Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Una de
las cosas más sorprendentes a lo largo de esta crisis ha sido la falta de
iniciativas para cubrir las carencias de ciertos elementos, de la que muchos se
quejaban pero pocos ponían los medios. Estamos escuchando diariamente las
quejas de los médicos, sanitarios, policías, repartidores, empleados de
supermercados, etc. ante la imposibilidad de realizar su trabajo con los medios
disponibles. Hemos visto a personal sanitario con gafas de bucear o
fabricándose "ropa" aislante con bolsas grande de basura, como si
estuvieran de Halloween. Nos enteramos, por ejemplo, que solo había una fábrica
de mascarillas en España y que estaban trabajando las 24 horas y otras noticias
que demuestran la precariedad industrial en la que vivimos.
Se
entiende que no es fácil tener un sistema sanitario para dimensiones como las
que se requieren en la actualidad porque esta situación es excepcional. Pero no
se acaba de entender la pasividad, vamos a llamarla así, de nuestro sistema de
producción, lo que llevaría a la adaptación de lo disponible para satisfacer lo
necesario.
Ayer
empezaron a salir noticias diversas sobre las iniciativas diversas que trata de
paliar estas carencias absolutamente vergonzosas en un país que pertenece a lo
antes se decía "industrializados", pero en el que los servicios nos han convertido en
dependientes de importaciones y, al pararse la actividad fuera, la posibilidad
de adquirir lo necesario se reduce. Se paga así la pérdida de tejido
industrial, que puede llegar a ser crítica
Con
información de Europa Press, La
Vanguardia habla de las iniciativas que están surgiendo para paliar esta
falta de medios y de iniciativas al respecto:
Un grupo de ingenieros españoles de la
comunidad maker, de usuarios de impresoras 3D, se ha unido en una iniciativa
para fabricar respiradores de bajo coste para proporcionar suministros a los
hospitales durante la pandemia del coronavirus.
Unidos a través de un grupo de Telegram
denominado inicialmente Coronavirus Makers, los miembros han ideado un modelo
tridimensional de respirador capaz de fabricarse en masa gracias a impresoras
3D y con un coste de producción muy bajo.
El Grupo Aspasia, entidad del sector
formativo a nivel nacional, está colaborando con ellos proveyéndoles de una
impresora 3D y cualquier otro tipo de material que necesiten para poder
desarrollar la iniciativa.*
Ayer
Televisión Española en sus noticiarios daba una información similar de otros grupos ("Inventores durante a cuarentena" (20/03) que usan las
impresoras 3D para producir elementos necesarios. Nos mostraba también a grupos
de ingenieros diseñando nuevos modelos a partir de otros materiales y aparatos
que pueden ser reutilizados.
Las
impresoras 3D son una solución para ciertas cosas, pero lo ideal sería cambiar
las cadenas de producción para ajustarlas a las nuevas necesidades allí donde
sea posible. De esta forma se podrían cubrir muchas necesidades o al menos
reducir los problemas del desabastecimiento de elementos básicos de tipo
sanitario como los señalados anteriormente.
La
preocupación han sido los stocks que llegaban desde China al parar esta
prácticamente su producción. Pero no se contemplaba que nosotros tuviéramos que
parar como lo hemos tenido que hacer en muchos sectores. La crisis se enfocaba
todavía en febrero como un problema de
China que nos afectaba a nosotros y se trataba de aguantar hasta que se
arreglara allí. Nadie pareció pensar que el problema lo llegaríamos a tener por
el cierre de empresas y comercios, por la cuarentena del país al completo.
Esa percepción
ha tenido que cambiar porque la situación a día de hoy es muy distinta en
España, en Europa y evidentemente en China. Las tornas se han cambiado y ya no
solo tenemos un problema de recepción sino que nuestro problema es la parálisis
propia por el frenazo de la cuarentena en todos los órdenes, producción y
consumo en muchos sectores.
