Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Tras
asistir durante cuatro horas a una exposición y debate sobre biografía,
autobiografía y "autoficción", salí con serías dudas sobre lo que era
"real" y "no lo era", sobre quién sabe más de uno mismo y una serie de cuestiones
pendientes que, pese, a la duración de acto, apenas se desarrollaron, como el
hecho de que ya haya gente que vive para contarlo, es decir, que hace de su
vida espectáculo programado para un público deseoso de mirar por el ojo de la
cerradura.
No se
trató, por ejemplo, esa idea de "verdad" que se nos ofrece cada día a
través de los medios de comunicación y que teóricamente (quizá, por contra,
solo en la práctica) difiere de la ficción. El llamado "Nuevo
Periodismo" habló en su momento de estas cosas y sembró debates.
Pero mi
mañana comienza temprano con la inacabable cuestión de "qué" es "verdad"
o si se prefiere "cuándo" es verdad. Lo provoca la interesante
sección en RTVE.es sobre bulos, falsedades, descontextualizaciones, etc. en las
noticias circulantes por medios y redes.
Ya es
significativo para nuestra inquisición permanente sobre los hechos y los textos
que los representan que los propios medios no solo deban defender
"realidades" y "verdades" frente a "lo
inexistente" y las "mentiras" —estas últimas son la
textualización de lo que no ha existido— sino que deban vigilar y avisar de las
falsedades que nos rodean e intentan convencernos de su existencia.
Lo
verdadero y lo falso luchan, sí, pero lo hacen desde un mundo resbaladizo, el
de la percepción de alguien que cuenta, de alguien que vive, de alguien que
cuenta lo que le ocurre a otro/s y, otra pata de la mesa inestable, del propio
deseo del público lector que lo recibe con una "voluntad" de verdad
específica.
Vamos por eso que llamamos (por no deprimirnos) "realidad" como el esquiador desciende por la ladera, pasando puertas y saltándonos algunas, algo que no nos hace detenernos. Solo el final es el final.
La noticia de RTVE.es que he mencionado se refiere al uso fraudulento de lo que fue pero ya no es, pero que muchos desean y creen hoy. Es la siguiente:
En redes sociales difunden una imagen de un titular de RTVE que dice: "Israel admite haber usado órganos de muertos palestinos sin autorización". Algunos de los mensajes que comparten la instantánea la presentan como si mostrase una publicación actual. Es falso, la noticia es antigua. Se trata de un artículo de RTVE.es de 2009 que informa de una práctica real que acabó en los años 90. A la fotografía que circula en redes sociales le han recortado la fecha de publicación de la noticia.
La imagen que circula en redes sociales muestra el titular de una noticia de RTVE en el que leemos: "Israel admite haber usado órganos de muertos palestinos sin autorización". En la red social X un perfil publica la instantánea el 6 de octubre de 2024 junto al siguiente texto: "Sí, está pasando, frente a vuestros ojos. Sí, está apoyado, financiado y sostenido por vuestros gobiernos". Otro mensaje compartido más de 5.000 veces en la misma red social desde el 6 de octubre difunde la fotografía y dice: "Adelantando a Hitler por la derecha". Otra publicación compartida más de 5.000 veces desde el 5 de octubre adjunta la imagen y afirma que "algún día se estudiará todo lo que hicieron los sionazis, superando con creces a los nazis alemanes. Básicamente porque los apoyaban nuestros gobiernos".*
En
estas décadas pasadas, se teorizó mucho sobre cómo los nuevos medios masivos de
las redes iban a romper el monopolio de la verdad de los medios controlados por
capitalistas y políticos. La verdad iba a resplandecer porque el pueblo siempre
quiere la verdad.
Si de
algo han servido estos años ha sido para comprender que un sistema barato trae
a manipuladores baratos. Antes la manipulación era por parte de quien se la
podía permitir comprando medios e informadores, quien era capaz de pagarla. Hoy
tenemos manipulación al alcance de todos los bolsillos. Se nos ha caído el tópico
de que el pueblo quiere la verdad y ha sido sustituido por el de que el pueblo quiere
tener razón. El "pueblo" ha quedado como un concepto generado en
1789, hoy obsoleto, sustituido por un concepto amplio de mercado en el que se
vende de todo, de ideas a coches, pasando por imágenes de países que tiene poco que ver con
lo mostrado, etc.
La
"verdad" es un producto muy variado y siempre deseable, una
"etiqueta" que vende.
Cualquier
verdad se basa en un sistema de certificaciones. El otro día una alumna
peregrinaba de despacho en despacho rogando porque alguien le pusiera un sello
sobre la carta firmada por un profesor aceptando un cambio de grupo. No bastaba
con su firma; alguien tenía que estampar un sello, lo que lo convertía ya en
"auténtico". Hay falsificadores de firmas y falsificadores de sellos,
algunos de ambas cosas. Algunas verdades requieren solo un sello; otras, en
cambio, muchos.
Los medios son el sello de los hechos. Pasado el tiempo, vendrán los historiadores con el escalpelo y la escoba, cortando y barriendo. Pasado el tiempo de nuevo, los historiadores nuevos vendrán y harán el mismo proceso. Daremos premios, títulos y honores para certificar su capacidad de dilucidar la verdad y el engaño. Así avanza la historia, rectificando, borrando y añadiendo. Lo demás es dogma.
Los
biógrafos corrigen a los memorialistas y autobiógrafos. Las personas realizan
sus autobiografías para evitar que los biógrafos les empantanen la vida con sus
"interpretaciones", "selecciones", "omisiones",
etc. Otros autobiógrafos lo harán por narcisismo o por deseo de ganar dinero
contando su propia vida.
El
hecho está ligado a la fecha. Lo que era verdad entonces, no ha dejado de
serlo. Pero eliminando la fecha del documento se hace "presente" y
muchos lo pueden creer. En cualquier caso, ¿qué garantías tenemos de que no se
esté produciendo de nuevo? Del certificado de "pasa" nos vamos a la
exigencia del certificado de que "no pasa". Todo es posible mientras
no se demuestre lo contrario. Las realidades alternativas, como nos recuerda
Trump de vez en cuando, son reales mientras no se demuestre lo contrario.
El debate parece estar en si debemos leer las biografías y autobiografías como novelas y las novelas como autobiografías, como en la "autoficción". Me temo que va a ser difícil tomar una decisión.
Nos
dicen los historiadores literarios que la gente del momento tomaba los poemas
de Lord Byron como "autobiográficos", que él estaba camuflado tras
sus Caín y demás. Un escritor francés contaba cómo la gente, al enterarse de
que viajaba a Inglaterra, le pedían que saludara a Pamela, la heroína
novelesca, a la que creían viva. Mientras debatían yo releía en mi pantalla las
siempre instructivas primeras páginas de las Confesiones, de Jean-Jacques Rousseau.
Curiosamente,
nadie mencionó el cine o la TV, que presentan una dimensión distinta de la
realidad representada. Con "documentales", "autoficciones"
o como queramos nombrarlas, como en el llamado "caso Sancho", tenemos
tema de discusión más allá de las cuatro horas.
RTVE.es ha resuelto el caso citado con un "falta contexto", co lo que trata de establecer un interesante resquicio entre verdad y mentira, con el tiempo mediando. En el texto se señala la noticia directamente como "falsa". Algo es algo.
* "Esta noticia de RTVE sobre el uso de
órganos de palestinos muertos por parte de Israel es de 2009" Verifica
RTVE 7/10/2024
https://www.rtve.es/noticias/20241007/noticia-rtve-organos-palestinos-muertos-israel-2009/16277082.shtml
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