Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Tras
inventar el "no-coup", Egipto ha inventado la "no-protesta",
realmente un gran invento que hace avanzar las tácticas de disolución de los
problemas reales. El titular de Ahram Online nos lleva hasta ayer, 11 del 11, el
día señalado para la llamada "protesta de los pobres": "Quiet
streets in Egypt on Friday despite protest call"*. Lo que se venía
esperando desde hace tiempo, la llamada a los pobres, que son cada vez más,
para que manifestaran sus quejas frente al gobierno se quedaron en la
"no-protesta", que en Egipto algunos tomarán como apoyo al gobierno
en sus políticas económicas.
Hagamos
historia: lo más interesante de la protesta es que no tenía promotores fijos.
Por supuesto, cuando algo no tiene promotores son los Hermanos Musulmanes los
que todo el mundo piensa que están detrás. A los islamistas les interesa hacer creer
que ellos son los que están detrás de una protesta si es masiva y al gobierno
le interesa también que sean los Hermanos los que parezcan como
desestabilizadores, ya que es la estabilidad lo que se considera la panacea del
sistema, "estabilidad y seguridad", para ser más precisos con las
afirmaciones del presidente.
Aunque
todo el mundo considera que hay motivos más que suficientes para protestar dada
la situación —que luego veremos—, lo cierto es que nadie quería verse envuelto
en una convocatoria tan poco clara y con la amenaza de verse puesto al lado de
los islamistas. La estrategia islamista, dado el rechazo popular entre los
egipcios, pasa por no figurar en primer término de nada y, en todo caso, como
suelen hacer, sumarse si la cosa funciona y dar a entender que son ellos los
que recogen y defienden las demandas del pueblo egipcio. Una tontería, pero lo
hacen así habitualmente.
La
estrategia del gobierno, en cambio, ha sido airear mucho la manifestación, con
lo que obtenían varias cosas importantes: a) que los grupos políticos se
desmarcaran de la manifestación por temor a ser considerados desestabilizadores
o enfrentarse al presidente en sus políticas económicas; y b) que la gente
cogiera miedo de lo que podría acabar pasando. Detenciones, descubrimientos de
armas, etc. son las noticias que han salpicado los medios egipcios estos días
para preocupación de las personas sensatas que decidieron tragarse sus
problemas cotidianos, que son muchos, ante lo que podría ser peor: ser acusados
de simpatizantes de los Hermanos y acabar detenidos.
La
situación de los egipcios es dramática en más de un sentido, tienen que
tragarse las medidas desastrosas para su situación y la única opción que no lo
empeora es callarse imitando lo que hizo su presidente durante diez años con un
refrigerador solo con agua. Pero a los egipcios ya no solo les cuesta mucho la
comida para meter en el refrigerador: les cuesta mucho más que le costó al
presidente el mantenerlo encendido, ya un lujo a los precios que se les ha
puesto la energía.
Durante
días, la Policía y el Ejército han exhibido músculo en las calles de El Cairo.
Se trataba de quitar las ganas de salir a los que decidieran salir a protestar.
Los medios se han preocupado mucho de esto y le han dado una atención
constante. Ahram Online contaba ayer mismo, al comienzo del día, la actitud de
los medios en un apartado dedicado a ellos del largo artículo titulado "Egypt's
11 November: Anonymity and concern hover over 'Friday's protests'":
Ahmed Moussa, one of the prominent media
anchors known for his affirmative pro-government stances, warned viewers in an
episode on 7 September of the “Poor Movement," which he said was led by
the Brotherhood domestically and internationally in an attempt to exploit the
“price spikes” situation.
Moussa showed screenshots from several websites
he said were affiliated with the Brotherhood, including the El-Mesryoon portal
and that of the Freedom and Justice Party, and quoted the alleged leader of the
movement, El-Omda.
“Don’t let anyone use you and your agony like
they used you in the January 25 days: the Brotherhood, the fifth column,
El-Baradei, Revolutionary Socialists and others,” Moussa said.
Moussa added that “not a single noble,
patriotic citizen is involved in this," referring to the protests as part
of a “conspiracy” to “topple the state."
MP Mostafa Bakry, has begun sharing news about
the Brotherhood’s intentions to “spread chaos." He has shared documents of
“assassination lists” before 11/11, including 25 figures public figures, from
media personnel—including Bakry himself—to military officers, police officers,
and judges.
