Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hoy es
el día en que tradicionalmente la prensa española nos cuela "noticias"
llamadas "inocentadas". Una inocentada no es exactamente una
"fake news" que va por la vía laica. Es decir, las noticias falsas no
conmemoran nada, mientras que las inocentadas sí. El 28 de diciembre es el día
de los Santos Inocentes, lo que convierte la broma en celebración de la
inocencia perdida.
Antes
la gente hacia más inocentadas, pero con la crispación social no se arriesga
nadie a hacerle estallar el puro a alguien no se que acabemos mal, aparte de
que ya es casi imposible fumar en cualquier sitio. Hacer estallar un puro, por
ejemplo, te podría acarrear una acusación por "crimen de odio" contra
los fumadores, y me temo que hay causa probable. Ya están bastante perseguidos
los fumadores como para gastarles inocentadas y menos explosivas.
El
problema se nos plantea cuando las páginas de todo el año se nos han llenado de
cosas extravagantes, difícilmente creíbles, que los medios sacan de los fondos
de las redes sociales, tras rastrear heroicamente los YouTube, los Facebooks y
los Instagram de turno en busca de las rarezas que ocurren.
El
efecto sorprendente de esto es que hoy los titulares de la prensa deben incluir
una nota advirtiendo que, por extraño que sea lo que nos van a contar les
creamos, por favor. Eso ocurre en el diario El País con "17 titulares
españoles de este año que parecen inocentadas (pero son reales)" o "La
resaca se cura con un pinchazo de vitaminas (y no es una inocentada)". A
Austin le habrían encantado estos peculiares actos de habla que nos dejan en la
duda de si dudar o no.
Nada
molesta más a un informador que piensen que lo que se ha trabajado pueda ser
una inocentada y no se lo crean, un riesgo real. Pero, claro, para que este
riesgo suceda ha tenido que haber en la misma página un titular como "14
mentiras de la historia que nos tragamos sin rechistar", que ya nos hacen
dudar. Y definitivamente aquellos otros de los que no sabemos si son reales o si
al final nos dirán lo de "¡inocente, inocente!": "Un cirujano
con rayos X incorporados" "Una madre pilla a su hijo copiando sus
deberes con altavoz inteligente Alexa" "Snoop, el perro al que
abandonaron antes de Navidad" "Un BMW sale volando y choca contra el
techo de un túnel", "La moda libera a Theresa May, la esfinge de
Downing Street", "Michael Douglas: de macho alfa en los 80 a seductor
con problemas de próstata" o "Un Bond transgénero". Hay que
reconocer que o la realidad se ha vuelto muy complicada o estamos usando
estilos demasiado rebuscados para contarla.
Las
noticias anteriores podrían entrar en el terreno de las inocentadas o
sencillamente de lo extravagante contado por un idiota con ruido y furia. A
saber en un día como este, un día de prueba, en el que nuestra credulidad de ve
sometida a la prueba del algodón, según la feliz expresión que se ha quedado en
nuestra memoria colectiva.
Por
eso, lo mejor en tiempos de duda es fugarse a golpe de ratón allí donde la
tradición de colarte noticias de este tipo no admite juegos, porque la ley se
ha puesto durísima para los periodistas y, por mucho humor que los egipcios
tengan, sus dirigentes lo equilibran con las dosis necesarias de seriedad, como
es propio del país más poblado del mundo árabe y donde todo empezó.
Lo
primero que me encuentro es el plante de los periodistas ante las durísimas
restricciones a la libertad de expresión e información. Si venimos del mundo de los "inocentes", hemos llegado al de los "culpables" hasta que se demuestre lo contrario.
Daily News Egypt titula "Journalists,
public figures reject new sanctions list to face press violations". Lo
hace y nos anuncia la dimisión de Hamdy El-Konaysi, presidente del Consejo de
los Medios, uno de los tres organismos diseñados para tener los medios egipcios
limpios como una patena. Nos
cuentan:
Over 600 journalists and public figures
submitted a memorandum to the Press Syndicate rejecting a sanctions list
scheduled to be issued by the Supreme Media Council which was recently approved
by Parliament.
