Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Elton
John acaba de llamar "hipócrita" a Vladimir Putin. Creo que no es la
palabra más ajustada porque Putin no finge nada, más bien se ríe de ti. La
cuestión no es nueva y Putin lo hace con frecuencia. No es hipocresía, es
desfachatez. La cara de palo de Putin no logra esconder la risa interior, que
es el gesto del que busca cómplices con la mirada. No se trata de hipocresía,
no.
La
cuestión de la homofobia rusa ha surgido una vez más y esta vez afectando
directamente a Elton John, ya que se refiere a la censura practicada sobre la
película Rocket Man, un biopic sobre el cantante británico, Sir en su país y un personaje incómodo
en muchos otros.
La CNN
lo cuenta así:
In an interview with the Financial Times, the
paper said the Russian President accused liberal governments of pursuing a
mindless multiculturalism and embracing sexual diversity, among others things.
"I am not trying to insult anyone because
we have been condemned for our alleged homophobia," Putin said in the
interview published Thursday. "But we have no problem with LGBT persons.
God forbid, let them live as they wish. But some things do appear excessive to
us. They claim now that children can play five or six gender roles."
"Let everyone be happy, we have no problem
with what," Putin told the outlet. "But this must not be allowed to
overshadow the culture, traditions and traditional family values of millions of
people making up the core population."
Elton fired back in a social media post Friday,
saying he was "deeply upset" by the interview and strongly disagrees
with Putin's view.*
Los argumentos son los mismos que se esgrimen en países como
Egipto —con quien Rusia hace buenas migas—. El mismo argumento de que seas "feliz
en tu casa" sin problemas, pero cualquier visibilidad pública es condenada
o atacada como destructora de una "tradiciones" que constituyen la
"esencia" de los valores nacionales. Como ocurre en Egipto, las
redadas periódicas se encargan de dejar en evidencia que los deseos de
felicidad son más bien un sarcasmo.
Es importante comprender el valor de refuerzo de los
argumentos, que se construyen cuidadosamente, dejando ver que unos se apoyan en
otros, por lo que cualquier discrepancia se supone como un ataque a la
totalidad. Es entonces cuando se desatan las iras y las reacciones violentas.
Recordemos lo que ocurrió en Rusia durante los Juegos
Olímpicos de Invierno, los celebrados en Sochi. Todo el mundo era bienvenido
menos la comunidad gay a la que se le advirtió de lo que podía pasar. Y esto
era sencillo. No era necesario recurrir a las autoridades, los batallones de
calle se encargaban de los que les parecían gais.
Human Right Watch recogía en 2018 un artículo de Graeme Reid,
titulado "The Olimpics Have Left Sochi, but Don't Forget LGBT
Russians", publicado previamente en el Huffington Post. En el artículo
señalaba los efectos de la ley rusa sobre la comunidad homosexual:
In June 2013, just months before the opening
ceremony of the Sochi Olympics, Russian President Vladimir Putin signed what
became known as the “gay propaganda law,” arguing that “nontraditional sexual
relations” were a danger to children, the family and society. The law, Putin
claimed, would uphold “traditional values.”
On paper and compared to a spectrum of anti-gay
laws in some other countries, this new law was not the worst. It made the
sharing of “propaganda of non-traditional sexual relationships” an
administrative, not criminal, offense, punishable with a fine, not
imprisonment. But its most harmful effects are insidious. It effectively
excluded a vulnerable minority from full participation in society and gave
state sanction to their status as outsiders.
The well-founded fear of activists in Russia
was that the law would not only restrict freedom of expression, but would send
a message that the government condoned homophobia, leaving gay people
vulnerable to violence and abuse.
And that is exactly what happened.
The passage of the law coincided with a
ratcheting up of homophobic rhetoric in state media and a dramatic increase in
attacks by vigilante groups and individuals. Vigilantes preyed on young gay
men, lured them via dating apps to fake rendezvous, and beat, humiliated and
tortured them. The attackers filmed these attacks, and posted the footage on
social media, including images of themselves attacking the men they perceived
as gay, confident in their impunity. As expected, the police failed to
recognize the attacks as hate crimes.**
Por esto precisamente, que es lo que se buscaba, no creo que
Putin sea un hipócrita, sino algo mucho peor. Se burla de todos. Es una
escenificación ante sus seguidores que le conocen bien.
Pero el modelo que ha instaurado tiene seguidores. Se trata
de ofrecer una ley aparentemente liberal
y dejar caer la violencia sobre la comunidad y los activistas a manos de escuadrones
dedicados a ejercer la violencia sobre ellos. Es un ciclo: 1) les atacan, y 2) si
protestan les detienen por manifestarse. En la primera parte, la violencia viene
de grupos organizados que trabajan con total impunidad y descaro. Los que protestan
son reprimidos por las fuerzas policiales y encerrados, donde vuelven a sufrir
agresiones. La Ley prohíbe la manifestación de signos o de quejas.
Aquí vimos la represión egipcia por la aparición de una
bandera arco iris en un concierto de un grupo libanés, uno de cuyos integrantes
es gay. La aparición de la bandera causó una furibunda reacción con redadas y
detenciones, con estancias en la cárcel.
El modelo es el mismo: una ley que aparentemente tolera poro
que se sostiene en un discurso paralelo de defensa de la religión, la familia,
la nación, etc. La aparición allí donde aumentan los populismos, como ocurre en
Brasil, es una señal del retroceso que se está viviendo en muchos lugares del
mundo.
Los tres pilares del populismo son el dogmatismo religioso
vinculado al nacionalismo (Dios nos ama más que a los otros), la homofobia (el
pecado destructor) y el antifeminismo (un invento liberal de occidente para
destruir las familias). Los tres elementos se refuerzan: el elemento dogmático
lo da la religión y el discurso que se extrae sirve para reforzar los otros
dos, creando los elementos negativos, la homosexualidad y la mujer insumisa.
Según los casos, hay otro fuerte elemento, el racismo, que brota de nuevo con
fuerza en comunidades como la norteamericana. No es casual que todos estos
populistas hagan tan buenas migas con Trump, un modelo para ellos.
Putin es descarado en sus intervenciones y aquí ha jugado a
la víctima desde su propio campo de juego. Lanza a la sociedad esas ideas para
presentarse como adalid del tradicionalismo. Los grupos violentos captan el
mensaje y salen a hacer sus redadas armados de patriotismo y fe. Por fin han
conseguido unir sus ideas y sus gustos: apalear a la gente, abrir cabezas.
*
"Elton John slams Vladimir Putin as hypocritical in open letter" CNN
29/06/2019
https://edition.cnn.com/2019/06/29/entertainment/elton-john-slams-vladimir-putin-financial-times-interview-trnd/index.html
**
"The Olympics Have Left Sochi, but Don’t Forget LGBT Russians" HRW
8/02/2018
https://www.hrw.org/news/2018/02/08/olympics-have-left-sochi-dont-forget-lgbt-russians
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