Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Escuchar
al ministro de Exteriores turco hablar de "islamofobia" porque se
critica la purga política que Erdogan está haciendo con los ciudadanos que le
molestan al pensar de forma diferente es un mal chiste político. Pero, por otro
lado, es verdaderamente revelador de la falta de argumentos del gobierno turco
para defender lo que está haciendo: una limpieza política que atenta contra la
democracia que dice defender. Es enternecedor escuchar de labios de Erdogan la
encendida defensa de la democracia después de haber estado pisoteándola en los
últimos años. Las detenciones de periodistas, de activistas, los cierres de
medios, los intentos de perpetuarse en el poder mediante cambios
constitucionales, etc. han sido los titulares de Turquía en estos últimos años
y basta con mirar la hemeroteca para comprobarlo. Las denuncias contra la
situación de los derechos humanos y las amenazas constantes a la oposición han
sido la cara de Recep Tayyip Erdogan y sus gobiernos. La salida de laicos que
no tienen nada que ver con su bestia negra, Fethullah Gulen, denunciando la
situación turca es fácilmente comprobable.
Por
ello hablar de "islamofobia" de Occidente es realmente, como
señalamos hace unos días, una forma de calentar los ánimos contra los que
condenan su falta de democracia. Las advertencias de la Unión Europea no van
contra el Islam, sino contra Erdogan y sus acciones antidemocráticas, como lo
iban antes el golpe y en el mismo sentido e intención: la defensa de los
derechos de los turcos. A Erdogan se le advierte que no tiene el visto bueno
para hacer lo que está haciendo. ¿Significa eso apoyar el intento de golpe
turco? En absoluto. Esa es otra de las falacias del Erdogan y su gobierno. Pero
aquí no existe maniqueísmo. El intento de golpe de Estado no hace bueno ni
democrático a Erdogan: por el contrario, le permite manifestar con más
contundencia y claridad su voluntad autoritaria y poco democrática. Tras el
golpe, Erdogan es más Erdogan que
nunca. Y es de eso de lo que se le advierte.
Al
presidente turco le hubiera gustado tener cola de presidentes y jefes del
estado de toda Europa, de todo el mundo, para hacerse la foto con ellos y
enseñarles las instituciones bombardeadas. Así el pueblo turco vería claramente
que el mundo le apoya a él y a su forma de entender la democracia de forma tan
poco democrática.
En este
blog hemos traído en estos años decenas de casos en los que Erdogan ha ido
dando sus propios "golpes" fustigando a la oposición o imponiendo sus
visiones mesiánicas e imperiales a la sociedad turca. No vamos a repetirlas.
Pero es bueno saber que existen, que están ahí como parte del historial de
Erdogan, que no es precisamente limpio en el sentido democrático del término.
Ha ido acabando con la democracia arrinconando a sus opositores y haciendo
purgas sucesivas hasta llegar a la gran purga final, de la que están dando
cuenta escandalizados todos los medios internacionales. Todos coinciden en que
esa purga empezada horas después del golpe fallido solo es posible teniendo
fichados previamente a decenas de miles de personas. Es decir: el señor Erdogan
ha tenido las instituciones turcas a su servicio y el de su partido para
desmontar el país en pocas horas.
En los
últimos días, se suceden distintas manifestaciones de políticos advirtiendo a
Erdogan. Le llegan mensajes variados: unos intentan no romper la cuerda tirando
demasiado con Turquía; otros, en cambio, son duros y le advierten del riesgo de
desandar lo andado hacia Europa.
