Joaquín Mª Aguirre (UCM)
—El
otro día me pasó lo que nunca me había pasado —me dijo mi buena amiga quiosquera, la que me guarda los libros coleccionables y las revistas mensuales, además
de surtirme de conversación en mi aislamiento—. Se me acercó un señor que vio
la mampara cuando vino a pagar y me dijo "¡Muy protegida está
usted!", Yo no le dije nada, pero cuando vio cómo me echaba el gel después
de guardar el dinero, como hago siempre, empezó a pegar gritos, a decir
"¡todo esto es un engaño! ¡Nos estáis engañando para controlarnos!..."
y de todo. Y me asusté.
—Pues
cuidado —le dije— porque estos paranoicos son cada vez más agresivos. Cada vez
están más aislados y se sienten presionados. Viven dentro de su burbuja y todo
lo que les deje en evidencia lo ven como una ataque. ¡Cuidado porque ese
vuelve! Son cada vez más violentos y si les dices algo, se revuelven. ¡Cuidado!
—Ya, sí, miedo medió con la que formó.
—Pues
díselo al de seguridad, que se quede con su cara, porque este te monta otra
cuando vuelva.
—¡Ya le
digo!
No son
una creación del coronavirus. En realidad, nunca han sido normales, sino que han vivido de una forma u otra esta forma
obsesiva y negativa de vivir. Por eso son terreno abonado. Hace unos días,
cuando el volcán de La Palma estalló, hubo algunos que exclamaron "¡nada
es casual!" tratando de conectar "lo nuevo" con lo
"viejo". No es sencilla esta reconfiguración de sus mapas mentales
para meter los volcanes, pero seguro que lo consiguen forzando cada vez más la
lógica y encadenando supuestos, mitos y obsesiones.
En
estos días ha circulado por la prensa, llegada de Estados Unidos, sobre el
jugador de la NBA que ve en el pinchazo de las vacunas una conspiración para
meter un chip con las agujas y conectar a los afroamericanos a un ordenador
central. ¡De ahí salía un argumentazo que ni a Ian Fleming se le hubiera pasado
por la cabeza! ¡Ni Spectra da para tanto! Pero en las mentes de estas personas
siempre hay una organización malévola Spectra, un sentido escondido en todo lo
que pasa, ya sea divino o humano. Hemos sustituido el "plan divino"
por el "plan oculto". Las redes sociales mantienen el contacto entre
ellos y podemos elegir por la web nuestra conspiración favorita a la que sumarnos
como adeptos. Cada una de ellas incluye una visión del mundo, del universo
podríamos decir, con sus propias reglas y explicaciones.
Las
maravillas del mundo antiguo hicieron florecer teorías conspirativas. Ante la
imposibilidad de entender cómo las hicieron se creó la idea de una comunidad
escondida se sabios, básicamente en Egipto, que se seguían transmitiendo
saberes de forma oculta, de tal manera que solo ellos sabrían, en sus pequeñas comunidades
mundiales, la verdad de todo. Pero
una cosa es una pirámide y otra los virus y, especialmente, los volcanes, que
son difíciles de asesorar.
Responsables
de todas estas teorías están las propias especulaciones sembradas desde el
principio por la administración Trump con lo del "virus chino" y
tratar de hacer pagar la factura del gasto a China. Ninguna investigación ha
logrado demostrar que hubiera salido de un laboratorio. China, incluso, decidió
devolverle las acusaciones a los Estados Unidos difundiendo, en clara
competencia, la idea de que habían salido de un laboratorio norteamericano o
que había sido llevada a China por atletas militares participando en una
competición por la zona.
Infolibre |
El agresivo comprador de prensa que estalló al ver mamparas y gel no tiene un interés estratégico como los equipos de propaganda internacionales o los medios que juegan a difundir estas cosas. En su mente hay otras cosas.
Conforme
desciende la presión del virus gracias a la vacunación, los no vacunados (por
diversas causas, temores y obsesiones), se sienten más presionados, atacados en
sus fundamentos. Al ser ya muy pocos, no se pueden ocultar bajo la capa de las
grandes cantidades de población. Hemos visto historias en las que los anti vacunación
influían en sus familias y amistades, pero ahora la tendencia se ha invertido:
son ellos los que reciben la presión mayoritariamente. El mundo que les rodea
es ahora quien les dice que se vacunen y a ellos les quedan menos espacios en
los que esconderse.
No sé
si se acabará vacunando; es probable que quede algún núcleo resistente, alguna
"pequeña aldea gala" con ganas de echar broncas y dar mamporros a los
"romanos" de turno que les parezcan peligrosos para los límites de su
mente. Aquí parece que somos muy celosos de que se nos obligue a algo, pero si
aparecen casos de brotes ligados claramente a personas no vacunadas, habrá que hacer
algo. Por supuesto, todo será una "conspiración" contra ellos e impedir que se sepa la "verdad".
Lo preocupante del caso, este aumento de la agresividad, es que se manifiesta con lo que entienden como una "provocación" (llevar una mascarilla, estar tras una mampara o limpiarse las manos). Habrá que tener cuidado porque estallarán muchas veces con el más débil o aquel que tenga que aguantar sus broncas porque no tenga más remedio. En otros casos, esperemos que pocos, la reacción puede ser peor y es mejor alejarse. ¡Cuidado!
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