Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hay
muchos niveles desde los que se puede ver y analizar la situación que estamos
viviendo. Van desde lo que le pasa a cada uno en particular a lo que nos pasa a
todos como Humanidad. Incluso, más allá, están los efectos sobre el propio
planeta, que también los tiene como están aprendiendo a percibir. Las imágenes
de los satélites que nos muestran los efectos del parón de la actividad humana,
debería hacernos reflexionar sobre las diferencias. También —especialmente—
sobre las prioridades que rigen nuestras vidas. Los momentos de crisis suelen
ser especialmente adecuados para echar una mirada sobre nosotros mismos, más en
esta época de velocidad, de prisa incontrolada, de estar pensando siempre en donde
deberíamos estar y no en dónde estamos.
Es
tiempo de soluciones prácticas y de reflexiones generales. Ambas cosas son
necesarias porque, más allá de cualquier dramatismo —que no es mi intención en
absoluto—, es importante aprender y reorientarnos hacia un futuro que haga que
esto no tenga las mismas consecuencias trágicas. Debemos reordenar nuestras
mentes y arreglar lo que nos hemos dado cuenta que no funciona. Por eso es
necesaria la lucidez antes que la histeria, el realismo antes que el
sensacionalismo. El empeño de algunos en hacer avanzar sus guerras muestra que
se sigue pensando en esto como en juego en que unos ganan y otros pierden. No
han entendido nada. Y cuanto más tarden en entenderlo será peor para todos.
Los
esfuerzos de reflexión para ir más allá de la demagogia, el partidismo o los
prejuicios de todo tipo son necesarios. En este sentido, creo que es
recomendable la lectura del profesor Yuval Noah Harari, conocido mundialmente por
sus obras entre el ensayo y la divulgación, en donde se nos habla desde una
perspectiva "humana", como "Sapiens" para hacernos ver
nuestra propia evolución e Historia conjunta. Es una perspectiva hoy más
adecuada que la muy estrecha de los países.
El
diario El País ha conseguido una entrevista, firmada por Guillermo Altares, en
la que se le pregunta (vía correo electrónico) por su percepción de esta
crisis. Cuando le preguntan sobre la falta de una respuesta global de los
gobiernos y la inexistencia de ese plan conjunto para enfrentarse a esta
crisis, Harari explica lo que este plan debería abordar:
Uno, compartir información fiable: los países
que están pasando por la epidemia deberían enseñar a los que todavía no la
están atravesando. Dos, coordinar la producción mundial y la distribución
equitativa de equipo médico esencial, como material de protección y máquinas
respiratorias. Tres, los países menos afectados deberían enviar médicos,
enfermeras y expertos a los países más afectados, tanto para ayudarles como
para adquirir experiencia. Cuatro, crear una red de seguridad económica mundial
para salvar a países y sectores más afectados. Cinco, formular un acuerdo mundial
sobre la preselección de viajeros, que permita que un pequeño número de
personas esenciales sigan cruzando las fronteras.*
Es un
plan de medidas muy concretas aunque de aplicación global y que tiene un principio
claro: el intercambio de información fiable, contrastada. Hay muchos enemigos
en esta crisis: los prejuicios, la xenofobia, la insolidaridad, la
inconsciencia... y la mala información.
Lo que
Hariri trata de señalar es algo que importante que se vea pronto: la necesidad
de un trabajo conjunto y solidario. Desde que esta crisis comenzó hemos estado
señalando que había que dejar de lado las consideraciones nacionales y
políticas, que se trataba de un problema sin pasaporte y sin fronteras. Hay
personas en que siguen pensando, actuando y escribiendo en términos de Guerra
Fría. Es un enorme error que dificulta lo esencial: la colaboración. Este
COVID-19 va a requerir los esfuerzos de toda la comunidad científica, de todos
los países colaborando no para ver quién se hace rico con una vacuna sino
cuántas vidas podemos salvar de lo que solo está empezando.
Para
esto es esencial compartir la información, tanto compartir la buena como evitar
la mala. La información es un arma de doble filo porque es la que regula
nuestras acciones. Desde ella actuamos conforme nuestro conocimiento aumenta.
Ahora
podemos percibir con claridad un mal de estos años: el dinamitado de las
grandes instituciones internacionales por las políticas parciales,
especialmente desde la llegada a la casa Blanca del presidente actual, apóstol
del aislamiento y del unilateralismo.
Esa
políticas mundial tiene que cambiar y son más necesarias que nunca las vías de
colaboración, para las que es esencial la colaboración y la confianza, por los
que aquellos que siguen empeñados en enfoques de Guerra Fría.
Resalto esto
porque en nuestro país, al modo de Trump, determinados medios están empezando a publicar artículos
dignos de la época del macartismo,
tratando de crear problemas y levantar barreras cuando lo importante es la
colaboración.
