Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
fragmentación del sistema político español ha llegado a un punto en el que el
término "voluntad de las urnas" ha pasado a ser un chiste. Desde el
momento en que alguien tiene poca representación con bajo número de votos pero
mucho poder a la hora de formar gobierno, el sistema se pervierte y cae en
picado. Los problemas se multiplican y las paradojas se suceden.
Hemos
generado un sistema de descontentos residuales en el que se produce un goteo de
pérdidas de votos, ya sea por aburrimiento, por incongruencia o por desgaste en
el poder. Todo esto lo recogen con la escoba los que han llegado para hacerse
con esas migajas. Somos un país que está polarizado, lo que significa que hay
líneas rojas que no se superan. Eliges a uno o a otro de tu zona ideológica de
confort o te abstienes. La abstención, además favorece a los de votantes más
fieles y polarizados. Existe, además, esa perversión llamada "voto
útil", en donde das por bueno votar a los que te resultan menos repugnantes
como alternativa. Una democracia, hay que reconocerlo, en la que no votas lo
que te apetece, sino lo que crees que va a favorecer a terceros es un poco
rara.
Más que
un bipartidismo, tenemos un "bizonismo", es decir, una especie de
voto orientado por cabreos con unos o con otros, que te hacen desplazarse allí
donde menos defraudado te sientes. Esto funciona así hasta que lo realmente se
pone en cuestión y peligra. Me refiero a la cervecita, algo por los que los
madrileños abandonaron su gusto por las barricadas y se lanzaron a los bares
ante el peligro de que se los cerraran por la pandemia. La promesa de Díaz
Ayuso ("Nuestra Señora de los Bares", según la denominación popular)
de mantener abiertas las barras de los bares pese a los peligros de contagio,
ha sentado un hito histórico, haciendo abandonar la ideología a pueblos enteros
en beneficio de lo único importante en este país.
Ahora,
todas estas divisiones, exigencias, aprovechamiento de los votos al máximo,
estirándolos como chicles empiezan a ser más complicadas de la cuenta. La
presión de la convocatoria de elecciones generales ha puesto las cosas
complicadas, que era de lo que se trataba. Pedro Sánchez jugo a dejar en
evidencia los problemas de PP y Vox afeados desde fuera.
Una serie de circunstancias desafortunadas (meteduras de pata, sin más) ha llevado, creo que de forma imprevista la cuestión de la "violencia de género" al centro, con efectos varios. Vox se le pone cuesta arriba a un PP que quiere mostrarse centrista y moderado, pero con el partido de Abascal no es sencillo. De repente, los partidos han descubierto que tienen entre sus fila candidatos o miembros declarados legalmente "maltratadores", que por mucho tiempo que haya pasado desde que fueron condenados no son precisamente los modelos que presentar al electorado, sensibilizado con estas cuestiones. Partidos de derecha, de izquierda y de centro resultan tener entre sus filas "maltratadores" y, claro, esto no luce mucho ante los ataques.
Y
entonces va Núñez Feijóo y mete la pata con lo del "divorcio duro"
(¡quién asesora a este hombre!), lo que eleva el problema y lo personaliza en
él. Ya no se trata de un concejal periférico, sino, como estaban deseando, el
líder que se convierte en "incompatible" con la presidencia a la que
aspira.
En todo
este lío, en Extremadura se rompen los pactos de Vox y PP. Entre el camino valenciano
y el camino extremeño —como si fuera algo proustiano—, se presenta el segundo
como una vía real: ¡repitamos las elecciones!
No sé
las reacciones que esto traerá, pero ¿por qué no? ¿Por qué no se pueden repetir
unas elecciones allí donde está claro que Vox es una carga que además ya nos
están afeando desde Europa en preparación de una campaña de rayos y centellas
por la presidencia española por venir?
¡Qué
miedo le tienen los políticos españoles a la repetición electoral! ¿No es un
acto que entra dentro de la ley? Es preferible que se vea determinación en los
principios que se establecen, que haya las líneas rojas, que pasarse cuatro
años dándose puñaladas por las espalda, como ha pasado con Sánchez y Podemos,
con Podemos y Sumar, que amenaza ocurrir con los pactos próximos.
Vox
está lanzando ideas que no son asumibles por el Partido Popular ni por nadie.
Es su línea de radicalismo en un terreno demasiado candente y doloroso la que
va a marcar las estrategias, a la vista de lo que ha hecho hasta el momentos.
¿Por qué no afrontar directamente el reto y que sean las urnas las que lo
decidan? Es un riesgo, ¿pero no lo es más crear una brecha dentro del propio
electorado?
Vox
dice que la "violencia de género" es "ideología", ¿pero
acaso el negacionismo de esa violencia no lo es? Las lecciones aprendidas en la
"internacional de la ultraderecha", con sede en los Estados Unidos,
les exige negar la evidencia de la violencia. Si se piensa que esto es un error
(y lo es), ¿no es mejor repetir las elecciones, como va a ocurrir en
Extremadura, donde Vox ha mostrado su verdadera cara y sus pretensiones?
En
RTVE.es nos hablan sobre lo ocurrido en Extremadura y el planteamiento del PP:
La presidenta del PP de Extremadura, María Guardiola, se ha negado este martes a pactar con quien "niega la violencia machista", en referencia a Vox, y ha advertido al partido de Santiago Abascal que, o apoya su investidura como presidenta de la región, o habrá elecciones.
"Yo no puedo dejar entrar en el gobierno a aquellos que niegan la violencia machista", así como a quienes "deshumanizan" a los inmigrantes o "colocan una lona y tiran a la papelera la bandera LGTBI", ha dicho Guardiola, quien ha aseverado que cree "en una Extremadura inclusiva, moderna, respetuosa y solidaria", ha reafirmado.*
Pero es además exponerse a ser arrastrados a un conflicto que la oposición aprovechará y que tenderá añadido un coste político. El PP se tendrá que pasar toda una legislatura dando explicaciones de todas y cada unas de las acciones de Vox.
¿Por qué no repetir? La candidata de Extremadura ha dado un ejemplo de los límites, por lo que ha definido los perfiles claramente. Vox solo puede conseguir poder mediante estos pactos chantajistas. Que decidan las urnas.
* "El PP extremeño no gobernará con quien "niega la violencia machista": "O Vox apoya mi investidura o elecciones"" RTVE.es 20/06/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230620/pp-extremadura-se-niega-pactar-quien-niega-violencia-genero-vox-apoya-investidura-elecciones/2450055.shtml
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