Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
guerra entre Podemos y Díaz (y el PSOE) es ya una realidad, como estaba previsto. Conforme
avanzamos hacia el pistoletazo de salida, los nervios se intensifican en los boxes. Pero ¿qué esperaban en Podemos?
Después de este tiempo dando puñaladas por la espalda desde la impunidad del
pacto de gobierno, ¿esperaba que los socialistas quisieran repetir?
El
objetivo era doblegar a Sumar, con Yolanda Díaz, para seguir siendo la fuerza
por la izquierda de los socialistas y controlar cualquier movimiento para
neutralizarlo. En ello le va la vida, pues esta se centra en la necesidad de
sus votos para la coalición que mantuviese al PSOE en el poder. Pero todo tiene
un límite, especialmente con una fecha por delante, la de las elecciones.
En El
Mundo nos cuentan sobre esta tensa situación, ya de guerra abierta:
Primer aviso fuerte de Podemos al PSOE
para que no se entrometa en su disputa interna con Yolanda Díaz. Y mucho menos
para ayudar a la vicepresidenta haciendo de menos a Ione Belarra e Irene
Montero. La manera de enviar ese mensaje a La Moncloa, en vísperas de la presentación
de la candidatura de Sumar a las elecciones generales, fue disparar contra «el
socialista José Félix Tezanos» acusándolo de «manipular» los datos del CIS
con el objetivo de distorsionar la intención de voto de Unidas Podemos y
ofrecer así el relato de una formación a la baja y castigada por las
consecuencias indeseadas de la ley del sólo sí es sí.
Más allá de los argumentos o la carga de la prueba sobre el caso concreto del sondeo de marzo, que es lo que se denuncia, Podemos abre ahora ese frente como represalia contra Pedro Sánchez por los últimos gestos que ha tenido Moncloa contra las dos principales dirigentes moradas. Y que en el partido interpretan como una intromisión para desgastar a Montero y para ningunear a Belarra en pulso que tienen con Díaz.*
¿Qué esperaban? Han tirado de la cuerda más de lo debido. Con claridad, la pareja no ha sido tal, sino un intento por parte de Podemos de apuntarse los "éxitos" y dejar en manos del PSOE los aspectos que han quedado en el aire. Pero la Ley del solo sí es sí ha dejado las cosas en su sitio. Ha servido para que Podemos manifieste la soberbia característica, el fondo visionario, que ha guiado su actuación de forma constante. Su visión unilateral de la política le ha pasado factura.
Desde esa perspectiva, sus pérdidas de votos no vienen tanto de la manipulación del CIS de Tezanos, sino de su propia actitud. Ellos mismos se han metido en un callejón sin salida.
¿Es el Sumar de Yolanda Díaz una maniobra del PSOE para desembarazarse de Podemos y su doble juego? Es lo de menos. Sería poco inteligente por parte de Díaz no aprovechar el hueco y la necesidad creados por la distancia entre ambos. Podemos no quiere que aparezca nada en el horizonte político que debilite la relación parásita llevada hasta el momento. Entiendo por parásita una relación desproporcionada en la que se saca mucho más de lo que se ha obtenido en las urnas y perjudica al parasitado por medio de todo tipo de declaraciones y actos. Si podemos se hubiera contentado con sacar el máximo rendimiento a su situación, podría haber sido comprensible. Lo que no lo es esa actitud de chantaje y acusaciones constantes contra el partido que le ha permitido hacerse con los ministerios mediante el pacto.
Pero el hecho de que se pudiera producir un trasvase importante de votos de Podemos a Sumar que pudiera dejarlos fuera del reparto de ministerios, en su caso, es una posibilidad que ha desatado los nervios de los que se ven alejados del reparto del poder. En la multifragmentada izquierda del PSOE, se trata de ser la más grande entre los pequeños para así controlar la estructura resultante. Esto es de una obviedad aplastante y hace comprensible tratar de evitar el ninguneo que muchos han padecido por parte de Podemos. Es sencillo: prefieren a Yolanda Díaz y un nuevo reparto a seguir bajo el control depredador de Podemos.
El caso deja al descubierto, una vez más, los defectos del protagonismo en la política española, los problemas de soberbia y de control mesiánico por parte de algunos partidos. La política española necesita urgentemente un cambio de tono, más allá de las estrategias particulares. No se puede seguir haciendo política de esta forma, un modelo que se va extendiendo además por distintos ámbitos embrollándolo todo.
La nueva política no ha resultado como se esperaba. La desproporción entre el poder que algunos adquieren imponiendo sus criterios con una representación muy pequeña no es precisamente el reflejo de un espíritu democrático. Los pequeños son los menos interesados en los grandes pactos que son necesarios para sacar al país adelante. Su fuerza está, precisamente, en el desequilibrio, en ser necesitados.Para ello se tienen que crear ese hueco desplazando a otros. Esta atomización tiene un límite, el de la desaparición del acceso a representantes. Por debajo de ese límite el voto es inútil y, algo importante, pasa a beneficiar a los grandes.
El problema no es solo de "sumar", sino también de "restar" e incluso de "dividir", en todos los sentidos, literales y metafóricos.
* Álvaro Carvajal "Podemos activa una ofensiva contra el PSOE antes del acto de Yolanda Díaz" El Mundo 1/04/2023 https://www.elmundo.es/espana/2023/04/01/64270e59fc6c83975e8b45bb.html
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