Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Mientras
los medios mundiales abren sus primeras páginas o programas con la muerte de
Mohamed Morsi, el expresidente egipcio, durante uno de sus múltiples juicios,
el diario estatal Ahram Online mantiene su ya tradicional fotografía del
presidente al-Sisi con algún mandatario en casa o visitando países. Esta vez la
fotografía nos lo muestra en Belarús pasando revista a las tropas que le rinden
honores a su llegada. En la columna descendente de noticias, la de Morsi es la
quinta fotografía. Debe competir con varias noticias de fútbol, con varios
ministros, incluso con la tercera, la del fiscal general dando cuenta de su
muerte.
La
noticia de su muerte es muy escueta. Se limita a unas pocas líneas:
Egypt's ex-president Mohamed Morsi, who was
ousted in 2013 following a popular uprising, died on Monday in Cairo after
suffering a heart attack during a trial session in an espionage case, according
to Egyptian state TV.
Morsi, who was 67, was pronounced dead shortly
after fainting during the session, which he attended as a defendant.
Before his demise, the presiding judge allowed
Morsi to speak upon his request.
According to informed judicial sources, Morsi
was treated in accordance with the law while in detention, and was being
examined by doctors on a regular basis.
Morsi's body has been transferred to an unnamed
hospital.*
Es difícil encontrar una nota más distante e indiferente. La
noticia se ofrece citando a otro medio, la TV estatal egipcia, un indicativo
ostentoso de la falta de interés que la noticia les merece. Al menos esas son
las apariencias. Todo ha sido correcto, pero Morsi cometió la impertinencia de
morirse.
El alicaído Egypt Independent es todavía más escueto en una
nota con encabezamiento de Reuters:
Former Egyptian president Mohamed Mursi has
died in court, state television reported on Monday.
It said Mursi had fainted after a court session
and died afterward.
Mursi, a top figure in the Muslim Brotherhood,
was toppled by the military in 2013 after mass protests against this rule. He
had been serving a seven-year sentence for falsifying his candidacy application
for the 2012 presidential race.**
"Se desmayó y se murió después" es un ejercicio de
simplificación, casi una causalidad forzada. ¡A quién se le ocurre! Todo muy
lógico.
Pese a la indiferencia, el régimen sabe que es un mal
momento, un renovarse de las tensiones internacionales y un volver a escuchar
reproches. Por eso se finge la indiferencia o el desprecio ante la muerte del
ex presidente derrocado por el "no coup", lo que el presidente —su ex
ministro de defensa— y el régimen consideran una "rectificación" de
la Revolución de 2011. Los malos pasos dados desde entonces, dice la narrativa
oficial, llevaron a que el Ejército, siguiendo los llamados del pueblo, tomara
las riendas.
Desde fuera, a Morsi se le sigue aplicando el "primer
presidente elegido democráticamente", una coletilla demasiado simple para
una realidad como la egipcia, compleja y engañosa, ficción y burbuja, en donde
el poder siempre llega con una versión de la realidad debajo del brazo. La
elección democrática es solo una parte dentro de un sistema que no lo ha sido
nunca. Digamos que los Hermanos poseían la única estructura organizativa con
capacidad de moverse como alternativa al estado, controlado por el régimen de
Hosni Mubarak, que se deshizo de él para poder continuar ante la alternativa de
una imprevisible situación de enfrentamiento.
Recuerdo las enormes dudas de amigos egipcios sobre a quién
votar, sobre la incongruencia de hacer una revolución contra un gobierno y
después tener que votar a sus herederos como alternativa a los islamistas.
Muchos votaron a Morsi porque no querían votar a un candidato que planteó su
elección como una confirmación histórica del régimen anterior. ¿Es posible un
error mayor? Pero Egipto es el país de lo enormes errores de estrategia que
después se pagan entre todos.
¿Cómo es posible si no entender que militares e islamistas
juraran que no tenían ningún interés en el poder? Esa fue la estrategia de los
islamistas mientras se iban deshaciendo de los candidatos "civiles" y
del mariscal Abdel Fattah al-Sisi tras el "no-coup", luego se le
apareció en sueños el difunto presidente Sadat y le explicó cuál era su deber.
Las opciones reales en Egipto, desgraciadamente, pasan siempre por el
autoritarismo. Es lo que hay ahora y lo que hubo tras la llegada de Morsi al
poder.
Este blog nació con la denostada Primavera Árabe, por la que
Egipto en especial recibió apoyos y simpatías de todo el mundo. Todo eso se
dilapidó por la preferencia de muchos por la seguridad que les daba mantenerse
dentro de un régimen que se volvía hacia el pasado reivindicándose, que hacía
de la violencia una herramienta de mantenimiento del poder ante la mirada hacia
otro lado de muchos de los que habían sido críticos. Quedó una minoría que paga
su independencia ingresada en prisión y soportando que se les considere agentes
extranjeros, traidores o peor, personas que buscan la destrucción de Egipto o
del Islam. Otros muchos que apoyaron la caída de Morsi se han distanciado ante
la deriva del régimen, constantemente denunciado desde todas las instancias
internacionales.
