Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las
muertes de periodistas siguen creciendo por el mundo y, un dato añadido, estas
quedan sin penalizar. Esto es lo que podemos leer en RTVE.es. La muerte de
periodistas tiene un variado motivo. El primero de ellos es la violencia
existente en las zonas de trabajo. Queremos saber y queremos que alguien nos lo
cuente desde el lugar en que ocurren las cosas, en primera persona. Hay un
Periodismo de redacciones y hay un Periodismo in situ, una actividad desplazada a los lugares en el que se nos
cuenta lo que ocurre de primera mano. El aumento del periodismo audiovisual
exige esa posición próxima a lo que está sucediendo, marcado también por el
momento. Lugar y momento, espacio y tiempo, convierten la acción periodística
en inmediatez. Muchas de las cosas que se nos cuentan se hacen desde un directo
que se sitúa en el centro de la acción con lo que aumenta el peligro. Es el
riego de una actividad informativa que nos conecta con la realidad de lo que
sucede.
Pero a
esta primera condición se suma otra muy preocupante: la conversión del
periodista en un objetivo. Ya no se trata del peligro de la situación, sino del
hecho mismo de informar, de sacar a la luz hechos y responsables. Los
informadores son eliminados para evitar que se transmitan datos, se señalen responsables,
etc. de una situación específica. Las muertes ya no son accidentales, sino un
intento de alejar el foco, de no tener testigos de las acciones realizadas. Es
una parte de la guerra por el control de la opinión pública.
En este último sentido, la información añade un aspecto más, el de la impunidad. Leemos en la noticia en RTVE.es, reproduciendo un artículo de la AFP, en su sección "Una mirada europea":
La gran mayoría de los asesinatos de periodistas en el
mundo queda impune, denunció el sábado la Unesco en un informe con ocasión del
Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra
Periodistas. "En 2022 y 2023, cada cuatro días un periodista fue
asesinado simplemente por desempeñar su trabajo vital para buscar la verdad. En
la mayoría de estos casos, nadie tendrá que rendir cuentas", declaró la
directora general de la organización de la ONU, Audrey Azoulay, citada en el
documento. El 85% de los asesinatos de periodistas registrados por la Unesco
desde 2006 se considera no resuelto, precisa el informe. Ante esta
"tasa muy alta de impunidad", la Unesco exhorta a los Estados a
"aumentar significativamente sus esfuerzos".
Según el informe, que abarca los años 2022 y 2023, México fue el país que computó el mayor número de crímenes en 2022, con 19 casos. Justo por delante de Ucrania, donde ese año se registró el asesinato de 11 reporteros.
162 periodistas asesinados en dos
años
A lo largo de los dos años cubiertos por el informe de la Unesco, 162 periodistas fueron asesinados. Cerca de la mitad trabajaba en países con conflictos armados. En 2023, "en el Estado de Palestina se registró el mayor número de asesinatos: 24 periodistas fueron asesinados ahí", señala el documento. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) admitió en 2011 a Palestina como miembro de pleno derecho. El informe destaca un "aumento del número de asesinatos en los países en conflicto". Los reporteros locales "representaron el 86% de los asesinatos relacionados a la cobertura de conflictos", estima.
El paso de México, un país que oficialmente no está en guerra, a Palestina como lugar del mayor número de informadores muertos, nos muestra dos dimensiones de lo que llamamos "conflicto". México padece una guerra interna, un conflicto faccioso, con el narcotráfico como fondo, que provoca la muerte de periodistas que sacan a la luz la situación. Eliminar periodistas es trata de limitar su espacio informativo, evitar que entren en las raíces criminales de los negocios y del poder político.
En el caso de Palestina, nos encontramos con la variante bélica en la que un estado, Israel, trata de evitar que se informe con detalle de la "limpieza" étnica que se está produciendo. Considera a los periodistas palestinos e internacionales en las zonas de ocupación como molestos testigos que "deterioran" su imagen internacional al captar y transmitir al mundo los detalles de sus actuaciones. Israel quiere silencio; los periodistas en la zona informan de lo que tienen delante.
El hecho de que exista un 85% de casos de muertes "no resueltas" de periodistas dice mucho sobre la impunidad con la que se elimina del mapa a los informadores. Es difícil que, con estos datos, la situación mejore en algún sentido. Lo que los asesinatos buscan es precisamente el silencio, por lo que es poco probable que logren esclarecerse.
El verdadero dato es el de la impunidad lograda; es el que nos muestra que aquellos que decretan las muertes y las realizan pueden, además, establecer la oscuridad a su alrededor. Ya sean redes de narcotraficantes y autoridades corruptas, como en México, o sea un estado empeñado en una guerra para eliminar a la población palestina, las víctimas son aquellos que pueden poner los problemas ante las audiencias.
El periodista es la pieza más débil de la cadena informativa. Es el que debe tener conocimiento y valor para hacerlo llegar a sus audiencias. Los asesinatos buscan eliminar el conocimiento y el sembrar el miedo entre los futuros informadores.
* Una mirada europea "La mayoría de los asesinatos de periodistas queda impune, según la Unesco" RTVE/AFP 4/11/2024
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