Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Entre las noticias que nos llegan de la "virtuosa" Irán, RTVE.es nos habla de la nueva campaña para la imposición del velo islámico a las mujeres. Podría parecer que frente a la amenaza de una guerra abierta con Israel, que tras enviar 300 drones y misiles de diverso tipo, la noticia del velo es una fruslería, pero evidentemente no lo es.
El control de las mujeres es una
cuestión de primer orden para el régimen de los ayatolas, que ve en ellas un
desafío y un peligro, ya que son las que manifiestan su rechazo más claro del orden
institucional impuesto. Hay una guerra del velo abierta.
En RTVE.es nos explican lo que está ocurriendo:
La Policía de Irán ha anunciado este
sábado que las mujeres que "promueven anomalías sociales como no usar el
hiyab" se enfrentarán a acciones legales, en una nueva campaña para
reimponer el uso obligatorio del velo islámico, una prenda que muchas mujeres
han dejado de usar desde la muerte de Mahsa Amini.
“A partir de hoy, la policía de
Teherán y de otras provincias actuará según la petición del pueblo
religioso de nuestro país y sus expectativas de la sociedad islámica,
y hará frente a las personas que promueven anomalías sociales como no usar el
hiyab”, ha anunciado el comandante de la Policía de Teherán, Abbas-Ali
Mohammadi. “El pueblo iraní es conocido por ser respetuoso con la ley y solo
unas pocas personas ignoran la ley”, ha dicho Mohammadi, según recoge la
agencia Mehr.
La Policía iraní ya anunció esta semana que a partir de este sábado "aplicará más seriamente la legislación del hiyab y la castidad en todas las calles y lugares públicos", algo que suele ocurrir con la llegada de la primavera y el aumento de las temperaturas.*
El lenguaje empleado y los conceptos manejados son claramente orwellianos y reflejan la naturaleza del régimen iraní. La definición de "pueblo religioso" con el orden positivo y la negación de cualquiera que no siga sus órdenes es una forma totalitaria en su variante religiosa.
En esta variante, las autoridades se muestran como defensoras de una ley previa a las leyes, la divina, de las que se derivan todas las humanas. Ellos "solo" siguen "instrucciones" de más arriba, algo contra lo que oponerse deja de manifiesto toda la "maldad" contra la que hay que seguir luchando para evitar el triunfo del caos.
Este autoritarismo religioso se justifica con el efecto destructivo de dejar pasar aquello que va contra las normas. La norma tiene procedencia divina, es una verdad incontestable, fruto del buen trato que la divinidad dispensa a los "buenos", a ese "pueblo religioso", dispuestos a obedecer, en una misma tacada, a la divinidad y a sus intérpretes sobre la tierra, en este caso los ayatolas.
De esta forma, lo que hacen las autoridades es reprimir en "nombre del pueblo religioso", es un mandato que el mismo pueblo exige y que ellos, los ayatolas, cumplen obedientes.
En el cierre del artículo se señala:
Amnistía Internacional (AI) denunció
a principios de marzo que las autoridades iraníes están llevando a cabo una campaña
de represión masiva contra mujeres que no usan el velo, con la
confiscación de miles de vehículos, penas de cárcel y hasta latigazos.
El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, afirmó a principios de mes que las iraníes deben “obedecer” y cubrirse el cabello con un velo islámico.*
El recrudecimiento de estas medidas represivas nos muestra la forma en que el régimen afronta este desafío, pues de eso se trata en gran medida. Un régimen totalitario de este estilo necesita enemigos, peligros dentro y fuera. La consideración no ya del pueblo iraní, sino del "pueblo religioso" iraní es determinante pues es la obediencia el factor clave. Si el régimen tiene contestación y esta es pública, como ocurre con el velo, la sensación de que se puede disentir se va extendiendo. Y no es eso lo que el régimen iraní se puede permitir. Su poder se basa en el poder absoluto, lo que hace imprescindible la represión de cualquier manifestación que deje en evidencia que no se le respeta. La equiparación se su voluntad con la voluntad divina no es más que una estrategia mediante la cual se obliga a sí mismo a ser represivo en nombre del "pueblo religioso", es decir, del que cumple sus órdenes.
Esta hipocresía circular —debo hacer cumplir mis órdenes porque son de Dios— es la que sustenta estas dictaduras islamistas, formas de teocracia que esconden esas ambiciones de poder absoluto. Lo pagan las mujeres, que deben ser obedientes en todos los órdenes. Así lo quiere la voluntad divina y el varón debe aceptarlo como una "responsabilidad", la de ser "guardián".
El régimen de los ayatolas sabe que de no usar la represión, se podría desmoronar. El control absoluto solo se puede lograr con la fuerza y genera más resistencia. Por eso las mujeres son las que muestran más resistencia y lo hacen visibles. La guerra del velo es eso, una guerra, no cuestión de moda o de frivolidad. Por eso cada mujer que cae bajo sus golpes es reconocida como una víctima de la causa de la libertad frente a la opresión constante.
Los regímenes autoritarios islámicos tienen una obsesiva preocupación por las apariencias. Necesitan hacer creer que lo que se ve es lo que se siente, que es el reflejo del orden. No puede haber discordancias visibles. Y llevar el velo lo es.
Ahora, con el peligro de una guerra abierta con Israel, el régimen no se puede permitir el lujo de que se vea el cabello suelto de las mujeres en las calles. Tiene que aparentar que el "pueblo religioso" es una unidad que respalda sus actos, todos ellos "voluntad divina".
* "La Policía iraní lanza una nueva campaña para reimponer el uso obligatorio del velo islámico" RTVE.es/EFE 13/04/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240413/policia-irani-lanza-campana-reimponer-uso-obligatorio-velo-islamico/16058984.shtml
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