Euronews recoge los lamentos de Erdogan:
La tensión marca las relaciones actuales
entre Ankara y Bruselas. Desde el golpe de Estado, la Unión Europea demanda a
diario que Turquía se mantenga dentro de la legalidad. El presidente Recep
Tayip Erdogan acusa a Europa de tener un doble rasero. Lo dijo el martes en la
televisión italiana Rainews 24:
“Cuando en París ocurre algo similar y mueren
cinco o seis personas, todo el mundo acude y pregunta qué ha pasado y quién lo
ha hecho. Hemos tenido un golpe contra la democracia en Turquía que ha causado
238 mártires. Por desgracia, hasta ahora nadie ha venido a visitarnos. Ni la
Unión Europea ni el Consejo de Europa. Que vengan y vean el parlamento turco,
que vean en qué estado está. Nuestro parlamento ha sido bombardeado y ¿dónde
están todos?”*
¿"Algo
similar"? ¿Lo dice en serio
realmente? La retórica de la analogía se ha usado por algunos hasta el
retorcimiento, pero creo que Erdogan ha sido el que más lejos la ha llevado.
Según este principio, cualquier "opositor" es "terrorista";
una vez etiquetado se debe aplaudir la purga. No sabemos qué han hecho los
profesores de escuela, los decanos de facultades, los funcionarios, etc. que
han sido depurados por Erdogan, pero no creo que nadie los haya podido
considerar "terroristas".
Erdogan
ya se empeñaba en estas odiosas comparaciones cuando equiparaba el Estado de
Emergencia en Francia con su purga. En Francia hay un sistema democrático, con garantías
judiciales y procesales. En Turquía, Erdogan y su partido se han encargado de
purgar la administración para que esté a sus órdenes, con legalidad o sin ella.
Desde
el punto de vista de los discursos, el tono sigue subiendo. Las declaraciones
austriacas dando por finalizada cualquier conversación para la adhesión turca
han sido usadas para contestar contundentemente por Turquía:
La tensión diplomática entre Austria y
Turquía ha alcanzado el rango de guerra dialéctica entre los ministros de
Exteriores de ambos países. Un día después de que el jefe de la diplomacia
austríaca pidiera el cese de las negociaciones de adhesión de Turquía a la
Unión Europea, su homólogo turco ha devuelto la andanada, calificando a Austria
de “capital del racismo radical”. “El canciller austríaco haría mejor en mirar
hacia su propio país. Una muestra de que es enemigo de los derechos humanos es
el racismo y hoy día Austria es la capital del racismo radical”, afirmó Mevlut
Cavusoglu en una entrevista televisada.
El cruce de acusaciones ha dado después el
salto a las redes sociales. Desde Twitter, el ministro austríaco de Exteriores ha
recomendado a Turquía que “modere su lenguaje y sus actos”. Así las cosas el
pacto entre Ankara y la Unión Europea firmado en marzo para frenar el flujo
masivo de inmigrantes se parece cada vez más a papel mojado.**
La
estrategia turca parece clara y, desde luego, muestra claramente que su
preocupación por la adhesión europea está muy alejada de sus preocupaciones
actuales. Erdogan sabe de sobra que los
límites de los derechos humanos no le permiten hacer lo que ha estado
haciendo y, sobre todo, lo que tiene pensado hacer, eliminar cualquier oposición: los kurdos porque son kurdos, los liberales porque están vendidos a occidente y los gullenistas porque son terroristas.
Turquía está cambiando de
actitud, por lo que sus ataques a Europa tienen como función el sembrar el rechazo en la sociedad turca. Eso es lo que muestra la orientación de sus discursos.
Como
ocurre en otros casos, la aspiración europea tiene que ver con el mantenimiento
de los estándares democráticos y saber que las instituciones comunes velan por
los derechos de todos. En cambio, puede estar produciéndose un giro por parte
de los partidarios del partido islamista, que tiende a imponer cambios al
conjunto de la sociedad respetando cada vez menos a los que no comparten sus
principios. Como miembro de Europa, Erdogan tiene límites y puede ser
presionado. En la posición actual, sabiendo que Turquía está en el enclave
crítico de la zona y una barrera natural
antes el caos de Oriente Medio, le puede interesar jugar al distanciamiento
mediante el conflicto.
La
figura de Erdogan, su personalismo absoluto, no admite sometimiento porque
forma parte de las cualidades que debe exhibir en su liderazgo ante los suyos. Estar
en la Unión significa tener que aceptar una serie de reglas que, hoy por hoy,
no le interesan. Prefiere, por lo que se aprecia, la queja lastimera.
