Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En estos tiempos, hay que hilar muy fino. La cuestión
cultural se ha puesto al rojo vivo o, si se prefiere, al rojo escocido, que
también es un tono con personalidad propia. Hay un cierto clima de ofensa
innecesaria y, como contrapartida, las respuestas suelen ser rápidas. Cuando se
estrenó la película Akira, la versión protagonizada por Scarlett Johansson, en
Japón se levantaron olas de protestas diciendo que se había "blanqueado"
al personaje, es decir, se había representado a la occidental lo que se supone
debía ser japonés. Tratamos aquí la controversia y cómo se logró resolver el
mal clima al señalar 1) que el personaje era un cyborg y 2) creando una escena
en la que la occidental Johansson va a visitar a su madre, que por supuesto, no
reconoce a su hija en su nueva apariencia. Era una forma ingeniosa de resolver
un conflicto cultural en una época intercultural. Dejaron sin argumentos a los
críticos pues tenían respuestas a todas las pegas. La presencia de Takeshi
Kitano acabó pacificando el asunto.
La CNN nos trae otro conflicto de este orden, el provocado
esta vez por la apertura de un restaurante asiático en Londres a cargo del
"Chef Ramsay", el conocido cocinero televisivo, probablemente el más
famoso de los fogones mundiales. El nombre del restaurante es "Lucky Cat". Nos explican en el artículo:
Gordon Ramsay's newest London restaurant has
become embroiled in a row over alleged cultural appropriation after an Asian
food critic accused the celebrity chef of tokenism.
Ramsey's restaurant group is preparing to
launch Lucky Cat, which promotional material describes as "an authentic
Asian Eating House and vibrant late-night lounge, inspired by the drinking dens
of 1930s Tokyo and the Far East."
But at a preview night last week, food writer
Angela Hui claimed "it was nothing if not a real life Ramsay kitchen
nightmare."
Writing on Eater website, Hui said she was
"the only east Asian person in a room full of 30-40 journalists and
chefs" and that the setting was "more seedy nightclub than Asian
eating house."
In a series of scathing accompanying posts made
to Instagram, the screengrabs of which were embedded in the review, Hui she
could only "drink thru the pain that is this an "Asian' event."
In another she added, "Japanese? Chinese?
It's all Asian who cares."*
La cuestión tiene su intríngulis porque en estos tiempos
mediáticos e instantáneos (como la sopa) cualquier cosa te puede arruinar o
llevarte a la gloria por un detalle mal calculado.
La polérmica se había despertado ya en febrero, cuando Ramsay anunció el lanzamiento de su proyecto. Ya entonces llovieron las críticas por parte de los que se veían más afactados por el proyecto: los asiáticos.
Quizá al chef Ramsay se le ha ido la mano en la creación de
un lugar tan genuinamente "asiático", que por querer serlo, ha
quedado todo menos "asiático". En realidad, lo "asiático",
como tal, no existe. Tampoco existe un restaurante "genuinamente
europeo". Como se apunta al final del texto citado: ¿qué "asiático",
"japonés", "chino"? Ese "authentic Asian Eating
House" solo puede ser una ficción, una construcción a base de estereotipos,
pero nunca "authentic" porque no existe más que como una categoría. Lo
mismo ocurre con "occidental", un saco en el que cabe de los Estados
Unidos a Andorra, de Canadá a Polonia. ¿Qué es lo "occidental"? Es el
árbol que no deja ver el bosque, lo mismo que "asiático" no deja ver
las diversidad, las diferencias, y acaba metiendo todo en el mismo saco. El
lado peligroso es que los actos de unos acaban salpicando a todos.
Al principio del texto se usa el término
"tokenismo" (tokenism), que
hace referencia a una herida subyacente. En un momento en el que se está
atacando a Asia, abrir un restaurante "auténtico asiático" sin asiáticos
(de ninguna nacionalidad) parece más un acto de apropiación que de difusión de
los valores. Como símbolo, queda poco claro o indefinido.
