Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Que sea el centro religioso el que haga el llamamiento a la disciplina y al respaldo al gobierno de al-Sisi es por una parte chocante, pero por otro tiene su lógica, ya que esa es la función diseñada para estas instituciones, que han sido puestas al servicio del gobernante "virtuoso", el que se aleja de las "lecturas erróneas" de la religión en esa extraña mezcla que comentábamos hace unos días sobre la relación entre religión y política y el concepto de liderazgo.
Pero es "llamamiento urgente", ¿a qué desestabilización obedece? ¿Hay alguna situación crítica que obligue a este llamamiento combinado? No es solo Al-Azhar, sino que también ha sido secundado por el ministerio destinado a la cuestión religiosa.
Leemos en el diario egipcio:
Al-Azhar, the Islamic world’s top Sunni
religious institution, on Saturday urged all Egyptians to stand against any
attempts to destabilize the country.
Egyptian contractor Mohamed Ali, known for his
opposition towards President Abdel Fattah al-Sisi’s regime, called for mass
protests against the state since September 20.
His demands have been met with a weak response.
Azhar’s statement said it that keeps an eye on
destructive movements aiming to tear down public order, undermine Egypt’s
security and disrupt development and investment.
It praised the Egyptian people for being aware
enough to ignore calls to destabilize the country.
Azhar said that it is confident that the government can address the nation’s issues in a manner that fully satisfies its citizens. Egypt is marching in the right direction as clearly indicated by various development projects being accomplished on the ground, the statement added.*
Hasta ahí las referencias a la Universidad, pero después, como se ha indicado, entra en la noticia el otro equipo oficial de clérigos ministeriales, completando la doble llamada de atención a la llegada de ese caos peligroso que amenaza con la destrucción del país. Es un miedo que se invoca con frecuencia, pero no con esta doble llamada y claridad:
In another statement, Minister of Religious
Endowments Mohamed Mukhtar Gomaa said that calling to incite chaos is a crime
amounting to national treason. Advocates against public order must be treated
with the utmost decisiveness, he said, to deter anyone seeking to undermine
Egypt’s society and safety.
“Every sincere patriot who loves their homeland
and is keen on its security and peace is required not to cover up any element
of terrorist groups and corruption cells,” Gomaa said, adding that “We consider
covering up any of these rogue elements as a betrayal of the homeland and
religion.”
Egypt’s Tax Evasion Prosecution referred Ali in
late 2019 to an urgent criminal trial over charges of tax evasion.
An investigation had been initiated at the
request of Finance Minister Mohamed Maait into the records of the contractor,
who currently lives in Spain.
Ali is notorious for publishing a series of
videos where he attacked President Sisi, the Army and General Intelligence
leaders over projects that he took part in.*
¿Es tan grave la situación? De no serlo, ¿a qué viene esta alarmante petición ante la llegada del caos? ¿Qué "caos" es el que se teme?
El uso egipcio de la palabra "caos" es la alternativa al "orden" representado de forma única por la conjunción de tres elementos: administración (el aparato del estado), el Ejército y las instituciones religiosas. Cualquier cosa que afecte a esos tres elementos, a su autoridad y prestigio es considerada caos. En la cúspide, por supuesto, se encuentra la presidencia del país, un elemento que una veces juega a ser el padre del país y otra el hijo predilecto que sirve a la madre patria con devoción, sacrificio y entrega a su deber histórico, el más alto honor. Así se planteó la presidencia, el militar Sisi, que había dicho que no tenía pretensión de gobernar él mismo y que no habría gobierno militar. Hoy sigue siendo el presidente (y lo que le queda) y le basto tener un sueño profético en que el difunto Anwar El Sadat le pidió que se hiciera cargo del país y colgar el uniforme, reservándolo para las ocasiones más solemnes y propagandísticas, como la inauguración del nuevo e inútil tramo de Canal en un momento en que el tráfico marítimo disminuía.
El foco en el personaje del empresario Mohamed Alí, refugiado en España, fuente de los vídeos acusando de corrupción a la presidencia y a sus allegados en la construcción de palacios suntuosos no deja de ser sorprendente, pero debe haber metido el dedo certeramente en el ojo adecuado, pues si se le responsabiliza del próximo y peligroso caos, mucho efecto ha debido producir.
No hace muchos días, la prensa se hacía eco de la solicitud egipcia a España de la extradición de Alí. No sabemos mucho más, pero sí se barajó que el empresario solicitara la nacionalidad española por la vía rápida, es decir, por el procedimiento de la inversión suficiente en suelo.
El día 16 de septiembre, Egyptian Streets mostraba otro capítulo de este culebrón con Alí como protagonista. Se trataba de una escocida intervención de al-Sisi en su foro favorito, convertido ya sin tapujos en un espacio de propaganda personal:
President Sisi noted during the eighth edition
of the National Youth Forum on Saturday that what was mentioned in the videos
uploaded on social media were “full of lies and slander.”
He added that the goal of these videos were to
undermine the confidence “between me and the people and who he trusted.”
“Yes, I build presidential palaces and I will
continue to build them but not for myself… I’m working to build a new Egypt.”
“And I say to every mother and every man who
trusts in me… and I say to the people: your son (referring to himself) is
honest, faithful and sincere, and this is not a response to anyone, but this is
something known about me for a long time,” he stated.
