Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En un
mundo de pantallas, la búsqueda de personas que inspiren confianza se convierte
en imprescindible. Estamos rodeados de ofertas constantes sobre cómo
interpretar la realidad, fuentes distintas, múltiples, un abanico que va de un
presidente de gobierno a un influencer
en YouTube. En este escenario múltiple, encontrar quienes puedan hacernos
sentir más seguros es una necesidad. Una cosa es la seguridad de la situación y
otra la confianza en la información que se nos da. Muchas veces se confunden
ambos aspectos pensando que transmitir "seguridad" es lo mismo que
transmitir "confianza".
Las
personas e instituciones en las que más confiamos es porque nos dicen la verdad,
son sinceras especialmente en los peligros y crisis. Existe, es cierto,
personas que no resisten la tensión de la verdad y necesitan vivir en
escenarios ilusorios. Esas prefieren vivir engañadas, mirar para otro lado.
Esta
crisis plantea directamente el papel de las personas que nos informan. En España
se decidió poner al frente de la información institucional al doctor Pedro
Simón, al que se considera un buen comunicador y un experto. Es fiable a los
ojos de la gente, frente a la desconfianza que los políticos han acumulado con
sus peleas interesadas. Dos momentos críticos de confianza ha tenido que
enfrentar: la explicación por la manifestación de Madrid y la explicación sobre
el salto de la cuarentena de miembros del gobierno. No eran preguntas para un experto,
sino para un político ya que ambas habían sido tomadas con carácter político.
Otros
países han seguido el mismo modelo lo mismo y han desplazado del primer término
a los políticos dejando a los expertos. Y entre estos escogiendo a aquellos con
mejores dotes de comunicación.
Ese
principio se ha trasladado a los medios de comunicación, que también han tenido
que buscar sus propios "expertos de confianza", es decir,
profesionales de los campos relacionados con la salud o las epidemias —médicos,
biólogos, etc.— capaces de transmitir esa confianza.
Las
personas que consiguen transmitir confianza en lo que dicen y percepción de conocimiento
adquieren rápido protagonismo, pues se acumula el interés en ser informados por
ellos. Su estilo comunicativo, su firmeza y su capacidad de liderazgo son decisivos
en una crisis doble, la de la salud y también la de la confianza y la
aceptación de las duras medidas sociales que estamos padeciendo en un sentido u
otro.
El
COVID-19 está dejando en evidencia a muchos líderes que han confiado sus
políticas a su capacidad de comunicación previa.
La
gestión y la comunicación de la gestión pueden llegar a convertirse en un
auténtico problema cuando cae la credibilidad y no se logra trasmitir la
confianza necesaria por diversos motivos.
En Reino Unido, Johnson ha tenido que retroceder en sus planteamientos cuando la comunidad científica empezó a llevarse las manos a la cabeza. Johnson ha tenido que cambiar más allá de sus políticas. Los analistas hablan de cambios de máscaras, de Jekyll y Hyde, tal como hacen en La Vanguardia. El peculiar estilo comunicativo del primer ministro ha chocado con los hechos. Ya no son los tiempos de los inventos del Brexit sobre la Sanidad, sino de demostrar que puede tomar decisiones con las salvar vidas frente al coronavirus e impedir su expansión. Atrás han quedado los planes de dejar que se extendiera el contagio. No es fácil salir a decirlo cuando empiezan a acumularse las víctimas y todo el mundo hace lo contrario.
La CNN dedica un artículo a contrastar las diferencias entre Andrew Cuomo, el gobernador del estado de Nueva York y un presidente Trump al que no le va el comedimiento y cuya cara de gravedad no salva de la crisis de liderazgo a la que se enfrenta conforme se van derrumbando por los hechos todas sus suposiciones. Del gobernador Cuomo se dice:
La CNN dedica un artículo a contrastar las diferencias entre Andrew Cuomo, el gobernador del estado de Nueva York y un presidente Trump al que no le va el comedimiento y cuya cara de gravedad no salva de la crisis de liderazgo a la que se enfrenta conforme se van derrumbando por los hechos todas sus suposiciones. Del gobernador Cuomo se dice:
David Turner, a top operative at the Democratic
Governors Association, said he has been struck by how Cuomo has used direct,
basic information to convey competency, using things like PowerPoint to get his
message out clearly.
Turner described Cuomo's message as: "This
is a crisis, here is how we are handling it, here is what are the knowns and
here are the unknowns and we need to prepare for worst case scenario."
"Even if they don't agree, they appreciate
it," Turner said.
Beyond communication, though, Turner said Cuomo
is demonstrating his vast knowledge of government in this time of need.
"He understands how to pull the levers of
government," Turner said. "His entire life's work led to this moment."*
Cuomo
no es un experto en el COVID-19, pero sí un político capaz de transmitir junto
a ellos las sensaciones que la gente aprecia: que se le dice la verdad y que
las medidas que se toman tienen sentido, que se asumen los errores y se
aprende. Las ruedas de prensa que da diariamente junto a distintos expertos y
responsables de áreas se están retransmitiendo por la CNN y se han convertido
en una referencia para mucha gente. Cuomo es didáctico, directo y asume ante
todos la responsabilidad por sus decisiones, algo que no es muy frecuente en la
política.
En el
artículo se resalta, precisamente, la diferencia con un Trump que solo quiere
apuntarse los tantos positivos mientras que hace que otros carguen con lo que
son sus propios errores.
Las diferencias
entre ambos personajes públicos son extremas, no solo en lo político. Lo son
más aún en lo comunicativo y en su forma de tratar el liderazgo. Mientras Trump
trata de preservar su imagen de cara a las próximas elecciones dejando caer sobre otros los riesgos y tratando de
convencer a los demás de que sus decisiones son correctas, por más que vayan a
la contra del mundo, Cuomo asume firmemente las consecuencias del liderazgo y
se enfrenta a las cuestiones que se le plantean.
