Joaquín
Mª Aguirre Romero (UCM)
El
movimiento contra la Asociación Nacional del Rifle en los Estados Unidos está
empezando a tomar forma por allí donde más duele: la retirada de las marcas que
vinculan su nombre a la NRA. El cese del apoyo es grave para ellos porque los
sitúa en el lado complicado, aquel en el que los discursos patrióticos no
funcionan.
Hasta
el momento, la NRA ha funcionado dentro del marco de la defensa de las
libertades y como tal se justificaba su apoyo a los políticos que defendían las
"libertades". Esto se resolvía mediante donaciones a las campañas de
los políticos, en todos sus niveles, garantizándose así que ellos darían la
cara y asumirían el discurso de las armas y las libertades como dos caras de
una misma moneda. Esto ha cambiado.
El
sutil cambio se manifiesta mediante la semántica: de "donación" a "compra"
o "soborno". La presión sobre el senador Marco Rubio en el evento
organizado por la CNN por parte de los estudiantes fue brutal, uno de esos
momentos en los que uno cuenta los minutos a que termine. Los estudiantes
mostraron una determinación asombrosa, ninguno de los presentes consiguió
llevar a su terreno la discusión. Fueron precisos para evitar que se les
escaparan por la tangente. Y a Marco Rubio se le preguntó directa y
reiteradamente si recibió "donaciones" de la NRA. Rubio se defendía
diciendo que nadie había comprometido su "agenda", pero la pregunta
volvía una y otra vez cuando eludía la respuesta.
La
empresas —que son buenas intuyendo los fenómenos de boicot— han empezado a
desmarcarse de la NRA. No quieren verse arrastradas por la visión negativa que
la Asociación está dando.
La BBC
analiza el fenómeno con el titular "Por qué grandes empresas de Estados
Unidos están boicoteando a la poderosa Asociación Nacional del Rifle
(NRA)". La respuesta no necesita mucha imaginación: por temor a que las
boicoteen a ellas. La presión es en cadena. Los norteamericanos boicotean a las
empresas que tienen conexiones de muy diferentes tipos, desde descuentos en
compras a los 5.000.000 de miembros de la Asociación a VISA, que dejará de
hacer una tarjeta especial para ellos, entre otros muchos casos. Esto está solo
comenzando.
Las
medidas puestas en marcha por los jóvenes son muchas. Una de ellas es la
llamada a registrarse como votantes, algo que puedes ser decisivo en muchos
distritos y romper la situación existente en favor de los que no son
financiados por la NRA. Esto debe preocupar especialmente al partido
Republicano, máximos defensores de las armas o si se prefieren los que más se
inhiben en cualquier intento de limitarlas.
Tanto
es así que el propio Trump ha intentado ofrecer una subida de la edad de compra,
de 18 a 21. A nadie se le escapa que ese no es el problema. Si la propuesta de
armar a los profesores ha sido rechazad de plano por el sistema educativo, la
de retrasar tres años la compra no es mucho para evitar futuras matanzas.
El
hecho de que Nikolas Cruz pudiera comprar su arma semiautomática de forma
legal no es el elemento decisivo en la matanza. Muchas casas están llenas de
armas y no necesitan comprarlas ellos mismos, sino que pertenecen ya al arsenal
familiar. Aunque se prohibiera toda venta de armas ahora mismo, el problema de
las armas almacenadas no se resolvería en décadas.
Estados
Unidos necesita un plan integral que actúe en todos los planos del problema,
algo prácticamente imposible de ejecutar ante las divergencias interpretativas
de lo que es un arma y lo que implica. Las escuelas, además, no son los únicos
escenarios, como se tuvo la desgraciada ocasión de ver en la última matanza en
Las Vegas, durante un concierto, en el que un francotirador se atrincheró con
armamento de todo tipo. El resultado fueron 59 muertos y más de 520 heridos, un
auténtico baño de sangre, que superó en diez muertos a la anterior masacre, el
de los 49 en la discoteca de Orlando, Florida. Fue el 1 de octubre de 2017.
