Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El miércoles pasado recuperamos para nuestro cinefórum la película "El cuarto poder" (Deadline - USA), un filme escrito y dirigido por Richard Brooks en 1952, con un reparto encabezado por Humphrey Bogart y por Ethel Barrymore. La actualidad del filme se hace evidente conforme van pasando los minutos y se comprende la crisis que trató de reflejar en su momento.
La historia que se nos cuenta es la de un periódico comprometido con la sociedad, que antepone los valores informativos a cualquier otro interés. Nos alejamos de la parte de la trama de corrupción política que se nos muestra en el filme y vamos a los procedimientos. Comenzamos con la mayoría de edad alcanzada por la hija pequeña del dueño fallecido.
La viuda y las dos hijas deciden vender el periódico que va a ser comprado por otro de la competencia para callarlo y así aumentar su audiencia, ante la oposición de su actual director de The Day, Ed Hutchenson (H. Bogart), un continuador de la pasión periodística por el compromiso social y ético de su fundador hacía más de 30 años.
El filme nos muestra un giro en la historia de los medios a través del cambio y de las presiones que rodean al periódico, que se ha convertido en molesto en su afán por llegar al fondo de todo. El medio deja de estar dirigido por los intereses de los lectores y comienza a ser presa de los intereses —políticos, económicos, personales...— que le rodean. Hoy diríamos que la información toma la forma de "influencia". Ya no se trata de hacer llegar al lector lo que le interesa y afecta, sino lo que interesa a las empresas y grupos que se hacen con los medios. En este sentido, el término "influencer" va más allá de la persona aislada y la asumen los grupos detrás de los medios, ya sean políticos o económicos.
La
película nos muestra la transición de las empresas familiares en la prensa
—como ocurrió en España con la familia Luca de Tena— a los grandes grupos que
usan su poder para influir o para evitar que llegue información que no les
conviene. En el filme esto se refleja en los grupos corruptos, pero también en
la intromisión del director de publicidad de The Day plantea retirar un
artículo porque afecta en lo personal a un anunciante millonario del periódico.
La
actualidad del filme es grande pues nos hace comprender con claridad el
movimiento de los medios hacia la manipulación de los públicos en funciones de
diversos intereses. Quizá lo que nos muestra Brooks en su película es un ideal
y nunca existió realmente, pero sí es cierto que nos muestra el comienzo de
algo que hoy ya no tiene apenas límites. Los medios los controlan los que están
detrás, ya sean políticos o empresas, que los orientan hacia sus propios
intereses. En este sentido, la cuestión puede variar en el grado, pero no en el
fondo.
Lo que
ocurrió 20 años después con el "caso Watergate" fu el canto de cisne
de la Prensa. Hoy estamos en un mundo manipulador y manipulado, donde no tiene
sentido decir la verdad porque estamos en un mundo en el que no se puede
diferenciar de las "fakes news", de los bulos fabricados por personas
o por IA automáticamente. Es un mundo en el que la fotografía, las voces o los
vídeos se han convertido en tal grado manipulables que no es fácil sostener que
puedan ser "ciertos" y el Periodismo sin un cierto grado de seguridad
en lo que ofrece tiene poco sostén y eficacia.
Hoy compiten débiles verdades con poderosas mentiras repetidas millones de veces y la victoria no suele estar del lado bueno. Los públicos desean la mayor parte de las veces ser engañados en la medida en que creencias erróneas son suyas. De ahí el interés en la polarización social; cuando esta crece, los deseos de tener razón frente a los otros, convertidos en el otro polo, aumentan y se produce ceguera.
Solo
desde estos parámetros es comprensible que las mentiras te lleven hasta la Casa
Blanca o puedas aplicar aranceles a una isla habitada por pingüinos, que puedas
cambiar el nombre al Golfo de México o, en general, puedas reescribir la
Historia a tu gusto, faltando a cualquier rigor, con millones de personas
deseando escuchar tus mentiras lanzadas por redes sociales o por medios que
luchan contra su propia tendencia a informar verazmente.
Dicen
que la verdad es la primera víctima de las guerras y las dictaduras. Habría que
aplicar el concepto ya a las democracias, a las que vemos debilitarse por el
declive de ese "cuarto poder" que deja en gran medida de cumplir sus
funciones respecto a la ciudadanía, concepto que es olvidado en favor de otros,
como "mercado".
La película de Brooks es muy recomendable verla de nuevo. Lo que se anticipa en ella, la muerte de la información como valor y su reducción a mercancía, lo tenemos hoy consumado en la mayoría de los medios, cuya subsistencia se mantiene por lo que tienen de etiquetado de lo que nos rodea. Pero también se incluye una declaración de amor por el verdadero periodismo, ese cuarto poder que vigila a los demás en defensa del ciudadano, por ese periodismo con valores que no siempre vemos en este mundo revuelto de la información.
Placer y melancolía al ver que el viejo cine no es tan viejo como indican los años. A veces es interesante ir al principio para comprender mejor.
֫—
"El cuarto poder" (Deadline -
USA). Richard
Brooks 1952. B&N, 87 minutos.
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