Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Cuando
ya se anunciaba la salida de John Kelly como la última novedad en dimisiones,
ceses o desapariciones por el foro en la Casa Blanca, Trump reservaba una nueva
salida, la de James Mattis, otro militar, esta vez en el centro de la Defensa.
Las
salidas de la Casa Blanca se deben colocar en sus respectivos casilleros para
ver el peso político que Trump les concede. Las primeras tuvieron que ver con la
comunicación, otras con la organización y, finalmente, esta con la acción, ya
que se produce tras conocerse la salida de las tropas de Siria, es decir, un
choque directo entre criterios sobre lo que había de hacerse. La dimisión de
John Mattis es importante porque se hace en un campo importante (la Defensa) y
sobre un hecho importante (la retirada de Siria).
La
justificación de las guerras, de la inversión en vidas y recursos, en prestigio
y dominio, se encuentra en el principio (sus causas) y en el final (sus resultados);
el sufrimiento queda en medio.
Hace varios
años que comentamos aquí que el destino de la intervención militar
norteamericana en Siria sería un esfuerzo inútil y que la fotografía de la paz
solo tendría a Putin como protagonista, es decir, con Bachar al-Assad en
fraternal abrazo. Las guerras de Siria (son varias) solo admitirían un
triunfador, al-Assad porque ninguna de las dos alternativas que se le
planteaban son queridas en la zona: la democracia inicial de la Primavera árabe
que arrastró a los otros dictadores (Ben Ali, Mubarak, Gadafi...) o el
establecimiento del califato por parte del Estado Islámico. Tampoco las
alternativas de reorganización del territorio, como ocurre con los "fieles"
kurdos, ahora abandonados a su suerte en manos de los turcos de Erdogan. La de
Siria ha sido una guerra extraña, una guerra multidimensional, con unas enormes
generaciones de sufrimientos e inusitadamente larga a la espera de que los guionistas
escribieran el final definitivo entre los varios alternativos. La guerra de
Siria no contenta a nadie y ha hecho sufrir a todos. Solo tiene un ganador
auténtico, Vladimir Putin que mantiene su posición en la zona y aumenta su
poder como referencia. Siria es suya y ha demostrado algo que los Estados
Unidos no han sabido hacer: mantener sus alianzas de forma estable. Solo un
personaje que lleva décadas en el poder y no tiene otro objetivo que ampliarlo
como gasolina de su propio pueblo, necesitado de orgullo patrio, podría
beneficiarse jugando una estrategia fija.
Estados
Unidos, en cambio, ha estado jugando estrategias múltiples y cambios de
orientación ya desde la época de Obama y ahora con Donald Trump, que no quiere
que Estados Unidos aparezca como perdedor de una guerra en la que ya no se sabe
a quién apoya o con quien lucha. Los rusos no han tenido ese problema en
absoluto. Han jugado la baza de al-Asad desde el primer día. Cuando Bachar al-Asad
estuvo a punto de ceder y responder a las peticiones de los sublevados, debió
sonar el teléfono en llamada desde el Kremlin confirmado el apoyo hasta el
final. Siete años después la guerra parece que nunca acabará, alentada por los
conflictos con los que se alimenta, religiosos, políticos y territoriales entremezclados.
The
Washington Post es claro en los motivos de la dimisión desde su mismo titular: "Mattis
resigns after clash with Trump over troop withdrawal from Syria and
Afghanistan". Son dos visiones diferentes del conflicto, la del militar y la
aquel (me resisto a llamarlo "político") que piensa en claves de
prestigio y no quiere verse enredado en otro Vietnam traumático, en una guerra
en la que no se sabe muy bien cuál es el objetivo más allá de la permanencia de
al-Assad como garantía final.
Si la
retirada de Siria es grave, la de Afganistán no le va a la zaga, con un agravante:
deja a los pies de los caballos a unos aliados que serán despojados de todo en
cuanto se retiren, vendidos por sus propios dirigentes en el intercambio con
los talibanes. Es algo que estaba ya anunciado igualmente que ocurriría porque
ahí apuntaban los signos.
El
resultado final de la aventura norteamericana, del Bush recién fallecido a este
Donald Trump será la pérdida de influencia en la zona, apoyando a unos saudís
que son poco de fiar porque se aliarán con el diablo cuando sea necesario para
mantener su monarquía y eliminar a sus críticos, como hemos visto en el caso
del cruel asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi.
Escriben en
The Washington Post:
The retired Marine general’s surprise
resignation came a day after Trump shocked American allies and overruled his
advisers, including Mattis, upon announcing a withdrawal from Syria. In the
process, Trump declared victory over the Islamic State, even though the
Pentagon and State Department for months have been saying the fight against the
group in Syria isn’t over.
Trump also ordered the Pentagon, against
Mattis’s recommendation, to come up with a plan to withdraw approximately half
of the American troops deployed to Afghanistan, a move that military officials
have warned could plunge the nation into chaos.
The discord, coupled with an array of other
disagreements, caused Trump to lose a respected Cabinet official who won
widespread praise at home and abroad but who experienced increasing differences
with a commander in chief known for his skepticism of American allies and
military operations overseas.