26/02 |
Pero
teniendo en cuenta esto, ¿no es mejor readaptar lo que tenemos a lo que
necesitamos? Es lo que están haciendo esos ingenieros y otros diseñando nuevos
aparatos para las mismas funciones. Las pequeñas empresas son más fáciles de
adaptar rápidamente que las grandes. El tamaño es un condicionante de la
rigidez; lo pequeño puede ser más fácil de adaptar al cambio.
El
sector industrial tiene que hacer el esfuerzo adaptativo, pese a la
incertidumbre del tiempo que esto puede durar. Es la mejor solución ante las
otras perspectivas, parar y mandar a la gente a casa a la espera de tiempos
mejores. Debería haberse creado algún tipo de iniciativa o de organismo que analizara
la capacidad de producción y estableciera planes combinados para producir aquello
que se necesita con más urgencia. El mercado, está claro, no es bastante.
Funcionan mejor los "clústeres" en donde se reúnen los ingenios y el
conocimiento y ponen en contacto a los que podrían juntar esfuerzos para
producir lo necesario. Hay muchas iniciativas de este tipo. El ingenio está
bien, pero organizarse rápidamente ante la adversidad es una buena medida.
Nos
hemos centrado demasiado en las pérdidas y menos en lo que podríamos hacer a
pesar de todo. Organizarse con agilidad es el síntoma del dinamismo social. El
tiempo de respuesta es lo que marca el ritmo vital de un país, su capacidad real
en el mundo. Teorizamos muchos sobre ello, pero lo practicamos poco lo del
dinamismo empresarial.
Está
muy bien que hayan sido los ingenieros. Son los que presentan los proyectos ante
los que puedan financiar o conseguir los recursos necesarios para atender las
necesidades sanitarias.
Esta
pandemia ha servido para que veamos a gran y a pequeña escala el sistema en el
que nos movemos y sus debilidades. No son solo los gobiernos los que deben
tener previsiones, sino también todos en nuestros niveles; de las empresas a los
particulares debemos tener planes de prevención o de ayuda en caso de
necesidad.
Está
claro que no disponer de los recursos hace depender en exceso y que, aunque es
imprevisible lo que se puede necesitar, si deberíamos ser capaces de cierta
planificación alternativa a medio y largo plazo ante posibles catástrofes o
situaciones límite que podrán llegar en el futuro.
Está
claro que el mercado no funciona o no
es su función resolver crisis, sino aprovecharse de ellas. Como se suele
repetir, no se trata solo de ver "oportunidades", sino "desgracias"
y "sufrimiento". Muchos lo han entendido y ha surgido el altruismo,
que no es precisamente una función del mercado. Ante la necesidad, hay mucha
solidaridad en marcha; también mucho empecinamiento egoísta, pero es
afortunadamente menor.
Con la cantidad de gente que está parando en estos momentos su actividad, seguro que muchos podrían ser aprovechados para aquello que se necesite. Igual que se han reciclado hoteles para "medicalizarlos", seguro que hay muchas otras cosas necesarias que se pueden producir con una adaptación. Sería bueno para todos. Hace mucha falta ingenio creativo, pero t
Una
cosa está clara: ha comenzado una nueva fase, un tiempo nuevo que no podemos ignorar.
El mundo ha cambiado bajo nuestros pies; todo puede cambiar en apenas unos días
en un mundo global e instantáneo.
Tenemos
muchos analistas económicos, pero se limitan a señalar los efectos de los desastres, sus
costes. Pero no he visto a uno solo de ellos dar una solución. Dirán que no es
su trabajo y tienen razón. Pero está claro que alguien tendrá que hacerlo.
*
"Ingenieros españoles se unen para fabricar respiradores de bajo coste con
impresoras 3D" Europa Press La Vanguardia 20/03/2020
https://www.lavanguardia.com/economia/20200320/474276268606/coronavirus-ingenieros-espanoles-fabrican-respiradoes-bajo-coste-impresoras-3d.html
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