lunes, 24 de enero de 2022

Seguidores y obsesos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En la madrugada, un documental televisivo sobre Jodie Foster nos hablaba de cómo la estrella de Hollywood ha tenido que luchar toda su vida con el hecho de que un fan obsesionado con ella en la película de Scorsese, Taxi Driver atentará contra el entonces presidente Ronald Reagan.

En la mañana, leo en ABC la noticia de que dos fans despechados demandan a la productora de un filme de su ídolo, la actriz Ana de Armas:

Dos fans de Ana de Armas han presentado una demanda contra Universal por 'publicidad engañosa' de la película 'Yesterday', estrenada en 2019. La actriz hispanocubana fue eliminada del montaje final de la cinta de Danny Boyle, protagonizada por un músico que sufre un accidente y cuando despierta descubre que nadie recuerda a los Beatles, lo que no tarda en aprovechar plagiando sus éxitos. Los demandantes, Conor Woulfe y Peter Michael Rosza, aseguran que se gastaron unos 4 dólares cada uno después de ver los avances de la película en Amazon.com, según informa Deadline. Según daba a entender el tráiler, «la mundialmente famosa actriz Ana de Armas» debía tener «un papel sustancial». Luego descubrieron que la intérprete ni aparece en el filme, lo que a su juicio significa que la publicidad y promoción de 'Yesterday' por parte de la compañía demandada «es falsa, engañosa y engañosa».

Por todo ello, esperan que salga adelante una demanda colectiva y reclaman 5 millones de dólares a la productora, en compensación por todos los espectadores afectados.*



En el documental sobre Jodie Foster se le preguntaba, pasados los años, sobre aquel recuerdo, si seguía doliendo, a lo que la actriz, directora y productora respondía afirmativamente.

Las obsesiones pueden ser de muchos tipos y con consecuencias diferentes. Los dos fans de Ana de Armas se sintieron estafados, literalmente, al ver que lo que el tráiler prometía —la presencia de su ídolo— era incumplido, justificándolo por una cuestión de unidad argumental y de tratar de evitar que el personaje protagonista resultara criticable —además de por "plagiar" a unos inexistentes Beatles en su universo alternativo— por coquetear con el personaje de la actriz, una conocida (en su universo) presentadora de televisión que le entrevista.

Los productores decidieron, según explica Abc, que los dos principales protagonistas eran poco conocidos y que pese a retirar al personaje de Ana de Armas del metraje final, les podía resultar rentable mantenerla en ese engañoso tráiler por el que son ahora demandados por publicidad engañosa. No querían perder el efecto llamada que la actriz había sembrado en el tráiler.


La pantalla ha tenido siempre un fuerte efecto de fascinación sobre quienes se sientan en una sala oscura, ante una pantalla. Puede que existiera ya en el teatro, pero los intensos efectos visuales propios del cine son claramente amplificadores El cine ha desarrollado este fenómeno de forma directa presentando personajes a través de actores y actrices fascinantes, de Valentino y Garbo, a los actuales, como el caso de Foster o Ana de Armas. Para este tipo de seguidores, los argumentos son accesorios, quieren el contacto visual con sus ídolos, ser fascinados por ellos.

Cada cual tiene probablemente su fetiche, sus actores y actrices con los que se establece una relación fascinante y seductora. Entre demandar a una productora por engaño e intentar matar al presidente de los Estados Unidos el día de la entrega de los premios Oscar hay un trecho enorme, pero reflejan en su diversidad de acción lo amplio del fenómeno de la fascinación.


Se observaba con agudeza en el documental que se hizo recaer sobre Jodie Foster lo que podría haber recaído sobre Robert de Niro, que es en realidad el psicópata obsesionado con el personaje de Foster en la película y al cual imitó el ejecutor del atentado. Pero el hecho cierto es que fue la actriz a la que se identificó con el problema, lo que no deja de ser una distorsión machista y patriarcal del problema: es la mujer la que seduce y trae desgracias. Es ella la que trae el pecado al mundo o hace hundirse los imperios.

Los nuevos tiempos y tecnologías disponibles están haciendo intensificarse otra vez estos mecanismos, que son hoy explotados a través de las redes sociales. Hay millones de cuentas de Instagram y de otras redes sociales dedicadas a los actores y actrices actuales o del pasado. Hoy es casi una exigencia contar con este tipo de seguidores que necesitan estar alimentados con todo tipo de fotografías y vídeos de sus películas o de su vida privada, que pasa a ser una segunda vida pública junto a la exposición por su trabajo en las películas.

Una enorme cantidad de actores y actrices cuentan con diversas cuentas, repartidas por diferentes países, en las que se agrupan los materiales gráficos disponibles, recogidos de las obras, pero también fotos familiares, vídeos grabados en casa con la familia y muchas fotos callejeras en las que se nos muestran a los ídolos de compras o saliendo de algún local. Otras son fotos reelaboradas a las que han dedicado horas de tratamiento para crear una nueva imagen, muchas horas de dedicación y devoción.


El fenómeno de la "atracción" se investiga y experimenta. Va más allá de aquel fenómeno que intrigó a los teóricos y espectadores en los inicios del cine, la fotogenia, algo que va más allá de la belleza. Muchos lo han definido como un enamoramiento de la cámara, pero esto es solo la puerta de entrada. La fotogenia es solo el principio de un proceso, el de la fascinación, que a su vez es puerta de otro, la obsesión, que es cuando comienza el peligro. Los frustrados seguidores de Ana de Armas han elegido la vía legal, pero el de Jodie Foster siguió el de la violencia, el de tratar de llamar la atención de su objeto de deseo a cualquier precio.

Hoy vivimos en un mundo donde la "atención" es el centro. En un escenario de llamadas constantes, de gestos que buscan nuestras miradas aunque sea por unos instantes, es fácil que se produzcan estas obsesiones, aunque el problema real solo se percibe cuando termina de forma violenta.


Ya en Blade Runner 2049 (2017), la brillante secuela dirigida por Denis  Villeneuve del clásico de Ridley Scott, Ana de Armas ejercía de "objeto de deseo" del replicante K. Su personaje era la encarnación de la seducción,  una imagen fascinante en un mundo de imágenes, lo que haría las delicias de sus fans. Aquí el argumento envolvía al personaje, con lo que cumplía la fusión entre el personaje y su función dentro y fuera de la historia, para otros personajes y para los propios espectadores. El mundo de Blade Runner ya anticipaba, con sus llamativos anuncios, la seducción masiva desde todos los rincones.

La exclusión de Ana de Armas del montaje final de "Yesterday" le puede salir cara a la Universal. Los dos demandantes lo hacen en nombre de los millones de seguidores de la actriz y puede que no les falte razón. Ellos fueron al cine a ver a su "reina" y salieron frustrados. No se juega con esto.

En el otro extremo, en el más peligroso, Jodie Foster tiene que vivir todavía hoy entre noticias sobre las canciones y poemas que su criminal y obseso seguidor le dedica en las redes sociales. Es algo que forma parte de su vida y de lo que no podrá librarse.


* "Dos fans de Ana de Armas reclaman 5 millones a Universal por excluirla de la película 'Yesterday'" ABC Play 22/01/2022 https://www.abc.es/play/cine/noticias/abci-fans-armas-reclaman-5-millones-universal-excluirla-pelicula-yesterday-202201221735_noticia.html

 


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