Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En un
mismo día, la prensa nos ofrece las razones de Turquía* para no atacar al
Estado Islámico que tiene puerta con puerta y los motivos por los que España,
que los tiene en la puerta de atrás, no moverá un dedo o, como mucho, dejará
que se use lo más valioso que tenemos, el suelo, y más ahora que está
repuntando. Nuestro presidente pide "no adelantar acontecimientos",
como si pidiera no adelantar elecciones o simplemente no adelantar, en línea
con la Dirección General de Tráfico en una "operación retorno".
Mientras
Turquía se esconde tras que hay muchos rehenes turcos —lo que debería dar como
resultado una mayor implicación, ya que les están atacando poblaciones
limítrofes—, que el precio que podría pagar es muy alto, etc., lo de España
tiene que ver también con el "precio", pero con la falta de dinero.
En su
blog del diario El Mundo, "Orilla
Sur", Ignacio Cembrero da "Cuatro razones por las que España no
luchará contra el Estado Islámico"**. Las cuatro se pueden fundir en una,
que ha pasado la ser la "razón", la única y genuina razón española,
la "crisis". Habría que contratar a uno de esos magos que presumen de
poder hipnotizar por la televisión a ver si nos borra la socorrida palabra de la
mente porque ya empieza a ser cargante que se haya convertido en una coletilla
para todo. La crisis no es un estado en que te encuentras; es una retórica
activa que sirve para anular un matrimonio del que no estás convencido o para
pagarle la mitad a un empleado aunque estés ganando el doble. La
"crisis" es el abracadabra que te permite hacer o no hacer; es la
palabra que todo lo explica sin tener que dar explicaciones. Por eso Mariano
Rajoy solo tiene que pedir "prudencia" y ya nos hacemos cargo. Máximo
exponente de la galleguidad mal
entendida, Mariano Rajoy es como el fiel oxidado de una balanza que, pase lo
que pase, siempre se queda en el centro. Es el "hombre placebo".
Dice
Cembrero en la segunda de sus "razones":
Las Fuerzas Armadas españolas están bajo
mínimos. Su presupuesto equivale al 0,9% del PIB, el más bajo de la OTAN junto
con una república báltica y Luxemburgo. Pese a tener un PIB que es la séptima
parte del español, hace ya dos años que el presupuesto militar de Argelia
supera al de España. Los Ejércitos españoles ya desarrollan misiones,
generalmente modestas, en un país de Asia Central (Afganistán), otro de Oriente
Próximo (Líbano) y cinco de África (Malí, Somalia, República Centroafricana,
Senegal y Gabón). Difícilmente pueden dar más de sí acudiendo ahora a Irak y
más tarde, probablemente, a Siria de la mano de EE UU.**
Si se
sigue reduciendo el Ejército, efectivamente, no se va a poder estirar más.
Están empezando a aparecer escándalos económicos y eso nunca es buen síntoma en
ninguna institución. Transmitir que España no tiene dinero para que su Ejército no pueda cumplir con lo que debe es de una gran pobreza, pero ideológica. Transmite, sobre todo, debilidad y falta de firmeza, dos malas etiquetas para un país amenazado, le guste o no.
La
cuarta de las razones de Cembrero es también de orden económico, es decir, la
"crisis", pero entendidas no en términos presupuestarios sino de
política exterior:
Desde que fue golpeada por la recesión en
2008, a la que se añaden ahora otros desafíos como el independentismo catalán,
la política exterior española ha empequeñecido. También ha disminuido la
sensibilidad de sus instituciones y de su sociedad civil a lo que sucede más
allá de sus fronteras excepto en lo económico. Prueba de ello es, por ejemplo,
la escasa y, a veces, tardía reacción del Gobierno español, incluido su
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ante la limpieza
étnica y religiosa de cristianos, en su mayoría caldeos (católicos), y kurdos
yazidíes practicada en el norte de Irak por el Estado Islámico o el degüello
del primer periodista estadounidense, James Foley.**
¡Con lo
baratas que son para algunos las palabras! Pero la crisis reduce todo a ese
mensaje de que estamos "preocupados", pero "prudencia".
Mientras que en otros campos las palabras rebosan, los lacónicos mensajes
tautológicos del gobierno, contagiado por su presidente, se centran en expresiones
como "no se puede hacer lo que no se puede hacer", "el ministro
informará de lo que se pueda informar" o, como en este caso "no
conviene adelantar acontecimientos".
Mientras
Turquía camufla sus intereses cruzados con las cuestiones kurdas, islamistas y
su pertenencia a la OTAN, lo de España y sus "razones", va por otros
derroteros.
