viernes, 13 de septiembre de 2024

Trump, perros gatos y otros comestibles

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

¿Podemos creernos cualquier cosa? Pues parece que sí. Los teóricos de la mentira pasan a ser mayoritarios frente a los viejos y anticuados amantes de la verdad, reducida a probabilidad. Me llevo para el viaje diario un libro, La función política de la mentira, de Alexandre Koyré (Pasos Perdidos, Madrid 2015), un librito, apenas un artículo encuadernado con un prólogo, un trabajo publicado en 1943, en plenos conflictos bélicos y totalitarios, que dieron buena cuenta de la verdad.

Sí, la mentira da mucho más de sí, el doble de trabajo. Hay que construirla con esmero y después hay que deconstruirla explicando cómo la han hecho y cómo nos la hemos creído.

Escribe Koyré algo muy preocupantemente actual:

[...] las filosofías oficiales de los regímenes totalitarios proclaman unánimemente que carece de sentido el concepto de verdad objetiva, de la verdad que sea igual para todos; y que el criterio de «Verdad» no radica en su valor universal, sino en su conformidad con el espíritu de la raza, de la nación o de la clase social, es decir, depende de su utilidad racial, nacional o social. (39-40)

La idea es que esto ha pasado de los regímenes totalitarios  a las democracias, que se desentienden de la verdad y se lanzan a la consecución del poder sin más. Ya no hay ideas en disputa, sino mentiras confrontadas a la busca de hacerse verdad oficial, no solo lo creíble sino lo creído.


Hoy vemos la mentira racial a través del racismo y la xenofobia, que están presentes cada día; lo vemos en el auge del nacionalismo como fuerza de atracción, en el uso de la ultraderecha en Alemania, en Francia, en España. Las mentiras de clase también se expanden. En el fondo de estas mentiras señaladas por Koyré está nuestro deseo de creer, nuestro ponérselo en bandeja para que nos rindamos a lo que estamos deseando escuchar y que nos repiten cada día.

Solo así es posible entender cómo en las elecciones norteamericanas surge cosas tan increíblemente creíbles como la acusación de Trump y su colega a la presidencia sobre el hecho de que los inmigrantes se coman los perros y gatos (y gansos, según añadió el aspirante a la vicepresidencia). ¿Hay gente que desea creerlo? Por supuesto.

La prueba la tenemos en la noticia recogida en 20minutos:

Una amenaza de bomba provocó este jueves la evacuación de la sede del Ayuntamiento de Springfield, en Ohio, la ciudad en la que el expresidente Donald Trump acusó durante el pasado debate presidencial que los inmigrantes que residen allí se comen a los perros y gatos

La ciudad informó en un comunicado que la amenaza de bomba fue contra múltiples instalaciones en todo Springfield y por ello se habían evacuado varias oficinas, entre ellas la alcaldía, y se puso en marcha un operativo policial. La amenaza se envió por correo electrónico en la mañana de este jueves "a varias agencias y medios de comunicación".**


¿Puede Trump decir cualquier cosa? Sí. ¿Puede ser creída cualquier cosa que diga? Sí.

La cuestión es cuántos se lo creen. ¿Han sido sustituidas las ideologías por las mentiras preferenciales? Sí. Eso de las ideologías ha quedado para la sombra de los partidos, pero la gente se mueve ya por esas traducciones de "ideas" a "mentiras" prácticas, como la del comerse los perros y gatos, ser violadores, etc. atribuido a los inmigrantes. Eso se entiende, las ideas, en cambio, son ya para nota, solo afectan a algunos niveles. Se trata de captar tus públicos y darles lo que quieren, lo que desean escuchar.

Cada vez más vemos afirmaciones que no necesitan ser probadas, solo contestadas con otras. Manejarse solo con la verdad es cansado y cada vez más complicado, pues las mentiras son con un alud, como una avalancha.

Vemos cada vez más que les sale rentable. Para ello es necesario el embrutecimiento, la polarización y unas intensas campañas que lo normalicen. No es casual que Trump haya abierto su propia red y que tenga una serie de apoyos mediáticos fijos, caldo de cultivo de estas cosas.

Sí, la mayor democracia planetaria es escenario de luchas por imponer esas mentiras sobre raza, nación y clase, los tres ejes sobre los que trabajaba el totalitarismo. Parece que se vuelve a trabajar sobre ellos.

Las redes sociales, era de esperar, se han llenado de imágenes trucadas de este Trump, defensor de perros, gatos y gansos. Él, por su parte, dice, que no habrá más debates, que ya ha ganado los dos anteriores, el que tuvo con Joe Biden y el que acaba de tener con Kamala Harris. Si por Trump fuera, no habría que realizar votaciones, él ya es el ganador incontestable.

* "Amenaza de bombas en la ciudad donde Trump acusa a los inmigrantes de comer perros y gatos" 20minutos / EFE 12/09/2024 https://www.20minutos.es/noticia/5633213/0/amenaza-bomba-ayuntamiento-ciudad-donde-trump-acusa-inmigrantes-comer-perros-gatos/

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