La BBC
recoge la reacción de los responsables de la NRA ante el boicot que se le está
realizando a las empresas vinculadas con ellos:
"Los miembros de la NRA, respetuosos de
la ley, no tuvieron nada que ver con el fracaso de la seguridad de la escuela
(Stoneman Douglas), con el fracaso del sistema de salud mental de Estados
Unidos, ni con el fracaso del Sistema Nacional de Verificación Instantánea ni
las crueles fallas de las autoridades federales y locales", dice el
mensaje.
"A pesar de eso, algunas corporaciones
han decidido castigar a los miembros de la NRA en una vergonzosa muestra de
cobardía política y cívica. Eventualmente estas marcas serán reemplazadas por
otras que reconozcan que el patriotismo y el compromiso decidido con las
libertades constitucionales son características de un mercado al que desean
servir", agrega.*
El
lenguaje empleado es el de siempre, el del patriotismo, el de las libertades,
el del derecho a defenderse. La introducción del término "mercado"
permite comprender dónde está la raíz del problema. Las armas son un gigantesco
negocio y las pérdidas de vidas causadas por ellas no son problema de quienes
las venden y promueven.
La
cultura popular ha mostrado —y en parte creado— mucho del fetichismo de las
armas. La sociedad norteamericana padece múltiples traumas por la presencia de
esas armas en casas y calles. Se ha ido elevando el nivel de dependencia
armamentística es en los conflictos callejeros y en los problemas psíquicos en
donde se ve más claramente.
La
Policía norteamericana produce muertes por temor a ser herida. The Washington
Post titula "Fatal force" y representa en una sola cifra, 987, los
muertos por la Policía en Estados Unidos solo en 2017. Casi mil muertos en un
año a manos de la Policía. Muchas de estas muertes salen a la luz en su
irracionalidad, muertes injustificables. Otras muchas se producen en tiroteos y
enfrentamientos con los delincuentes, bandas o sospechosos de cualquier delito.
La sospecha de que alguien pueda llevar un arma condiciona las actuaciones y el
poder de las armas en manos de los delincuentes, armas compradas legal o
ilegalmente, convierte la calle en escenario de tiroteos.
No se
puede olvidar el fenómeno del "vigilantismo", creado por la xenofobia
creciente que ve en los inmigrantes hispanos sospechosos de ser criminales. Lo
mismo ocurre con la población negra, sospechosa por el hecho de serlo, como
mostró en el caso de Trayvon Martin en Miami —también Florida—, el muchacho
asesinado por un vecino vigilante que pensó que por llevar capuchas ya era un
criminal. La Radio Pública
Norteamericana los sintetizaba así:
"Seventeen-year-old Trayvon Martin of
Miami, was walking from a convenience store to the home of a family friend in a
gated community in Sanford on Feb. 26th. He was confronted by neighborhood
watch volunteer George Zimmerman. Zimmerman called police to report a
suspicious person but before police arrived, the two struggled and Zimmerman
shot and killed the teenager. Community members are demanding Zimmerman's
arrest but Sanford Police say they don't have sufficient evidence to dispute
his claims of self defense."*
Esto no es una escuela. Zimmerman representa otra respuesta
fallida de la sociedad norteamericana ante el problema de la violencia que ella
misma produce. El caso dio lugar al "movimiento de las capuchas", que
tenía un componente claro de protesta contra el racismo de los "perfiles
étnico", otra cuestión puesta en marcha con la llegada de Trump al poder y
su criminalización de los hispanos o afroamericanos, directa o indirectamente,
al apoyar o mantener silencio ante lo que los grupos racistas hacen. Recordemos
que le ha costado un enfrentamiento con Reino Unido al respaldar con un tuit a
un grupo ultraderechista y racista. Trump, por decirlo claramente, ha sido el
candidato que ha surgido del apoyo del KKK o de la NRA, por no señalar más que
dos de sus impulsores.