El uso
de la "islamofobia" como argumento es realmente vergonzoso viniendo
de un país que va rompiendo los lazos con Occidente por su propia conducta
autoritarias desde hace unos años y al que se le está consintiendo casi todo
para evitar la ruptura.
Sería
de gran interés estudiar por qué y cómo se ha ido produciendo el cambio en la
actitud de Erdogan, que nunca ha sido persona fácil. Creo que sería interesante
ver los momentos en los que fue cambiando sus estrategias y pasar al victimismo
diversificando sus aspiraciones. Quizá ahí se encuentren las claves de su
comportamiento futuro.
Como
acaba de señalar el presidente Obama, no hay duda de que se ganará la guerra al
Estado Islámico un día u otro, pero quedará abierta la del terrorismo. Esa
tendrá difícil cierre y será con la que jueguen algunos para obtener el apoyo
occidental sin tener que cubrir unos estándares democráticos. Erdogan ya ha
jugado con esto. Escucharle hablar de la democracia y lamentarse porque no le
preocupe a nadie en el mundo es realmente un espectáculo de un fariseísmo
extremo.
El
argumento de la "islamofobia" —ya le hemos dicho— es un arma de doble
filo pues hay muchos que están deseando escucharlo. Unos para aislar a sus
países, sembrado el rechazo hacia Occidente; otros para alentar el terrorismo.
Turquía era el país más integrado por su pertenencia a la OTAN y aspirante a la
Unión Europea. Solo tendría sentido jugar al antioccidentalismo como una excusa
para el distanciamiento (y la aproximación a Asia) o como una forma de presión
para que le dejen seguir con sus purgas.
Resulta
interesante leer hoy el editorial con el que el diario El País comentaba la situación turca tras el juicio contra la
denominada "red Ergenekon ", una trama golpista de militares y
políticos, llevada hasta los tribunales:
Después de cinco años de un proceso que ha
ido extendiéndose y ramificándose hasta lo rocambolesco, los tribunales turcos
han dicho la última palabra sobre el denominado caso Ergenekon, según la
sentencia una conspiración tentacular con el objetivo de sembrar el caos en
Turquía y derrocar al Gobierno islamista de Recep Tayyip Erdogan. Se ha dictado
una cascada de condenas (17 a cadena perpetua) para militares prominentes
(entre ellos el exjefe de las Fuerzas Armadas), políticos, abogados o
periodistas, entre los casi 300 acusados en un juicio cuya limpieza ha merecido
severas críticas internacionales.
Ergenekon ha cambiado profundamente la escena
política en Turquía. Su comienzo fue visto como un paso imprescindible del
Gobierno para meter en cintura a unos militares golpistas, que han condicionado
absolutamente la vida política del país; el desafío de Erdogan al denominado
Estado profundo —una imprecisa amalgama castrense y ultranacionalista con
vocación de poder—, cuya cristalización actual sería la organización
clandestina juzgada. Pero con la evolución del proceso y el conocimiento de sus
detalles, esa percepción ha ido cambiando en muchos, que miran ahora el caso
básicamente como una caza de brujas destinada a aplastar la oposición al
creciente autoritarismo y confesionalidad de Erdogan y su partido Justicia y
Desarrollo (AKP). A este giro han contribuido lo inverosímil de muchas
acusaciones o su incremento exponencial. Y, en aspectos más técnicos, elementos
como la vaguedad de las leyes antiterroristas aplicadas o las manifiestas violaciones
del derecho de defensa o a un juicio justo.
