miércoles, 12 de diciembre de 2018

¿Quién teme a los símbolos?

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cerrábamos el texto de ayer con la noticia de que el gobierno egipcio estaba poniendo dificultades para la adquisición de los chalecos amarillos reflectantes que se han convertido en símbolo de las protestas en Francia. Las noticias acababan de salir cuando las recogimos y hoy ya es posible encontrar en la prensa egipcia reacciones a algo que se da como un hecho.
Recordemos algo obvio: los chalecos amarillos son los que obligatoriamente deben llevar los conductores en su equipamiento para poder ser vistos si deben parar sus coches por algún problema. En la página de la Dirección General de Tráfico, dependiente del Ministerio del Interior, en la sección "Equipamiento obligatorio en el vehículo", leemos: « El uso de un chaleco reflectante de alta visibilidad es obligatorio cuando se salga del vehículo y se ocupe la calzada o el arcén de las vías interurbanas.» El chaleco, pues, no es un elemento extraordinario sino, por el contrario, algo que todo conductor debe llevar para el caso de que las circunstancias lo requieran.
Una parte importante de las acciones del movimiento de protesta se han dado en las carreteras, con cortes, y calles, por lo que el uso del chaleco debió ser una medida de seguridad para ser vistos en la distancia. Desconozco que fue antes si el huevo o la gallina, pero me parece más lógico que alguien, viendo tanto chaleco, lo convirtiera en "uniforme" estableciendo una asociación entre protesta y uniformidad de los protestantes. Una vez establecida esta conexión, el resto se da solo.

El movimiento queda etiquetado —el de los "chalecos amarillos"— y pasa a convertirse en un símbolo de la lucha. El "problema" es que el proceso de crecimiento simbólico no se limita a un tipo de actos, sino que el símbolo puede ser ascendido en el plano abstracto al de la "protesta" y trascender las fronteras francesas. Allí donde haya chalecos amarillos se entiende que se está protestando contra algo, de forma especial contra lo que se considera una injusticia, abandono de los gobiernos, empobrecimiento, etc.
El chaleco amarillo, en su inicio, es conceptualmente lo contrario del "camuflaje", que ordinariamente se usa para los uniformes de combate, en donde no ser visto es importante. Por el contrario, en la protesta urbana se trata de ser visto lo más posible, pues la protesta conlleva la búsqueda del contagio, la extensión como una forma de acción, ya que es transformada en "mensaje" que acabará circulando en busca de apoyos. Este efecto se amplifica inmediatamente a través del fenómeno de las redes sociales. Hoy la "acción" implica la "actuación"; se hace/acción y se representa/actuación. Hay que darle la razón a Jean Baudrillard.
Desde esta perspectiva, la lógica de que no se vendan chalecos o se teman las consecuencias de hacerlo en Egipto es comprensible desde el propio gobierno. Los franceses han dado el símbolo, el chaleco, y después cada uno lo llena de contenido local. El chaleco es "glocal"; significa global, actúa local. Es el signo de los tiempos mediáticos.


El gobierno egipcio, como comentábamos ayer, ha usado los disturbios franceses para convencer a los egipcios que los Hermanos Musulmanes estaban detrás de ellos. Probablemente es absurdo, pero—con la lógica de Baudrillard sobre la precedencia del simulacro—, los Hermanos lo han negado, pero ha dicho apoyar al movimiento de protesta. Indudablemente les importa un bledo lo que ocurra en Francia, pero no ocurre lo mismo con lo que pueda ocurrir en Egipto, que les permitirá apuntarse un tanto si las protestas se producen con los chalecos.
Los egipcios, que ven acercarse la fecha del aniversario de la revolución, pueden salir a la calle con los chalecos a protestar por las subidas de la energía y de prácticamente todo, pues no creo que haya quedado nada sin ser arrastrado por la inflación galopante.


Egyptian Streets recoge los problemas de encontrar (y de tener) chalecos amarillos, algo que te puede traer un serio disgusto, pues convierte en sospechosa la posesión de algo que todo conductor debe tener en su coche, lo que no deja de ser una paradoja absurda.
Los intentos de hacerse con un chaleco son contados por los periodistas:

The AP journalist tried to buy the yellow vests from 12 different safety equipment stores in Downtown Cairo. However, six said that they no longer sell the vests, two refused to sell the available product for no reason and four said that they were told not to sell the vests by authorities.
One seller told AP that “they seem not to want anyone to do what they are doing in France.” Another seller said that authorities came to the store and forbade them from selling the yellow vests and when questioned, the policemen said that they were following orders.
These restrictions on the sales of the yellow vests will remain until the end of January security, officials emphasized. The police authorities gathered industrial safety product importers and wholesale retailer earlier this week to brief them on the new guidelines.
BBC Arabic reported that Egyptian activists and lawyers announced the arrest of Egyptian lawyer Mohammed Ramadan on Monday after posting on Facebook ridiculing reports that shop owners were barred from selling yellow vests to citizens.
According to Ramadan’s lawyer Abdul Rahman Al-Gohari, Ramadan was arrested on a street in the coastal city of Alexandria and authorities say he was possessed five yellow vests.
Egyptian lawyer Mahienour El-Massry said “Mohammed Ramadan is in the prosecution and the investigation is yet to start but it appears to be because of the yellow vest. This is what the police officer that arrested him said. We are still awaiting to see what the prosecution will charge him with.”*



Efectivamente, de qué se puede acusar a alguien que mantiene lo obligatorio. El gobierno egipcio entraría en otro absurdo al detener gente por "un suponer". Pero no sería la primera vez, ni creo que les importe mucho. Con ello aumentará el descontento ante la arbitrariedad de sus métodos y acusaciones.
Todas las campañas de las que hemos estado dando cuenta estos días sobre los peligros del contagio francés de Egipto, todas las explicaciones, no han hecho otra cosa que convencer a los egipcios que la protesta tiene su sentido ante el sinsentido de lo que se ha establecido como paralelismo. Hay tanto miedo de que ocurra que al final ocurrirá. Cuando ocurra (no hace falta ser profeta), el gobierno egipcio dirá que ha hecho lo que hacen gobiernos democráticos para defender la legalidad, solo que las consecuencias pueden ser trágicas dado el nivel de respuesta de cada país.
El caso de los chalecos amarillos es una demostración de cómo se produce el tejido simbólico y de cómo las acciones poco inteligentes acaban creando lo indeseado, provocándolo. Por lo pronto, la represión para evitar que ocurra traerá más represión y más indignación. Habrán conseguido que quien tenga un chaleco sea considerado "medio terrorista", manifestándose la otra mitad el día que se lo pongan.


Muchos egipcios extremarán en este periodo el cuidado de sus coches para no tener que ponerse el chaleco amarillo, que llevan también muchos ciclistas de forma obligatoria para ser vistos en la distancia. Pero las miradas son las que cambian.
Aquí no hay seguridad vial, sino simplemente seguridad pura y dura. El amarillo, por otro lado, ya tenía las connotaciones que los Hermanos le daban en sus protestas con los cuatro dedos, signo de la oposición al derrocamiento de Morsi. Vuelve, por tanto, el amarillo a la escena egipcia. Esperemos que se calmen las cosas (no es fácil) o que los miedos egipcios no traigan histeria de seguridad, posibilidad creciente, por lo que el caos puede estar asegurado.
La lucha se dará entre los que dicen quejarse por la situación económica y los que dicen que usan la situación económica para quejarse. Ya ocurrió con la revolución de 2011. Unos movieron el árbol y otros recogieron las nueces. A veces no se trata de hacer, sino de dejar que el otro se equivoque en el momento apropiado. Y hay algunos que no dejan pasar la ocasión de hacerlo. Los Hermanos, si la gente protesta, dirán que ellos están del lado del que sufre y pide justicia. Lo harán desde casa contemplando las manifestaciones, como dicen que han hecho apoyando a los que se manifestaban en Francia por la subida del carburante. Se lo han puesto fácil.
Los egipcios de a pie, en cambio, lo tienen cada día más difícil. Es el eterno dilema: si protestan, son terroristas; si se aguantan, se ven como tontos. Hace tiempo que no ven más salidas a esa forma polarizada de ver el mundo. Unos se aprovechan de sus protestas y otros de su silencio.
Los símbolos no necesitan de un gran aparato, solo una fuerte ligazón emocional. Cada acto que se produce, cada momento de sufrimiento, carga el símbolo dotándolo de más fuerza. Cada persona detenida en Egipto por tener un chaleco amarillo es la confirmación de la arbitrariedad. Cada historia que se cuente de conspiraciones, aumentará la indignación de los que se saben meros sufridores.
Un modesto chaleco amarillo se vuelve cada día más excepcional.


* "Egypt Restricts the Sale of Yellow Vests Suspecting that Egyptians Might Copy the French" Egyptian Street 11/12/2018 https://egyptianstreets.com/2018/12/11/egypt-bans-the-sales-of-yellow-vests-suspecting-that-egyptians-might-copy-the-french/




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