Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No deja
de ser curioso que en estos días haya algunos que parezcan lamentar que China
esté saliendo de la crisis del COVID-19. Desde que empezaron a salir al
exterior imágenes en los que se mostraban los signos de satisfacción ciudadana,
alguna forma de normalidad —como algunos niños en los parques, detalles de
organización o sanitarios aplaudiendo y siendo aplaudidos— se ha producido en
algunos países una especie de temor a que el "modelo comunista chino"
aparezca como triunfador en esta gresca internacional.
La
etapa de las críticas feroces ha comenzado de nuevo. Y ha comenzado de forma
curiosamente sincrónica, ya sea por el factor
mimético o de proximidad que algunos medios mantienen, ya sea en horizontal
(medios nacionales) o a distancia (políticas editoriales comunes entre
determinados medios internacionales).
Los
primeros síntomas en España de este enfado los dio el diario ABC con un
artículo en el que su corresponsal en China trataba de desacreditar todo lo que
llegaba de China con el principio general de que nadie se puede fiar de lo que dicen los chinos. Posteriormente,
comenzaron a aparecer algunos artículos dignos de la Guerra Fría. No eran fiables
porque eran "comunistas", una aberración política frente al
"mundo libre".
Los
argumentos en contra de China se manifestaron de forma constante, obviamente, en los medios
norteamericanos y británicos (sobre todo por Hong Kong) desde el principio.
A la
batalla del COVID-19 se le añade la batalla informativa. Cuando China transmite
sus logros contra la epidemia o envía materiales y médicos, se trata de un acto de propaganda comunista para ejercer su "poder blando"
y ganar presencia e influencia en Occidente. Pero lo que hemos observado
anteriormente, incluido el uso del término "virus chino" —que ha sido
denunciado por Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud como
xenófobo— han sido los actos de propaganda contra
China. La narrativa inicial asociaba "enfermedad" con los signos
oficiales de China —"bandera", ejército desfilando, retratos de Mao,
etc.— en algo que creo que se puede calificar como "propaganda" sin
llegar a ofender la inteligencia de nadie.
Cuando solo
China estaba enferma, los dedos de la superioridad
moral apuntaban hacia ella. Lo que había causado el brote era el atraso de
los mercados de animales vivos, lo que lo había silenciado era la corrupción
del partido y se había dado la voz de alarma cuando ya no había más remedio,
muy tarde. Las sanciones a los funcionarios ineficientes de Wuhan, por otro
lado, eran una muestra más del autoritarismo
del Partido, que hacía purgas en la
mejor tradición comunista. La pandemia, además, iba a causar un movimiento
generalizado contra el presidente Xi, cuya popularidad caería en picado al
quedar desbordado por los hechos y por la natural incompetencia de un sistema
corrupto y anquilosado, una reliquia histórica frente a la victoria del
"mundo libre". Todo eso se decía y repetía día tras día.
Sin
embargo, lo que vemos es lo contrario. China ha vencido la enfermedad en sus
fases más graves. Cuando se habla de la disciplina del pueblo para obedecer las
instrucciones sanitarias, se muestra no como un rasgo de sentido común y
civilidad, sino como un ejemplo de alienación
comunista y autoritarismo. Da la impresión que molesta el que los chinos se
queden en casa cuando se les dice y, en cambio, no molesta que en muchos de
nuestros países se vayan a la playa o de vacaciones aprovechando los vuelos
baratos. El presidente Xi, por su parte, no solo no ha caído, sino que parece
que ha salido reforzado y tener más apoyo porque ha creado confianza y ha
funcionado. Ha ayudado mucho, claro, los ataques de Occidente contra ellos,
despertando el lógico sentido nacionalista.
¿Por
qué esta campaña asegurándose que no se valora el esfuerzo supremo del pueblo
chino para vencer una terrible epidemia, con enormes sacrificios? La propaganda
no tiene lógica, solo intenciones; si la propaganda fuera verdad, no sería
propaganda, pienso. Por eso, parte de la contra
propaganda trata de hacer dudar de los resultados chinos. ¿Cómo nos vamos a fiar de los comunistas?
Bueno, depende de cómo se vea. ¿Se fía alguien de Trump?
El
principal argumento de los Estados Unidos de Trump sigue haciendo al
"virus chino" responsable de todo. En las primeras etapas, el virus
era cosa de ellos, un ejemplo del mal
funcionamiento del sistema. Había entonces la seguridad de la distancia y de la
superioridad ideológica. Los toros, por usar el tópico, se veían muy bien desde
la barrera.