La CNN da un retrato breve pero denso de la figura de Morsi:
A strict Islamist who was educated in southern
California, Morsy was voted into power in June 2012 following the 2011 Arab Spring
uprising that toppled Hosni Mubarak's longstanding rule.
A senior member of the Muslim Brotherhood,
Morsy had campaigned on appealing to the broadest possible audience.
But, during his year in power, critics say he
became an authoritarian leader who forced through a conservative agenda.
In 2013, Morsy and the political wing of the
Muslim Brotherhood movement were ousted in a coup, with the Muslim Brotherhood
banned by the government after the military seized power and declared it a
terrorist organization.
Roughly 1,000 Egyptians -- many of them Morsy
supporters -- were killed during protests against the military government.***
Creo que es correcto. En efecto, Morsi se presentó como una
persona abierta a todos, que gobernaría para sacar a Egipto hacia un sistema de
convivencia y libertades. Pronto se vio que no era más que una estrategia. Si
los lectores se tomaran la molestia de hacerlo, tienen aquí un diario detallado
de lo que fue el año Morsi, de cómo lo que había prometido se incumplió.
La mayoría que consiguieron los islamistas, secundados por
los salafistas (que luego les traicionaron
sumándose al "no coup" con astucia), les dio una seguridad
impensada. Habrá que recordar que no fueron sus enemigos los que les
criticaron. Fue la propia Angela Merkel, en nombre de la Unión Europea, la que
le tuvo que decir a Morsi en su visita al continente que debía gobernar con
todos y no marginar a cristianos y mujeres, como hizo desde su llegada. El
difunto Morsi dio la respuesta como buen dirigente egipcio: nadie le dice a un
egipcio lo que debe hacer, nada hay que aprender. Se lo hemos escuchado a todos.
Morsi engañó a todos hasta que llegó al poder. Hasta sus
carteles contenían dobles mensajes, unos para los islamistas otros de apertura para
los que no lo eran. La llegada al poder fue una revuelta que iba de las universidades
a la Ópera de El Cairo, de los policías dejándose barba para manifestarse como
islamistas a las propuestas económicas para favorecer créditos ventajosos para
los segundos matrimonios. Pronto los incidentes se multiplicaron a pie de
calle. Un día llegaba la noticia de un diputado que había hecho interrumpir la
proyección en un vuelo de Egypt Air porque la consideraba escandalosa a
policías que eran sacados a golpe de escoba de una peluquería por entrar a
recriminar a las mujeres que estaban allí.
Pronto surgió un movimiento popular, Tamarod, que se planteó
reunir firmas con una serie de propuestas frente al gobierno de Morsi. La idea
era obtener más cartas que votos había obtenido Morsi al cumplirse el año de su
elección. Aquí la historia empieza ya a oscurecerse. ¿Hasta qué punto los
servicios secretos, campo de al-Sisi, tuvieron participación en el movimiento
Tamarod? Hay fuentes que los vinculan.
De ahí a las grandes manifestaciones pidiendo la renuncia de
Morsi y la convocatoria de nuevas elecciones. No se aspiraba a más, pero la vía
del golpe de estado se veía en el horizonte. Ante el cariz que tomaba, el
ministro de Defensa, hoy presidente, y el del Interior (un eterno del puesto),
dieron un ultimátum al presidente: renuncia al cargo o intervención. Morsi no
lo aceptó y dejó expedito el camino al "no-coup", que se realizó con
el acuerdo fotográfico que iba de los políticos liberales a los salafistas y
reunía a las autoridades religiosas de Al-Azhar y la iglesia copta. Todos
estaban contra Morsi, aislando a los Hermanos Musulmanes.
La narrativa oficial dice que los mil muertos a los que se
refería la CNN tuvieron el consentimiento del pueblo egipcio, casi el mandato,
como le ha gustado decir al presidente al-Sisi (la última vez en el Foro de la
Juventud). La versión del régimen es que el pueblo fue el que se deshizo de los
islamistas y que la sangre fue una forma de hacer ver la seriedad del
compromiso. Lo que pedían las cartas de Tamarod era dimisión y convocatoria de
elecciones. Lo que se les dio fue una matanza y un gobierno militar hasta que
se deshizo de los rivales políticos no islamistas reduciéndolos a comparsas.
