Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En poco
más de dos horas intentaré tomar el tren de Cercanías que me deje en Nuevos
Ministerios. Como usuario del tren desde el inicio de los años 90 en que llegó
a mi pueblo, puedo decir que nunca ha estado peor que en estos últimos años. Es
raro el día que no escuches el aviso de demoras, algo que se ha convertido en
la banda sonora del tren.
Supongo
que el ministro Oscar Puente, el del vídeo para mostrar que "todo iba bien
en la estación de Chamartín", algo contestado por los usuarios que estaban
allí, y su reprobación por parte de las cámaras, algo que se tomó con sonrisas
sobradas, tendrá una nueva ocasión de salir en pantalla.
Como
usuario, padezco junto a otros miles la misma sensación de abandono y hartazgo.
Como oyente, escucho los mensajes cotidianos de retrasos y tengo que dar
gracias a que no ocurran en mi línea. Sin embargo, esos retrasos afectan a
múltiples líneas aunque no lo digan por la megafonía.
En lo
que a mí me toca, todo empezó con las obras en Chamartín, cuya planificación desastrosa
es evidente. Sé que no es fácil planificar unas obras de este tipo, pero
también que no es fácil hacerlo tan mal a la vista de los resultados. Pese a lo
señalado en los carteles de aviso, las obras no han terminado cuando estaba
programado.
Sin
embargo, no es solo el tren. Madrid tiene una estupenda red de Metro a la que
se ha extendido el deterioro. Estaciones clave se pasan mesas con escaleras sin
arreglar, desmontadas sin que haya nadie por allí.
El caso más grave ha sido el de las escaleras de Nuevos Ministerios pues por esa estación pasan los que van y vienen a la Estación de Chamarín, es decir, viajeros que llegan cargados de maletas y que se juegan la vida bajando con ellas. Unos ascensores sin señalizar, fuera de servicio en muchas ocasiones, a penas pueden atender el flujo de viajeros afectados.
No son
solo los cargados de maletas que van y vienen de la terminal del aeropuerto.
También es el intercambio de personas que van a dos universidades, la Autónoma
y la Complutense. Esto hace que las líneas, a determinadas horas de entrada y
salida, estén saturadas. Si consideramos que la línea de tren lleva a la
Autónoma y que muchos estudiantes, por los retrasos, se acumulan en el andén a
la espera de la llegada, el viaje se convierte en un conglomerado de gente a
ciertas horas, que no es lo ideal desde diferentes puntos de vista, incluido el
de la salud.
¿Qué
pasa con nuestros transportes públicos; qué pasa con el Metro y con el tren?
¿Qué hace que unas escaleras desmanteladas tarden meses en ser revisadas?
Las
causas concretas varían cada día, pero hay algo general que hace que el sistema
falle cuando antes funcionaba con mucha más regularidad. Este mes de agosto
bajé dos veces a Madrid, con problemas ambos días. Largas esperas bajo un calor
sofocante.
Las
reducciones de personal son una práctica habitual en cada vez más sectores.
Donde antes había una cantidad de personas, ahora queda la mitad. Esto, en el
caso, de los trenes se traduce en casos como los que estamos viendo.
La
directora de 20minutos, Encarna Samitier, hace un breve balance titulado
"Más que imprevistos":
El descarrilamiento de un tren entre Atocha y Chamartín y el operativo para evitar un suicidio han colapsado la red y han provocado afecciones a cerca de 17.000 viajeros durante este pasado fin de semana. Más allá de estos imprevistos, falta una comunicación fluida en las interminables horas de espera y de aglomeraciones, sin que muchas personas pudieran ni siquiera sentarse. El sábado hubo causas concretas pero el transporte ferroviario, cuyo ministro responsable acaba de ser reprobado en el Congreso, acumula problemas que exigen soluciones a corto, medio y largo plazo.*
Está muy bien evitar suicidios, pero está muy bien evitar la acumulación de retrasos e incidentes. Todo ocurre entre Atocha y Chamartín, allí se acumulan los problemas sin que nadie, incluido el ministro, parezca poder solucionarlos.
Como usuario casi diario de ambos medios de transporte en los últimos treinta años, creo que tengo cierta experiencia. Nunca ha estado peor que ahora, nunca ha habido tantos problemas como los hay hoy. Retrasos, escaleras desmontadas durante meses, y ascensores fuera de servicio, Todo ello combinado hace que la aventura sea diaria.
¿Es el espacio entre Atocha y Chamartín nuestro particular "triángulo de las Bermudas"? Pues algo así parece que ocurre a falta de mejor explicación. Los problemas de los trenes son los problemas de los usuarios.
*
Encarna Samitier " Más que imprevistos" 20minutos 21/10/2024
https://www.20minutos.es/noticia/5645791/0/mas-que-imprevistos-opinion-de-encarna-samitier/
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