Ibrahim Eissa, a prominent journalist, writer,
and night show host, told audiences on Monday that it was in “the best interest
of some security institutions that people become afraid of 11/11. It is also in
the interest of terrorist groups that [Egyptians] become nervous about the
calls."
Eissa is known for being highly critical of the
government, but said repeatedly that he believes "nothing will happen on 11/11."**
Es interesante ver las tres intervenciones que recoge Ahram
Online. Las dos primeras son las versiones apocalípticas de las posibles manifestaciones
y de sus intenciones para derribar al gobierno "sembrando el caos". Se aprovecha para esparcir elementos
negativos, sin fundamento alguno, contra todos aquellos que puedan elevarse
críticamente contra el gobierno, incluido ElBaradei o los socialistas que no se
sabe muy bien que hacen en esa lista negra. Pero esa es la táctica habitual de
las fuerzas mediáticas que sostienen al gobierno: descalificar, calumniar, etc.
a cualquiera que pudiese recoger el descontento, con o sin manifestaciones. Obsérvese
la afirmación de que el 25 de enero, la revolución que hizo caer a Mubarak (no
a su régimen), es incluida en la lista negra, que fueron manipulados por los
islamistas. Es la forma de justificar el "no-coup" que es presentado
no como un golpe de Estado sino como una "rectificación" para que los
islamistas no secuestraran la voluntad popular. Ese es el argumento que
justifica todo de forma constante: El-Sisi salvó la revolución devolviéndola al
pueblo.
Pero finalmente apenas nada ha sucedido el "11/11", dando
la razón a Ibrahim Eissa. Un día tranquilo con las calles llenas de militares y policías.
Lo complicado ahora es saber si no ha pasado nada porque 1)
la gente tenía miedo y no se manifestaron; 2) los Hermanos Musulmanes no
querían manifestarse pero sí que la gente sintiera miedo; 3) la gente no se
manifestó como apoyo al gobierno y sus medidas económicas, es decir, por patriotismo masoquista; o 4) se trataba simplemente de una inexistente
convocatoria destinada a evitar que las protestas reales se produjeran.
Según el grado de complejidad que esté cada uno dispuesto a
aceptar, puede elegir la que más le convenza. Para muchos, esta "no-protesta"
ha servido precisamente para evitar las protestas que se avecinaban con los
efectos de la caída en picado de la libra, el aumento de los precios y los
recortes de las subvenciones. El miedo a una matanza habría dejado a la gente
en sus casas para evitar verse envueltos en los rifirrafes con los islamistas.
Los dos atentados con las muertes de generales tampoco habrían ayudado mucho a
tener unas manifestaciones tranquilas.
El diario Al-Masry Al-Youm muestra unas fotos de lo que
califica como detenciones en Alejandría. No parece que fuera mucho, la verdad,
y da la impresión que los dos agentes se llevaron a algún manifestante para
protegerlos de la señora que vistiendo una camiseta de al-Sisi y envuelta en
una bandera egipcia arremete contra ellos. Son un par de agentes de calle lo
que intervienen y se llevan a dos. Puede ser hasta una disputa callejera al
paso de la señora patriótica.
Con el titular "Egypt imposes big security clampdown,
protests fail to materialize", Egypt
Independent abre una sección en su información para hablar de "Dissent
crushed" y señala en ella:
Many ordinary Egyptians and activists believe
the heyday of street politics is over. After taking power, Sisi crushed dissent
and has applied a protest law so strictly that few dare to come out, despite rising
public anger.
State media reported police surrounded the
entrances of Cairo and other cities to ensure that members of the Muslim
Brotherhood did not enter.
The interior ministry said on Thursday that it
confiscated a cache of arms and ammunition hidden in a graveyard and house by
the Brotherhood in Fayoum province, southwest of Cairo.
The ministry also said it raided five bomb
factories around the country on Wednesday, accusing a militant group of
coordinating with the Muslim Brotherhood to attack police checkpoints on the
eve of the protests.
Stung by street revolts that have made life
worse rather than better, many people said they would stay at home.
Reuters spoke to five activists who all said
protests would achieve little and feared violence if they did materialize.
"The revolutionary bloc is reticent to
protest. We now know that any street action leads to bloodshed. There is no
result we can achieve [through protest] with this regime," said Malek
Adly, a human rights lawyer with the Egyptian Centre for Economic and Social
Rights.
