martes, 29 de marzo de 2022

El modelo del imperialismo ruso

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Dice el polaco Janusz Wojciechowski, Comisario europeo de Agricultura, que el método ruso de "expansión" es la creación de hambruna, es decir, destruir todos los recursos, una política de tierra quemada.* La invasión rusa de Ucrania, es cierto, está hecha con mentalidad del siglo XIX y tecnología del XXI.

Hay algo en la mentalidad rusa que no cambia en su forma de ver el mundo, en su sentido imperial, más que de súper potencia. De la misma forma, Vladimir Putin se percibe más como un despótico líder de una potencia imperial que como alguien que aspira a ser líder de una potencia mundial.

Las diferencias entre unos modelos y otros son bastante claras y se definen por el uso brutal de la fuerza, la realización de alianzas absorbentes y la respuesta en forma de amenaza de peores consecuencias, en este momento, amenazas nucleares.

La guerra contra Ucrania es una guerra imperialista. Busca la reducción del enemigo declarado a cenizas, la destrucción de todos sus recursos; los secuestros de miles de exiliados que se están produciendo son, igualmente, técnicas rusas del siglo XIX cuando los desplazamientos masivos y las sustituciones de las personas por nuevos colonos eran frecuentes. La ocupación de tierras es lo mismo que hace Israel en Palestina: expulsa y repuebla para ganar territorio.

Desde el inicio, Rusia trató que los "corredores humanitarios" que creaba acabaran en zona rusa. No se trataba de una forma humanitaria, sino de una toma masiva de rehenes con los que presionar a los resistentes y utilizarlos, si fuera necesario, como escudos. Con sus tierras destruidas, los rehenes serían llevados a otros lugares "habitables". La reconstrucción quedaría en manos rusas al quedar ocupado el territorio.

Esta forma de actuar nos dice mucho de la mentalidad de Putin, de una forma de actuación que tiene sus modelos en el pasado, pero que en un mundo empequeñecido e interconectado ya no tiene sentido a menos que se apueste de nuevo por los muros físicos, como ocurrió en Berlín, o como se aplicó al resto de la Europa ocupada mediante el concepto de "telón de acero". La estrategia es encerrar pueblos enteros y ponerles dictadores afines. Si esto es todo lo que Rusia puede ofrecer al mundo, tenemos un futuro complicado.

Como ocurre en otras zonas del planeta, Rusia no tiene ninguna cultura de la democracia. Todavía en Dostoievski o Turgéniev leemos los debates sobre la "liberación de los siervos" en la segunda mitad del siglo XIX. Un estado paternalista mantiene a los pueblos bajo obediencia suministrándoles lo esencial y asegurándose que dependen de ellos para todo. Cualquier desarrollo es realizado y controlado por el partido, el estado o una fusión de ambos. Los modelos están ahí, con todas sus variantes de dureza, de China a Egipto. En estos estados solo prosperan los adeptos y los que son críticos desaparecen de una forma u otra, ya sea emigrando, encarcelados o desparecidos sin rastro. La dureza varía de unos estados a otros en función de diversos parámetros y de la vigilancia exterior. Es una forma de despotismo que se está imponiendo por el mundo gracias a las propias acciones de Rusia, que establece buenas relaciones y asegura a los dictadores su posición mediante un respaldo que asegure que dependan de ella y sean socios fieles. Esto se puede hacer asegurando armas o mandando turistas.

Cuando los terroristas islamistas atentaron contra un avión ruso lleno de turistas que había salido de Egipto de regreso, el gobierno egipcio se negó a reconocer que había sido un atentado y que les había fallado estrepitosamente la seguridad. Putin ha castigado a Egipto sin turistas rusos durante varios años. Luego volvieron cuando él lo decidió. Si leemos los artículos egipcios actuales sobre la cuestión ucraniana, la mayoría de ellos, los firmados por figuras del régimen, sostienen las tesis rusas y atacan las norteamericanas y europeas en un claro clima adverso. La culpa, según ellos, la tienen los ucranianos y occidente, que sacan las cosas de quicio.

Los métodos rusos no son de este siglo. Desgraciadamente, esta frase no es más que un elemento retórico. De este siglo es todo lo que ocurra, pero las formas rusas provienen de su propia mentalidad del poder y de la fuerza como recursos.

Rusia reinició un estado de violencia por un deseo de "recuperar" un estatus perdido frente a otras opciones que tenía ante sí, como era un mayor desarrollo económico, lo que le hubiera llevado a una mejor relación con el mundo. Pero, evidentemente, no era ese el camino, sino que ha usado lo que lleva usando desde hace siglos, la fuerza, el chantaje energético, el sentido imperial absorbiendo territorios, desplazando millones de personas, repoblando y amurallando para evitar que la gente se vaya. Cada vez que Rusia hace esto destroza sus posibilidades de convivencia con el resto del mundo. 

Que solo puedas mantener relaciones con los que te temen o con los dictadores de otros países es un destino muy negro para un país que siempre se siente inseguro, amenazado, porque traslada sus miedos constantes hacia su vecinos con los que evita mantener una relación positiva y solo se relaciona desde la amenaza, sembrando el miedo.

De nuevo saltan a los medios las noticias sobre envenenamientos de discrepantes, de retenciones de los desplazados, del secuestro de alcaldes por donde han ido pasando sus tropas. La Rusia de Putin es agresiva, lo ha sido siempre. Su visión del mundo la revela la mirada oscura y recelosa de Vladimir Putin. Una parte de Rusia anhela ese tipo de dictadores que les venden glorias futuras mientras les escamotean las libertades más básicas. Putin, como otros dictadores, sabe que hay que sembrar riqueza entre ciertos grupos para que el mantenimiento del sistema sea posible. Son los que vinculan su destino al destino de su presidente, los que le aplauden e idolatran como quien les devolverá a un pasado idealizado, pero inexistente más allá de la propaganda.

Nada hay más significativo que el hecho que los grandes beneficiados y controladores de los negocios en Rusia tengan gran parte de su fortuna, sus mansiones, yates y jets privados fuera de Rusia, lejos de miradas envidiosas y peligros. 


* Bernardo de Miguel "El comisario europeo de Agricultura: “El método ruso de expansión para dominar otras naciones es provocar hambrunas”" El País 29/03/2022 https://elpais.com/internacional/2022-03-29/el-comisario-europeo-de-agricultura-el-metodo-ruso-de-expansion-para-dominar-otras-naciones-es-provocar-hambrunas.html


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