Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
¿"Fijación"?
Cuando se dan las cifras del COVID-19, Madrid y su Comunidad Autónoma se ponen
tensos y hablan de campaña contra ellos. "Ellos", por supuesto, son
siempre los políticos al mando. Es una especie de excusa escolar, la de
"el profe me tiene manía". El "profe", también por
supuesto, es el gobierno central, de signo político contrario.
La
clase política española, en todas sus variantes ambientales, ha desarrollado la
piel sensible y el rápido complejo de persecución. En este país mosaico o
puzle, a elegir, es difícil que haya sintonía porque el propio diseño lo
favorece, haciendo buena la vieja expresión de "los reinos de taifas".
Las aspiración a la armonía se ha convertido en cosa de ingenuos, lo que ha
dado, por el contrario, un tipo de
político adaptado al medio, belicoso, que tira de ingenio e ironía, que se pasa
el día hablando de cómo debemos ver a los demás y cómo debemos verlos a ellos
porque el que da primero da dos veces, según el refrán. Estos políticos tienen
siempre la queja, el lamento por regla. Lo bueno lo hacen ellos; lo malo les
llega de la manía que les tienen, no a ellos, sino a la comunidad o ciudad que
gobiernan. Extienden de esta manera la idea de agravio general, de ataque al
grupo, una táctica vieja y no por ello menos efectiva. Las consecuencias son
nefastas porque acaban creando un sentido de persecución contra la población.
Sería
bueno y deseable que los políticos españoles aprendieran otras formas de
discutir y, a ser posible, de colaborar por el bien de todos. Parece que les
cuesta entablar conversaciones si no es para insultarse involucrando a las
instituciones que representan, de un ministerio o la presidencia a una
comunidad o alcaldía. Todo es fuego cruzado, trinchera y emboscada.
Lo malo
es que tras la gresca descubren que están obligados a entenderse, aunque sean a
regañadientes por la sencilla razón que la gente está empezando a exigirlo, a
enfadarse con este tipo de comportamientos. La situación es seria y exige
conservar las energías para causas mejores que tirarse los trastos a la cabeza.
Me
gustaría pensar que el gobierno de la nación no tiene una "fijación"
con la Comunidad o la capital o con nadie. Me gustaría pensar que lo que dice sobre los
preocupantes números del COVID-19 tienen como objetivo mejorar la situación y
no simplemente una crítica por fastidiar. Creo que, a estas alturas, es lo que
todos queremos pensar.
Me
gustaría creer que lo que dicen alcaldía, presidencia y consejeros no es puro
lamento, sino que, más allá de la queja, hay una reacción a una situación
preocupante para todos.
Madrid
tienen muchos factores en contra, de la gran población al punto de tránsito, de
los transportes a las grandes concentraciones de las universidades, estadios, amplios
espacios públicos. Una gran ciudad y una comunidad llena de localidades que
tienen poblaciones muy superiores a las de muchas capitales provincias, barrios
como ciudades, de enorme variedad cultural y diferencias de densidad, etc. es
lógicamente un espacio complejo y difícil de gestionar.
El
interés de todos los que vivimos en esta comunidad es que las cifras decrezcan,
que dejemos de estar en números cada vez más preocupantes y que las tendencias
vayan a la baja. Nos gustaría ver cómo las instituciones colaboran para tratar
de reducir estas cifras y no ver cómo luchan con ellas como armas.
No solo
pedimos eficacia, creo que también
hay que exigir buena voluntad. El
ejemplo de las luchas políticas no es el mejor para esta situación crítica.
Tampoco tiene mucho sentido esto del "poli bueno, poli malo", que se
practica, con unos ofreciendo una mano y amagando con el puño con la otra.
Las
medidas que estamos necesitando son tanto materiales, dotaciones
presupuestarias, normas claras y eficaces, como comportamientos ejemplares, la
visión clara de que todo esto no es una lucha partidista de las que algunos
tratan de sacar rentabilidad política.
El
ejemplo de lo que ocurre en los Estados Unidos, con el enfrentamiento visceral
entre la presidencia de Trump y los republicanos, por un lado, y los demócratas
por otro, debería hacernos reflexionar sobre hasta dónde se puede llegar en
esta sinrazón. Las cifras de contagiados y muertos son muy claras sobre los
resultados.
Las
encuestas de diverso tipo que los medios realizan sobre las percepciones
populares siempre nos muestran el deseo de unidad. Pero luego los políticos lo
mezclan todo. Se han cruzado los Presupuestos Generales, lo que abre de nuevo
conflictos. Cuando no son estos, son otros motivos porque todo se hace como oposición,
llegando esta desunión hasta un gobierno con alfileres que pone pagas a los
demás y los demás se las ponen entre ellos. Ellos mismos se hacen oposición, en
un rizar el rizo del más difícil todavía.
La Vanguardia 02/09/2020 |
Lo que
necesita la ciudadanía es el ejemplo de la unidad para salir de esto. A mayor
bronca política, menos credibilidad. Y ahora necesitamos la credibilidad más
que nunca. Credibilidad institucional, sobre todo. Y esto afecta a los padres
que llevan a sus hijos a las escuelas o a los que regresan al trabajo, ya que
deberíamos dar por buenas las garantías que nos ofrecen. Sin embargo, la merma
de la credibilidad eleva el nivel de desconfianza y, por ello, el de angustia.
Aparque
batallas y debates innecesarios. Sobre lo que se debería estar discutiendo es
sobre salud pública y esto reduce mucho el margen de conflicto habitual.
Debería ser más fácil entenderse sobre estas cosas y no usarlas como armas
arrojadizas. Las críticas al gobierno se devuelven como críticas allí donde
gobierna la oposición y viceversa. No necesitamos tanto debate sino más
acuerdo. Menos ironías y más colaboración entre todos, de otra manera los
ciudadanos saldrán, como están saliendo, por la calle de en medio.
Madrid
no necesita más batallas en la guerra real en que se ve metida. Necesita menos
soberbia y más coordinación, menos menciones y más apoyos porque es un punto
central dentro del conjunto. Si Madrid empeora sin remedio, no va a mejorar
mucho el resto. Por ello, a arrimar todos el hombro. Señores del gobierno: menos meter el dedo en el ojo; señores de Madrid: menos quejas y más trabajar. Es lo que necesitamos todos para salir de esto.
Las cifras son las cifras y hay que reducirlas, no enturbiarlas.
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