La etiqueta "asiático" se usa como una especie de
categoría blanda que trata de evitar las especificidad de "chino",
"japonés", "coreano", "vietnamita", etc. Puede
que Ramsay no quiera centrarse en una sola cocina, pero hay en el ambiente
otros elementos que pueden hacer pensar que pudiera haber otras razones. Y si
no las hay, lo parece.
Hay algo que, desde luego, huele a chamusquina. ¿Qué mejor
garantía de "autenticidad" por parte del chef Ramsay que haber
invitado a la prueba a lo más granado de la crítica "asiática" (de diferentes países) en vez
de eludirla? Quién sabe, a lo mejor le habrían gritado "¡torero,
torero!" (por ser occidental) y hubiera sido un éxito.
La suspicacia tiene su fundamento. Los acontecimientos no
ocurren en el vacío. Abrir un restaurante en Londres presentándolo como "auténtica comida asiática" es una osadía
competitiva y una cierta dosis de impertinencia. Es como decir que va a enseñar
a los "asiáticos" cómo hay que cocina. También es un mensaje para lo
que quieren ir a un "asiático" sin "asiáticos", según se
señala en el texto.
Seguramente que allí se come muy bien, pero creo que no es
eso lo que se discute. Creo que tiene más que ver con la idea de los
"blanqueos", del "tokenismo" o con la apropiación de lo
ajeno. En unos tiempos en los que los Estados Unidos niega cualquier
"originalidad" o "creatividad" a los "asiáticos"
(primero fue en los 60/70/80 con Japón, ahora con China) presentarse hablando
de una "cocina auténtica asiática" hecha fuera tiene algo de
desprecio, despectiva hacia los muchos restaurantes chinos, japoneses,
coreanos, tailandeses o de la India, por citar solo algunas tradiciones
gastronómicas inmensamente ricas en variedad y sabores. Creo que ha sonado un
poco imperialista la pretensión en estos tiempos, como decíamos, escocidos por
los roces interculturales.
Lo que podría ser visto como un acto de acercamiento
intercultural, incluso de homenaje a unas cocinas extraordinarias en la
diversidad de sabores y platos, ha quedado en cambio como un acto presuntuoso.
La CNN cierra con estos comentarios y la polémica suscitada:
According to Hui, dishes at the preview
included a mini wagyu pastrami burger with "Asian" chilli jam and
otoro fatty tuna, English asparagus and smoked ponzu emulsion and smoked duck
breast with plum.
Other chefs have since weighed in on the
controversy.
Entrepreneur and restaurateur George Chen
tweeted: "Is the famous Chef going to curse at his white cooks in Asian or
what? Every chef has a right to interpret another cuisine but the integrity and
culture (read authenticity-albeit I hate that term) needs to be studied in
depth and not WHITEwashed for marketing purposes!"
Chen went on to clarify that he was not saying
"white chefs shouldn't cook Chinese/Asian," but "to say
Authentic Asian, etc, like he knows better when he should've just stated these
are his interpretations of a cuisine...which is wonderful because he certainly
can cook."*
En un mundo que ha ido hacia las denominaciones de origen,
mucho más precisas, crear una macro categoría como "asiático" es poco
riguroso. Pero el problema está en el "authentic", incompatible con
el "Asian" genérico. Quizá si lo hubiera omitido, se habría ahorrado
el enfado de la única asistente asiática al evento, que trataba de explicarse
la "autenticidad" de una comida que se ofrecía a los no asiáticos con
los que compartía mesa.
Es sorprendente que estando avisado desde febrero por las críticas al planteamiento, un "restaurante auténtico asiático" sin "asiáticos", Gordon Ramsay no haya sabido prever la polémica. O quizá la buscaba. Nunca se sabe.
*
"Gordon Ramsay's new 'authentic Asian' restaurant kicks off cultural
appropriation row" CNN 15/04/2019
https://edition.cnn.com/travel/article/gordon-ramsey-asian-restaurant-cultural-appropriation-intl-scli/index.html
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