Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El diario El País
ha entrevistado en Boston al embajador de USA en España, Alan Solomont, con
motivo de su próximo relevo. Se va con algunas frustraciones, confiesa, como no
haber llevado al presidente del Gobierno a un encuentro en la Casa Blanca, todavía pendiente; pero
la mayor de todas, según señala, es la de haber comprobado que “España no tiene
confianza en sí misma”.*
No es una mala percepción la del embajador Solomont. Es
nuestro punto flojo y quien logra vencer ese complejo sale adelante. Nos
sentimos más tentados a definirnos por nuestras desgracias y desastres, como una
"generación del 98", que por nuestros logros, por los que parece que
hay que pedir perdón, porque siempre molestan a alguien.
Eso hace muchas veces que confundamos las quejas con las acciones,
que lo mismo es quejarse que arreglar. Nada le gusta más al sistema
que los demás se quejen, que no pasen de ahí, pues las más
de las veces van a pedir soluciones a la puerta del causante, algo que le
gratifica y refuerza.
Señala Alan Solomont:
Creo que nosotros podemos aportar
algo en lo que se refiere a la construcción de la sociedad civil, a la idea de
que los ciudadanos tienen la responsabilidad de participar para resolver los
problemas de la comunidad. Hemos alentado el voluntariado y el servicio
ciudadano. El pueblo español se da cuenta de que los problemas que afronta su
país no pueden ser resueltos solo por el sector público o el sector privado; se
necesita a la sociedad civil. Hemos tratado de explicar cómo nuestro sistema
político anima al público a participar. En EE UU, la política no es un deporte
de espectadores; los ciudadanos se involucran en la política y en las campañas.*
Es esa reducción del papel ciudadano y su pasividad lo que
resulta insólito desde la perspectiva de cualquier país o individuo consciente
de sus derechos y deberes. Por eso resultaba insólito, como señalamos el otro día, el frenazo dado
a las campañas de denuncias de las asociaciones de consumidores a través de una enmienda para que
evitar que puedan presentar informes
públicamente sin que los denunciados puedan presentar sus "contra
informes".
Las asociaciones son un paso más allá
de la mera queja y suponen la implicación activa de la ciudadanía en los
asuntos que competen a todos, en este caso a la salud. Hacen falta más asociaciones ciudadanas, independientes, con voluntad de que las cosas funcionen. Hace falta más sociedad civil para contrarrestar la sociedad "oficial", que es la que hay que recortar, tanto parásito fomentando el absentismo ciudadano, el más peligroso, el que hace dejación de obligaciones y derechos, de ambos.
La reducción de la política a las campañas electorales y de
los ciudadanos a espectadores de la grada ante la que habla el político, esos
ciudadanos convertidos en figurantes, que aplauden y asienten a lo que dice el
líder de turno, es lo que hay que desterrar de la actividad política. Los
partidos se han convertido en una especie de empresas, adquiriendo el poder de
entrar en cualquier ámbito, que controlan mediante sus repartos. Hacen falta
órganos para la sociedad civil, efectivamente, que se escuchen y hablen voces reales y
no los ecos franquiciados de los
partidos.
Esas voces huecas no son exclusivas de los ámbitos
políticos, sino que afecta a los contra poderes. Señala Solomont también el
papel de los medios de comunicación:
Es necesario que los medios de
comunicación cumplan religiosamente con la obligación de ser independientes, y
usted sabe que en España hay medios que están alineados en algún lado del espectro
político. En EE UU también ocurre, tenemos Fox News y algunos programas de
radio. No creo que eso sea saludable. Creo que la gente tiene que poder usar
los medios de comunicación como una fuente de información, y no de
intoxicación. No digo que sea peor en España que en EE UU, pero creo que usted
puede coger alguno de los periódicos y saber de antemano qué es lo que van a
decir sobre la política del Gobierno. Insisto, una prensa independiente es una
buena cosa.*
No le falta razón. La supervivencia de los medios parece que
estuviera en esa alineación que les garantiza su poder, que no se basa en los
lectores sino en las conexiones con los despachos del poder. No se sacuden los
medios españoles esa vocación de propagandistas de unos y otros porque les
ocurre igual que a los políticos. Si los políticos no creen en la gente, los
medios no creen en sus lectores. O quizá creen que los que tienen votos tienen
también lectores y se empeñan en el mismo planteamiento de la pasividad. La
prensa tiene que recuperar su papel, ponerse del lado de los ciudadanos para
estos puedan tener la percepción adecuada y actuar.
Cuando el embajador Solomont llegó a España se resaltaron dos cosas de él: su capacidad para lograr fondos para los candidatos demócratas y sus labores filantrópicas y de compromiso social. Cuentan sus biógrafos que fue despedido de su primera empresa por tratar de organizar un sindicato. Decidió crear las suyas y se dedicó a las residencias de tercera edad. Alaba la sanidad española. Se va con un gran recuerdo de España,
con la memoria de la transformación realizada por este país desde la primera
vez que lo pisó en 1971. Dice que se lo dijo al Rey en su audiencia de
presentación hace cuatro años, que la transformación de España había sido muy
grande, una "historia de éxito". Esa historia de éxito es de todos,
aunque los políticos luchen por apropiársela; el mérito es de la ciudadanía,
que consiguió sacar adelante un país y modernizarlo en unas décadas. Solomont
señala:
Hoy sigo creyendo que España es
una gran historia de éxito. Hay una crisis económica. Las condiciones
económicas, obviamente, son hoy peores que cuando llegué porque la crisis
estaba empezando entonces, pero creo que España tiene los medios para
levantarse de esta crisis y volver a una senda de prosperidad. Tomará algún
tiempo, pero lo conseguirá.*
Ahora solo nos falta creerlo, creer en nosotros mismos, ganarnos esa
confianza que no solemos tener en nuestras propias posibilidades, en nuestra
capacidad de hacer aunque hagamos. Somos dados al lamento y a no ver nuestros aciertos. Menos "marca" y más "marcha"; la "marcha España".
* Entrevista Alan
Solomont “El mayor problema de España es que no tiene confianza en sí misma” El País 9/06/2013
http://politica.elpais.com/politica/2013/06/08/actualidad/1370701747_735161.html
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