El final de Ergenekon, pendiente de
apelación, liquida definitivamente en Turquía medio siglo de dominación
castrense y afianza aparentemente el poder de Erdogan. Pero suscita graves
interrogantes sobre la libertad de expresión y de prensa o la independencia
judicial de un aspirante a la UE bajo un Gobierno alérgico a la crítica y que,
tras más de 10 años, ha ido ocupando cada espacio político hasta hacer saltar
en la práctica muchos de los mecanismos de control democrático.***
Esto se
escribió en 2013, tras cinco años de juicios y una serie de purgas y condenas entre
los militares. Esta vez le ha tocado al clérigo rival, otro islamista, por el
que ha entonado otro dolido "mea culpa", según lo calificaba Euronews hace unos días. Erdogan se disculpaba ante los turcos por haberse
apoyado en Gulen para llegar al poder y "no haber sabido ver" de
quién se trataba. ¡Enternecedor! Ahora son los islamistas rivales, los que atraer a los que quieran escapar de su autoritarismo pueden escapar por su autoritarismo y estén preocupados por la situación crítica de la economía, en parte debido al propio Erdogan.
The Turkish Sun titulaba el 23 de junio —tres semanas antes
del intento golpe— un artículo citando al presidente: "Erdoğan: “Europe,
You Don’t Want Us Because We’re Muslim”". Ya entonces se jugaba claramente
con la islamofobia y se dejaban al descubierto las cartas turcas:
Warnings from populist leaders around Europe of
creeping Islamisation and from campaigners for a British exit from the EU of
dire consequences if Turkey, a Muslim nation of 78 million, ever joins, have
led Turkish leaders to complain increasingly openly about what they see as
European Islamophobia.
“Europe, you don’t want us because the majority
of our population are Muslim … We knew it but we tried to show our sincerity,”
Erdoğan said at a graduation ceremony in Istanbul on Wednesday, the eve of
Britain’s “Brexit” vote, quipping that Turkey too could hold such a referendum.
“We will go and ask the public whether we
should continue negotiations with the EU,” he said.****
La mezcla de lamentos y amenazas caracterizan siempre los
discursos de Erdogan. Es su discurso característico; las dos facetas
contribuyen a la manipulación de la sociedad turca. No es islamofobia, sino fobia al autoritarismo
que Erdogan representa y sigue practicando contra la parte del pueblo turco que
rechaza su doctrina y sus actos. Pero Erdogan practica esa identificación de
sus acciones con el destino de Turquía. Él les guía.
El hijo de Erdogan está siendo investigado en Italia por lavado de dinero. Erdogan también ha amenazado con que se resentirán las relaciones bilaterales con Italia si en vez de dedicarse a la Mafia se ocupan de su hijo. Mateo Renzi ha contestado con un twuit: “In this country, judges respond to the law and the Italian constitution, not to the Turkish president.”*****
Antes y después de cada golpe, los discursos son los mismos. Los patrones de quejas, lamentos y amenazas se van formando en el tiempo y muestran que Erdogan tiene su propio camino. En el fondo le da igual lo que diga Europa. Él sabe lo que quiere y los demás lo van descubriendo.
No. Nadie va a visitar al pobre Erdogan tras el fallido golpe y la eficaz purga.
*
"Europa muestra su división ante la respuesta a la represión en
Turquía" Euronews 3/08/2016
http://es.euronews.com/2016/08/03/europa-muestra-su-division-ante-la-respuesta-a-la-represion-en-turquia
**
"El jefe de la diplomacia turca califica a Austria de "capital del
racismo radical"" Euronews 5/08/2016
http://es.euronews.com/2016/08/05/el-jefe-de-la-diplomacia-turca-califica-a-austria-de-capital-del-racismo-radical
***
Editorial "Turquía y Ergenekon" El País 7/08/2013
http://elpais.com/elpais/2013/08/06/opinion/1375815992_397464.html
**** "Erdoğan: “Europe, You Don’t Want Us Because We’re Muslim”" The
Turkish Sun 23/06/2016 http://theturkishsun.com/erdogan-europe-you-dont-want-us-because-were-muslim-20616/
***** "Erdoğan Lashes Out At Italy For Money Laundering Probe Against Son Bilal" The Turkish Sun 3/08/2016 http://theturkishsun.com/erdogan-lashes-out-at-italy-for-money-laundering-probe-against-son-bilal-21602/
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