Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En RTVE.es, dentro de la sección "Una mirada
europea". Se reproduce el texto de un artículo titulado "Comment les
drag queens sont devenues la nouvelle cible de l'extrême droite" ("Cómo
las drag queens se convirtieron en el nuevo objetivo de la extrema derecha"), publicado originariamente en
FranceInfo, y firmado por Fabien Jannic-Cherbonnel, de France Télévisions.
En él
se trata de los versos ataques y prohibiciones producidos en Francia en los
actos de lecturas de drag queens ante
públicos infantiles en un intento de normalizar visibilizando la diversidad. .
Obviamente no se trata de imponer nada a nadie, sino de actividades lúdicas que
los padres que desean que sus hijos crezcan con la experiencia de la diversidad
puedan hacerlo. El autor da cuenta de diversos incidentes producidos en algunos
de esos actos públicos.
La sensación de "estar atrapado en una tormenta". La Déliche, drag queen y miembro del colectivo Paillettes, recuerda vívidamente esta lectura para niños en un centro del distrito 13 de París, en marzo. En el interior, como informa Le Parisien, unos sesenta niños y sus padres escuchan atentamente a los cuentacuentos, vestidos de princesas, con lentejuelas en los párpados y barbas. Fuera, una docena de manifestantes y los lemas "vergüenza" y "dejad (en paz) a los niños" marcados en el suelo. Unos días antes, grupos de extrema derecha, entre ellos el partido Reconquête de Eric Zemmour, habían denunciado la sesión de lectura en las redes sociales.
"Era la tercera vez que hacíamos un acto de este tipo en este lugar, las dos primeras fueron muy bien. Somos cuentacuentos y payasos, estamos aquí para hacer reír a la gente", prosigue La Déliche. Frente a los manifestantes que afirman querer "salvar a los niños de un gran peligro", el centro de animación parisino se mantiene firme. "Hemos recibido mucho apoyo, tanto de los locales como de los políticos y la comunidad LGBT+", confirma La Déliche. Pero tenía miedo de que me acosaran e intimidaran, porque mi cara estaba en el cartel".*
La extrema derecha ha encontrado su filón en dos campos muy definidos: la inmigración y la sexualidad. En ambos casos se apoya en una perversión, la negación del otro. Ya sea por "ley divina" o por "ley natural", el peligro está en el otro; es de él de donde proviene el caos y la destrucción. El mismo odio que se eleva contra el extranjero (siempre y cuando no deje dinero, como el turista) se dirige contra aquellos que se alejan en la sexualidad.
Un matiz importante: no se trata solo de las relaciones sexuales. Igual que se dirige el odio y la estigmatización contra cualquiera de las variaciones LGTB+, el feminismo, en la medida en que reclama una mujer diferente a la estipulada por el tradicionalismo, también se enfrenta al estigma. La violencia de género (sí, esa que no existe) es la agresión a quien se sale de los límites fijados o desafía la visión machista tradicional de las relaciones o fuera de ellas, en encuentros ocasionales.
La violencia se ejerce de distintas formas, pero siempre es una reivindicación del poder y el control. Las crecientes violaciones en grupo y el descenso de las edades en que se producen hacen ver la perversión de las ideas que, directa o indirectamente, las están provocando. La violencia se justifica como una restitución del "orden perdido", como un "poner las cosas en su lugar", "enseñar quién manda". Y eso está creciendo a través del discurso político negacionista de unas cosas y afirmación de sus "verdades alternativas", las que señalan cómo deben ser y actuar los otros y lo que les ocurrirá si no lo hacen.
No es casual que un personaje como Donald Trump haya llegado donde ha llegado. No es una casualidad los millones de votantes y seguidores, pues son el resultado de esa distorsión y retroceso de lo que se pensaban era una "avance social", un progreso para todos. Pero "todos" es una palabra compleja y engañosa.
El negacionismo de diverso pelaje es una forma de polarización política y social que trabaja de forma intensa. La política se ha desplazado de sus tareas rutinarias a la batalla por las mentes y los cambios socioculturales. Los problemas ya no son tanto dónde construir una carretera sino de cómo construir las mentes, en qué dirección deben circular las ideas.
En el artículo se incide en una idea que hemos repetido aquí en diversas ocasiones:
Más allá de los ataques ocasionales en Francia, Alex M. Mahoudeau también observa lo que ocurre al otro lado del Atlántico. En su opinión, las acciones emprendidas por la extrema derecha francesa son "una importación oportunista de los pánicos morales fomentados por los conservadores en Estados Unidos sobre las cuestiones LGBT+". Los artistas drag estadounidenses se enfrentan a una embestida que incluye la legislación. En febrero, Tennessee se convirtió en el primer estado en votar la prohibición de las actuaciones drag de niños, pero la medida ha sido bloqueada por un juez, informa el New York Times. En Oklahoma, una propuesta de ley multaría y encarcelaría al autor de una actuación drag delante de un menor, explica Business Insider. Otros países están preparando textos similares.*
La ofensiva americana tiene ahora un plan de acción exportable e imitable. Es lo que hace Vox en España. Le va a ser complicado al PP desligarse de los principios de su compañero ocasional en las estrategias para alcanzar mayorías. El paso atrás dado en Extremadura ha dejado al descubierto qué es lo que realmente importa. Si el PP piensa que va a poder controlar a Vox relativizando las discrepancias o con juegos retóricos para camuflar las proclamas se equivoca. Desde Europa ya se lo han señalado, pero ante unas elecciones generales parece que los principios dejan demasiado paso a los intereses.
Los discursos de exclusión y de odio acaban encontrando "tiradores" certeros, gente que pasa de las palabras y los desprecios a apretar el gatillo, como ya ha ocurrido en los Estados Unidos. Los ataques verbales son solo la antesala; luego llegarán las lamentaciones.
La persecución de la diversidad tiene como efecto una radicalización y estrechamiento del yo propio. Cada vez que le negamos al otro la posibilidad de ser diferente nos condenamos nosotros mismos a la uniformidad, al límite que se va reduciendo drásticamente. Cuando nos queremos dar cuenta, estamos encerrados en nuestros propios prejuicios, la peor cárcel de todas.
Hay demasiado pragmatismo, por llamarlo así, a derecha e izquierda. Los límites de lo admisible (de lo juicioso) se superan por la atracción ejercida desde los polos hacia violencias y exclusiones de diverso tipo, del nacionalismo a la sexualidad. Eso no tiene nunca un buen fin. Renunciando a un centro en el que apoyarse, solo quedan los extremos para que las cuentas salgan. A veces el poder sale caro cuando no se mira la letra pequeña... ni el futuro que creamos.
* Fabien Jannic-Cherbonnel "Francia: cómo las drag queens se convirtieron en el nuevo objetivo de la extrema derecha" https://www.rtve.es/noticias/ 30/06/2023 - "Comment les drag queens sont devenues la nouvelle cible de l'extrême droite" FranceInfo 30/06/2023
https://www.francetvinfo.fr/societe/lgbt/comment-les-drag-queens-sont-devenues-la-nouvelle-cible-de-l-extreme-droite_5822021.html
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