El
hecho cierto es que lo que "ocurre en Irak y Siria" no ocurre solo
allí, sino que está ocurriendo también aquí y en muchos otros lugares, y no por
no "adelantar acontecimientos", los acontecimientos no te adelantarán
a ti, que será lo que nos ocurrirá con toda probabilidad.
España
padece el "síndrome de las Azores" en doble versión, la de los
políticos y la de los ciudadanos, y por aquí va otra de las razones señaladas
por Cembrero en El Mundo, al hablar del "imaginario político" español.
La firme convicción de que fue la "foto de las Azores" y lo que
implicaba lo que desencadenó los atentados de Renfe, y que eso fue lo que costó
unas elecciones que tenía ganadas, según los sondeos, el PP, sigue pesando como
bloqueo en nuestra política exterior en estos casos, que es inexistente por temor a reacciones negativas y que se te llene el parlamento de preguntas y las calles de pancartas.
Cembrero
es un optimista al escribir que la política española ha empequeñecido. De acomplejada
y vergonzante sería más adecuado
calificarla, con una orientación fenicia,
es decir, se usa para vender y comprar, en absoluto para mantener una línea
coherente como país. No hay más política exterior que vender. Lo primero es vender y lo segundo cobrar. Punto.
La
política del avestruz no libera de los peligros. El diario El Mundo nos
recuerda que España no está en la otra
punta del Mediterráneo, como a algunos les gusta ver en los mapas. España
es la otra puerta y, si me apuran, habría que corregir la analogía para indicar
que además de la "puerta", es el "recibidor" y la
"salita". Nos dice Cembrero en otro texto en El Mundo:
El Estado Islámico (IS),
probablemente la organización terrorista más poderosa de la historia, sueña con
liberar Al Ándalus. Y esa tierra, que recuerda a los musulmanes su era de
máximo esplendor, no es sólo Andalucía sino toda la Península Ibérica, excepto
una parte de la cornisa cantábrica, y una pequeña porción del sureste de
Francia.
A medida que en verano el IS se
expandía por Siria e Irak -controla aproximadamente un tercio de cada país-,
algunos de sus cabecillas recordaban que España estuvo ocho siglos (del VIII al
XV) regida por el islam y que ya era hora de que volviese a formar parte de la umma (comunidad musulmana).***
Es una pena que gracias a nuestro deficiente sistema
educativo y a su olvido de la Historia para no molestar a nadie o poder
reescribirla al gusto actual de nuestros jerarcas locales, haya que recordar
estas cosas tan elementales. Los libros de texto que estudian muchos millones
de niños repartidos por el norte de África y Oriente Medio señalan sin
problemas que "África termina en los Pirineos", por decirlo
claramente. Les basta mirar las fotografías de ciudades como Córdoba, Granada,
Sevilla o Zaragoza para entender rápidamente que se las han robado. Ellos vivían allí felices, entre naranjos,
escuchando el rumor de fuentes y oliendo perfumes, y llegaron unos bárbaros
infieles que les echaron de mala manera. Para muchos es así y así se enseña. El
artículo incluye la advertencia de que hay circulando por las redes sociales
fotografías de edificios árabes de la península con banderas del Estado
Islámico. Es el turismo reivindicativo
que en cualquier momento puede dejar la cámara de fotos y empezar a usar otras
herramientas. Están marcando el territorio.
Recuerdo los comentarios en Facebook a la lectura realizada
por una alumna árabe de un libro sobre el período andalusí. Al hablar de lo
hermoso que había sido —la edad de oro— y hablar de Granada surgieron
comentarios señalando que la situación de esos lugares era similar a la de Palestina. Lo que me sorprendió en tamaña
barbaridad fue la aparición de una corriente de "me gusta" que
mostraba que muchos lo veían normal. España, para muchos islamistas, sean
yihadistas o no, son los "territorios ocupados", el "mundo
perdido", y la máxima extensión conseguida en los tiempos de gloria con
los que es fácil engatusar a la gente que quiere serlo. No, España no está en
el otro extremo del problema, está con un pie dentro, le guste o no. Boabdil
sigue llorando por volver en muchos rincones. ¿Nos parece una tontería? Pues
sí, pero da igual lo que nos parezca a nosotros; lo importantes eso lo que les
parece a ellos y lo que pueden algunos hacer en nombre de esa tontería.
