Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En
estos días hemos dado importancia a la extensión en Medio Oriente —y ahora en
Turquía— de la creencia que los Estados Unidos están detrás de todo lo que pase.
Eso incluye un amplísimo repertorio de acciones que llegan hasta el extremo —no
sé si hay alguna más allá— de considerar que el ataque a las torres gemelas fue
orquestado por los propios Estados Unidos para tener una excusa e intervenir en Oriente
Medio. Por extraño que parezca, pude escuchar esa versión pasadas apenas unas
horas en una terraza madrileña. Cómo había llegado la persona que tenía frente
a mí a esa conclusión solo es interpretable por el funcionamiento de unas increíbles redes de desinformación que se han ocupado de ir creando
conspiraciones tras conspiraciones desde la guerra
fría. Esto significa que el ascenso de los Estados Unidos al papel de primera
potencia mundial ha estado conviviendo con un universo paralelo conspiratorio
que se ha ido apoderando de las mentes de millones de personas que dan por
buenas las más increíbles respuestas a los acontecimientos hasta convertir la
navaja de Ockham en un verdadero sacacorchos. Pero funciona.
2015 |
No hay nada que no se dé por bueno: desde la conspiración contra JFK que el Informe Warren no logró acallar, hasta
la falsa llegada de los norteamericanos a la Luna —de la que dudan millones de
personas por todo el mundo—, por citar dos hitos de la década de los sesenta, que
continuó en las décadas sucesivas con Watergate, que ayudó a comprender que lo
que ocurría en los oscuros aparcamientos era más interesante que lo que sucedía
en la superficie.
The New York Times se hace eco hoy del caso turco,
un país aliado. Ya no es suficiente con tener en suelo americano al presunto cerebro
del golpe; Estados Unidos, creen los turcos, es el origen de la conspiración:
ISTANBUL — A Turkish newspaper reported that an
American academic and former State Department official had helped orchestrate a
violent conspiracy to topple the Turkish government from a fancy hotel on an
island in the Sea of Marmara, near Istanbul. The same newspaper, in a
front-page headline, flat-out said the United States had tried to assassinate
President Recep Tayyip Erdogan on the night of the failed coup.
When another pro-government newspaper asked
Turks in a recent poll conducted on Twitter which part of the United States
government had supported the coup plotters, the C.I.A. came in first, with 69
percent, and the White House was a distant second, with 20 percent.
These conspiracy theories are not the product
of a few cranks on the fringes of Turkish society. Turkey may be a deeply
polarized country, but one thing Turks across all segments of society —
Islamists, secular people, liberals, nationalists — seem to have come together
on is that the United States was somehow wrapped up in the failed coup, either
directly or simply because the man widely suspected to be the leader of the
conspiracy, the Muslim cleric Fethullah Gulen, lives in self-exile in the
United States.
“Whenever something shocking and horrific
happens in Turkey, the reflex is conspiracy,” said Akin Unver, an assistant
professor of international relations at Kadir Has University in Istanbul.*
Lo mismo lo hemos dicho aquí de Oriente Medio, en donde una gran
mayoría piensa que son los Estados Unidos lo que están detrás del Estado Islámico, cuya función sería desacreditar al Islam, meterlos en guerras y destruirles
impidiéndoles recuperar el esplendor de antaño (y los jardines de la Alhambra,
fijación de algunos).
El artículo da cuenta de la gravedad de esta batalla de la
opinión pública que el país más poderoso del mundo va perdiendo por goleada. Da
igual lo que tengas en el arsenal si no tienen una presencia pública, una
imagen que mantener. Desgraciadamente no es el caso. Los Estados Unidos,
además, han arrastrado su imagen hacia algo difuso llamado
"Occidente" que vale lo mismo
para un roto que para un descosido, según el dicho popular.
Ayer analizábamos los lamentos de Erdogan, forma lastimera y
amenazante de chantajear a Occidente por la negativa a entregarle al clérigo
Gulen. Da igual que hay usado la misma fórmula anteriormente para desprenderse
de sus enemigos o, como parece el caso, de sus aliados. Las formas y discursos
de Erdogan, como decíamos ayer, más parecen un intento de ruptura sentimental
con Occidente mediante la fórmula de la supuesta infidelidad. Sobre el que hay
serias sospechas, en cambio, es sobre Erdogan y sus manejos en Turquía y fuera
de ella. Como hemos señalado, para Erdogan la mejor defensa suele ser un buen ataque.
Y es lo que está haciendo.
Lo mismo que dijimos de Oriente Medio —que los mayores
enemigos están de acuerdo en que la culpa la tiene estados Unidos— es lo que
nos viene a decir, casi con las mismas palabras, The New York Times de Turquía:
todos están de acuerdo, liberales, socialistas, islamistas y cualquier otro que
quiera tener una oportunidad en el futuro.
¿Quién desea dar la cara por los Estados Unidos si es el
discurso antiamericano es más eficaz? La verdad es que muy pocos. Hace años que comenzamos a
señalar el problema del "amigo americano poco fiable". Frente a las
estrategias americanas que pueden dejar colgados
a los amigos (Hosni Mubarak, por ejemplo), se eleva lo contrario: la amistad
eterna, "el true love", ofrecido por Vladimir Putin, un "valor
refugio" en tiempos de zozobra. Contrasta lo hecho por los Estados Unidos,
sus cambios sin rumbo, con lo hecho por Putin: apuesta fija a Bashar Al-Assad.
