martes, 30 de abril de 2024

Muerte de una influencer iraquí

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

¡Qué diferentes son nuestras vidas! ¡Qué condicionadas por lo que nos rodea! Lo que en unos sitios es normalidad, en otros se convierte en afrenta que te cuesta la vida. La prensa internacional se hace eco estos últimos días de la muerte a tiros en plena calle de la influencer iraquí Om Fahad. En 20minutos leemos sobre las "causas": « Los vídeos de OmFahad incluían cosas inocentes en occidente, como bailar y ponerse ropa ajustada, además de no usar velo, entre otras cosas como hablar de maquillaje, moda o estilismo.»

Mientras debatimos cosas absurdas y nos complicamos la vida, nos rasgamos las vestiduras y nos sentimos el ombligo del mundo, en Iraq te pueden pegar cuatro tiros por esas "cosas inocentes en occidente", como se nos dice en el artículo.

Son muchos millones de personas repartidas por el mundo las que se encuentran bajo el mismo punto de mira por esto mismo, especialmente mujeres, que se ven sometidas a estos otros "influencers" radicales, jueces, jurados y verdugos de cualquier cosa que desafíe su punto de vista convertido en verdad absoluta.

¿Cuál era el "delito" de Om Fahad? Hablar de esas cosas triviales pero que en ciertas partes del mundo se consideran como maldades absolutas, la destrucción de los "valores". Se nos explica en el diario:

La influencer, que había sido condenada a seis meses de cárcel por sus vídeos en redes sociales, por "el delito de producir y publicar varias películas y vídeos que contenían lenguaje obsceno e indecente, violando la decencia y la moral públicas", según la ley iraquí, murió en la zona de Zayouna, al este de Bagdad. *

Om Fahad había sufrido dos condenas, la institucional, que se centra en esas "perversiones" por las que se le condenó, y la condena a muerte, en plena calle, infligida por algún "piadoso" ciudadano, respetuoso de la ley, de la norma, de la palabra, que decidió hacer un buen servicio "corrigiendo" la maldad que la influencer sembraba en las mentes de las mujeres destinadas a servir a Dios y a los hombres de Dios.

El delito de Om Fahad era mostrar en las redes que las mujeres se pueden preocupar de ellas mismas, que no son un objeto reproductivo destinado a satisfacer la mirada exclusiva de sus propietarios.

Como en otros casos, ese intento de relación hacia el exterior, no privada, se convierte en un desafío a la norma, que se disfraza de ley divina, de moral necesaria. La mujer debe estar bajo control, dado su tendencia a perderse y hacer perderse a los hombres. Sobre ese principio autoritario, disfrazado de virtud, se asienta la esclavitud de la mujer, convirtiendo al más miserable de los hombres en un dictador de su hogar, de su familia. Un poder repartido, sí, que oculta la falta de poder real, en manos de esas castas de ayatolas y similares repartidas por el mundo musulmán. Su voluntad no es suya, sino de Dios y por ello debe ser incontestable. Sirve para frenar cualquier perspectiva de cambio, reafirmándose como involución constante. El mundo no va hacia adelante —"progreso" es un término reciente, muy occidental—, sino que debe retroceder a los periodos de perfección en los que la "palabra" no era contestada, sino aceptada.

El mundo moderno, con sus tentaciones, es el mundo que llega desde Occidente y que se les infiltra a través de ese invento diabólico, que son los medios de comunicación, las redes sociales, etc. que permiten expandir las malas influencias, la perversión absoluta, como hizo Om Fahad hablando de cosas como el maquillaje y enseñando a las mujeres a seducir a los hombres, alejándolos de Dios.

El que se bajó de esa moto y le descargó varios disparos no hacía sino ejecutar la voluntad divina y, por ello, tiene ya un paraíso bien ganado, una eternidad para disfrutar de los beneficios de su hazaña.

Actos como este se repiten en una serie de países, auténticas cárceles, en especial para las mujeres. Los vemos en Afganistán, en Irán, en Iraq, de forma principal. En ellos la violencia contra las mujeres, una epidemia creciente, se hace en nombre de la virtud.

Nuestra violencia, la de países donde teóricamente somos libres e iguales, se reviste de otras formas. Debemos insistir en desmantelar esos instintos, vicios criminales que subyacen en muchas relaciones, que explotan llevándose vidas de parejas e hijos, una variante en terrorífico ascenso.

Lo que en otros lugares se disfraza como "voluntad de Dios" no necesita aquí mucho ropaje; es la voluntad propietaria, el sentido de que el otro es mío. Es necesario empezar a comprender ese sentido patológico de la propiedad ("la maté porque era mía", un tópico que renuncia al disfraz y revela el sentido profundo de la agresión), alejarnos de tópicos y teorías globales para entrar en los casos y comprender su sentido. De otra forma será difícil combatirlo.

Descanse en paz Om Fahad cuyo único delito fue intentar sentirse libre, sentirse ella misma y compartirlo con otras que deseaban serlo. Es ella la que entrará en el paraíso, mal que les pese. ¡No olvidemos a las mujeres iraquís!

 

* "Matan a tiros en Bagdad a la 'influencer' iraquí OmFahad, que había sido perseguida por "violar la moralidad pública"" 20minutos 29/04/2024 https://www.20minutos.es/noticia/5240707/0/matan-tiros-bagdad-influencer-iraqui-omfahad-que-habia-sido-perseguida-por-socavar-moralidad/

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