El Mundo cierra el artículo sobre el Estado Islámico
haciendo un repaso de opiniones desde los países árabes:
El califa Aboubakr el Bagdadi,
líder del mastodonte yihadista, habla de conquistar Bagdad, capital del
califato abasí, y Damasco, capital de los omeyas, pero no menciona a Córdoba,
capital del califato de Occidente. El riesgo son más bien, por ahora, los
llamados lobos solitarios, jóvenes radicales que desde su casa en Europa estén
tentados de emprender la guerra por su cuenta.
Otros académicos insisten en que
Al Andalus no sólo es un espacio geográfico sino que va más allá. "Es el
mito de la unidad de los musulmanes, el de una gran civilización, alternativa a
Occidente, y dominada por los musulmanes", asegura Mohamed Tozy, el más
conocido de los politólogos marroquíes.
"La reivindicación de Al
Andalus es más que un problema de percepción o, mejor dicho, de alucinación
ideológica", escribió Kamel Daoud, columnista en el diario argelino 'Le
Quotidien d'Oran'. "Es el reconocimiento de que [los árabes] hemos
terminado por fabricar una generación que, sin presente y sin futuro, delira
sobre su propio pasado".***
Los árabes musulmanes no vieron su imperialismo expansionista
como un mero colonialismo, sino como una conversión a la verdadera religión, como una liberación
del mundo. Ser expulsados después es algo transitorio en su mentalidad, pues es
parte del "mensaje" que el mundo acabará siendo islamizado. El
califato en Siria e Irak es parte de esa visión mesiánica para iniciar la
reconquista del mundo. De ahí esa idea de "liberar Al-Andalus". Esa
es la versión rigorista, como se
suele decir ahora, de un islam conquistador y belicista con el que es fácil conseguir
apoyos entre los que financian y los que van a matar y a que les maten en un
explosivo cóctel de fanatismo que divide al propio mundo islámico entre los que
quieren vivir en paz en el mundo y los que quieren pacificarlo a su brutal
manera.
Fernando Reinares, experto en terrorismo del Instituto
Elcano, señala desde el diario El País las diferencias y similitudes entre Al
Qaeda y el Estado Islámico:
[...] la realidad es que el EI y
Al Qaeda comparten ideología y fines. A ambas es común la misma versión
fundamentalista y belicosa del islam que se denomina salafismo yihadista. Ambas
coinciden también en un mismo objetivo último declarado, que no es otro que el
de extender por la fuerza la observancia de esa religión, en su expresión más
excluyente y rigorista, sobre el conjunto de la humanidad y reinstaurar el
califato —una suerte de imperio político panislámico— sobre el conjunto de
territorios en los que rigen o han regido alguna vez, desde el siglo VII, las
estipulaciones plasmadas en el Corán. ¿Dónde está pues la diferencia?****
La respuesta a esa pregunta final está en que el Estado
Islámico ha logrado establecer un territorio en el que aplicar su doctrina,
mediante el terror evidentemente, mientras que Al Qaeda extendió el terror sin
lograr crear un espacio propio. El temor de los países árabes es que si ese
espacio se crea se produzca una interferencia que les desestabilice a la población. En el pensamiento islámico solo se
debe obediencia al líder que sigue los dictados coránicos, de ahí la disputa
por establecer quiénes cumplen con rigor los mandatos y quienes, por el
contrario, son meros "faraones". Con que haya unos cuantos por cada
país que crean esto —y son unos cuantos— es suficiente. La cuestión no es que lo logren, sino que lo intenten.
Si el Estado Islámico crece,
tendremos un problema. Crecer lo está haciendo ya mediante franquicias por el norte de África y la movilidad yihadista. Libia está muy cerca y todo esto es contagioso. . Puede que ese problema sea distinto al de Reino Unido,
Francia o los Estados Unidos, pero no dejará por eso de ser un problema. Que nosotros
queramos estar al margen, no significa que lo estemos.
* "Turquía tiene las manos atadas en la lucha contra el
Estado Islámico" El País 8/09/2014 http://internacional.elpais.com/internacional/2014/09/08/actualidad/1410196991_112949.html
** "Cuatro razones por las que España no luchará contra
el Estado Islámico" Blig Orilla Sur El Mundo 8/09/2014
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/orilla-sur/2014/09/08/cuatro-razones-por-las-que-espana-no.html
*** El Estado Islámico sueña con conquistar Al Andalus"
El Mundo 4/09/2014
http://www.elmundo.es/internacional/2014/09/03/540768e0ca4741406e8b456b.html
**** "Lo que ofrece el Estado Islámico" 9/09/2014
El País http://elpais.com/elpais/2014/09/08/opinion/1410188022_578617.html
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