Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Algo
que comienza en Estocolmo puede acabar produciendo diversos efectos conectados
con el origen. La quema de unas páginas del Corán frente a la embajada de Iraq
en la capital sueca por parte de un exiliado iraquí provoca la quema de la
embajada sueca.
Suecia
ha preferido asumir los riesgos derivados de la quema antes que renunciar a
algo llamado la "libertad de expresión", según dictaminaron los
tribunales suecos. Como toda libertad, la de expresión requiere vigilancia y
cuidado; también responsabilidad, especialmente
cuando la pagan terceros en sus carnes. Parece que no se aprendió suficiente de
los casos anteriores, especialmente el de aquel pastor que decidió quemar un
Corán en Estados Unidos. Las muertes de personas que no tenían nada que ver con
la quema se produjo por todo el mundo.
Entiendo que hay muchas formas de expresar la libertad que uno siente, pero seguro que unas son mejores que otras, especialmente cuando no se plantea ningún deseo de diálogo o de crítica, que ambas formas se pueden dar dentro de la libertad de expresión. Quemar no es ni crítica ni diálogo, sino todo lo contrario. Es una forma de expresión que lo expresa todo por el acto mismo. No hay palabra, solo un acto destructivo. Los jueces se expresan con sus sentencias y le habrán dado vueltas al asunto, me imagino. Habrán hecho abstracción mental del espacio, Suecia, país tranquilo y democrático, desligándolo de los efectos posibles en lugares menos tranquilos y nada democráticos. Entiendo que lo mismo ha hecho el autor de la quema, que en vez de dar una conferencia criticando al régimen, ha optado por la quema de páginas del Corán, que es más rápido y no tienes problemas de idiomas.
Las
autoridades suecas, según se informa, hacen responsables a las iraquís de la
seguridad de las embajadas, en este caso, la suya. Pero una cosa es la realidad
en Suecia y otra cosa la realidad y la ley en Iraq, algo que sabe perfectamente
el exiliado que ha quemado el Corán y por eso se fue a Suecia a hacerlo. No solo
es importante la libertad de expresión, sino saber dónde la aplicas por lo que pueda pasar. El exiliado no ha querido
correr riesgos. No parece estar muy agradecido a Suecia por acogerle, por lo
que se ve.
Pero
los efectos son varios. Por ejemplo, y no creemos que sea casual, el caso,
mezclado con sus propios exiliados, le está sirviendo a Erdogan para poner
obstáculos al ingreso de Suecia en la OTAN en momentos en los que esto
beneficia directamente a Rusia por la guerra de Ucrania. Erdogan pone así todos los
obstáculos que puede, aunque tenga que ceder en algún momento. Pero el mal ya
está hecho en un tiempo en que la rapidez cuenta.
La
beneficiada de todo esto es Rusia, sin duda. Las diferentes embajadas de países
islámicos (Arabia Saudí, por ejemplo), han llamado a sus embajadores como
protesta o han citado a los de Suecia para leerles la cartilla diplomática.
Supongo que los suecos han pensado al menos un poco en lo que hacen. Como es habitual, los que mueven la sociedad a través de redes y mezquitas han aprovechado para hacer ver cómo Occidente odia al islam. Una frase que se repite en los medios de diferentes países por parte de los manifestantes: "We are mobilised today to denounce the burning of the Koran, which is all about love and faith."*
Todo muy irónico e impredecible.
*
"Iraqi protesters torch Swedish embassy in Baghdad" Ahram Online, /
AFP 20/07/2023
https://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/8/505110/World/Region/Iraqi-protesters-torch-Swedish-embassy-in-Baghdad.aspx
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