The statement was said during a session that
deals with the effects of spreading lies through social media.
At the beginning of the session, a documentary
was aired on the effect of social media on the youth and its social and health
damages. It also mentioned that some terror organizations have resorted to
cyberspace to undermine the state.
In a series of videos that went viral last week,
actor and businessman Mohamed Ali, who recently fled to Spain and reportedly
worked with the army for 15 years, accused the military of spending billions on
their own families whilst ordinary people live in poverty.
He accused Sisi of constructing a 7-star hotel
at a cost of around 2 billion Egyptian pounds ($120 million) as a favor to
Sherif Salah, a military general, and that he was assigned to carry out the
project by direct order, not through a tender involving several companies.
Ali notes that the reason for speaking out now
is because his company is owed 220 million EGP ($13.3 million) for the
construction of a luxury hotel in New Cairo.**
La noticia nos da un poco más de perspectiva de lo que está ocurriendo y sobre la llegada de ese anunciado y peligroso "caos".
Conforme avanza la crisis mundial por la pandemia, los números egipcios son ya difíciles de calcular. La pregunta que surge es la siguiente: si se trata de construir por el bien de Egipto, ¿por qué no se construyen hospitales o fábricas o riegos en vez de lujosos palacios presidenciales? El hijo de Egipto parece haber salido un poco gastón. La identificación presidencial con Egipto se ha excedido, sobre todo si se trata del lujo de alguien de quien se supone que se pasará tanto años, treinta, como Mubarak en el poder.
Al-Sisi comenzó cantando al pueblo y ahora la melodía es muy diferente. La crisis económica sobre Egipto ha sido anterior a la pandemia. Con la pandemia sus tres fuentes de riqueza -turismo, canal y petróleo- se han hundido arrastrando a todos. Las promesas de las llegadas de turismo que saltan a las noticias no dejan de ser la banda sonora de un fracaso. La Historia les ha jugado una mala pasada hundiendo cada intento de presentar un Egipto en marcha. Lo fue la ampliación del canal de Suez, como dijimos. Los egipcios ven cómo El Cairo se va a quedar despoblado ante la llegada de la nueva capital administrativa que está atesorando demasiados lujos como para que solo haya oficinas. Como avisamos en su momento, se convertirá en un reducto de quienes se lo pueden permitir ante la previsión (cíclica) de que los egipcios desesperados hagan lo mismo que cuando sacaron a Mubarak del poder.
La inversión se ha hecho para atraer turismo, como los lujosos museos faraónicos, en sentido de adjetivo, por lo lujoso. Quienes se han beneficiado han sido los constructores, los amigos del régimen (es la denuncia de Alí), y los que se van a quedar fuera mirando son los de siempre. Pero nadie contaba con el COVID-19 ni con la subversión del que no tiene nada que perder.
Egipto, como otros países árabes, está invirtiendo mucho en promoción exterior, como muestran canales como la CNN, de donde desaparecen las referencias a Egipto que son sustituidas por el pago de programas promocionales, siguiendo el modelo de Arabia Saudí o de Emiratos. Pero las visitas a Egipto no salvan los números de los que se quedan al otro lado del cordón protector.
¿Se está empezando a caldear el ambiente ante la presión social y las demandas de otro tipo de economía, ahora que se ve que la recuperación turística no va en el camino esperado (¡España, aprende!)? No es fácil entender que en un país tan necesitado de desarrollo, sufridor de años de abandono y con unas diferencias sociales abismales, el dinero se vaya en la construcción de palacios presidenciales por más que el presidente al-Sisi insista en ello.
La herida abierta por los vídeos de denuncia de los tejemanejes internos, sobre los beneficiarios, miembros del Ejército, y la clase empresarial surgida de tantos años de corrupción económica y política, es muy honda. No es fácil ignorarla y menos si se dan detalles y nombres.
¿Hasta dónde llegará el caos? No lo sabemos, pero sí que quienes lo temen están profundamente preocupados por ello. No hay otra respuesta a la llamada a la tranquilidad de los clérigos, síntoma preocupante.
Hace tiempo que venimos dando algunos avisos sobre estas pequeñas cuestiones egipcias, las subyacentes a males mayores cuyo alcance no debe ser despreciado, como ocurrió con los incidentes previos a 2011.
Egipto está metido en una serie de conflictos cuyos contrincantes contemplan satisfechos cómo al presidente le preocupa la llegada del caos. Los discursos y documentales sobre las maldades de las redes sociales y su pernicioso efectos sobre los jóvenes anticipan el cerco de silencio, que volverá de nuevo a la máxima intensidad para evitar que el caos o la indignación crezca. Mucho me temo que servirán de muy poco. ¿Cuál es el siguiente paso?
* "Al-Azhar urges citizens to stand against attempts to destabilize Egypt" Egypt Independent 26/09/2020 https://www.egyptindependent.com/al-azhar-urges-citizens-to-stand-against-attempts-to-destabilize-egypt/
**
"Sisi Says Videos on Government Corruption Full of ‘Lies’ and
‘Slander’" Egyptian Streets 14/09/2020 https://egyptianstreets.com/2019/09/14/sisi-calls-videos-on-government-corruption-full-of-lies-and-slander/
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