En la
entrevista de Pedro Altares en el diario El
País. Harari explica la importancia de la información:
La gran ventaja de los humanos sobre los
virus es la capacidad de intercambiar información. Un coronavirus en Corea y un
coronavirus en España no pueden intercambiar consejos sobre cómo infectar a los
humanos. Pero Corea puede enseñar a España lecciones valiosas. Incluso el
aislamiento requiere información. El aislamiento contra el sida es muy
diferente del aislamiento contra la Covid-19. Para aislarse contra el sida es
necesario usar un condón mientras se tienen relaciones sexuales, pero no hay
problema en darle la mano a una persona con VIH. Covid-19 es una historia
diferente. Para saber cómo aislarte de una epidemia en particular, primero
necesitas información fiable sobre sus causas. ¿La producen virus o bacterias?
¿Se transmite por los fluidos corporales o del aliento? ¿Pone en peligro a los
niños o a los ancianos? ¿Hay una cepa o varias que han mutado?
Social
y personalmente es necesario filtrar la información para evitar desastres, manipulaciones
y cometer errores fatales. Las personas necesitan información fiable y
contrastada.
Comprobamos
entonces que las fuentes que nos guían dependen de muchos factores culturales
(creencias), sociales (relaciones) personales (nivel educativo, acceso a los
medios, etc.).
Estos últimos
días hemos tratado aquí algunos de ellos, como el islamista egipcio que instaba
a la personas portadoras a ir a contagiar a policía, jueces, funcionario o
militares del régimen de al-Sisi, considerando la enfermedad un arma que Dios
les daba contra el mal; o los ciudadanos de Kansas que consideraban que aquello
era una mentira izquierdista y confiaban en Dios, sin más. Son aspectos
culturales y sociales que acaban condicionando las acciones individuales.
Las
creencias se transforman dando finalmente sentido a los actos dentro de un
marco interpretativo. Desde fuera no somos capaces de percibir esa
"lógica", pero podemos estar inmersos en otros condicionantes.
La Vanguardia
nos trae un caso de problemas en los que se entremezclan los problemas sociales
y la mala información:
Al menos veinte personas han muerto y 34 han
sido hospitalizadas en Estambul por consumir alcohol adulterado siguiendo los
falsos rumores de que protege contra el coronavirus, informa este viernes el
diario Milliyet.
Todos los afectados son ciudadanos de
Turkmenistán que habían consumido alcohol macerado con hierbas para “protegerse
contra el virus”, según explicó uno de ellos a la Policía, que inició una
investigación al detectar el aumento de intoxicaciones.
Los afectados bebieron el alcohol metílico,
que puede usarse como anticongelante o disolvente, creyendo que se trataba de
un tipo de aguardiente que se consume en Turkmenistán para protegerse de
enfermedades infecciosas.
Once personas han sido detenidas por vender
el producto en colmados y peluquerías de los barrios afectados.
Medios turcos han recomendado falsamente
estos días el consumo de bebidas alcohólicas y de alimentos como el ajo, el
yogur o la melaza para combatir el coronavirus.**
Este
tipo de información la que puede causar más muertos que el propio COVID-19. La
aceptación de una información que no son más que bulos peligrosos puede llevar
a esas muertes absurdas, producidas por una mezcla de codicia y estupidez, dos
enemigos mortales.
No todo
el mundo tiene acceso a la información fiable y muchos tienen acceso a información
peligrosa si la siguen, como en ese caso en Turkmenistán, pero también en otros
en los que han circulado informaciones frívolas e irresponsables. Ya sea por
maldad o por ignorancia, la necesidad de combatir la desinformación y la falta
de información es creciente. Para ello hay que establecer fuentes fiables y
accesibles.
Algunos
medios están teniendo acceso directo a fuentes oficiales. Otros se asesoran por
expertos. Uno de los mayores peligros es la gente que explica lo que no
entiende. La crisis ha ido mostrando la necesidad de la información fiable y de
la especializada. Los peligros del tecnicismo y los peligros de la
frivolización se han mostrado en un curso acelerado y mortal.
La información
—tiene razón Harari— es la clave en todos sus flujos y circuitos, de los científicos
y médicos a los institucionales y los medios son un factor determinante por su
propio papel de distribución. Por eso es tan importante el cuidado de los
medios y la formación de los profesionales sobre la que nunca se insistirá
bastante.
La capacidad de transmitir y compartir información ha sido nuestra gran fuerza frente a los desafíos de la naturaleza en la evolución humana. Es nuestro poder real poder compartir y defendernos en grupo. Desgraciadamente, es también un arma y un peligro cuando nos lleva a la ignorancia de los problemas o a las soluciones erróneas.
* Pedro Altares "Yuval Noah Harari: “La mejor defensa contra los patógenos es la información”" El País 22/03/2020
** "20 muertos en Turquía por beber alcohol adulterado al pensar que protege contra el coronavirus" La Vanguardia 20/03/2020 https://www.lavanguardia.com/internacional/20200320/474268757562/muertos-turquia-beber-alcohol-adulterado-protege-coronavirus.html
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