algunos. Pero la inestabilidad no proviene solo del terrorismo, la represión
del régimen no va solo contra el terrorismo.
Lo que hace es meter dentro de "terrorismo" a todo el que se le opone
o critica más allá de un límite. La detención y condena a tres años del usuario
de Facebook que puso una foto de El-Sisi con las orejas del ratón Mickey —como
contábamos ayer— es un ejemplo de esa ampliación del concepto de
"seguridad" por parte del régimen egipcio. La ampliación llega a "ateos"
y "homosexuales", por ejemplo, a los que se quiere presentar como
destructores del país, del islam o de lo que haga falta. Ni que decir tiene que
el resto del mundo no ve aquí una cuestión de "seguridad" sino de autoritarismo
y violación de los Derechos Humanos. Como, además el régimen lo airea
internamente porque parte de su estrategia es presentarse como
"virtuoso", esa misma propaganda se vuelve contra él, que es su peor
publicista. Se ve aquí un ejemplo claro de que las virtudes no son las mismas
en todas partes. Cuando presidente El-Sisi espera ser recibido como un salvador
del mundo, solo es recibido por las
asociaciones de defensa de los Derechos Humanos que le reclaman el cese de las
violaciones.
En el párrafo final del artículo se nos hace tocar el duro
suelo: la caída del turismo en diciembre de un 47'3% respecto al mismo mes del
año anterior. La cuestión que planteamos es ¿se puede solucionar el problema
existente si se cree que es solo cuestión de visitar Japón o reunir a las
empresas del sector y repetirles que es un "país seguro" o, como le
dijo hace dos días a Madeleine Albright que busca un "equilibrio entre
libertad y seguridad"?
Hay otros
dos puntos, se nos dice en el texto, que afectan al "sector": «The October
2015 crash of a Russian passenger plane in Sharm el-Sheikh and the mysterious
murder of Italian student Giulio Regeni in January added to the industry’s
woes.» ¿La voladura de un avión es un problema turístico? Egipto
todavía sigue sin reconocer oficialmente que fue un atentado; están en ello. La
vergonzosa negación del hecho solo tiene explicación dentro de ese sistema de
"equivalencias" señalado: "atentado = menos turistas". El
resultado es que da igual cómo lo quiera llamar el gobierno, el turismo se ha
hundido. El otro caso, el del asesinato del italiano Giulio Regeni se ha
calificado oficialmente como "campaña de difamación contra Egipto".
Según el gobierno egipcio, nadie puede decir que ha sido asesinado hasta que ellos
lo decidan oficialmente. La ley egipcia que señala que solo es verdad lo que
dicen las autoridades y que el que dice lo contrario puede ser condenado solo
funciona en el país. Fuera se llama "represión".
Hablar del "misterioso asesinato" de Giulio Regeni
es otra burla. Aun así, es un avance respecto a la versión inicial del
Ministerio del Interior de que se trataba de un accidente de tráfico. Los
aviones caen y la gente muere; otros tienen el mal gusto de
desaparecer o se empeñan en ser llevados a la cárcel. Los extranjeros deben
venir a tomar el sol y no a preguntar por nuestros problemas, que los egipcios
somos capaces de resolver solos. Paga y vete.
Los problemas de Egipto no son turísticos; no se resuelven con bajadas de precio en los vuelos o
mejores condiciones en los hoteles. Los problemas son otros, cuyas
consecuencias afectan al turismo. Pero la forma de arreglar los problemas
también pueden causar problemas. Un turista valora la "seguridad",
como es lógico; pero es bastante frívolo pensar que le gusta que su seguridad
se base en la represión de las personas o peor, que se utilice como excusa para
la represión, para el autoritarismo.
Si la seguridad turística se basa en llenar las cárceles, la
conciencia de muchos se pone en marcha. Pensar en términos de turismo tal como
lo hace el gobierno egipcio (y muchos otros que le siguen) es empezar la casa
por el tejado. La simpatía y solidaridad que se despertó con la Primavera árabe
se ha transformado en sentimientos encontrados al ver lo mal que se ha resuelto
en la mayoría de los casos. Se puede echar la culpa a quien se quiera, pero lo
cierto es que los que están en el poder son los mismos que estaban y con la
bendición de mucha gente, que se alegra de que las cárceles estén llenas,
muchas de ellas con jóvenes que reclamaban libertades para todos, modernizar el
país, barrer sus calles de la corrupción. Pero no ha habido manera. No, no es
una cuestión de mercadotecnia, de conferencias o folletos. Es un problema de
libertades. Las cárceles llenas no son un buen reclamo, ni las muertes
"misteriosas". Esto no lo arregla el carisma sino la inteligencia, la
voluntad política. Como diría Alaa Al-Aswani, "la democracia es la solución",
una de democracia de verdad y no de opereta, con parlamentos inútiles y las
cárceles llenas, con medios de propaganda descalificando al que discrepa, etc.
El gran dibujante Andeel publica hoy en Mada Masr esta caricatura que, como sabe hacer el artista, resume
en unos pocos trazos la realidad profunda, las raíces de los problemas:
Assistant: "Reports are saying that your
popularity keeps going up, sir..."
Sisi: "No way!"
Assistant: "Cross my heart my heart and
hope to die."**
No creo que la realidad diste mucho de la caricatura en este
caso. Si quieren "mensajes positivos", empiecen por resolver los "misterioso asesinatos", las "caídas de los aviones", las desapariciones, etc. Eso sí son "mensajes positivos". Hay turistas muy raros que, además de ver hermosos monumentos, les gusta ver gentes libres y gobiernos respetuosos con los derechos humanos.
*
"Tourism Ministry eyes increase in Japanese tourists with flights starting
in April" Egypt Independent 17/02/2016
http://www.egyptindependent.com//news/tourism-ministry-eyes-increase-japanese-tourists-flights-starting-april
** Andeel
"Pretty awesome reports" Mada Masr 17/02/2016
http://www.madamasr.com/cartoon/pretty-awesome-reports
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