Sisi came to power promising economic reform
and stability but problems have piled up. With a budget deficit of 12 percent
and a looming funding gap, Egypt has now reached a preliminary deal with the
IMF for the US$12 billion loan in August this year.***
Con estas perspectivas, con un parlamento prácticamente mudo
y una calle temerosa, los egipcios acaban dando por buena la feroz crisis que
tienen encima. El apoyo del bloque
mayoritario a la política del gobierno excluye casi cualquier posibilidad de
cambiar en algo las políticas tomadas. Hay algunas voces que apuntan a medidas
menos lesivas, pero no van a hacer cambiar nada de las decisiones políticas.
Las medidas tomadas suponen un choque brutal para la
economía de la gente. No es que sean recortes en las subvenciones, es que
quedan con el valor de su dinero reducido y la inflación en el 14%
prácticamente. Con todo subiendo, especialmente la energía entre un 25% y un
40%, el sueldo de los egipcios se queda convertido en muy poco.
Con este panorama, el Ejército se ha hecho con el control de
los productos subvencionados. El sentido de la medida tiene diversas
interpretaciones, desde la de no fiarse de los ministerios, en donde los
funcionarios usan de diversas maneras los productos que deben distribuir, hasta
la necesidad de reforzar la imagen idealizada del Ejército como distribuidor de
lo necesario. Los soldados empaquetando productos y vendiéndolos por las calles
nos da una imagen de la situación egipcia, no porque no hayan estado los
militares haciendo de todo, hasta atendiendo turistas en los clubes barcazas
del Nilo en épocas buenas, sino porque ahora es esencial mantener la imagen.
Esa el equivalente a las inauguraciones de las obras públicas por al-Sisi de
uniforme. Se trata de que el Ejército egipcio siempre esté considerado como el
límite de la subsistencia del país en todos sus estratos.
El desastre acumulado de la economía egipcia tiene muchos
factores, entre ellos el peso del Ejército en una economía manipulada y
subvencionada, con fábricas y empleados militares, sin pagar impuestos y con un
presupuesto no controlado por patriotismo, según se dijo en el parlamento
cuando se preguntó.
¿Qué opciones les quedan a los egipcios entre lo malo
conocido y lo peor por llegar? Daily News
Egypt acaba de publicar un artículo titulado "Egyptians struggle
to cope after two uprisings: analysts"**** preguntando precisamente este cuestión
a analistas políticos. La falta de eficacia de la llamada a las calles parece
sentenciar la vida política con una mayor represión política —se ataca de nuevo
a las ONG de Derechos Humanos— y el aburrimiento y pesimismo de los egipcios
ante soluciones que pasen por la acción. Los analistas consultados desconfían
de la posibilidad de un tercer levantamiento.
Se recogen las opiniones del antropólogo político Ammar Ali
Hassan, quien señala el bloqueo en el que se encuentran y la pérdida de
confianza en la política, en especial en el proyecto de los islamistas, a los
que los egipcios han visto en su verdadera cara, con su uso interesado de la
democracia para lograr sus fines.
“The Islamist project has never proved itself
as an alternative to the failure of liberal leftist and nationalist projects
during the post-independence era of the Arab states,” Hassan emphasised.
Hassan believes that authoritarian regimes have
always been keen on stigmatising any elite that could help people gain more
knowledge about their rights. They always—successfully—do that with the help of
their media arms, in order to alienate people from the potential emergence of
public figures that could defend their rights and raise their demands.
Although the current regime has been keen on
recreating the death of politics, Hassan said, this goal seems impossible to
achieve. Egyptians will always remember that they had the power to overthrow
two presidents in three years, he concluded.****
La visión de Ammar Ali Hassan es poco optimista porque las
circunstancias económicas condicionarán las políticas. Ningún proyecto ha
prosperado, quizá porque ninguno ha sido sincero con el propio pueblo egipcio y
solo ha buscado su control, algo a lo que han antepuesto cualquier otra
circunstancia. El estado calamitoso de Egipto no es el resultado de una
ideología sino de un reparto de poder y beneficio desde el estado y la creación
de una dependencia para poder hacer u obtener. ¿Les queda a los egipcios solo
el sueño de haber hecho caer a dos presidentes? La historia está por
determinar las circunstancias de cada caso más allá
de las mitificaciones.