Long seen as a bulwark against Trump’s
isolationist impulses and more extreme proposals, Mattis served as a calm
“reassurer-in-chief” as the president sent out startling and provocative
tweets. His departure prompted a chorus of concern about the president’s
temperament and decision-making processes and injected new uncertainty into the
administration’s approach to global threats.*
Mattis sabe más de estrategia militar y de historia que el
burdo Trump, guiado por su filosofía vendedora y del éxito. Esta vez sabe que
no hay éxito y se trata de vender la retirada como una acción empresarial de
ahorro. Jim Mattis sabe, en cambio, que el coste de este movimiento es enorme, política,
estratégica e históricamente hablando. El aislacionismo es una cosa, meter la
cabeza en el agujero como el avestruz o pensar que se puede vivir dentro de la
concha como el cangrejo ermitaño es otra.
Por mucho que Trump se empeñe en vender interiormente el
aislacionismo bajo el principio de que Estados Unidos no tiene porqué estar
gastando recursos en medio mundo protegiendo a otros, Mattis entiende que una
superpotencia lo es porque los otros le reconocen esa posición y que eso
implica no ser ajeno a lo que ocurre en el mundo y, por ende, un mayor
compromiso con los aliados y una mayor vigilancia de los rivales, en este caso,
las alianzas que Rusia está tejiendo ante la desastrosa política exterior norteamericana
que no ha sabido gestionar ni a los buenos amigos (la OTAN) ni a los malos
amigos (Arabia Saudí, Egipto...), que rápidamente se readaptarán a sus propias estrategias
locales, como hemos visto con los saudís.
La dimisión de Mattis, que dejará en febrero el cargo, se
produce ante el hecho de que Trump no escuche a sus asesores. Los profesionales
que están alrededor de Trump mantienen las esperanzas de que el presidente,
ignorante en tantas cosas, se capaz de escuchar con atención sus
"consejos". Pero Trump no debe ser la persona más fácil de aconsejar
o de hacer cambiar de opinión. La dimisión inmediata tras el anuncio es una
muestra clara de la disconformidad con la orden y la falta de responsabilidad
por las consecuencias que creen que tendrá. Señalan en el Post:
While the Syria announcement looked poised to
score political points domestically, Mattis and other top advisers suspect that
it will deliver a win to Russia, Iran and Syrian leader Bashar al-Assad, while
risking a resurgence of the Islamic State.
Mattis also has argued against drawing down
troops from Afghanistan, which Trump is leaning toward executing in the coming
months, according to administration officials. Senior administration officials
said late Thursday that Trump had ordered the military to come up with a plan
to remove approximately 7,000 of the 14,000 U.S. troops deployed to the
country, after a 17-year war, starting as early as January.*
Por mucha política que tenga sobre sus espaldas un
presidente electo, la experiencia necesaria sobre los aspectos de Defensa son
materia delicada y sobre la que no caben aventurismos. Y Trump es el
"aventurero" por excelencia. Si es capaz de negar el cambio
climático, desoír a la CIA sobre un asesinato de estado o cualquier otra
circunstancia que le pongan delante, cegado por su propia y gigantesca
autoestima, no tiene nada de particular que el choque con Mattis y los asesores
militares se haya producido con esta contundencia ante un caso tan peligroso.
Como se señala y se veía venir, Trump entrega la victoria de
Siria a la Rusia e Irán, los máximos respaldos de al-Asad. La guerra poliédrica
de Siria ha sido tan confusa, actuando sobre el terreno contra sus propios
enemigos principales, que puede ser interpretada de forma ambigua, pero ya se
encargarán los sirios de al-Asad de acelerarla cuando se retiren los
norteamericanos para que la victoria tenga solo una bandera.
Más preocupante, insisto, es el caso de Afganistán, en donde
la retirada de las tropas puede tener unas consecuencias gravísimas para la
población, en especial para los que han colaborado para mantener a los
talibanes fuera de la escena, que se verán abandonados a su suerte, como ya ha
ocurrido anteriormente y tratamos aquí (mujeres y el caso de los traductores
del ejército americano). Sin la fuerza de apoyo, el régimen empezará a mantener
equilibrios con los que se considerarán ganadores, los fundamentalistas que han
esperado su momento. Las mujeres serán sus víctimas preferidas, pues se trata
de restablecer el "orden piadoso" de estos sangrientos estudiantes (o
estudiosos) de teología que son los talibanes.
Trump sigue acumulando víctimas. Si solo fueran las suyas,
no tendría mayor importancia, pero aunque los Estados Unidos de Trump quieran
aislarse, los huecos que dejan son peligrosamente ocupados por sus rivales. La
enseñanza que sacarán muchos, como hemos explicado en ocasiones, es que es
mejor confiar en socios como los rusos que no tienen muchos problemas en elegir
amigos.
*
"Mattis resigns after clash with Trump over troop withdrawal from Syria
and Afghanistan" The Washington Post 20/12/2018 https://www.washingtonpost.com/world/national-security/trump-announces-mattis-will-leave-as-defense-secretary-at-the-end-of-february/2018/12/20/e1a846ee-e147-11e8-ab2c-b31dcd53ca6b_story.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.