The memorandum was also forwarded to the
Council, describing the list as constituting “crimes against the community and
the press profession.”
In mid-November, the complaints committee
affiliated to the council, headed by Gamal Shawki, prepared a sanctions list to
face any media violations or irregularities. The list included 27 articles
specifying every violation a penalty ranging between fines and referrals for
investigation.
The list covers all media violations starting
from rumours, disrespecting other opinions, defamations, disgracing someone’s
honour, libel and slander, inciting violence or hatred, invasion of privacy, or
violating the Code of Children, Women and Special Needs recently approved by
the Council.
The penalties include a fine ranging between
EGP 50,000 to 500,000 and could be doubled in case of repetition, warning, a
ban of publishing or broadcasting, and blocking websites.
Shawky previously noted that the list came in
accordance to recent media and press laws.
Public figures Alaa Al-Aswany, Mohamed El-Saeed
Idris, Gamal Bekhit, Mohamed Helmy, Wahid Hamed, Yehia Qalash, Medhat El-Zahad,
Mohamed Anwar El-Sadat, and Farid Zahran are among the signatories.
The signatories believe that the list will
limit the freedom of the press and will restrict the profession, and demanded
the cancellation of the list, not only amending some of its articles.*
La larga lista de cosas que pueden causar tu ruina no parece
ser una inocentada sino algo muy real. De hecho, si hubiera alguna inocentada,
también estaría incluida en la lista de los delitos informativos que el
trabajador parlamento egipcio ha establecido. Es probable que los artículos
futuros solo puedan llevar la firma, sin titular ni texto, ante el riesgo de que
haya que probar todo lo que se diga, que cualquier opinión sea sancionable por
el hecho de serlo o que todo desvío de la línea oficial sea considerado alta
traición. Esto es frecuente y sirve para mantener controlados a los medios, que
empiezan (ya llevan tiempo) rebelándose ante la política de silencio ante la
que tienen que doblegarse.
No, no es una inocentada. O quizá todo ello sea una
inocentada, una forma de contar las cosas que no altere el discreto orden
establecido. Las noticias deben ser verdaderas, reales, contadas con claridad,
con función ejemplar, pues cada medio es una escuela.
Tampoco es fácil distinguir lo que pueda ser una inocentada,
una fake new o una noticia real. En
Egipto las distancias se reducen dando pie a cosas inverosímiles que son
perfectamente reales y nos llevan a la sorpresa. Pero esas noticias del mulo
pintado con rayas para que parezca una cebra o de la prohibición de reproducir
estatuas antiguas antes los adefesios resultantes, etc. forman parte de la
salsa egipcia, de esa realidad insólita y con la que tienen que cargar.
A veces las informaciones oficiales son también auténticas inocentadas, como suele ocurrir en Egipto, en donde el día de los Santos Inocentes dura casi todo el año. Aquí nadie te dice "¡inocente!", aunque lo piensen. Te dan palmaditas en la espalda o palmetazos en los pies, según se tercie.
La queja masiva de los periodistas no es una inocentada, es más bien el fin de la inocencia, de las esperanzas en hojas de rutas, en futuros más libres. Puede que algunos lo hayan creído en algún momento, que se hayan mantenido fieles al régimen. Pero ya no hay margen. La realidad se encoge hasta caber en la palma de la mano de quien gobierna. Esa mano se cierra y solo eleva su dedo índice al cielo cuando ya no se escucha nada. El silencio ya es total.
* "Journalists, public figures reject new sanctions list to face press violations" Daily News Egypt 26/12/2018 https://eklutdvotyzsri.dailynewssegypt.com/2018/12/26/journalists-public-figures-reject-new-sanctions-list-to-face-press-violations/
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