Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Como
considerábamos ayer en el párrafo final de nuestro texto, cabía la posibilidad
de que Donald Trump decidiera dejar que todos dieran un paso al frente para
dejarlo expuestos al dar un paso atrás. Y es eso exactamente lo que hizo en un
cuando dio marcha atrás frente a su equipo de halcones deseosos de lanzarse
sobre Irán.
En un
ejercicio insólito de relaciones públicas, Trump se ha presentado como un
pacifista convencido y magnánimo frente a los chacales de su equipo, que han
quedado a la altura del betún. Trump se ha encargado de dramatizar el suceso al
contarlo a los medios. Se trataba de echar carne a los biógrafos y, como han
señalado algunos medios, realizó la insólita descripción de su visión del caso:
But between 7 p.m. and 8 p.m. ET on Thursday,
as US military personnel in the region made final preparations for the
airstrikes, Trump met once more with his advisers and military officials as the
minutes counted down to the time of impact. It was the President's last chance
to object to the operation and call it off.
"They came in about a half hour
before," Trump said of the military brass. "And they said, 'Sir,
we're ready to go. We'd like a decision.' I said, 'I want to know something
before you go. How many people will be killed, in this case, Iranians?' "
"They said -- came back, they said, 'Sir,
approximately 150,' " Trump recalled in an interview with NBC's "Meet
the Press." "And I thought about it for a second and I said, 'You
know what? They shot down an unmanned drone, plane, whatever you want to call
it. And here we are
sitting with 150 dead people.' "
"I didn't like it. I didn't think -- I
didn't think it was proportionate," Trump said.*
Conmovedor. Los que debe estar a punto de bombardear la Casa
Blanca son los Pompeo, Bolton y compañía, tras quedar como los malos de la
película. Cuando Hollywood haga la película de esto se tendrá en cuenta para el
reparto.
Lo que ha quedado alrededor de Trump es el grupo de
optimistas del desastre, una pandilla proclive a liarla. La respuesta de Mike
Pompeo, Bolton, Pence, etc. es la de los que tienen una visión épica de las
intervenciones norteamericanas en los conflictos. El respeto se consigue a base
de fuerza. Estimula la industria y despierta el fervor patriótico. Además, a
los que no lo apoyan se les puede llamar "traidores", como ya ocurrió
en Vietnam. Estupendo para unas próximas elecciones. Cuando el mundo vea cómo
resolvemos los problemas, se soluciona solo lo de Venezuela y Corea del Norte
nos vuelve a amar en público.
En la mejor tradición de su peculiar forma de ser, Donald
Trump ha aprendido no a delegar, sino a hacer cargar a otros con las
consecuencias posibles de las decisiones negativas. La rapidez con la que se ha
convertido en el bueno de la película,
deteniendo lo que él mismo había puesto en marcha lo hace muy evidente.
Inmediatamente se ha puesto al frente del pacifismo.
Lo más sorprendente es lo que podríamos llamar la
"Teoría del error tonto". Hemos pasado del "cometieron un error"
al "cometieron un error tonto":
"You'll find out," Trump warned,
ominously, as reporters peppered Trump with questions in the Oval Office about
how he planned to retaliate. "They made a very big mistake."
But pressed further, Trump explained that he
didn't just view that "mistake" as a strategic miscalculation that
Iran would dearly pay for, but perhaps instead as a mistake of a different
variety: an inadvertent error.
"I find it hard to believe it was
intentional," Trump said. "I think it could've been somebody that was
loose and stupid."*
¡Sorprendente! Es difícil pensar en un político que pueda
dar una respuesta así sin inmutarse. Pensar que fue un tonto el que cometió la
estupidez de derribar el dron ya que ¿a quién se le ocurriría desafiar de esa
manera al todopoderoso Estados Unidos? Debe reconocerse que el argumento es tan
sencillo que resulta, como el anterior, conmovedor.
Dicen que Trump no tenía claro el efecto de bombardear Irán,
qué es lo que pasaría con esos 150 muertos redondos. No es matemático, pero
tampoco tan difícil de ponerse en el escenario. Basta con ver lo que ha
ocurrido en la Casa Blanca con los halcones restantes. Lo más probable es que
los moderados de los regímenes de la zona quedaran desbordados en cadena
mediante una escalada de violencia que sacudiría escenarios más alejados de
Irán como respuesta. Al régimen de los ayatolas les basta con elevar la voz y
salir a quemar banderas norteamericanas (más banderas de las que ya queman),
pero los grupos repartidos por toda la zona tienen capacidad de respuesta para
atacar los intereses norteamericanos, en especial los de los aliados más
belicistas. No sería inteligente abrir los frentes, pero los que lleguen con la
reclamación no serán los más inteligentes, sino los más intransigentes. Las
primeras víctimas serían, desde luego, los moderados iranís. Después, ¿quién
sabe?
Un bombardeo sobre Irán, cuando se llevan meses apretando
las clavijas y jugando con fuego en las tensiones, tendría un efecto muy
diferente al de Siria. Rusia ha intervenido a favor del régimen existente y
contra adversarios que no disponen de aviación, con una población dividida. El caso
iraní no tiene parangón. Es una guerra entre dos países que, además,
comprometería a la OTAN, a los aliados europeos que se verían obligados a ver
sus bases usadas como parte de las operaciones. Es decir, arrastraría a Europa
y se crearía un gran conflicto con Turquía, dando la ocasión a Erdogan a sacar
pecho en un momento delicado de su mandato.
Cualquiera que despliegue el mapa de la zona, con varias
guerras abiertas sobre el terreno, guerras de incierto final, como Yemen o el
caos de Libia, pensaría que echar más leña al fuego es absurdo. Pero eso es lo
que hizo Donald Trump cuando se dedicó a desmantelar los acuerdos existentes
para ofrecerse como nuevo mediador. El "trato del siglo", tal como
pomposamente se considera a lo pergeñado sobre Israel y Palestina, quedaría
absolutamente paralizado con una intervención militar sobre Irán en la zona. Ahora se trata de buscar una alternativa sancionadora a Irán
por el derribo "tonto" del dron norteamericano.
La Teoría del Error Tonto no puede ser usada una segunda vez. Queda por ver cómo la interpreta Irán, si la acepta como tal o si insiste en que era realmente lo que querían hacer. La Teoría deja en mal lugar al equipo de Trump, que no han sabido tener la penetración aguda de su Comandante. Lo que hagan desde este momento les obligará a descifrar si lo que hacen es solo un "error" o un "error tonto", cuestión peliaguda y para la que no sabemos si están preparados.
Trump ha descargado sobre sus los iranís el error. Quizá el error era ponerlo en marcha. Los drones son para lo que son y la creencia en que toman vista turísticas no es muy factible. Ese momento es una consecuencia de las hostilidades anteriores y de la forma de hacerlo. Es el cántaro que va a la fuente. Al final el conflicto estallará en un "error mal calculado" si no se remedia. ¿Cómo? Esa es la cuestión.
No ha hecho mucha gracia la forma de contar Trump el suceso. El mundo sigue sin acostumbrarse a Trump.
No ha hecho mucha gracia la forma de contar Trump el suceso. El mundo sigue sin acostumbrarse a Trump.
*
"Inside Trump's Iran decision: 'I really watched him agonize over
this'" CNN 22/06/2019 https://edition.cnn.com/2019/06/21/politics/donald-trump-iran-decision-details/index.html
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