Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Essam
Heggy vuelve a aparecer en el panorama egipcio. Para refrescar la memoria añadimos
que Heggy fue nombrado asesor científico del gobierno por el presidente
El-Sisi. Eran momentos en los que todavía se vendía modernidad y un científico brillante, miembro de la NASA era una
baza propagandística y hasta puede que sincera del gobierno. Pero Heggy no duró
mucho y no tanto por cuestiones políticas —por las que algunos, como El-Baradei,
ya se habían ido— sino por lo que no podía pasar por alto: cuestiones científicas,
en uno de los episodios más escandalosos y sonrojantes de la vida egipcia, con
el Ejército involucrado. Puesto que ya lo tratamos aquí, baste recordar que los
militares realizaron un gran despliegue propagandístico por la invención de un
"dispositivo" —una máquina tirando a rara y casi de película del espacio— capaz de curar el SIDA y la
Hepatitis C.
Como
políticamente se debe juzgar siempre la llegada del Ejército al poder como un
hecho providencial y a todo el mundo le parece normal que, con un poco de
dedicación, los militares resuelvan cualquier problema, a nadie le extrañó y
los medios dieron mucho bombo. La cosa acabó mal y una de las consecuencias fue
la dimisión de Heggy y su regreso a los Estados Unidos. Heggy calificó la maquinita como un "escándalo".
En
estos días en los que las tensiones entre el gobierno y los médicos has sido
grandes como consecuencia de los ataques sufridos en hospitales por parte de
miembros de la Policía —que les exigían partes médicos que no se ajustaban a la
realidad para justificar violencias con los detenidos— el caso de las máquinas
maravillosas volvió a salir a la luz. Las máquinas se retiraron ante el clamor y
el ridículo internacional diciendo que estaban en periodo de pruebas (después
de haber señalado que su eficacia probada era total). El tiempo sirvió para
retirar discretamente las máquinas y a los responsables de la luz pública.
Hace
unos días los periódicos volvían a dar cuenta del episodio por una iniciativa
del Sindicato de Médicos. Al-Monitor
le dedicaba un artículo recordando los hechos y sus consecuencias:
An Egyptian Medical Syndicate internal
investigative committee recommended the initiation of disciplinary action
against four physicians found to have participated in promoting a device that
treats patients with hepatitis C and HIV, prior to the completion of recognized
scientific efficacy tests. In a July 18 statement published on its official
website, the syndicate stated that the physicians deliberately caused harm to
millions of Egyptians who sought treatment with the device, which the syndicate
characterized as “dubious.”
On Feb. 22, 2014, the spokesperson for the
Egyptian army had announced on his Facebook page that the engineering authority
of the armed forces had invented a device to diagnose and treat hepatitis C and
HIV, with the patent for this device registered after receiving approval from
the Egyptian Ministry of Health.
On that same day, the official Egyptian TV
channel aired a public service announcement produced by the armed forces that
theoretically explained the functioning of the virus detecting device and
confirmed the invention of the virus-killing device dubbed the CCD, which it
described as the scientific culmination of 10 years of research that was
achieving great results during trials on patients infected with hepatitis C and
HIV. The announcement included interviews with people who said that they were
completely cured after receiving treatment at hospitals run by the armed forces.
The research team set June 30, 2014, as the
date for treatments to begin at the armed forces' hospitals for millions of
Egyptians infected with hepatitis C. But prior to that date, the engineering
authority announced that further research would be conducted for an additional
six months before treatments would start. Thus, talk about the device waned and
the second deadline expired. In the meantime, Egypt announced the importation
of a drug called Sovaldi, which would be given to the 7% of Egyptians who are
infected with the hepatitis C virus, according to statements by Egypt’s
Minister of Health Ahmed Emad El-Din Rady.*
La historia del Sovaldi en Egipto es compleja, pero nos
alejaría de este tema. Lo interesante es que —en el país con el mayor número de
infectados por Hepatitis C del mundo— ha servido para tapar el escándalo de la
maquinita que comprometía a los militares. En diciembre pasado, The New York Times le dedicó un extenso
reportaje al Sovaldi en Egipto contando los detalles** del caso, no exento de
controversias nacionales e internacionales.