Cuando
se está viendo que los Estados Unidos, bajo el mando de Trump, se encuentran en
busca de rumbo, con propuestas tan disparatadas como las que salen de Texas
pidiendo que se deje morir a los viejos para no frenar la economía
norteamericana, que ellos se sacrificarán por sus nietos al grito poco más o
menos de "Remember The Alamo!"; o cuando Boris Johnson tiene que
retroceder en su plan darwinista social de dejar que la población se infecte y
que sobreviva el que pueda, etc., etc., entonces comienzan a entrar temores
ideológicos de que parte de la población de fuera de China, sumida en el miedo,
comience a pensar que lo que ha hecho China es mejor que lo que no funciona
también en nuestro perfecto sistema
de mercado y de búscate la vida.
El
COVID-19 no es cosa de ideologías. Ha contagiado al Príncipe de Gales y al de
Mónaco, a presidentes de grandes clubes, ministros, diputados, actores, deportistas...
al igual que al personal sanitario, al personal militar y de Policía, a
barrenderos y conductores, a simples oficinistas. No hay ideología, estado social,
económico o cualquier otra distinción; solo parece cebarse con ciertos grupos
de edad, los mayores con patologías, ante los que encuentra menos resistencia o
el campo abonado de la mala salud. Lo ha hecho por medio mundo y hoy nos dicen
que un tercio de la población mundial está confinada en mayor o menor grado.
Aunque
se pueda recriminar al gobierno chino en los inicios, cuando no se sabía nada,
queda ampliamente superado por los que no han hecho nada cuando sí se sabía,
algo en lo que todavía siguen dudando. Sabiendo mucho, Trump ha seguido
considerando que Estados Unidos estaba a salvo hasta que han estallado los
casos y las muertes, hasta que le llega el clamor popular. Sigue contradiciendo
lo que dicen y quieren hacer los expertos, alentado sobre medicamentos que no
han sido probados y que los científicos dejan en evidencia, hablando de vacunas
todavía inexistentes..
Esta
guerra por el prestigio y el dominio político y económico se produce en un
momento muy delicado. Hay que anteponer lo humano, el sufrimiento, dejando de
lado muchas otras circunstancias.
Los que
ven en la enfermedad ocasión para una pugna Estados Unidos-China, son muy
libres de hacerlo, pero teniendo en cuenta que es ya la segunda parte, que la
primera se dio anteriormente con la guerra comercial y con los intentos de
Trump de evitar que China pudiera establecer acuerdos europeos para las redes
5G, presionando a cualquier país que hiciera negocios con ellos. Ya entonces,
como para el corresponsal de ABC, nadie se podía fiar de ellos, todos son
espías y roban la inteligencia occidental parasitando a todos. Esa era la
versión norteamericana para una Europa un tanto tibia.
La CNN
norteamericana tiene el siguiente titular en estos mismos momentos "US
push to include 'Wuhan virus' language in G7 joint statement fractures
alliance".* En el artículo se explican los intentos de Trump de arrastrar
a todos hacia esa visión anti China:
A push by the US State Department to include
the phrase "Wuhan virus" in a joint statement with other Group of
Seven members following a meeting of foreign ministers on coronavirus on
Wednesday was rejected, resulting in separate statements and division in the
group.
"What the State Department has suggested
is a red line," a European diplomat said. "You cannot agree with this
branding of this virus and trying to communicate this."
The proposed draft statement by the United
States also blamed China for the pandemic's spread, the diplomat told CNN.
Although the World Health Organization
officially has dubbed the illness Covid-19 or coronavirus, a 12-paragraph draft
statement circulated by the US among the G7 ministers referred to it as the
"Wuhan virus." Because the US holds the presidency for the
international coalition -- which also includes the United Kingdom, France,
Germany, Italy, Japan and Canada -- it was responsible for penning the draft
joint statement.
As a result, several of the member nations
released their own statements following the foreign ministers' meeting, which
was held virtually due to the coronavirus pandemic.*
Los propios medios norteamericanos están empezando a darse
cuenta de que la administración Trump trata de imponerles una agenda
informativa que evite responsabilizarse de lo que ocurre y de la amplia expansión
incontrolada de la enfermedad en los Estados Unidos. Trump trata de imponer una
narrativa, como se manifiesta en querer que los acuerdos salga con una condena
de China a través del uso del término "Coronavirus de Wuhan", por un
lado, y la aceptación general de la tesis que Pompeo ha convertido en una orden
para todo el aparato sobre la falta de información de China en el inicio.