La promesa de al-Sisi de que los militares solo crearían las
condiciones para el ejercicio de las libertades se resolvió colgando unos
cuantos días a la semana el uniforme (no en las inauguraciones solemnes, como la
del tramo del Canal de Suez). Finalmente, como señalamos, Egipto vive en un
régimen controlado por los militares, con un crecimiento del poder en distintas
áreas y una justificación de autoritarismo en nombre de la defensa frente al
terrorismo que sirve para mantener la represión, con una modificación de la
constitución para ajustarla a la presidencia actual, que se perpetuará en el
poder, como se ha denunciado desde todas las instancias e instituciones
internacionales. Hoy Egipto es deudor de Arabia Saudí hasta llegar a defender
el asesinato de Jamal Khashoggi en uno de los más vergonzosos ejemplos de
sumisión. No hubo bastante con entregarles las islas de Tiran y Sanafir en contra
de la voluntad popular; había que aceptar con normalidad el crimen de estado.
En esto el gobierno egipcio fue congruente, pues lo había practicado con el
estudiante italiano de doctorado Giulio Regeni, secuestrado, torturado,
asesinado y abandonado en una cuneta ante la presión italiana.
Es difícil cometer más errores políticos en tan poco tiempo,
como cometió Mohamed Morsi. La situación política actual es en gran parte
responsabilidad de lo que hizo. Podemos especular que podría haber sucedido de
otra forma, pero sucedió como sucedió. Lo que sucedió tras su derrocamiento es
un ejercicio cínico para justificar el encarcelamiento. Para muchos, las
acusaciones son fantasiosas en muchos casos. Se trata en gran medida de
justificar lo hecho mostrando conspiraciones y traiciones contra Egipto, algo
que el Ejército tiene en exclusiva. Pero lo injustificable es el trato humano
dado. Las denuncias de mal trato, de aislamiento o de falta de asistencia
médica adecuada son serias y deben ser investigadas porque es responsabilidad
del que encarcela. El sistema de venganza que está tras el sentido de la
justicia egipcio no vale en el plano internacional. Los presos tienen derechos.
Las cárceles egipcias no son un modelo precisamente y las denuncias por muertes
en sus celdas y en las de las comisarías son bastante frecuentes.
La BBC se pregunta ¿qué sucedió en la corte? y es esta su
respuesta:
Morsi collapsed moments after addressing the
court in Cairo at a hearing related to charges of espionage emanating from
suspected contacts with the Palestinian Islamist group Hamas, which had close
ties to the Muslim Brotherhood.
He spoke for five minutes from a soundproof
glass cage which officials said was designed to prevent him disrupting
proceedings. The cause of death was not immediately confirmed but Egypt's
public prosecutor said an initial report showed no signs of recent injuries on
the body.
Last month, his family said authorities had
repeatedly denied access to him and that they knew little about his health
conditions, a situation that "violate[d] constitutions applied all over
the world".
In March last year, his youngest son, Abdullah,
said officials were "doing this on purpose, since they want to see him
dead 'from natural causes' as soon as possible"****
A causa de todas estas denuncias y advertencias, el gobierno
de Egipto se encuentra hoy bajo sospecha de la muerte, ya sea por acción u
omisión. El cuidado y atención de los presos es una obligación del carcelero.
La muerte de Morsi, desde el punto de vista informativo, no es la de otros
detenidos. Tiene relevancia informativa y política. De nuevo, el gobierno
egipcio se ve en entredicho. La estrategia de no dar importancia al caso y
dejarlo en escuetas notas que dan por zanjado el asunto solo vale (y
relativamente) en el espacio controlado. Fuera de él, hay más ruido del deseado.
Pero la política egipcia se basa en dejar pasar en tiempo. Todo se calma, pero
poco se soluciona.
Morsi no fue un político inteligente, entendiendo por
inteligencia poder llegar a satisfacer las necesidades del pueblo egipcio en su
conjunto y haber transformado el país llevándolo hacia una democracia, pero eso
interesaba a muy pocos. Fue sectario en cuanto que tuvo el poder o lo que él
consideraba ingenuamente el "poder". Tenía su agenda oculta, como es
costumbre. Con su precipitación e
intransigencia aceleró el regreso de los militares, prestos a cualquier deterioro
para reaparecer, como así sucedió. La única ventaja es que hizo ver las orejas al lobo en Túnez, moderando el discurso islamista y abriéndose a la sociedad. Cada uno es ejemplar como puede.
La figura de Morsi representa una enorme ironía histórica. Accedió a la candidatura porque los jueces egipcios iban desechando candidatos con tecnicismos; el juicio al que se enfrentaba era por haber falsificado, nos dicen, sus credenciales. Elegido democráticamente, con sus errores autoritarios, puso en bandeja la llegada de los militares, que esperaban agazapados.
Ayer murió en una de esas jaulas en las que se encierra a
los procesados, enfrentado al enésimo juicio. Ha sido el último.
*
"Mohamed Morsi dies during trial session" Ahram Online 17/06/2019
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/336334/Egypt/Politics-/Mohamed-Morsi-dies-during-trial-session.aspx
**
"Egypt’s former president Mursi dies: state television" Egypt
Independent 17/06/2019
https://www.egyptindependent.com/egypts-former-president-mursi-dies-state-television/
Egypt Today |
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