Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Pocas
veces se ha afrontado una elección como las que va a vivir en unas horas los
Estados Unidos; poca veces. Nuestras amenazas de terceras elecciones son un spin-off de Barrio Sésamo en comparación con lo que puede ocurrir a los Estados
Unidos y sus efectos sobre la economía y las relaciones internacionales. Trump,
Donald Trump, ese Donald Trump puede
ser el próximo presidente de los Estados Unidos de América. ¿Se ha parado a
pensarlo? Imagina...
No creo
que haya existido un editorial similar al que hoy muestra The New York Times
con el título "Imagining America on Nov. 9":
This surreal, miserable presidential campaign
exposed a lot of rot in our democracy’s infrastructure, and anger in the
populace. Those conditions are related. It has exposed a sick Republican Party.
Some in the never-Trump movement tried and failed to stop the nominee. But
history will not be kind to the other Republicans who, out of cravenness or
calculation, sidled up to a man they knew to be unfit for office. Paul Ryan,
Mitch McConnell, Ted Cruz, Marco Rubio — weaklings all. A party of
holier-than-thous standing athwart history, saying, “Stop Hillary, whatever the
damage.” Mike Huckabee, on Twitter, shared this pithy lunacy: “Trump may be a
car wreck, but at least his car is pointed in right direction.”
Vista desde fuera, es terrible. Pero desde dentro es
terrorífica por lo que implica, por el estado que refleja y por el futuro con
el que amenaza. Lo que reclama el editorial es lo que ha faltado en el partido
republicano, que pasará a la Historia como el partido de Trump, ya sea porque
lo promovió o porque no supo cómo pararlo para evitar lo que todos temen pueda
venir.
La ventaja que Hillary Clinton tenía hace unos días se ha
esfumado gracias a las maniobras del FBI, por la que algunos ya reclaman
responsabilidades, al pensar que ha sido una actuación
premeditada para perjudicar a la candidata demócrata. Lo sea o no lo sea, el
FBI ha jugado un papel en estas elecciones, algo que tampoco favorece a la
democracia. La carta firmada por su director libera a Clinton de cualquier responsabilidad y se felicita por el gran trabajo hecho por el FBI. Un poco tarde.
También ha intervenido desde fuera la Rusia de Vladimir
Putin, un amigo. Jamás esperaría nadie que un candidato a la presidencia
manifestara públicamente su deseo de la intervención del espionaje ruso en la
campaña para desestabilizar a su oponente- Trump lo hizo explícitamente. Es el
candidato de Putin, que tiene sus bazas en todas las democracias, incluidas las
europeas o las que aspiran a dejar de serlo. Con lo que cuesta el combustible
de un par de aviones haciendo majaderías sobre aguas de la OTAN, se
desestabiliza un país a base de pinchazos y rumores. Si encima encuentras algo,
¡genial!
Trump no solo es el candidato de Rusia, también lo es del Ku
Klux Klan, de la Asociación Nacional del Rifle, del Tea Party, de la
Superioridad Blanca... y de muchos otros grupos que han aguantado echando bilis
un presidente negro, del que se permitió seguir dudando que fuera
norteamericano, y de los que no quieren una mujer en la Casa Blanca.
El editorial recuerda estas cosas y otras más del mismo
tenor porque nadie con una inteligencia media es capaz de entender cómo es
posible que Trump esté en las encuestas donde se encuentra ahora mismo:
It is a history of coded race-baiting combined
with myopia and cowardice that puts the Republican establishment in lock step
now with the alt-right, the Ku Klux Klan, the racists and misogynists and nut
jobs, the guy who shouts “Jew-S.A.,” the crowds that scream, “Lock her up.” For
some it is taxes, abortion or immigration, for many it is simply Clinton hatred
that allows them to justify supporting a candidate who also stands for torture,
reckless war, unchecked greed, hatred of women, immigrants, refugees, people of
color, people with disabilities. A sexual predator, a business fraud, a liar
who runs on a promise to destroy millions of immigrant families and to jail his
political opponent.*
El retrato del candidato espanta. No hay otra palabra para
describir lo que su sola mención despierta. El que fuera considerado durante
muchos años uno de los tipos más tontos, vacuos y presuntuosos de América, un
"pijo" a la americana, pagado de sí mismo ha llevado hasta el extremo
sus posibilidades y puede ser el próximo inquilino de la Casa Blanca y del
Planeta Azul. El hombre que no se sabe la Constitución, ni falta que le hace,
puede llegar a ser presidente.