En el mismo artículo de la CNN, podemos leer la constatación
de esto:
In public remarks, Secretary of State Mike
Pompeo has consistently targeted China for an alleged lack of transparency at
the outset of the pandemic. CNN has learned that the administration has
implemented a coordinated messaging campaign, which includes talking points
sent out by the National Security Council pushing US officials to highlight
China's alleged "coverup" and subsequent disinformation campaign.
Der Spiegel was first to report on the
inclusion of the phrase in the draft. Asked about the German outlet's report on
Wednesday, Pompeo did not deny it.
"With respect to the statement, I always
think about these meetings the right answer is to make sure we have the same
message coming out of it," he said during a press availability at the
State Department.
Pompeo said that the pandemic was "the
most pressing agenda item" at Wednesday's meeting.*
La "desinformación" de China hay que contrarrestarla
con la acción machacona de repetir la tesis norteamericana: China no informó,
es culpable. Su función es estigmatizar a China y evitar que alguien considere
que es más eficaz que Estados Unidos —es tan simple como esto— en una
competición que se inició en los propios Estados Unidos con la obsesión de
Trump por "hacer grande a América otra vez".
Una información de la que no he visto mucho reflejo es la
que nos ofrecía el diario norteamericano Vox, cuyo titular es bastante claro "Trump
says China “should have told us” about coronavirus. He removed the official
meant to do that". La administración Trump retiró a una investigadora en
China, precisamente en el centro dedicado a este tipo de investigaciones.
The Trump administration told the United
States’ embed at the Chinese Center for Disease Control and Prevention (CDC)
that the position would be defunded, causing her to leave her post in July
2019, according to a report from Reuters’s Marisa Taylor. The embed helped
train Chinese public health experts and served in part as a liaison between
Chinese officials and their counterparts in the US.
With the administration planning to discontinue
the role, the embed return to the US about five months before China began to
see its first Covid-19 cases. Under normal circumstances, the embed likely
would have passed information about the novel virus to US officials. Instead,
Chinese officials were able for weeks to conceal the virus and the threat it posed,
leading to a delay in the world’s response to what was then a matter of great
concern and is now a pandemic.**
Estados Unidos podría haber tenido información directa probablemente
antes, de no ser por la retirada de la investigadora en plena guerra de Trump
contra China. La intención evidentemente era un paso más en el aislamiento de
China (¿qué hace una investigadora
norteamericana en China?). Los imprevisibles acontecimientos ocurridos
después quedaron sin persona con acceso directo al escenario de la epidemia en
sus inicios, algo que podría haber tenido. Lo que era antes una fructífera
plataforma de investigación conjunta, se convertía en un gasto superfluo en tierra enemiga:
As Redfield mentioned, the US and China have
long collaborated on matters of public health. As part of that collaboration,
China has allowed the US to embed a public health official in its CDC.
Until July 2019, that embed was Dr. Linda
Quick, an epidemiologist. Quick led a program that trained Chinese
epidemiologists in methods for discovering, tracking, researching, and
containing diseases — like Covid-19.
She reportedly came back to the US after being
told her position would be discontinued in September 2019 in part due to the
ongoing trade war between the US and China, and chose to return early, in July.
Once she came back to the US, she was not
replaced by the US or any other foreign government, leading to a series of
events that Bao-Ping Zhu, who held Quick’s position during the Obama
administration, told Reuters was “heartbreaking to watch.”
“If someone had been there, public health
officials and governments across the world could have moved much faster,” Zhu
said.**
No he visto esta cuestión en aquellos medios o plumas (incluso
en España) que se han sumado a la narrativa norteamericana impuesta por Pompeo,
como ha señalado la propia CNN. Todos ellos dan por buena la idea que China,
como país comunista, es corrupto y
lento. Ese es el mensaje; pero la realidad es tozuda cuando los datos son
claros. La colaboración en investigación epidemiológica entre Estados Unidos y
China llevaba 30 años muy eficaces en la formación de personal para tratar con coronavirus
como el actual, como se señala en el artículo. Pero Trump y su administración
seguían cortando lazos, ayudas y colaboraciones que se había demostrado
anteriormente fructíferas. Es el problema cuando la ideología o los intereses
dominan el discurso y manejan los recortes en este tipo de campos (otro de los
factores alegados para la retirada de la investigadora).