Al-Assad saldrá victorioso de la guerra de Siria porque recibió la promesa de
apoyo hasta el final y es lo que ha hecho Putin. La inversión rusa en Siria es
una garantía para los cambiantes países de la zona. ¡Y además le importan un
bledo los derechos humanos!, lo que siempre es un aliciente por lo que pueda
ocurrir.
Lo más sorprendente de todo esto es cómo no se han dado
cuenta los analistas antes, cómo no
se ha puesto ninguna medida para asegurarse las alianzas y la confianza. Sin
embargo así ha sido, como se puede apreciar. Turquía, la última pieza del
tablero, la que quedaba más o menos anclada por sus pretensiones de entrar en
Europa y su pertenencia a la OTAN, también empantanada y antiamericana.
Los Estados Unidos se están quedando sin interlocutores
reales en la zona. La política hacia Irán ha acabado de complicar las cosas
tanto con los saudíes como con los israelíes, cuyo primer ministro se plantó
ante el congreso norteamericano a decirles que aquello era una locura. El tiempo lo dirá.
Los articulistas plantean la entrega de Gulen a Erdogan. Si
Erdogan tuviera pruebas estarían en todas partes, pero solo tiene acusaciones
para deshacerse de todos los que se le oponen:
Turks, in their exasperation that
the United States has not turned over Mr. Gulen, have made this analogy: What
if Turkey, in 2001, had harbored Osama bin Laden?
Given the widespread sentiment
that Mr. Gulen was behind the coup, a failure to extradite him would probably
provoke a popular backlash in Turkey against the United States, and would
confirm for many that the Americans had conspired against Turkey.*
De nuevo una interpretación absurda. La entrega de Gulen
solo significaría dos cosas: la confirmación de que Estados Unidos le amparó
(¿cómo pudo hacerlo sin que se enteraran?) y de nuevo ser un "amigo
americano" poco fiable, esta vez al someterse al chantaje de Erdogan.
Entregarle sin pruebas es aceptar que es culpable, juzgarle en los Estados
Unidos, algo que solo servirá para que Erdogan lo use en su provecho y los
retuerza hasta que la teoría se acabe volviendo contra los Estados Unidos.
Habrán hecho a Erdogan, además, más fuerte ante los que ven resurgir un nuevo
imperio otomano y a Erdogan como sultán. El palacio ya se lo ha hecho.
En 2014, el periódico New York Daily News mostraba los datos de una encuesta sobre los países más antiamericanos del mundo. La lista la encabezaban tres "amigos": Egipto, Jordania y Turquía**. ¿Alguna sorpresa? No había entonces "golpe" ni nada por el estilo. Solo estaba creciendo lo que se ha sembrado y se ha dejado crecer interesadamente por aquellos que querían tener ese as en la manga por si fuera necesario. Hoy Turrquía lo saca.
El antiamericanismo es un estado cada vez más frecuente por
ser muy útil. No sabemos la política exterior que se abrirá tras las elecciones
de la Casa Blanca. Obama ha estado más preocupado por intentar hacer un país
más habitable (el resultado es Donald Trump como "gran esperanza
blanca"), ocupándose de la sanidad, del control de armas, etc. con los
republicanos de frente obstruyéndole.
En la política exterior, los resultados los vemos cada día. Le
hemos llamado en ocasiones, el presidente peor informado del mundo, pero hay
que decir en su descargo que se ha enfrentado no solo a los errores americanos
sino a un cambio en la zona nacido de las revueltas que tampoco supo entender.
Lo malo es que Europa tampoco tiene una política exterior
comprensiva de lo que está ocurriendo en una parte del mundo. La señora
baronesa Catherine Ashton no hizo mucho en los tiempos convulsos que le tocó
vivir. Federica Mogherini, en cambio, parece tiene planteamientos más activos.
Veremos lo que pueden dar de sí en una Europa en crisis de identidad y de las
otras también, necesitada de ideas claras y principios firmes. La cesión ante
Erdogan es peor para Europa que para los Estados Unidos; es la Unión Europea la
que tiene que demostrar más y tratar de salirse del arrastre del descrédito
americano. Debe dejar de ser un socio de segunda y tener sus planteamientos
críticos.
Europa debería aprender para no cometer los errores que han
llevado a que Estados Unidos pierda su papel en la zona. O sencillamente que
pierda los papeles.
* Tim
Arango y Ceylan Yeginsu "Turks Can Agree on One Thing: U.S. Was Behind
Failed Coup" The New York Times 2/08/2016
http://www.nytimes.com/2016/08/03/world/europe/turkey-coup-erdogan-fethullah-gulen-united-states.html
** "Egypt, Jordan, Turkey top list of countries that dislike the U.S. the most: survey" New York Daily News 15/07/2014 http://www.nydailynews.com/news/politics/egypt-jordan-turkey-top-list-countries-dislike-u-s-survey-article-1.1868199
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