Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
función de la Historia no es solo dar de comer a los historiadores,
entretenernos o servir de base para las ficciones. Es una formalización de la
memoria colectiva que, por muy sofisticada que pueda ser, tiene una función
similar a la memoria individual: ayudarnos a sobrevivir. Si la Historia es
maestra de la vida, como querían los clásicos, es una maestra pragmática. Se
trata de recordar para aprender a evitar errores cometidos previamente, igual
que ocurre con nuestra memoria individual. Pese a ello, innumerables refranes
nos dicen en cada lengua de planeta, que somos los únicos seres que tropezamos
dos veces en la misma piedra.
A
Donald Trump le llueven por todas partes advertencias sobre los peligros de
ignorar la Historia. Pero Donald Trump no ignora; es un ignorante. Todo ello
lleva a una situación peligrosa.
En la
CNN, por ejemplo, se trata de la dimisión del que fuera pieza importante en su
administración, el militar James Mattis. Allí se habla de los motivos
del choque entre Mattis y Trump:
Washington (CNN). In his first television
interview about his resignation, former Secretary of Defense James Mattis
explained that he reached his breaking point with the Trump administration
after the President decided to withdraw US troops from war-torn Syria.
The retired four-star Marine Corps general said
in an interview with CBS that aired Sunday that he had intended to serve the
full four years, but resigned when he determined his views were not
"aligned" with President Donald Trump's.
Mattis said he disagreed with Trump's decision
on Syria because "we need to maintain enough influence there that we don't
see the same thing that happened when we withdrew from Iraq." He told CBS
pulling out of Syria would undermine the US campaign against ISIS and would
betray allies fighting alongside Americans.*
James Mattis tiene sentido de la Historia; Trump, no. Es
capaz de entender los errores cometidos y tratar de no repetirlos. Trump, por
el contrario, cree que el mundo renace cada mañana, un sentimiento optimista y
peligroso para todos que le lleva a dejar situaciones que son como campos de
minas para el futuro.
La lucha entre los que quieren controlar la Historia y los
que se limitan a tratar de aprender de ella es algo más que una cuestión de
temperamentos. El optimismo norteamericano suele mirar demasiado hacia el
futuro como un campo incondicionado. Sin embargo, la realidad apunta en otra
dirección, una en la que lo que hacemos está determinado por lo que hemos
decido previamente. Podemos hacer, sí,
pero cada decisión elimina posibilidades de futuro. De ahí que el estudio de la
Historia sea importante.
Esto mismo ocurre en otros campos en los que el análisis de
lo acontecido previamente nos muestra el grado de probabilidad de que algo
ocurra o pueda ocurrir. Por ello se invierte mucho tiempo en el análisis de los
casos previos y sus consecuencias. Uno de los campos en los que se recurre al
análisis de lo sucedido anteriormente —y uno de los más complejos— es la
Economía, campo en el que Trump desoye más consejos que en Defensa.
El analista económico David A. Andelman titula su artículo
de ayer en CNN "Trump is taking us back to Depression-era trade
policy", marcado por la Historia desde su planteamiento. Al igual que
Mattis, Andelman recurre a la experiencia anterior acumulada. Los movimientos
que Trump ha realizado en su política económica han sido catastróficos
anteriormente. Andelman se centra en los resultados de la política
proteccionista norteamericana de los años 30:
As America's allies in Europe begin to taste
early hints of a recession, President Donald Trump is showing no evidence of
changing his stance on tariffs. Just last month, the United States threatened
tariffs on $4 billion worth of EU goods, and Trump has continued to threaten
tariffs on European auto imports. Meanwhile, Germany's economy declined in the
second quarter of 2019, raising fears of a recession in what had been the motor
economy of Europe — and that's before any American tariffs might kick in.
US allies will need to come to grips with the
United States' changing leadership role in world trade. But this isn't the
first time the United States has championed protectionism.
After its intervention in World War I, the
United States embraced an isolationist tilt and enacted the Smoot-Hawley Tariff
Act in 1930. With some rates as high as 80%, it was narrowly the second-highest
tariff in American industry and slapped tariffs on all countries exporting
goods to the United States. Senator Reed Smoot of Iowa and Congressman Willis
C. Hawley of Oregon thought they were doing just the right thing by protecting
American industry and American jobs. But the results were disastrous. The act
has been credited with making the Great Depression even more devastating.
In many respects, the Smoot-Hawley levies were
far more damaging to the US and global economy than any tariffs that had been
enacted before. Two years after Smoot-Hawley was enacted, US imports fell 40%
while unemployment increased. Nations around the world — but particularly in
the motor economies of Europe — began throwing up their own protective tariff
shields. Canada, for instance, slapped additional tariffs on US eggs, and
exports fell from 919,000 dozen in 1929 to 7,900 dozen in 1932.**
Los mensajes sobre las consecuencias de las decisiones de
Trump han surgido desde que puso en marcha las primeras. Trump sigue empeñado
en creer que está debilitando al mundo, cuando los indicadores le dicen lo
contrario. Su creencia en que está castigando a otros países le impide ver una
realidad que le repiten una y otra vez: el castigado realmente con los
aranceles en la guerra comercial es el consumidor norteamericano, que ve cada
vez más encarecidos los productos, lo que acaba repercutiendo en los demás
sectores.
De la misma forma, sus leyes contra la inmigración —también
se lo han advertido— tendrán consecuencias y producirán un encarecimiento que
contribuirá al cierre de muchas empresas.