La cuestión del retraso en informar se ha convertido en
clave de la narrativa norteamericana. Es el segundo eje sobre el que se asienta,
además de la "nacionalidad" del "virus chino". Pero el
retraso también plantea muchas dudas sobre la versión oficial de la
administración y la que da del propio Trump:
When the Trump administration first realized
the coronavirus would be a serious problem has been an open question. Redfield
has said the CDC learned of the threat it posed on December 31; Health and
Human Services Secretary Alex Azar said he learned January 3; Trump has said he
was told sometime in late January or early February — a claim officials told
the Washington Post is very much at odds with reality.**
Demasiada diferencia, creo. El tiempo para Donald Trump parece
correr correr en unas ocasiones más rápido y en otras más lento, según
convenga. La problemática relación del presidente con los hechos corre el
riesgo de dejar en evidencia sus posturas. Por eso es tan importante conseguir
que lo que llama contrarrestar la "desinformación" de China, es
decir, eliminar cualquier mérito a China. Y eso es injusto porque —más allá del
régimen en sí— el sacrificio lo he hecho el pueblo chino, las personas, las
familias, algo que estamos aprendiendo a valorar ahora, en piel propia.
En este contexto de lucha por las vidas humanas, muchos
norteamericanos están empezando a comprender que al presidente le importa más
su pellejo y reelección fundamentada en una situación de la economía ya
desvanecida, que la salud general. Trump sigue intentando por todos los medios
evitar que la economía se detenga, que las bolsas se hundan. Eso estaría muy
bien si estuviera compensado con medidas que no aparecen y que los gobernadores
comienzan ya a exigirle. Por eso los demócratas frenaron su plan en el Senado,
por pensar en las empresas y no dedicar nada a la salud.
El deseo de que todo se ponga en marcha tras para Pascua ha
hecho levantar las cejas de medio país. ¿De dónde se saca esa fecha si no se
sabe todavía el tamaño de lo que tiene entre manos? Probablemente salga de la
misma chistera que las suposiciones sobre ciertos medicamentos de los que dice
tener la seguridad de que frenan el coronavirus o la pronta llegada de una
vacuna, otra de sus afirmaciones visionarias.
Trump sigue pensando que esto es una cuestión de los índices
bursátiles. Nada más lejos de la realidad. Por eso irritan profundamente las
imágenes que llegan de China mostrando que la gente sale de la epidemia con
medidas que él mismo niega.
El cierre del artículo en el Vox expresa honestamente que no
podemos conocer lo que hubiera pasado sin la Dra. Quick hubiera estado trabajando
en los laboratorios chinos, pero sí que alguna probabilidad más habrían tenido
de estar informados antes:
It is, of course, impossible to definitively
say that Quick’s position not being eliminated would have allowed us to avoid
deaths or social distancing or a grim economic outlook. The coronavirus
pandemic is a dynamic situation, with many, many factors affecting how we’ve
ended up where we are. But it certainly seems that had Quick been in place as
she was meant to be, the impact the virus has had might have been lessened.**
Efectivamente esto es así. Pero teniendo en cuenta la
cantidad de especulaciones y falsedades que Donald Trump está lanzando sobre la
opinión pública, tiene bastante más fundamento pensar que hubiera sido más
probable tener información antes. Al margen de esto, lo que es realmente es un
signo de esa guerra que había comenzado antes de que el primer coronavirus
diera el salto a los humanos iniciando la andadura en su nuevo escenario
biológico.
Pero si pensamos que solo es China el blanco de las campañas
de Trump y Pompeo, nos equivocamos mucho. Nosotros, los europeos, somos su
segundo blanco favorito y, por supuesto, responsable de llevarlo a tierras
norteamericanas. China lo produjo y nosotros, parásitos europeos, se lo
llevamos a casa. Al menos, los culpables no son los mexicanos. Por ahora,
claro.
Con el titular de hoy en ABC, con información desde
Washington a cargo de David Alandete, podemos leer "Trump acusa a Europa
de aprovecharse de EE.UU. durante la pandemia de coronavirus"***. El
corresponsal nos informa de las últimas fobias de Trump:
Donald Trump ha acusado a los
países de la Unión Europea de aprovecharse de Estados Unidos en materia de
comercio incluso durante la pandemia de coronavirus que está afectando a todo
el mundo y abocando a la economía a una gran recesión de consecuencias aun
inciertas.