Las personas conscientes de esto saben que, salga o no
elegido, la labor de reconstruir los Estados Unidos está por delante. Habrá que
volver, como en los cincuenta y sesenta, al Movimiento de los Derechos Civiles
para que los que lo han olvidado recuerden que los derechos son de todos.
El final del editorial es amargo, pues no puede ser de otra
cosa ante una derrota de la democracia, que es algo más que una elección. La
amargura es ver que millones de americanos comparten los sueños de Trump o
quizá sería más preciso decir que Trump ha sido capaz de entrar en sus
frustraciones, en su rabia por tener que compartir el país con seres
inferiores, de razas despreciables que llegan a perturbar el paraíso al que
Dios les envió.
“Winter Is Coming” is the title Garry Kasparov
gave his book about Vladimir Putin. Autumn is here in the United States, too.
It’s time to focus. To confront what Trump represents, the better to end it.
Let this election have the salutary effect of reminding Americans as a nation
of who we are, and the good we can do, when we are put to the test.*
Sí, un otoño que puede transformarse rápidamente el largo
invierto si Donald Trump es elegido presidente. Muchos intelectuales se han
dado cuenta que deben realizar, por encima de los partidos, una tarea de
defensa de valores democráticos. Esto no es exclusivo de América. En todas
partes surge una política de enfrentamiento, de búsqueda de la polaridad que
repercute sobre el sistema, que se basa en la convivencia y la cooperación. Trump ha sobrepasado los límites de forma continuada mostrando que su objetivo es el poder y no le importa cómo.
Está cada vez más claro que la política no es cuestión solo
de los partidos sino que debe existir una sociedad civil y unas instituciones
beligerantes contra la perversión de los valores y las formas que representan
la democracia y que son sus señas de identidad.
Scientific American,
la prestigiosa revista científica, una institución en Estados Unidos, con
versiones en todos los idiomas en los que la Ciencia importa algo, le dedicaba en
septiembre un editorial a Trump. Su título era "Donald Trump’s Lack of
Respect for Science Is Alarming" Recojo la mitad final del editorial:
Scientific American is not in the business of endorsing
political candidates. But we do take a stand for science—the most reliable path
to objective knowledge the world has seen—and the Enlightenment values that
gave rise to it. For more than 170 years we have documented, for better and for
worse, the rise of science and technology and their impact on the nation and
the world. We have strived to assert in our reporting, writing and editing the
principle that decision making in the sphere of public policy should accept the
conclusions that evidence, gathered in the spirit and with the methods of
science, tells us to be true.
It won't come as a surprise to anyone who pays
even superficial attention to politics that over the past few decades facts
have become an undervalued commodity. Many politicians are hostile to science,
on both sides of the political aisle. The House Committee on Science, Space,
and Technology has a routine practice of meddling in petty science-funding
matters to score political points. Science has not played nearly as prominent a
role as it should in informing debates over the labeling of genetically
modified foods, end of life care and energy policy, among many issues.
The current presidential race, however, is
something special. It takes antiscience to previously unexplored terrain. When
the major Republican candidate for president has tweeted that global warming is
a Chinese plot, threatens to dismantle a climate agreement 20 years in the
making and to eliminate an agency that enforces clean air and water
regulations, and speaks passionately about a link between vaccines and autism
that was utterly discredited years ago, we can only hope that there is nowhere
to go but up.
In October, as we did four years previously, we
will assemble answers from the campaigns of the Democratic and Republican
nominees on the public policy questions that touch on science, technology and
public health and then publish them online. We will support ScienceDebate.org's
efforts to persuade moderators to ask important science-related questions during
the presidential debates. We encourage the nation's political leaders to
demonstrate a respect for scientific truths in word and deed. And we urge the
people who vote to hold them to that standard.**
Los que apoyan a Trump deberían leer esto, pero
desgraciadamente no lo van a hacer. Prefieren creer efectivamente que el cambio
climático es un complot chino para frenar el desarrollo americano o que las vacunas
provocan autismo, convirtiendo a los ciudadanos del país más poderoso del mundo
en ignorantes talibanes aficionados al baseball.
Imagina...
* Editorial
Board "Imagining America on Nov. 9" The New York Times
5/11/2016http://www.nytimes.com/2016/11/06/opinion/sunday/imagining-america-on-nov-9.html
** "Donald Trump’s Lack of Respect for Science Is Alarming" Scientific American 1/09/2017 https://www.scientificamerican.com/article/donald-trump-s-lack-of-respect-for-science-is-alarming/#
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