Lo que nos interesa que ya se están empezando a promover
iniciativas como alternativa al gobierno actual lo que planteará nuevas
estrategias y probablemente campañas contra los iniciadores para intentar
acallar la situación, cada día más compleja en lo económico y en lo político. La noticia de Daily News Egypt —titulada "Can Heggy’s ‘presidential team’ be
a real political alternative or will it fail like those before it?"— abre
el camino a la especulación. En ella sale de nuevo el nombre de Essam
Heggy como uno de los promotores:
Former presidential adviser and planetary
scientist Essam Heggy’s announcement Saturday that several Egyptian
revolutionaries are forming a “presidential team” to run for the 2018 elections
has proved controversial.
This presidential team will consist of people
who played their part in igniting the spark for the 25 January Revolution back
in 2011, Heggy said.
“The presidential team will win the 2018
elections, even if President Abdel Fattah Al-Sisi also runs as a candidate,”
Heggy said in a televised interview broadcast Saturday from London-based
Al-Araby TV.
Regarding his role within the team, the NASA
scientist explained he will only provide help in the scientific field, adding
that no leading role will be assigned to him.
“The presidential team project will focus on
providing solutions and generating ideas on five main fields—women, education,
health, economy, and equality—with the help of other young people. The
presidential team will be a political alternative for Egyptians,” he said.
In a statement published on his Facebook page,
Heggy highlighted the main purpose of this initiative which is to lift Egypt
back up from the currently poor conditions of sordid poverty, ignorance, and
disease. He is determined to end these problems and achieve high levels of
education and healthcare.
“‘The presidential team is working to establish
a civil state that employs young experts to achieve progress. I believe that
education and science are the only way to liberate Egypt,” the statement read.**
Si no lo descarrían antes, habrá ocasión de ver la lucha
política entre las dos revoluciones, la del 25 de enero —la de la Primavera de 2011—
y el "no-coup carismática de 2013 que llevó al poder a Abdel Fattah
El-Sisi tras la salida de los islamistas. El planteamiento implica,
necesariamente, la ruptura del discurso oficial en el que se mantiene para
tranquilidad de conciencia de muchos egipcios que el "no-coup" fue en
realidad una "rectificación positiva del desorden provocado por la revolución"
para enderezarla y no un regreso camuflado a la situación (y personajes) de la
época de Mubarak.
La rápida asunción por parte de los militares del control de
la revolución, que provocó un conflicto entre los que no querían a los
militares y los que los querían de nuevo, sirvió para enterrar con retórica las
demandas especialmente de la juventud que la principal instigadora de la revolución
y, por eso mismo, la más perjudicada por el frenazo, primero de los militares, luego de los islamistas y
finalmente del régimen actual.
Los que creyeron honestamente que el "no-coup"
buscaba mantener la revolución frente a los islamistas, se desengañaron pronto.
Ya fuera por causas políticas o científicas, como Haggy, la gente se fue
desengañando de un régimen que ha vuelto a recurrir a los mismos mecanismos (o
peores) que el régimen de Mubarak. Para científicos como Haggy tiene que ser
duro ver las iniciativas de control religioso a través de los sermones
unificados y de las constantes condenas por "insultar al islam".
Son muchos casos que
desbordan la paciencia de todos los que tenían esperanzas de que el régimen
girara hacia un país más abierto. Los indicadores de Egipto se han desplomado
en muchos campos, de la economía a las libertades, las mujeres o los ataques a
la libertad de expresión, siendo el segundo país después de China en encarcelar
periodistas.
Los cinco ejes propuestos para el "equipo" que
presentará ideas y programas para los que se sumen a esta iniciativa política
son los de la revolución y los únicos que pueden modernizar al país, paso
necesario para romper la inercia creada, de la que apenas se ha avanzado en
nada: "women, education, health, economy, and equality".
Me imagino que nadie se le escapa que no será fácil avanzar
en ninguno de ellos. La situación de las mujeres es complicada. Los estudiantes
egipcios han protestado por el desastre educativo; las condiciones de los
medios destinados a la salud han sido denunciadas por los propios médicos, de
la economía mejor no hablar y, en estas condiciones, la desigualdad ha
aumentado.