En el
artículo citado se recoge estas diferencias comunicativas y de liderazgo:
As Cuomo was wrapping up in New York, Trump and
his team were beginning their own briefing at the White House. But where Cuomo
projected competence and authority, with a dash of his idiosyncratic humor,
Trump was meandering. When prodded to offer some kind of empathy -- Trump
lashed out.
"What do you say to Americans who are
watching you right now who are scared?," a reporter asked.
"I say that you are a terrible reporter,
that's what I say," Trump replied. "I think it's a very nasty
question."
Whether he was annoyed that the wind-up to the
question included statistics on the sick and dead, or at its characterization
-- "scared" -- of Americans, was unclear. "They're looking for
answers and they're looking for hope," Trump continued, as if observing
from afar.*
La respuesta dada al periodista es un ejemplo de la forma de
entender el liderazgo por parte de Trump, que confunde la "esperanza"
con la "ignorancia" o la ocultación de elementos esenciales para
comprender la situación. Cuando se le pide a la ciudadanía sacrificios y
respuesta rápida, la información es esencial y abarca los dos aspectos, la
veracidad y la credibilidad.
Donde Andrew Cuomo transmite honestidad que le hace ser
apreciado por decir lo que la gente necesita saber, Trump hace lo contrario:
transmite a la gente lo que esta quiere escuchar y eso se resume en un mensaje:
todo está controlado, todo está bien, estamos trabajando en ello. El problema
es que la esperanza se debe alentar desde la verdad de las situaciones, no
desde la creación de falsas ilusiones o esperanzas infundadas.
La ABCnews recogía el día 20 el historial de cambios, por llamarlo así, de Trump. Lo hacía con el titular "Trump's own words
contradict claim he's always viewed coronavirus as 'very serious'"
As the coronavirus crisis worsened dramatically
this week, so, too, did President Donald Trump's tone.
No longer downplaying the seriousness of the
situation or mocking political opponents for hyping a "hoax," he was
noticeably more somber -- some said more presidential.
When asked why, Trump denied anything had
changed.
"I've always viewed it as very
serious," he said Tuesday. "There was no difference yesterday from
days before. I feel the tone is similar but some said it wasn't."
"This is a pandemic. I felt it was a
pandemic long before it was called a pandemic."
His own comments show just the opposite.
In late January, when a CNBC reporter asked if
there were “worries about a pandemic” spreading from China, where it was first
reported in December, he replied, “No, not at all. We have it totally under
control. It’s one person coming in from China, and we have it under control.
It’s going to be just fine.”
While speaking about the first cases of
COVID-19 reported in the U.S. at a White House news conference on Feb. 26, he
claimed that "pretty soon" there could only be one or two people
affected.
“We’re going to be pretty soon at only five
people,” Trump said. “And we could be at just one or two people over the next
short period of time. So we’ve had very good luck.”
The next day, at a White House meeting, he
said, "It's going to disappear. One day -- it's like a miracle - it will
disappear." He has suggested, without firm scientific evidence, that
warmer weather would stop the spread.**
Las hemerotecas y archivos documentales son implacables. Por
mucho que el presidente Trump se crea lo que dice (eso no es muy relevante), lo
importante es que los demás le crean y puede que su crédito de confianza haya
alcanzado ya niveles muy bajos, especialmente ahora cuando las cifras son ya
imposible de infravalorar. Es pérdida de confianza genera confusión y hace
peligrar las medidas que sea necesario tomar por parte de la gente, algo
esencial.
Una
información de la CNN recoge las palabras de Joe Biden a Trump: «'Stop saying
false things that will make you sound like a hero'».*** Creo que no hace falta
añadir mucho más.
El contraste con el gobernador Cuomo no puede ser más
grande, ya que este ha estado manteniendo el nivel de gravedad necesario como
para que la gente confíe en él y en la información que transmite. Como político
responsable ha asumido cuál es su función y para qué ha sido elegido por sus
ciudadanos.
No son tiempos fáciles para la política ni para nadie y es
ahora donde se ve la talla de los estadistas. En la sociedad de las pantallas
ya no vale la telegenia ni los discursos de atenuación que se enseñan en muchas
escuelas de comunicación. Lo que se juega es mucho pues en una pandemia como
esta, es la credibilidad la lleva al compromiso ciudadano. Sin este compromiso
ciudadano es muy difícil que se pueda frenar la expansión. La información
fidedigna, clara, bien explicada, sin ocultaciones, es esencial en esta crisis.
Tenemos todos los medios de comunicación a nuestro alcance —correos electrónicos,
chats y videochats, prensa online y en papel, televisiones, múltiples canales
de noticias...—, pero lo esencial siguen siendo la verdad y la confianza. Eso
no es cuestión de medios, sino de honestidad y competencia.
* Gregory
Krieg & Dan Merica "'I'm gonna go to work': How Andrew Cuomo and his
press conferences contrast with President Trump" CNN 22/03/2020
https://edition.cnn.com/2020/03/22/politics/andrew-cuomo-press-conferences/index.html
**
"Trump's own words contradict claim he's always viewed coronavirus as
'very serious'" ABC News 20/03/2020
https://abcnews.go.com/Politics/trumps-words-contradict-claim-viewed-coronavirus/story?id=69662788
***
"Biden to Trump on coronavirus: 'Stop saying false things that will make
you sound like a hero'" CNN 20/03/2020
https://edition.cnn.com/2020/03/20/politics/joe-biden-trump-coronavirus-response/index.html?iid=ob_lockedrail_topeditoria
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