Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El titular del artículo de Laura Gómez Díaz en RTVE.es señala "El insólito tiroteo en una escuela de Finlandia abre el debate sobre las armas y la salud mental de los niños". La primera parte del artículo nos lleva a la paradoja de la felicidad que se ve resquebrajada por acontecimientos como este. Las armas en Finlandia son abundantes por ser un país de gran afición a la caza con lo que el debate se traslada a la edad en que se puede acceder a ellas, desde los 15 años bajo la tutela de un adulto. Sin embargo, el problema de las armas se distancia del hecho, que es usarla contra otra persona, es decir, el deseo de matar, esa ira, ese rencor contra los otros. No hacen falta armas de fuego para matar, aunque lo facilita. Se puede matar con cuchillos de cocina o prendiéndole fuego al edificio con todos dentro.
El impacto ha sido mayor en Finlandia precisamente por lo poco frecuente del caso. Vivimos en un mundo global, intercomunicado, y lo que vemos en los medios nos llena de ideas sobre cómo descargar la ira. Pero eso es solo una parte. Nuestra cultura está en gran parte moldeada por lo que ocurre en los Estados Unidos, donde la violencia es real, en las calles, y contenido, en los medios. Allí se vive y se consume la violencia. Es el país de las armas en las calles y en los hogares, donde los tiroteos son solo noticia cuando se supera al número de víctimas anterior.
Los indicadores de todos los países están dando el crecimiento de la violencia infantil, que se acaba manifestando en su propio entorno en dos direcciones opuestas: la respuesta suicida, por un lado, y la respuesta agresiva, por otro. En las primeras acaba uno con el sufrimiento propio; en las segundas haces pagar su frustración a otros. A veces se cumplen las dos fórmulas en un solo acto: matas y te suicidas.
El cierre del artículo, tras barajar cifras y conflictos institucionales sobre las responsabilidades, se señala:
La Policía de Finlandia ha confirmado
que el motivo detrás del mortal tiroteo en la escuela en las afueras de
Helsinki ha sido el acoso escolar, abriendo un debate sobre el
‘bullying’ y la salud mental en un país que fue reconocido como el más
feliz del mundo por Naciones Unidas y que se considera que tiene uno de los
mejores sistemas educativos del planeta.
“Este tipo de hechos tan traumáticos y de esta magnitud es un hecho terrible que hace que nos tengamos que plantear cuáles han sido las señales que no hemos sido capaces de ver”, afirma Marchal. “El primer ministro finlandés ya ha dicho que en Finlandia algunos jóvenes padecían algún tipo de situación mental complicada. Esto suele ser una de las primeras líneas que se suele tomar”, añade.
El primer ministro, Petteri Orpo,
describió el tiroteo como algo profundamente perturbador y señaló que “está
claro que demasiados jóvenes, hasta uno de cada tres, han experimentado
dificultades con la salud mental en algún momento de sus vidas”. “Hay
que intervenir en estos problemas antes”, subrayó.
“La clase política ha hablado de la necesidad de dar una respuesta a los problemas de salud mental en los colegios. En Estados Unidos tienes a gente diciendo que no es un problema con las armas de fuego, sino que el problema es de salud mental”, comenta Overton. “Un niño de 12 años que respondiera al acoso escolar en cualquier país, probablemente lo haría utilizando sus puños o sufriendo una crisis de salud mental. Sería muy raro que pusiera sus manos sobre una pistola en España u otro país de Europa”, recalca.*
Nuestras escuelas fallan en cadena. Pero el problema puede llegar hasta allí desde las propias familias. Hay un círculo de transmisión entre los adultos y los más jóvenes que no acabamos de entender. Seguimos pensando en la infancia y adolescencia como una especie de tribus diferentes a los que son adultos. Lo que obvio pero ignorado, es que como dijo el poeta W. Wordsworth (hay que recordarlo cada cierto tiempo) "el niño es el padre del hombre". Lo que creas en la infancia es probable que estalle más adelante. El acosador en la escuela será acosador de adulto, abusará de todos aquellos que pueda hacerlo. Si maltrata, será maltratador. Pero esto entra en conflicto con una visión idealizada de la infancia y de lo que se deja atrás. Quizá no se deje tanto atrás y el "son cosas de niños" deba tener un sentido nuevo y menos optimista.
Estamos asistiendo a crímenes horrendos —los hemos etiquetado como "violencia vicaria", una obviedad— en los que padres matan a sus hijos. Esa patología necesita mucha más explicación de la que le damos. Hay que profundizar en sus raíces, aunque no nos guste lo que encontremos. Tenemos un marco general explicativo que no explica nada, solo lo etiqueta y mira si hay antecedentes de denuncias. Pero esto es apenas nada, más bien intentos exculpatorios.
Los casos que me cuentan algunas personas sobre lo que padecen sus hijos en los colegios y la descripción de algunas personalidades infantiles hace que cambien esos retratos bienintencionados. Los colegios se excusan en que no tienen psicólogos y los psicólogos en que tienen demasiados casos que atender. Finalmente estallarán los casos con sus consecuencias trágicas.
Habrá que ver si los deseos de las autoridades finlandesas de saber el origen y ponerle remedio van más allá de las buenas intenciones. El origen —esto parece claro— está en el aumento de las tensiones que derivan en problemas de salud mental y acaban en estas formas de violencia. Hay que ir a las raíces de los problemas a menos que entendamos que esta sociedad agresiva en la que vivimos no tiene remedio, que la violencia es el resultado "natural" de nuestra forma de vivir juntos, que la salud mental es cada vez más inestable y busca compensarse con este tipo de actos.
* Laura Gómez Díaz "El insólito tiroteo en una escuela de Finlandia abre el debate sobre las armas y la salud mental de los niños" RTVE.es 6/04/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240406/tiroteo-escuela-finlandia-debate-armas-salud-mental-ninos/16046470.shtml
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