«Fabricamos el mejor material
médico en el mundo y hay alguna gente, como la UE, que no lo adquieren porque
tienen regulaciones que no permiten que entre nuestro material, porque se
diseña de otra forma, aunque sea una forma mejor. Todos están jugando en
nuestra contra. Lo llevan haciendo años, y ningún presidente ha hecho nada al
respecto», ha dicho el presidente.
Mientras EE.UU. cierra fronteras
tras un periodo de reducción de la ayuda al desarrollo, ante una catástrofe
económica, China ha enviado mascarillas y otro material médico útil en esta
crisis a los países más afectados en Europa, incluidas Italia y España.
En su rueda de prensa diaria en
la Casa Blanca, Trump ha acusado a la UE de «aprovecharse de EE.UU. durante
años, y ningún presidente hasta ahora ha hecho nada al respecto». «Sus
directrices están diseñadas específicamente para que nuestro material no pueda
ser enviado a sus países», añadió el presidente.
A pesar de que hay una escasez de
mascarillas tanto en EE.UU. como en Europa, Trump ha afirmado que no envía
material de ese tipo al otro lado del Atlántico por las restricciones
regulatorias de Bruselas. «Quienes más se aprovechan de nosotros son nuestros
aliados, aunque parezca mentira», ha añadido.***
Las manipulaciones de Trump para encubrir su inoperancia le
llevan —como siempre— a estar buscando culpables de lo que es ya responsabilidad
suya. Hace mucho tiempo que ya expresamos aquí su estrategia de obligar a la
compra de productos norteamericanos y a evitar que se compre a otros países. Es
su forma de entender el sistema económico: la mano invisible es la suya. A sus
votantes les gusta pensar que su presidente es tan decidido que puede obligar
al mundo a comprar lo que fabrican bajo amenazas de todo tipo, especialmente
con la estrategia de creación de conflictos. La economía norteamericana
retrocede y Trump tiene que echar la culpa primero a China por no informarlos
de su "virus nacional" y después a Europa por no querer comprar lo
que ellos fabrican, ya sean aviones, misiles o medicamentos para estimular sus
exportaciones.
Hasta donde sabemos, Estados Unidos no ha hecho un solo
gesto solidario con nadie, solo ir cerrando los accesos a un país tras otro
según la epidemia se iba extendiendo pensando que nunca llegaría allí. Llego a
presumir sobre que había cerrado el mundo a los chinos. Ahora somos culpables de no comprarles a ellos los
materiales que necesitamos. Bueno, y también todos los presidentes anteriores
de los Estados Unidos por no solucionarlo antes.
La tercera fase de la narrativa impuesta por Trump es
considerar que cualquier envío de materiales o personas que nos hagan desde
China es una campaña propagandística,
un acto de "soft power", relaciones públicas. ¿Qué debemos hacer,
rechazarlo y comprárselo a Estados Unidos?
Las medidas de Trump son recientes. Era una gripe decía
todavía cuando media Europa estaba ya aislada. Su narcisismo le hizo creer que
él podía con todo. Ha desacreditado a los medios porque la epidemia era un
invento de los demócratas y de sus lacayos mediáticos. Y hora no sabe por dónde
salir. Como el toro herido, se levanta y arremete contra todo lo que tiene
delante en busca de la salvación de su reelección. Con él apuestan todos los
lobbies, que no quieren perder los privilegios que con Trump han tenido y
quieren mantener. Él era su apuesta, la que ha arrastrado a los republicanos a
una dependencia suicida, como se pudo ver en el "impeachment".
Trump no se va a salvar con esta epidemias, solo queda por
ver a cuántos arrastra tras de sí. Hará con lo que los expertos le digan lo mismo que ha hecho otras veces y el destino de los científicos a su lado será el de los miembros de su staff, irse y tratar de explicar al mundo porqué se fueron, como ocurrió con John Bolton y otros que tiraron la toalla.
* "US
push to include 'Wuhan virus' language in G7 joint statement fractures
alliance" CNN 26/03/2020
https://edition.cnn.com/2020/03/25/politics/g7-coronavirus-statement/index.html
** Sean
Collins "Trump says China “should have told us” about coronavirus. He
removed the official meant to do that." Vox 23/03/2020
https://www.vox.com/policy-and-politics/2020/3/23/21190713/coronavirus-trump-china-cdc-embed-quick
*** David Alandete "Trump acusa a Europa de
aprovecharse de EE.UU. durante la pandemia de coronavirus" ABC 26/03/2020
https://www.abc.es/internacional/abci-trump-acusa-europa-aprovecharse-eeuu-durante-pandemia-coronavirus-202003260023_noticia.html