Sin embargo, por más que las condiciones puedan empeorar de
aquí al momento de las elecciones en 2018, no será fácil establecer una
alternativa a lo existente porque se hará lo que se estime necesario para
evitarlo, por cualquier medio. Las campañas contra los que se comprometan con
el proyecto serán como la que ya padeció Essam Haggy cuando abandonó su cargo
de asesor. Todos resultarán "espías", "depravados",
"traidores", etc.; se les acusará de ser parte de alguna conspiración
extranjera.
Me imagino que lo más inquietante no sea que se diga que la
"educación y la ciencia" sean los caminos de modernizar Egipto, sino
las menciones a una posible "reconciliación nacional": «During the televised interview,
Heggy called for a national comprehensive reconciliation process that includes
all Egyptians. This reconciliation is to include the release of all
political or religious detainees.»***
El
artículo se cierra con algunas opiniones de personas cercanas a la política en
las que advierten de lo que serán los ataques desde los medios afines al poder,
además de los oficiales. El régimen se ha asegurado el control de los medios
para prevenir estas situaciones y los empleará como hasta el momento. Lo que
está por ver es si esta presión constante tiene un punto de saturación desde el
que ya no es posible convencer a más gente y se produce un descenso.
La
juventud se ha descolgado de la política, aunque sería quizá más adecuado decir
que se ha descolgado de la "política gubernamental". Es en esta
diferencia en donde radica la cuestión. La mitad de la población egipcia, 90
millones de personas, tiene menos de 30 años, por lo que contar con la juventud
y conectar con sus aspiraciones es crucial.
Lo que
se juegan con esta iniciativa es si realmente cabe una posibilidad para Egipto
de dar el paso necesario para que sea una sociedad civil moderna la que dirija
el país, liberándose de los cantos de sirena militares e islamistas. No es
fácil saber nunca si sirven de algo las experiencias pasadas. Si así fuera, los
egipcios podrían tener esperanzas de cambio. Lo malo son los muchos que han
sacado la consecuencia de que en un régimen como el de Mubarak se vivía mejor,
que es lo que este régimen ha logrado transmitir en paralelo.
Si se
avanza en la educación real (no será fácil dado el estado calamitoso, con un
retroceso incluso en alfabetización) se podrá ir creando otra conciencia que
pueda transformar el país. Hasta el momento las elites han fallado
estrepitosamente en su deseo de que su parte del pastel se mantenga sin
importarles los millones que no tenía alternativa más que mal vivir de las
migajas. Dios proveerá es una
respuesta muy fácil que tiene además las bendiciones oficiales.
La mera
existencia de una alternativa es ya una forma de decir que lo que hay no
funciona. Lo que se pretende crear, según parece, no es tanto un grupo político
como un "think tank" para ofrecer las ideas a los que lleven el peso
político. Y es ahí donde empezarán los problemas. Una cosa son los problemas
políticos y otra la política como problema. Ambos se dan en el caso egipcio.
Veremos si prosperan las acusaciones contra los médicos que se prestaron a la promoción del artefacto militar fallido y son llevados ante un comité de ética, un reivindicación antigua.
El gobierno, por su parte, se encuentra en la encrucijada de acusar de "islamistas" a los médicos, encubriendo el fiasco, o aceptar que el invento que iba a asombrar al mundo solo lo hizo enrojecer. No hay mucho más para escoger.
*
"Egypt’s doctors take on army over HIV ‘cure’ controversy" Al-Monitor
26/07/2016
http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/07/egypt-cure-hepatitis-c-hiv-military-politicized-medical.html
**
"Curing Hepatitis C, in an Experiment the Size of Egypt" The New York
Times 15/12/2015
http://www.nytimes.com/2015/12/16/health/hepatitis-c-treatment-egypt.html
***
"Can Heggy’s ‘presidential team’ be a real political alternative or will
it fail like those before it?" Daily News Egypt 31/07/2016
http://www.dailynewsegypt.com/2016/07/31/can-heggys-presidential-team-real-political-alternative-will-fail-like/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.