miércoles, 13 de noviembre de 2024

La que se avecina USA

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Antivacunas para Sanidad, un presentador de la Fox para Defensa, Elon Musk para recortar el gobierno... La amplia mayoría lograda le permitirá a Donald Trump hacer casi lo que quiera. Las perspectivas no son buenas y los principales titulares de la prensa norteamericana están dedicados a los nombramientos y a especular lo que puedan suponer para el país en los próximos años.

En The Washington Post leemos el titular "Trump pledged to close the Education Department. What would that mean?". Otros, como The New York Times, se preguntan qué significa ese nuevo departamento de "Eficiencia Gubernamental", al frente del cual el presidente electo ha dicho que pondrá a Elon Musk y a Vivek Ramaswamy, este último un conocido negacionista del cambio climático, antivacunas y otras lindezas que le definen como "anti woke". Pensar que estos dos personajes se van a dedicar a los recortes (volvemos a "el gobierno es el problema") gubernamentales para hacerlo "eficiente" es realmente escalofriante.

La era Trump, con su masivo apoyo popular, siembra muchas dudas sobre el futuro norteamericano o, si se prefiere, sobre el futuro a secas, puesto que el efecto de lo que se avecina nos llegara a todos.

Con las manos libres, la nueva "grandeza" de Estados Unidos tiene visos de afectar a todos en muchas dimensiones. La dependencia económica, militar, tecnológica, etc. de USA hace que lo que se haga allí, las medidas que se tomen nos afecten de dos formas principalmente, La primera de ellas son las consecuencias directas e indirectas de las medidas. La segunda se refiere al efecto imitación que pueda haber en sus seguidores repartidos por el mundo.

No es de extrañar la rápida insistencia del presidente francés Macron en la necesidad de que Europa organice su propio sistema de Defensa, algo que se relajó durante el gobierno de Joe Biden. Los avisos anteriores de Trump sobre su particular visión de la OTAN y las perspectivas de una nueva sintonía con Putin, ya en pie de guerra con Ucrania, hacen que una defensa europea sea de gran urgencia. Si la idea de Trump en su mandato anterior era "construyamos un muro y que lo paguen ellos", en el caso de la OTAN el modelo puede ser muy similar en sus intenciones. De ser potencia que protege, los Estados Unidos de Trump serán la "potencia que cobra" por proteger y expande su propia tecnología militar para hacerlo. Ya se enfado en su primer mandato cuando se buscó material militar fuera del mercado norteamericano. Estados Unidos posee la capacidad de crear tensiones fuera de casa, por lo que tiene garantizado el mercado bélico militar.

Vamos a asistir, según lo previsto, a un recorte y desmantelamiento del estado, de los que sabemos que se encargará esa otra figura exótica y excéntrica que es Elon Musk, junto al "anti woke" Vivek Ramaswamy. Los efectos de los recortes pueden hacer retroceder a los Estados Unidos muchas décadas presentándolo como una "virtud" americana.

Los analistas ya prevén un gobierno duro, tan duro como le permite su amplia victoria. Pero ha llegado el momento de separar lo demagógico de lo real, pasar de las palabras a las acciones y sus efectos. Ya no será posible centrarse en un eslogan que permita a cada cual imaginarse un futuro perfecto de "nueva grandeza", sino que serán los elegidos por Trump para formar su gobierno los que decidan qué es grande y qué no lo es. El cierre de un departamento de Educación, como se señala, tendrá consecuencias para una generación al menos. Las deportaciones masivas anunciadas tendrán igualmente enormes efectos en el país y en toda la región fronteriza, además de en los países de origen. La imposición de aranceles más elevados a los productos procedentes de Europa (a nosotros nos afecta en nuestras exportaciones de aceite, por ejemplo) o de China tendrá efectos sobre la economía mundial generando inflación y desempleo a lo que se unirá una previsible presión para imponer sus productos además de una trato diferenciado según la "amistad" con los países.

Lo que se sabe de la composición del gobierno de Trump es suficiente para temer sus efectos. Se añade además un tercer factor: el colocarse en posición favorable para la sucesión. Puede parecer prematuro, pero a nadie se le escapa que Trump no puede ser Biden, no puede llegar a unas próximas elecciones como candidato, por más que lo desee. Los que se perciben con posibilidades tratarán de lucirse, de ser más trumpistas que Trump.

¿Cuánto durará esta euforia con Trump? El éxito apabullante en las urnas obedece a muchos aspectos de corte socio cultural, quizá no tanto a elementos reales de la economía u otros aspectos concretos, sino a una sensación de fatiga y a la capacidad de creer en lo que se les prometía. Los resultados obtenidos por alguien que ha sido condenado por múltiples delitos (y los juicios pendientes), que se sabe que ha desarrollado sin pudor embustes y falsedades de forma continua no deja de sorprender y es motivo de reflexión una vez visto que es posible.

El gran demagogo ha mentido y ha convencido, ha ganado votos y apoyos. Ahora la demagogia se traduce en hechos que nos afectarán. La elección de un embajador en Israel que ha dicho previamente que no existe algo así como Palestina ni los palestinos es solo un ejemplo de lo que se avecina.

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