Lo malo es que estos escenarios negativos, son resueltos por
Trump mediante el uso de la fuerza, de la imposición o de la coacción en la
Defensa. Tampoco aquí aprende, como vimos con su ex Secretario de Defensa,
Mattis. Los efectos de sus decisiones están haciendo perder aliados, como
ocurre con el caso de Turquía, arrojada en manos de Rusia por las decisiones
económicas de Trump contra ella.
En el caso de la defensa europea, el caso es similar. Las
presiones sobre la Unión Europea han tenido las consecuencias contrarias a las
que pretendía. Lejos de aceptar las presiones, Europa avanzará en su propia
defensa, creando un sistema no dependiente de los estados Unidos. Esto ha
irritado a Trump, que ha visto como las más perjudicadas son la empresas norteamericanas,
a las que quería favorecer.
En su artículo en la CNN, Andelman concluye sobre los
efectos nocivos del proteccionismo en los Estados unidos y los errores de Trump:
Smoot-Hawley was effectively repealed in 1934
under President Franklin D. Roosevelt after Congress gave him power to roll
back tariffs. It took another decade and a world war for the rest of the world
to come around to freer trade with the creation of the General Agreement on
Tariffs and Trade — a precursor to the World Trade Organization, which Trump
has also reportedly condemned.
The lessons of Smoot-Hawley are very much with
us now. Trump's sudden and open-ended tariff increases, almost at will, are effectively
building a similar structure of trade isolation today. The consequences of
Smoot-Hawley were hardly confined to the economy. America effectively retreated
into utter political and diplomatic as well as economic isolation behind its
tariff walls, and the same risks being true today if Trump continues with his
series of tariffs.
Isolation begets contraction, which in turn
begets recession. Raising tariffs against one country or region is inevitably
reciprocal, costing both sides valuable markets for their goods or production.
Already, American farmers see their output languishing in the face of tariffs
that make products from other nations cheaper and more competitive. As tariffs
spread, more markets become unavailable to a host of American industry, the
gears of commerce grind to a halt and companies are forced to lay off workers.
It's likely a recession isn't too far behind. President Trump must recognize
the vast sweep of consequences each of his actions holds before it's too late.**
Pero para eso hay que tener sentido de la Historia, que no
es otra cosa que, como señala Andelman, comprender que todo tiene efecto sobre
el conjunto. De ahí la importancia del cambio de perspectiva en la Historia, de
la narración al modelo o patrón. Comprender la Historia es precisamente
establecer los vínculos y los efectos y consecuencias. Esto implica comprender
que aunque nuestras disciplinas quieran mantener las distancias, lo que
estudian es uno, lo social, que tiene múltiples y complejas conexiones, como se
señala en el propio artículo: lo económico no es más que una forma de mirar lo
existente. Todo está interrelacionado y tiene consecuencias.
A Trump le advierten desde múltiples puntos sobre las
consecuencias y de cómo algunas de estas son previsibles desde el análisis de
los fenómenos del pasado. Nada es totalmente nuevo; todo tiene un parecido, un
precedente que puede ser analizado en sus similitudes y en sus diferencias.
El desastre de la administración actual de los Estados
Unidos está en que está repleta, con el presidente al frente, de gente visionaria
que cree que con sus decisiones van a obtener el futuro que imaginan. Pero el
futuro no es lo que queremos, sino lo único que puede ocurrir cuando eliminamos
posibilidades con nuestras acciones. Los sueños sobre el futuro afectan al
futuro, la mayoría de las veces impidiéndolo. Esto ocurre especialmente cuando
son sueños ignorantes.
Una gran parte de nuestro esfuerzo intelectual y científico consiste
en tratar de reducir la incertidumbre. Los seres humanos siempre hemos sentido
angustia por lo que vendría, por lo que recurrimos a todo tipo de prácticas, de
la magia a la estadística, a lo largo de la Historia. Conforme aumenta la
complejidad de nuestro mundo, de sus relaciones, es más difícil conocerlo y "cambiarlo"
en algún sentido.
Cada vez somos más conscientes del carácter sistémico,
interactivo, de nuestro mundo, compuesto por las interacciones entre múltiples
subsistemas, forma en que dividimos artificialmente lo que está conectado en su
conjunto. Los que niegan, por ejemplo, las consecuencias sociales que tendrá en
el futuro inmediato el cambio climático están ciegos a las consecuencias. A su
vez, el cambio climático es producido por nuestras acciones, como nos explican
por la quema de la Amazonía y otras zonas del planeta. Pero Jair Bolsonaro es
otro visionario, como Trump, que solo ve del futuro lo que le interesa ver.
Las personas medianamente inteligentes saben que no pueden
controlar totalmente el futuro, pero sí tratar de evitar acciones que sabemos
que son negativas. No obtendrán lo que quieren probablemente, pero pueden
evitar lo que no quieren. Las personas que, en cambio, consideran que pueden
hacer con el futuro lo que quieren, ignorando lo que sabemos, simplemente nos
llevan al desastre.
El problema es que los ignorantes llegan cada vez más lejos. El conocimiento nos hace ser más prudentes, cuidadosos; la ignorancia, en cambio, nos da seguridad suicida.
* "The
Trump decision that pushed James Mattis to his breaking point" CNN
1/09/2109
https://edition.cnn.com/2019/09/01/politics/james-mattis-trump-breaking-point-syria/index.html
**
"Trump is taking us back to Depression-era trade policy" CNN
1/09/2019 https://edition.cnn.com/2019/08/30/perspectives/smoot-hawley-tariff-act-trump-trade/index.html
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