El otro analista consultado no tiene una visión mucho más
optimista:
Said Sadek, a political anthropology professor
at the American University in Cairo, believes that the potential for another
revolution in Egypt is almost impossible. Since the 2011 and 2013 uprisings,
Egyptians have become concerned about their future as they saw the collapse of
many neighbouring countries, he explained.
The revolutions have caused tension among
Egyptians for a while and they are gradually cooling off. That’s why a third
revolution or a new revolutionary wave is highly unlikely, in Sadek’s point of
view. Egyptians now see a revolution as an unsuitable mean for real change, he
added.
The two uprisings made Egyptians feel that
revolution is not the solution, he stated. Gradually, they began to accept
authority as a better option than chaos. That’s why a third revolution is not
feasible for the time being. But changes in the political culture
occurred—rulers are no longer sacred and cannot stay in power forever, Sadek
explained.
He believes that Egyptians mainly feel helpless
and that economic deterioration is their main concern.
Sadek added that although Egyptians see that
the economy is in a very bad state, they still fear that things will go further
out of control. They are afraid of more poverty, instability, lack of security,
and the unknown future.
In the last few months, the media has been
preparing the public for an inevitable increase in prices, subsidy cuts, and
currency devaluation. There is public resentment and helplessness towards the
situation.
Sadek says that the faltering economy is
severely hitting the middle class, a class that seeks economic security above
of ascendance to a higher social class.****
Pocas esperanzas de que llegara una tercera revolución, ni
la "de los pobres" ni ninguna otra, señalan ambos analistas. Las aspiraciones
egipcias han quedado reducidas a la supervivencia y esta solo llega de la mano
de los militares, cuya imagen se ha construido como una alternativa al caos y a
la violencia, por un lado, y al hambre
por otra. Sin embargo, en ambos analistas hay unas ciertas señales de aviso:
los egipcios puede que no se conformen y que reclamen por otras vías, aunque no
se especifiquen cuáles. El sistema electoral está diseñado para debilitar a los
partidos y respaldar al gobierno, la ley antiprotestas para evitar que salga
nadie a la calle y los medios para sembrar miedo y apología del líder, como se
ha visto en la "no-manifestación". Con este panorama, ¿qué queda?
Las palabras finales de Sadek son para recordar algo que ya
recogimos hace unos días, la caída de la clase media egipcia entre 2000 y 2015
ha sido del 15% al actual 5%. Literalmente, se ha exterminado a la clase media.
Finalmente, el analista concluye:
The social fabric has never been
worse, Sadek explained, since after two uprisings, the middle class is losing its ambition and people of lower income
are still seeking basic necessities, like food, medicine, housing, and
security. Meanwhile, the upper class thirsts for more political influence,
security, and business opportunities through exploiting government resources.****
Quizá en estas últimas palabras se pueda resumir el drama de
la vida egipcia: una insaciable clase dirigente que ha vivido de parasitar a su
propio pueblo durante décadas, usando la represión y la falsa política para
mantener un sistema del que el Ejército, Policía y Jueces han servido de
garantía. Las palabras del nefasto ex ministro de Justicia al-Zind señalando
que solo los hijos de los jueces deberían ser jueces no era solo un insulto al
pueblo egipcio sino una manifestación de realismo maquiavélico.
La gran ventaja de que haya pobres es que puedes dar limosna.
Doaa Eladl
*
"Quiet streets in Egypt on Friday despite protest call" Ahram Online 11/11/2016
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/248821/Egypt/Politics-/Quiet-streets-in-Egypt-on-Friday-despite-protest-c.aspx
** "Egypt's 11 November: Anonymity and
concern hover over 'Friday's protests'" Ahram Online 11/11/2016
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/248584/Egypt/Politics-/Egypts--November-Anonymity-and-concern-hover-over-.aspx
***
"Egypt imposes big security clampdown, protests fail to materialize" Egypt Independent 12/11/2016
http://www.egyptindependent.com//news/egypt-imposes-big-security-clampdown-protests-fail-materialize
****
"Egyptians struggle to cope after two uprisings: analysts" Daily News Egypt 12/11/2016
http://www.dailynewsegypt.com/2016/11/12/egyptians-struggle-cope-two-uprisings-analysts/
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