La cuestión de las armas es de una enorme complejidad dentro
del marco cultural estadounidense. Para muchos norteamericanos, las armas
forman parte de su idiosincrasia y las muertes no son más que las consecuencias
colaterales.
El movimiento de los jóvenes de Florida es importante. Trump
solo tiene una virtud: la de unir mediante
la indignación. Sus descarados tuit, sus insultos permanentes a la inteligencia
de las personas y a sus principios, levantan el ánimo de los que deciden
enfrentarse a esos problemas que él trata de manera tan desafortunada.
Ha unido a mujeres, afroamericanos, inmigrantes y ahora a
los jóvenes contra sus propuestas. Son muchos frentes que revelan la toma de conciencia
de los grupos en defensa de sus ideas o derechos, de sus libertades amenazadas.
Más allá de los límites de la venta —complemente necesarios—
en edad y control de los compradores y potencia de las mismas, hacen falta
medidas educativas y psicológicas. No hay que armar a los profesores, sino
dotarles de capacidad de actuación mediante programas de detección y apoyo a
personas que acaban encontrando en la muerte de otros la "solución" a
sus problemas.
Aquí hemos tratado hace algunos años la cuestión de los
suicidios de soldados norteamericanos, cifras escandalosas que superan a los
muertos en combate. La sociedad norteamericana es muy dura en muchas cosas. La
idea del "perdedor" está presente de forma agobiante acabando en
patológica. Surge la idea de venganza y destrucción, presente en muchos de los
asesinos de esta categoría. La queja del abandono de los soldados que regresan
rotos nos muestra la dureza de la vida en una sociedad que muchas veces no
quiere verte en tu dimensión completa, sino solo como persona rentable.
No son solo las escuelas los espacios de matanzas. Hemos
citado la de Las Vegas y la de la discoteca de Orlando. La NRA echa la culpa a
los sistemas de vigilancia, que es cierto que fallan. Pero fallan, entre otros
aspectos, porque los que ven bien a la NRA ven muy mal los servicios sociales,
las mejoras de la educación, la sanidad y todas aquellas medidas que tengan un carácter socio-humanitario.
Dios da a cada uno lo que se merece,
dicen. No lo creo. Lo que es cierto, en cambio, es que ninguno de esos 17
jóvenes y niños muertos se merecía la muerte cuando asistían a la escuela.
Hoy salen de las escuelas y van a los foros, hablan en los
programas de televisión y radio. Los periódicos se ocupan de ellos. Sus
argumentos son buenos y su estilo implacable ante los escurridizos políticos
que no pueden más que ampararse en difusas ideas. Por eso, las campañas contra
ellos, otra de las infamias que el mundo de las "fake news" y la "realidad
alternativa" no tiene escrúpulos en usar en la red para difamarlos
acusándolos de ser "actores" pagados o activistas aprovechados. Una verdadera infamia.
Si el movimiento por el control de las armas consigue crecer
y asentarse, las presiones sobre los republicanos van a ser muy grandes y
tendrán que alejarse de sus donantes habituales. Intentarán ajustes cosméticos
en las leyes y les será difícil seguir manteniendo el argumento de que la
respuesta a las armas son más armas. La iras han ido directamente contra la NRA, que es apuntar al impedimento de que sean desarrolladas muchas acciones políticas y sociales contra la venta de armas automáticas de gran potencia. La locura ha ido creciendo en un negocio manchado de sangre. al que se le han acabado las excusas.
* "Por qué grandes empresas de Estados Unidos están
boicoteando a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA)" BBC-Mundo
24/02/2018 http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43182493
** "Killing Of Fla. Teen Trayvon Martin Becomes National Story About Race" NPR 19/02/2012 https://www.npr.org/sections/thetwo-way/2012/03/19/148905661/killing-of-fla-teen-trayvon-martin-becomes-national-story-about-race
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